martes, 28 de junio de 2011

Salamanca fue testigo de la expulsión de los Jesuitas en 1768

Como lo hemos visto en las páginas de la historia, y lo seguimos comprobando en la actualidad; una de las circunstancias que han favorecido al crecimiento (para bien o para mal) de Salamanca ha sido, indudablemente, su ubicación. Fueron innumerables los personajes que, en la época colonial pasaron por Salamanca, igualmente durante la guerra de Independencia y a lo largo del siglo XIX. Hasta el momento, quizá por falta de conocimiento o por no darle el justo reconocimiento de la participación del pueblo salmantino, no nos hemos detenido a observar minuciosamente el enorme libro que conforma la Historia de México y pensamos solo en los grandes acontecimientos que marcan a una población, pero, por mínima que haya sido, esas páginas llenas de historia, marcan ciertos acontecimientos relevantes los cuales, debido a la ubicación geográfica, nuestra ciudad aporta, aunque sea en forma mínima, su participación. Tal es el caso del negro episodio que, luego del enojo del rey de España, Carlos III, ordena que todos los miembros de la Sociedad de Jesús o de la Compañía, salgan de sus territorios, incluidos los de Ultramar.


En Salamanca no hubo avanzadas jesuitas aunque las tuvimos muy cerca en León, Guanajuato y San Luis de la Paz y fueron ellos, los Jesuitas avecindados a distancias medianamente cortas de la ciudad de México los primeros en ser obligados a abandonar la Nueva España. De las distintas comunidades ya establecidas fueron concentrados entre los días 23, 24 y 25 de junio de 1767 para luego salir de Veracruz hacia su exilio en Europa, fueron obligados a salir solo con lo que tenían puesto y todas sus propiedades fueron incautadas, fue una medida drástica. Pero los Jesuitas se habían establecido no solo en el centro de México, las más apartadas de sus misiones se localizaban en los actuales estados de Sinaloa, Sonora y Baja California Sur.



"El virrey de la Nueva España, Carlos Francisco de Croix, recibió la orden real girada por el conde de Aranda, y la hizo efectiva del 23 al 25 de junio de 1767 en las provincias de la colonia, excepto California, a donde el virrey mandó al capitán Gaspar de Portolá con el cargo de gobernador y con la grave comisión de ejecutar el decreto del rey". (1)


Será bueno poner atención a las fechas, como esta, por ejemplo, la del 25 de junio, cuando quizá ese día o dos días antes, los Jesuitas de León y Guanajuato eran obligados a salir, consecuentemente su paso fue por Salamanca y ese día se festejaba al Sagrado Corazón de Jesús, consecuentemente la villa de Salamanca estaba de fiesta celebrando la Octava de Corpus.


Dada la distancia y lo complicado de llegar a Sonora y muy especialmente a la península de Baja California, deciden concentrar a los Jesuitas de esa región en una apartada misión sonorense, de nombre Mátape, cosa que no fue posible pues los 15 jesuitas que habitaban en la Baja California son embarcados el 3 de febrero de 1768 en Loreto rumbo a San Blas para de allí continuar a Guadalajara y luego de pasar por Salamanca y ser, quizá, alojados en el Convento Agustino, continuar a la ciudad de México rumbo a Veracruz. Si calculamos cuatro días de travesía por el Pacífico, a San Blas llegarían el 8 de febrero y como era una salida forzosa y obligada, el cruce hasta Veracruz debería ser a marchas forzadas, con rapidéz, quizá fue que este grupo de 15 padres Jesuitas, formado por 6 españoles: Arnés, Barco, Escalante, Franco, Ventura y Villavieja; 1 francés: Baegert; 2 bohemios: Bischoff y Link; 2 mexicanos: Díez y Rothea; 3 Alemanes: Ducrue, Hostell y Retz y un checo que llevaba entre sus ropas los dibujos realizados en la Baja California que actualmente son los testimonios de la vida cotidiana de la península. Todos ellos pasaron por Salamanca y quizá pernoctaron en el Convento de San Juan de Sahagún bajo la hospitalidad de los padres Agustinos, esto quizá ocurrió entre el 15 y 18 de febrero.


El caso de los padres Jesuitas ubicados en Sonora y Sinaloa tuvieron una larga y cruel prisión, además de una serie de vicisitudes a lo largo de su viaje hacia Veracruz que vuelven esto como la más penosa de las partidas ocasionadas por la expulsión de los Jesuitas a consecuencia de la Pragmática Sanción de 1767.


"Los relatos del viaje señalan que al día siguiente arribaron a un pequeño pueblo no lejano a San Juan, [de los Lagos] en cuya iglesia, atendida por capuchinos, fueron muy bien recibidos, celebrando misa a las tres de la madrugada y aceptando una invitación del Superior para tomar chocolate. El día 22 por la mañana partieron a León, lugar donde los de su orden habían tenido un colegio; allí los pobladores les expresaron su sentimiento y les solicitaron bendiciones. Después de un descanso en dicho punto, el día 24 partieron a Silao, alcanzando las goteras del monasterio agustino en Salamanca el día 25 [de agosto de 1768]..." (2)


Indudablemente que la Historia de Salamanca es rica, es solo cosa de irnos adentrando más en ella y verla con otros ojos, unos ojos que son auténticamente salmantinos y que quieren ver un poco más allá de el plácido horizonte que en el Bajío tenemos.


Fuentes:


1.- Ponce Aguilar, Antonio. Historia de Baja California. De cueva pintada a la modernidad. Biblioteca Loyola. Tijuana, 2002.
http://loyola.tij.uia.mx/ebooks/historia_baja/%5B16%5D%20%20La%20expulsi%F3n%20de%20los%20jesuitas.%20XII.pdf


2.- Montané Martí, Julio César. En torno a la expulsión de los jesuitas de Sonora. Seis expulsiones y un adios: despojos y exclusiones en Sonora. Coordinador Gaeda Bustamante, Aarón. Plaza & Valdés. México, 2003.

Enlaces:

Para entender mejor la penosa travesía, entra aquí:
http://vamonosalbable.blogspot.com/2011/06/una-penosa-travesia-por-el-mar-de.html

Para ver los dibujos del padre Tirsch, entra aquí:
http://vamonosalbable.blogspot.com/2011/03/los-dibujos-del-padre-tirsch-sobre-baja.html

martes, 21 de junio de 2011

Documento que confirma que los restos de Hidalgo NO pasaron por Salamanca

Lo que estamos viendo en la fotografía es el cenotafio levantado a Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez que se encuentra en el antiguo panteón de San Sebastián en Guanajuato. Fue en este lugar que se enterraron las cabezas de los héroes meses antes de consumarse la Independencia; esto por orden de Anastasio Bustamante quien, junto a Luis de Cortazar y Rábago tomaron esa ciudad a favor del movimiento Insurgente, cosa que sucedió el 24 de marzo, cuatro días después sería el entierro.


Luego de concluido el Primer Imperio, en marzo de 1823 y levantada la Junta Provisional de Gobierno, se declaran Beneméritos de la Patria con grado heroico y se mandan exhumar los cuerpos, en este caso enterrados en Chihuahua, y las cabezas que estaban en Guanajuato. En el primer lugar esto se hace el 20 de agosto, en la capital de nuestro estado el 31, el día 1 de septiembre de 1823 son enviados a México.


Según lo anota don José Rojas Garcidueñas en su Salamanca, tierra de mis recuerdos, ese día habían pasado por Salamanca los restos, incluso habían pernoctado, pero, comenta, eso es tan solo una posibilidad que no se ha certificado. Pues bien, esto lo estamos ahora corroborando que, en efecto, los restos no pasaron por aquí, sino que fueron enviados a San Miguel el Grande vía el Xoconostle, para de allí continuar a Querétaro y su destino final, la ciudad de México.


"(Documento 3433) Secretaría de la Exma. Diputación Provincial de Guanajuato: Itinerario qe. deve seguir desde esta capital hasta la de Mejico el Oficial Comandante de la escolta qe. ha de custodiar la Urna en qe. se contienen los respetables residuos de los primeros campeones de la Libertad. Guanajuato, Sin Firma.


Route: Toconostle, San Miguel el Grande, Los Ricos, Querétaro, El Colorado, San Juan del Río, San Antonio del Río, Arroyo Sarco, San Francisco, Tepeje, Cuautitlán, Nuestra Señora de Guadalupe, and Mexico. August 25, 1823". (1)


Aquí se marca como Teconostle lo que es el Xoconostle, en San Miguel fueron recibidos en el Templo de San Francisco y pasaron la noche del 2 de Septiembre, se presume que la noche del 1 de septiembre la pasaron en la Hacienda de Burras, debido a que los sorpendió una fuerte tormenta en el camino.


Fuente:

Catálogos de la Benson Latin American Collection, University of Texas. Expediente: "Sobre la conduccion de los huesos de los primeros libertadores de la patria a esta corte".

viernes, 17 de junio de 2011

Participación de las mujeres de Salamanca en la guerra de Independencia

Como lo he venido comentando a lo largo de un año, tal vez más, el movimiento que hubo en Salamanca durante la guerra de Independencia fue grande. Si bien la fotografía nos muestra una escena de lo que fue la participación de la mujer durante la Revolución de 1910, escenas que se repitieron por buena parte del país y que incluso se llegó a acuñar el nombre de Adelita o Valentina a las mujeres que participaron activamente en el movimiento. En cambio a todas aquellas mujeres que cien años antes participaron en la guerra de la Indepndencia, ellas, todas ellas han estado en el anonimato y apenas comienzan a surgir las relaciones de las valientes participaciones que de ellas hubo a lo largo de los 11 años que el movimiento armado duró. Y esta vez podremos constatar la participación femenina en la región central del Bajío, esa que abarca Salamanca y Valle de Santiago.


Cuando pensamos en esta insurrección de 1810 automáticamente se nos viene a la mente además de los principales caudillos, a las mujeres más sobresalientes, Josefa, Leona, Gertrudis. Ellas, efectivamente participaron activamente pero hubo unas, las que quedaron en el anonimato que han sido olvidadas o, en todo caso, no se les ha dado la importancia debida. La vida, a pesar del movimiento insurgente, seguía igual, había que comer, había que cuidar a los niños, había que cuidar la parcela y en ocasiones, defenderse de los ataques realistas. Tal es el caso de lo ocurrido muy cerca de Salamanca, justo en lo que ahora forman los límites de los municipios de Salamanca y Valle de Santiago, en la zona de las lomas de Valtierra, poco antes del paso del río Lerma por Pueblo Nuevo.

Del caudillo salmantino, Albino García, se ha mencionado mucho de su participación, de sus hazañas y de su agilidad para el manejo del caballo y de la reata, se sabe también de aquella vez que, como afrenta a los realistas reventó el bordo del Lerma para inundar la región más productiva del Bajío, esto en las inmediaciones de Jaral de Progreso, pero olvidamos que allí participaron muchas mujeres, mujeres que por el simple hecho de ser lo, fue motivo suficiente para ser aprehendidas para "hacerles sentir los males de la guerra". La referencia la encontramos en Lucas Alamán, el cual escribe:


"La de García Conde se situó en Lagos, y Viña fue con la suya al valle de Santiago, centro de las correrías de Albino: después de varias expediciones infructuosas que D. Gabriel de Armijo, que se hallaba a las órdenes de Viña con el escuadrón de lanceros de su mando, hizo por los cerros de Valtierra, sin lograr aprehender mas que a las mujeres y familias de algunos de los que formaban las partidas de García, las que Calleja hizo retener en prisión para hacerles sentir, dice, de todos modos los males de la guerra, se retiró Viña a Salamanca y García inundó todo el valle de Santiago y las inmediaciones de Salvatierra, soltando las compuertas de los vallados en que se recoge el agua para la siembra de los trigos, inutilizando así los caminos y además hizo abrir en muchas partes zanjas profundas, cubiertas con ramas, para impedir el paso de la artillería..." (1)

¿Cuántas mujeres habrán sido? ¿Qué pena les habrán sentenciado? ¿A dónde las habrán llevado y por cuanto tiempo? Todo eso no lo sabemos, no hay los datos como, en el caso de las mujeres de Pénjamo, trescientas de ellas, que fueron detenidas y conducidas a pie hasta Guanajuato. Algunas enfermaron y murieron en el camino, otras tuvieron que sufrir en la prisión, pero de las mujeres de Salamanca no sabemos más, seguramente eran entregadas, eran hermosas, muy trabajadoras y es justo que las saquemos del anonimato, que sepamos que en esta región de México la valentía de ellas fue notable.

Fuente:


Alamán, Lucas. Historia de Méjico. Estado de la revolución después de la prisión de Hidalgo y sus compañeros. Capitulo II. Biblioteca Virtual Antorcha.
http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/morelos/2_a.html

miércoles, 15 de junio de 2011

Como fue que, sin saberlo, Albino García retrasó el traslado de la cabeza de Hidalgo a Guanajuato

La foto que vemos fue tomada en Temacapulín, en los Altos de Jalisco, la estoy incluyendo aquí solo porque incluye el busto de don Miguel Hidalgo y Costilla, el Padre de la Patria del que desde hace un año vamos conociendo más de su vida, y también de su muerte, aunque hay un pasaje que se antoja oscuro en todos los sentidos, uno, el hecho en sí: su degollamiento; la otra oscuridad está en la idea obsesiva de Félix María Calleja de tener la cabeza de Hidalgo en Guanajuato para exhibirla allí "como escarmiento" y luego enviarla a Dolores. La idea incluía que las cabezas de Allende y Aldama fueran enviadas a San Miguel el Grande y la de José Mariano Jiménez permaneciera en Guanajuato, tal vez porque fue allí que él se incorporó al movimiento Insurgente, pues siendo oriundo de San Luis Potosí lo mejor hubiera sido, digo lo mejor para mantener una sola idea; enviarla a esa ciudad. Como quiera, debido a la fuerza que había cobrado el moviemiento de insurrección en el Bajío, Calleja decidió que se quedaran la cuatro allí, en Guanajuato y, por cierto, no fue desde su llegada que las colocaron en la Alhóndiga, sino después de casi un año. Con todo esto tenemos ya la tercera idea de oscuridad de esta historia, esa de una cabeza que viaja desde Chihuahua hasta Guanajuato, saliendo el 6 de agosto y llegando el 14 de octubre, en una larga travesía por buena parte de la aun Nueva España, y en condiciones verdaderamente desagradables: metida en una caja con sal. Aunque hay quien dice que era en vinagre que venían, tal vez en algo así como un vitrolero. Sea como fuera, ese salvajismo con el que fueron catalogados los aztecas cuando vieron los ceremoniales y decapitaciones los españoles por primera vez, en esta ocasión estaba siendo, si de salvajismo se trata, superado en mucho. 69 días de travesía a a que debemos agregar una semana de cuando fue decapitado el cura Hidalgo y un mes de la decapitación de los otros tres caudillos. La idea oscurece aun más. Y oscura está en las páginas de la Historia nacional en donde no se dice mucho fuera de que "las cabezas fueron llevadas para ser colgadas en la Alhóndiga de Granaditas, pasando por Zacatecas, Aguascalientes, Lagos y León". Hay quien se ha atrevido a decir que luego de Lagos fueron enviadas a Guadalajara.


Esta parte de la macabra historia del tránsito de la cabeza de Hidalgo rumbo a Guanajuato tiene mucho que ver con las actuaciones que en el Bajío un salmantino venía desarrollando, efectivamente, me refiero a Albino García; personaje de la Historia que, al igual que muchos otros, ha sido catalogado de oportunista y bandido. Sin embargo, viéndolo desde el lado de la idea de emancipación de nuestro país, no debemos olvidar que en enero de 1811 Hidalgo, Allende y Jiménez fueron derrotados, en Puente de Calderón, precisamente por Calleja y el movimiento Insurgente casi se aniquila. Pero había quienes seguían encabezando la insurrección: Morelos en el sur, el Amo Torres en el norte de Jalisco y Albino García en el Bajío.


"Albino recibió su bautismo de fuego en febrero de 1811, en la Hacieda de Quiriceo [en el Valle de Santiago], donde se encontró con una partida de tropas de don Ángel Linares, que facilmente puso en fuga a los primeros insurgentes; este encuentro obligó a aquel a permanecer inactivo algún tiempo, hasta que hubieron salido de la provincia los ejércitos realistas y solo quedaron pequeños destacamentos en las poblaciones". (1)


Esto que escribe el historiador Alejandro Villaseñor y Villaseñor nos da idea de lo que sucedía con Albino García en los meses de febrero y marzo de 1811. Pero, será bueno que comencemos a "empatar", por así decirlo, los acontecimientos del Bajío con los del norte del país. En febrero iba don Miguel Hidalgo ya destituido del mando, si bien no oficilamente, para que la tropa no se desanimara, era en realidad Allende quién llevaba el mando y la idea era llegar a los Estados Unidos para adquirir, por un lado el apoyo de ese país que llevaba ya 35 de vida independiente, y por el otro armas, para ello los Insurgentes tenían un capital de 7 millones de pesos, buena parte en barras de plata. En marzo, mientras en Salamanca las tropas realistas pasaban de Guanajuato a Valladolid o a Querétaro y la población se mostraba "a conveniencia, insurgente o realista", el 21 de marzo fueron aprehendidos en Acatita de Baján, luego de la traición de Elizondo, casi mil Insurgentes, entre ellos los principales dirigentes. Son llevados a Chihuahua para su juicio e inminente pena capital, el 26 de junio son ejecutados Allende, Aldama y Jiménez, sus cabezas son separadas y conservadas en sal. Misma suerte correría don Miguel Hidalgo el 30 de julio. El 6 de agosto las cabezas puestas en sal (o vinagre o sal y vinagre) salen rumbo a Guanajuato.


¿Qué pasaba en el Bajío en Agosto de 1811? pues nuestro héroe local y más que local nacional, Albino García, había recuperado fuerzas, se habían adherido a él varios dirigentes con un buen número de seguidores y comenzaron a atacar los destacamentos realistas de la región, uno de ellos en Pénjamo, curiosamente, a cargo del hermano de don Miguel Hidalgo, José María de la Trinidad Hidalgo y Costilla, quien fungía como Subdelegado realista. "El 11 de agosto de 1811, Albino García libró un nuevo combate contra los realistas en Pénjamo, contra una división mandada por Pedro Meneso, y formada por dragones de San Luis de la Paz y el cuerpo de lanceros. En ese combate atacaron la ciudad de Pénjamo para saquearla e intimidar a José María de la Trinidad Hidaldo y Costilla, hermano del cura Miguel Hidalgo, subdelegado del gobierno virreinal (1759). Este personaje estudió medicina, sin terminar la carrera, pero curaba. Administró la Hacienda al morir su padre y estuvo desempeñando la Jefatura de Armas en Pénjamo, al servicio del gobierno virreinal y en contra de los Insurgentes". (2)


Quince días tarda en llegar la cabeza de Hidalgo a Zacatecas, esto sucede el 20 de agosto, allí contrario a la idea de llevarla de inmediato a Guanajuato, lugar en donde se encontraba Calleja, listo para mostrarlas a la población como prueba de su fuerza y su poca tolerancia al movimiento Insurgente, hubo la necesidad de detenerla allí pues había la posibilidad de que el "macabro envío" fuera interceptado por las fuerzas de la insurgencia, entiéndase con esto las fuerzas de Albino García. Lucas Alamán nos reconfirma esta idea: "Calleja conocia bien la dificultad de su posicion y toda la gravedad del mal que trataba de combatir: La insurreccion, le decia al Virrey en 20 de Agosto desde Guanajuato, está totovía muy lejos de calmar; ella retoña como la hidra a proporción que se cortan sus cabezas; por todas partes se advierten movimientos que descubren el fuego que existe solapado en las provincias, y un espíritu de vértigo que una vez apoderado del ánimo de los habitantes de un país, todo lo devora, si no se le reprime con una fuerza proporcionada á su impulso". (3)


De no haber estado presente y enfrentando Albino García a los realistas por el rumbo de Los Altos de Jalisco, en siete jornadas más hubiera llegado la cabeza de Hidalgo a Guanajuato y la hubiera recibido Calleja para su personal y siniestra satisfacción, pero, dados los hechos, la cabeza se mantuvo en Zacatecas pues el 31 de agosto Albino García se apodera de la Villa de Nuestra Señora de Lagos. "Derrotado por Meneso, que lo creyó aniquilado, sorprendió a Lagos, en cuyo lugar hizo fue fueran objeto de escarnio público algunas personas que también fueran paseadas por las calles..." (4). Sobre este acontecimiento se ha hablado mucho, más por la anécdota, ya que, efectivamente, el Lic. González; Tanquilino González, segundo alcalde y José María Rico, cuñado del Lic. González y Administrador de Correos, son desnudados y "paseados en burros" por toda la ciudad, anécdota que luego sería aclarada en 1890 por Agustín Rivera en su "Valor de la Tradición Oral", en donde aclara que fueron caballos y no burros, que no fueron desudados completamente sino que se dejaron en calzoncillos y que, efectivamente, fueron saqueadas las casas de las principales familias de Lagos. (5)


Ante todos estos acontecimientos, las cabezas de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez son retenidas en Zacatecas hasta el 5 de septiembre, García y sus seguidores habían enfilado ya rumbo al sur, por lo tanto el Camino Real entre Zacatecas y Aguascalientes estaba más o menos tranquilo, así pasan por el pueblo de Guadalupe, la hacienda de Tlacotes, la hacienda de San Pedro Piedra Gorda y la hacienda del Pabellón, seguramente este recorrido de 26 leguas lo hicieron en dos jornadas por lo que, presumiblemente, llegaron a Aguascalientes el 7 de septiembre; el día 11 saldrían para llegar al pueblo que actualmente lleva el nombre de Encarnación de Díaz, para, el día siguiente, salir rumbo a la Villa de Santa María de los Lagos, lugar en el que estaba aun presente el recuerdo del asalto de Albino García y la verguenza pasada por el encargado de Correos, José María Rico al haberlo paseado por la villa en calzoncillos, cosa que en la época era una pena extrema. Es precisamente en la casa de Rico que alojan la cabeza de Hidalgo durante un exacto mes, pues ahora el salmantino planeaba atacar Guanajuato, someter a Calleja y lograr la emancipación de la Nueva España.


"León se libró de ser atacado por García, gracias a la oportuna llegada de las tropas de Viña; pero el incansable guerrillero se dirigió sobre Guanajuato, de donde con trabajos fue rechazado; cuando se le creía derrotado se presentó en Irapuato, lugar que no pudo tomar, por la vigorosa defensa que hizo el comandante Esquivel. Por aquellos días, Albino concibió un plan muy atrevido, que de haber dado resultado habría influido mucho en la revolución, quitándole al Gobierno español el más hábil general con que contaba. Calleja había ido unos días a descansar a la hacienda de Cuevas, inmediata a Guanajuato, y sabedor de ello Albino García, se acercó a ella, pero entonces el general español hizo que fuese a la hacienda una fuerza considerable con la que se frustró la combinación del Insurgente..." (6)


El plan de Calleja era exhibir las cabezas de los caudillos justo un año después de la sangrienta toma de Granaditas, la idea de Albino García era la de tomar Guanajuato justo un año después de que las tropas Insurgentes se apoderaran de Guanajuato, ninguno de los dos logró su cometido. La cabeza de Hidalgo pasó un mes en Lagos, a León llegó el 12 de octubre, el 13 a Silao y, finalmente el 14 de octubre de 1811 se expuso, no en las jaulas colgadas de las esquinas de la Alhóndiga, sino en la que fuera la Plaza Mayor de Santa Fe de Guanajuato, justo lo que hoy conocemos como la Plaza de Santa Fe. Allí permanecerían hasta junio de 1812 cuando fueron colocadas, finalmente en las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas.


Fuentes:


1.- Villaseñor y Villaseñor, Alejandro. Biografías de Héroes y Caudillos de la Independencia. Hay varias versiones electrónicas que son tomadas de la obra original, una la encuentras en la Biblioteca Digital Bicenteneario, la otra en la Camara de Senadores 2010.

2.- Wikipedia.


3.- Alamán, Lucas. Estado de la Revolución después de la prisión de Hidalgo y sus compañeros. Capítulo II. Biblioteca Virtual Antorcha.
http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/morelos/2_a.html

4.- Villaseñor y Villaseñor Alejandro.

5.- Rivera, Agustín. Valor de la tradición oral. 1890.
http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080016005/1080016005_21.pdf

6.- Villaseñor y Villaseñor.

miércoles, 8 de junio de 2011

Los padecimientos en Salamanca durante la guerra de Independencia

Ni siquiera con los festejos del Bicentenario se difundió la importante participación que Salamanca tuvo durante la guerra de Independencia, de la literatura existente, si bien no hace mención específica de Salamanca, sí lo hace de la región, tal es el caso del presente documento de El Colegio de México en donde, si lo leemos con atención, nos podemos hacer una idea de cuales fueron los padecimientos que agobiaron a Salamanca y, en general, a todo el Bajío durante los largos años que duró la guerra de Independencia.

"La guerra de Independencia rompió el equilibrio urbano de la época colonial al afectar a las zonas que más se habían desarrollado en los últimos años del virreinato: el Bajío y la zona del camino México-Veracruz. En efecto, el centro agrícola-minero más próspero de los últimos años de la Colonia, el Bajío, fue el escenario de las más crueles luchas en los primeros años de la guerra de Independencia.


Cuando Ward [el encargado de negocios de la Corona inglesa, uno de los primeros embajadores que hubo en el México independiente] viaja de Querétaro a Celaya en 1826, describe un paisaje rural bien distinto del que había observado Humboldt. Ward se encuentra con grandes extensiones de terreno inculto "cubiertos de mimosas", sin ninguna huella de haber sido nunca aprovechadas para la agricultura. "Aunque se me aseguró -escribe- que gran parte de esa tierra había dejado de trabajarse durante la Revolución.


Las consecuencias de los años violentos fueron muy imortantes para el equilibrio agrícola de la zona. Las presas y los bordos de las haciendas propiedad de españoles fueron destruidas por los Insurgentes. Con ello, tierras que antes habían sido utilizadas en la agricultura de riego, quedaron reducidas a terrenos de temporal, pues la inestabilidad de la región y el abandono de las propiedades por los hacendados ricos impidió la reconstrucción de los sistemas de riego coloniales.


La guerra de Independencia produjo dos cambios fundamentales en el equilibrio de esta zona. En primer lugar la incorporación de hombres a los ejércitos contendientes, durante los diez años que duró la guerra, redujo de manera considerable la mano de obra agrícola. Además, muchos de esos hombres se perdieron en la lucha misma (la tradición dice que Hidalgo, en la derrota de Arroyozarco [sic] perdió más de 20,000 "indios"). Pero sobre todo, debe pensarse que al suspenderse la actividad de las minas de Guanajuato, se acabó con el principal mercado de producto agrícolas de la zona. Sin sistema minero que abastecer, la agricultura perdió el generador de su dinámica.


En 1827 las ciudades menores del Bajío y todas aquellas que de una u otra forma se encontraban ligadas a su zona, desde Salamanca y Celaya hasta Acámbaro, se encontraban "practicamente en ruinas". El Bajío, la región más desarrollada de los últimos años del vierreinato, había sido -quizá por eso mismo- la "cuna" del movimiento Insurgente, y en consecuencia, el teatro de la más violenta represión armada por parte de los ejércitos realistas". (1)


Fuente:


Moreno Toscano, Alejandra. Cambios en los patrones de urbanización en México, 1810-1910. El Colegio de México.


http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/P75Y5AQB7V28TSRUDG9BG24C6991HU.pdf


jueves, 2 de junio de 2011

Los otros héroes salmantinos durante la Independencia

Ahora que seguimos en los festejos del Bicentenario, [recordando que la guerra de Independencia duró 11 años, por lo tanto serán 11 años de Bicentenarios, hasta el 2021], será bueno apuntar que además de Albino García, "El Manco"; Andrés Delgado, "El Giro", Tomasa Estévez, "La Friné Mexicana" y Rafael García, "El Padre Garcilita"; hay tres salmantinos más de los cuales se sabe su nombre y que justo será, al menos recordar sus nombres. Salmantinos participando en la guerra por la Independencia hubo muchos, pero sus nombres los desconocemos, así pues, agregemos a los siguientes en el listado de nuestros héroes locales: Miguel Yáñez, José Esquivel y Eustaquio Hernández, los tres detenidos por las tropas de Agustín de Iturbide y ajusticiados junto con Tomasa Estévez.


"La guerra de Independencia en México tuvo también heroínas mártires. Los insurgentes nunca fusilaron a mujer alguna del partido realista; pero en cambio éste manchó sus armas con sangre del bello sexo. Fue en una noche tempestuosa del mes de Agosto de1814. Cerca del pueblo de Valtierrilla , bajo las órdenes de D. Ignacio García, una partida de realistas se hallaba empeñada en sostener reñida acción con un grupo de patriotas independientes. La lucha era prolongada y heróica. La lluvia proseguía y el terreno fangoso y surcado de arroyos, aumentaba las dificultades de aquella gloriosa acción, que desde las ocho y media de la noche hasta las siete y media de la mañana del día siguiente.


No refiere el parte respectiva quiénes fueren los vencedores; solamente hace constar que cayeron prisioneros los patriotas Miguel Yáñez, José Esquivel y Eustaquio Hernández, emisarios de la mayor confianza de los rebeldes". García lo participó así a su jefe superior D. Agustín de Iturbide, quien no tuvo piedad de los vencidos, pues él mismo refiere que los mandó pasar por las armas. "Se fusiló al mismo teimpo — agrega Iturbide — á María Tomasa Estévez, comisionada para seducir la tropa, y habría sacado mucho fruto por su bella figura, á no ser tan acendrado el patriotismo de estos soldados". Las ejecuciones se verificaron en la entonces Villa de Salamanca, en el mismo mes de Agosto de 1814. La heroína María Tomasa Estévez no necesita de nuestros elogios. Su mismo enemigo se los hizo. Murió por su patriotismo y por su hermosura". (1)


Quizá sea que, dada la relevancia de encontrar a una mujer participando activamente y al haber sido ella ajusticiada junto con otros tres rebeldes, los nombres de éstos no hayan sido del todo difundidos.


Muchos fueron los acontecimientos que en este importante periodo de la Historia de México tuvieron como escenario a Salamanca y sus rededores, recordemos que la ubicación de nuestra ciudad ha sido siempre estratégica, es confluencia de caminos y en ese tiempo fue cruce de tropas Insurgentes y realista continuamente, razón por la cual los acontecimientos son numerosos. Será bueno recabar mayores datos para corroborar que la participación de Salamanca y los salmantinos durante la guerra de Independencia fue constante y sumamente importante.

Fuente:


1.- Los procesos militare e inquisitorial del padre Hidalgo y de otros caudillos Insurgentes. Introducción y suplementos de Luis González Obregón. Librería Navarro. México, 1951.