sábado, 30 de noviembre de 2013

Una antigua fotografía de Salamanca. 1880

   William Henry Jackson fue contratado por la compañía del Ferrocarril Central Mexicano para que realizara una serie de fotografías por todos los lugares por donde pasaría la vía férrea. Él, en buena manera, estaba especializado en ese tipo de tomas dado que en los Estados Unidos había realizado ya un proyecto similar. Es por eso que, en su paso por Salamanca hace esta toma. Es imposible identificar el sitio en donde la realizo pero vemos una profusa cantidad de cactus y sabemos que es Salamanca debido a que así aparece registrado en la parte inferior de la impresión. La fecha precisa tampoco la sabemos, dado que el estuvo en México entre 1880 y 1887, ahora bien, si el trazo apenas se estaba haciendo podemos pensar que corresponde a 1880 o 1881.

Hay otra fotografía del estilo, tomada por Agustine William Donley, que también es imposible de identificar el punto en donde fue tomada, la puedes ver aquí.

Otra más que fue tomada por Jackson, y una tercera la puedes ver aquí.

Será bueno verla en partes para apreciarla mejor:





jueves, 28 de noviembre de 2013

1910: Las medallas del Centenario que llegaron a Salamanca.

  Bien sabemos, y vivimos, en este 2010, año del Bicentenario, esa fugaz fiebre de coleccionismo que se dio con las Mondas Conmemorativas, las de 5 pesos que ya casi no vemos en circulación dado que una buena cantidad se quedó guardada para la memoria de todos. Así como ahora, en 1910 cuando se organizaban los festejos del Centenario si bien no hubo una moneda de circulación normal, si hubo la emisión de las medallas conmemorativas, solo que estas eran bajo pedido. En este recorte de un periódico de la época se menciona que la emisión fue en los habituales 3 metales: oro, plata y bronce; 75, 2.50 y 1 peso, fueron los precios establecidos. Para darnos una idea de el valor que tenían las cosas en ese tiempo, la nota menciona que esos 75 pesos por la medalla de oro era exorbitante, eso si lo multiplicamos por 100 nos dará el precio que tendía en la actualidad, unos $ 7,500.00 pesos.

   A Salamanca llegaron 50 de esas medallas, ninguna de oro, pues fueron 30 de plata y 20 de bronce de las cuales se vendieron 24 de las primeras y solamente 8 de las segundas. En este documento que existe en el Archivo Histórico Municipal de Salamanca encontramos la relación en una perfecta T, bien cuadrada que nos da cuenta de que en esta ciudad se recibieron las medallas conmemorativas.

  Así eran por el anverso, quizá en el reverso no había nada grabado, es lo más seguro; dado que hubo otras emisiones, de mayor valor en las que aparecía la efigie del Padre de la Patria.

  Y si te estás preguntando a manos de quiénes fueron a dar estas medallas conmemorativas del Centenario de la Independencia de 1910, pues a continuación está el listado de los adquirientes, muchos apellidos conocidos, muchos nombres que saltan a la vista, como el de don Toribio Orozco, don Ramón Garcilita, don Edumndo Domenzaín, don Pedro Guerrero, en fin, la lista completa la puedes ver a continuación:








miércoles, 27 de noviembre de 2013

1864: ¿Será el mismo Juan B. Morales el propietario de Temascatío que El Gallo Pitagórico?

  Quizá sea el Cura Luis Saavedra el personaje más conocido y destacado de la villa de Salamanca en mitad del siglo XIX. Poco después vendría Echegoyen, para fungir como Alcaide de la Cárcel Estatal que se instaló en el claustro mayor del Ex convento agustino, el se convertirá en otro de los personajes famosos. Don Pedro González Gasca sería otro de los ilustres de ese siglo, él ya un poco más adelante y ya casi por concluir los 100 años más complicados de México. Pero no fueron solamente ellos quienes formaban parte de los ilustres, había muchos más, solo que, poco los hemos estudiado. Uno de ellos, el Licenciado don Juan Bautista Morales, mejor conocido como "El Gallo Pitagórico". Aparentemente fue propietario para 1864 de la Hacienda de Temascatío, aparece también, en las mismas fechas, como propietario de la Hacienda de Tupátaro en Cuerámaro. Pero, al leer la biografía del licenciado Morales, nos topamos que, si por algo brilló, independientemente de sus dotes satíricas al escribir su obra más conocida, de su irreprochable honestidad, dicen, además, que murió en la pobreza, por lo que, me queda la duda, si fue un homónimo suyo quien poseyó en el tercer cuarto del siglo XIX, las mencionadas haciendas.


  "Una de las primeras cuestiones que llama la atención es el origen de los diputados elegidos en la entidad. Es abrumadora la presencia de originarios y residentes en la ciudad de Guanajuato y de personas con formación profesional en la abogacía. José Espinosa de los Monteros y Juan Bautista Morales, en ese momento ministro de la Suprema Corte de Justicia, radicaban en la ciudad de México, pero seguían manteniendo vínculos con su terruño, el primero a través de lazos de parentesco, pues miembros de su familia ejercían importantes puestos en la administración pública de la entidad, como Pantaleón Espinosa de los Monteros, secretario de gobierno y tesorero general en repetidas ocasiones. Batista Morales provenía de una cuna humilde y pese a radicar en la capital del país, conservó su interés por Guanajuato, como lo evidenció su insistencia en que el gobierno departamental fuera el administrador de la casa de moneda local, cuando fue gobernador en 1845. Otra característica que se debe observar es la experiencia que poseían en el mundo de la política, tanto en juntas departamentales, congresos locales y nacionales". (1)

  "Motivo de escándalo y de diversos comentarios en aquellos días fue la muerte de don Juan B. Morales, anciano respetable por su ciencia y patrióticos antecedentes, acaecida el 29 de Julio. Originario de Guanajuato, en donde vio la luz primera el 29 de agosto de 1788; miembro del Congreso Constituyente en 1824, gobernador de su Estado, senador en varias legislaturas, teólogo, jurista, profesor de derecho canónico, periodista desde los primeros años de la Independencia, escritor satírico de indisputable mérito, presidente de la Suprema Corte en la época de su fallecimiento, de honradez acrisolada y de convicciones liberales profundísimas y nunca desmentidas en su larga carrera, don Juan B. Morales gozaba de una reputación justamente adquirida que le había conquistado las consideraciones de toda la sociedad mexicana". (2)


  "He aquí un artículo que a su muerte escribió don Francisco Zarco, en el cual podemos decir que no hay una sola palabra de exageración:

  "En su juventud, no bien había concluido su brillante carrera literaria, cuando se unió a los insurgentes, tomando parte muy activa en la independencia. Sincero republicano, no quiso contribuir al restablecimiento del imperio, y desde entonces fue el blanco de injustas persecuciones, que sufrió con resignación y constancia. Restablecida la República, figuró en el Congreso Constituyente  de 1824, defendió la libertad y los derechos del pueblo, y joven todavía, por el voto de los Estados fue elevado a la magistratura.
 
  "Consagró su vida entera al servicio de su país con desinterés y desprendimiento, y decirse puede que no tuvo un día de descanso. Como magistrado y como abogado, defendió en el foro la justicia y dispensó amparo paternal a todos los desvalidos. Como legislador, se distinguió por la firme consecuencia de sus principios y por la invencible energía de su carácter. Como catedrático, defendió la instrucción en la juventud disipando las preocupaciones y enseñando con asiduidad y empeño la jurisprudencia, los cánones, la teología, la filosofía, la retórica y las bellas artes. Como literato, dio honor al periodismo; jamás esquivó la responsabilidad de sus producciones; ilustró las más arduas cuestiones; combatió contra todas las tiranías; defendió la libertad, el progreso y la religión; fue muy notable como escritor de costumbres; se hizo popular con su Gallo Pitagórico, sacrificando tal vez algo de su misma fama; acomodó su estilo a las inteligencias más medianas, porque, según decía, escribía para el pueblo, y nunca expresó sino sus más íntimas convicciones. Antiguo redactor del Siglo, a pesar de su edad avanzada y de sus dolorosas enfermedades, vino en nuestro auxilio al triunfar la revolución de Ayutla, para defender los buenos principios, para contrariar las tendencias de la reacción, y la respetable autoridad de su nombre tranquilizó a los espíritus tímidos, dio prestigio a ciertas medidas, defendiendo la abolición del fuero eclesiástico y las grandes reformas que proclama el partido progresista. Nos ilustró siempre con sus consejos; nos guió con sus advertencias, y la imperturbable serenidad de su espíritu, en medio de las crisis más tremendas, nos sirvió siempre de consuelo y esperanza.

  "Católico ferviente, fiel observante de todas las prácticas religiosas, como hombre privado era un modelo de esposo y de padre de familia. La honradez sin ostentación, la  resignación y la fe formaban el fondo de su carácter, en el que había algo de candor y de inocencia infantil.

  "Este hombre, que como profesor hubiera hecho su fortuna en cualquier otro país; que como escritor pudo traficar con su pluma; que como magistrado pudo acumular tesoros en épocas de corrupción, vivió siempre pobre, pero contento; en la miseria pero gozando de la tranquilidad de una conciencia sin mancha. El primer funcionario en el orden de nuestra magistratura, muere sin legar a su numerosa familia más legado que el de su fama y el de su gloria.

  "Cuando se extingue una de estas existencias que fueron todas de prueba y de trabajo; cuando descansa en la tumba uno de estos apóstoles de la libertad y de la civilización, no hay más consuelo que la fe en una vida mejor". (3)

  La duda me queda: ¿será el mismo Juan B. Morales, "el Gallo Piagórico", el mismo que el Licenciado Juan Bautista Morales, propietario de la Hacienda de Temascatío haca 1864?

Fuentes:

1.- Preciado de Alba, Carlos Armando. Calse política, elecciones y estructuras legislativas. Guanajuato 1833-1853. Ediciones La Rana. Guanajuato, 2009. pp. 86-87

2.- Riva Palacio, Vicente. México a través de los siglos. Tomo IX. Editorial Cumbre, México. 1984. p.173

3.- Zarco, Francisco. Pueblicado en México a través de los siglos. Tomo IX. p. 173

lunes, 25 de noviembre de 2013

Salamanca, Guanajuato: La cumbre del Barroco Mexicano en el llamado Ultrabarroco.

   He visto algunas veces que, cuando llegan los visitantes a Salamanca, sus parientes, los que allí viven, salen al centro para "presumirles" lo que dos de sus recintos (especialmente) guardan. La pasada por la Parroquia Antigua es, regularmente desde lejos y en auto. En el mejor de los casos para ir a los tacos al vapor (recomendadísimos) que vende el güero justo frene a este templo. Esos minutos de ingesta de exquisitos tacos permiten, en el mejor de los casos, admirar una de las fachadas más bellas que el Barroco, en su versión Estípite, nos dejó en El Bajío pero, como todo lo barroco es difícil de entender si no contamos con una buena dosis de información entonces no pasamos del "que bonito" y nada más. 


  Si la Historia General, la de México, es cosa vasta, enorme, que requiere de horas, meses, años, para lograr entenderla, la Historia del Arte es otra asignatura a la que le debemos dar tiempo y entendimiento. Ambas van de la mano y si no entendemos la Historia General, difícilmente lograremos entender la Historia del Arte. Hace un par de años una "historiadora" con título me decía que yo me metía mucho con la cosa de los santos, los templos, la iglesia... le respondía a esa "historiadora": ¿y cómo pretendes entender la Historia de México, especialmente la etapa Colonial, si no entiendes todo lo relacionado a la Iglesia?

  El Barroco en México lo vemos desde mediados del siglo XVII hasta casi concluir el siglo XVIII, este estilo, como todo en la vida fue evolucionando y, según la región, los materiales y las habilidades de los artesanos fue generando ese Barroco que, en forma evolutiva la podemos dividir, de acuerdo a Manuel González Galván en nueve diferentes tipos y dice: "El Barroco, en sus manifestaciones plásticas, es uno de los más difíciles de sujetar a cánones formales (...) pues empezó con audaces manifestaciones decorativas n los estucos del siglo XVII y concluyó en un recrudecimiento de la misma tendencia ornamental, en el ultrabarroco, redondeándose así el ciclo evolutivo y quedando enmarcados dentro de él..." (1)

  La que vemos en la foto es parte de la magnífica portada de estilo Barroco Estípite, o churrigueresco, conocida como la Parroquia Antigua en Salamanca, Guanajuato. Fue construida ente 1630 y 1690. Y la clasificación que el maestro González Galván es la siguiente:

1.- Barroco Estucado. Este comienza a desarrollarse a mitad del siglo XVII, los ejemplos máximos que tenemos son en la Capilla del Rosario en Puebla, construida entre 1650 y 1690 y el Templo de Santo Domingo en Oaxaca, construido de 1623 a 1666. La gloria de este estilo se realiza en Tonantzintla, estado de Puebla, que es la que vemos en la fotografía. Su construcción comienza en 1690, termina, probablemente en la segunda década del siglo XVIII.


2.- Barroco Talavaresco.- Fue en Puebla, principalmente, en donde se desarrollo la técnica que a España llevaron los árabes: el azulejo, misma que adquirió el nombre español de Talavera; de allí que sea en la región de Puebla y Tlaxcala en donde se desarrolla este estilo barroco. Un ejemplo, quizá el más conocido de arquitectura civil talavaresca, está en la ciudad de México en la Casa de los Azulejos. La fotografía corresponde al templo de San Francisco Acatepec, Puebla. Un siglo se requirió para concluirla, de 1650 a 1750.

3.- Barroco Purista. Es el más común, digamos que se generalizó por Nueva España debido a que, siendo sus ornamentos más bien moderados, el costo de fabricación era menor, por lo tanto hubo más construcciones que lo manifestaron. El ejemplo de la fotografía corresponde a las cúpulas del Templo del Carmen en Morelia.

4.- Barroco Tablerado. Los arquitectos y restauradores, los historiadores del arte, definen a esta modalidad por  "el uso exclusivo de pilastras cuyo fuste en volumen, plano y perfil de rectángulo alargado, se presta a las libertades del barroco" (2). Esto quiere decir que el decorado se hace en base a columnas aparentes que vemos por todos lados, especialmente en la fachada. Un ejemplo es la Catedral de Morelia, cuya cúpula vemos en la fotografía.

5.- Barroco Tristóstilo. El término suena rebuscado y nada claro, como rebuscado era el barroco. Hay una descripción que, asistido por este diagrama, nos ayudará a entenderlo mejor: "De tritos = tercio y stilos = columna; fustes de columnas o de pilastras en los que se remarca el tercio inferior, o cualquiera de los tercios, o los tres a la vez. Su antecedente es greco-romano, apareciendo de nuevo en el Renacimiento y en el Plateresco; en el barroco adquiere una marcada vitalidad escultórica. Floreció a finales del siglo XVII y principios del XVIII, modalidad que caracteriza al barroco de Oaxaca". (3)

6.- Barroco Salomónico. Este es el punto en donde se estrecha más la relación del arte, su concepto, con las ideas religiosas (barrocas también) del Renacimiento, al idear que el Templo de Salomón era de tal riqueza, que sus columnas eran elaboradas y retorcidas, todo esto se materializó en el baldaquino en la Basílica de San Pedro, en Roma. En México el mejor ejemplo que existe del salomónco lo tenemos en la Catedral de Zacatecas.

7.- Barroco Estípite. Conocido también como Churrigueresco. De él tenemos un magnífico ejemplo en Salamanca, con la portada del Templo de la Santísima Trinidad, que conocemos mejor como la Parroquia Antigua. Al ver con atención el rededor de la ventana del coro, comienzan a surgir las cariátides y las columnas estípites que le dan la característica de Churriguera.

8.- Ultrabarroco. Llegamos al punto en el cual entenderemos mejor la razón de la magnificencia del templo de San Agustín, cuyo nombre verdadero es el de Templo de San Juan de Sahagún, pero que, por tradición en la villa de Salamanca, es mejor conocido por el nombre de la orden que lo fundó. Luego de haber visto los otros 7 modos de interpretar al Barroco, en este último, para ser sencillos y directos, lo que podemos dar por definición es la de exceso. Un exceso excepcional que los doradores transforman la madera en un auténtico bosque de formas rebuscadas. Pero este no es el único ejemplo que hay de Ultrabarroco en México, son 7 las que podemos catalogar como joyas del ultrabarroco, estilo que, a medida que avanzaba el tiempo, al ser el de Salamanca el último templo que lleva esta línea, podemos considerar al templo de San Agustín como la apoteosis del Ultrabarroco en la Nueva España. A continuación los máximos ejemplos del Ultrabarroco en México:

A.- La Santa Casa en el Templo de Loreto, San Miguel de Allende, Guanajuato. Construido entre 1733 y 1735.

B.- Templo de Aranzazú en Guadalajara, Jalisco. Construido entre 1749 y 1752.

C.- Templo de Santa Rosa de Viterbo en Querétaro, Querétaro. Construido entre 1728 y 1752.

D.- Templo de Santa Prisca en Taxco, Guerrero. Construido entre 1733 y 1735.

E.- Templo de la Enseñanza, México, Distrito Federal. Construido entre 1772 y 1778.

F.- Templo de Santa Clara en Querétaro, Querétaro. Construido entre 1740 y 1766.

G.- Templo de San Agustín en Salamanca, Guanajuato. Construidos sus retablos entre 1740 y 1768.

  Creo que ahora sabemos más sobre la riqueza arquitectónica, artística y conceptual que hay en Salamanca, por lo tanto, cuando lleves a tus amigos a "presumirles" el Templo de San Agustín, tendrás bases para no pasar allí 10 minutos, sino, al menos, un par de horas...

Si el tema te interesa, aquí abajo verás las etiquetas, entra en la que dice "Templo de San Agustín" y encontrarás, entre otras cosas, las descripciones de cada uno de sus retablos.

Fuentes:

1.- González Galván, Manuel. Trazo, proporción y símbolo en el arte virreinal. UNAM. México, 2006. p.110

2.- Ibid. p. 189

3.- Tenorio Gnecco, César. Características del barroco novohispano. Arqtextenorio.com

sábado, 23 de noviembre de 2013

Rancho de la Ordeña, municipio de Salamanca, Guanajuato.

   Muchos piensan que La Ordeña es el límite norte de Salamanca. No es así, pues La Ordeña es apenas el principio de la parte serrana del Municipio de Salamanca. A partir de allí otros tantos kilómetros siguen más al norte, hasta la ex Hacienda de Dos Ríos, y más al norte aun, a Potrerillos ya en los confines con el municipio de Guanajuato. Podemos decir que La Ordeña es apenas el cetro de la parte norte de Salamanca, eso considerando como punto inicial del norte salmantino, el puente que cruza la Autopista.

   Los primeros datos que encuentro en donde se hace mención de un rancho de La Ordeña es en la relación  (1) que el Bachiller don Luis María Fernando de Coz y León, cura de la villa de Salamanca y comisario del Santo Oficio de la Inquisición para ese partido, envía al Obispo de Michoacán en turno el 17 de diciembre de 1754, en el cual menciona de un Rancho de nombre La Ordeña de Santa Rosa, ubicado en la parte oriente del partido, con una población de 40 habitantes.

   Al ubicarlo en el oriente, eso nos indica que, quizá se trate del actual Rancho de La Ordeña, solo que ya sin la mención de Santa Rosa, más aun, en ese rancho tienen su templo dedicado a Nuestra Señora de Guadalupe, lo cual nos deja con una ligera duda de que si lo mencionado en 1754 es, efectivamente, ese rancho que ahora estamos viendo.

   En las relaciones anteriores, no se hace nunca mención a una Ordeña. Tampoco he visto mención alguna en los registros de bautismos desde el primer libro, de 1658, hasta 1700 que son los que he estudiado. Pero hay algo que me indica, que este rancho tuvo una relación muy fuerte con la Hacienda de Ancón. La relación la veo en que Ancón dedicó, el frente de la propiedad, a los corrales para ganado y en La Ordeña vemos el mismo tipo de acabados, perfectamente embonando una piedra en la otra, como sucede en la mencionada hacienda. Además, es evidente que, si su nombre es Ordeña, esto se debe a que allí se realizaba eso, la ordeña de las vacas.

   Los datos más completos con los que contamos son los levantados en 1853, año en el que el recaudador subalterno del partido de Salamanca, hace un recuento de todas las propiedades rurales de la municipalidad, detallando la extensión en caballerías, el tipo de terreno, y las construcciones que dentro de ella había, fueran casas, trojes o norias. También se detallan las propiedades de semovientes. En resumen, esta es la mejor fuente que hemos encontrado hasta el momento. 

   Para ese entonces, las dos haciendas más grandes que había en Salamanca eran la de Cerro Gordo y la de Doña Rosa, Ancón ocupaba el octavo lugar. Ancón era propiedad de Joaquín García, su extensión era de 31 caballerías, lo que representan 1,323.7 hectáreas, de ellas, 8 caballerías eran de tierra denominada "cerril", esto es, que estaban en lomas y cerros. Ancón, por lo antes dicho de sus bardas de piedra, y su ubicación en las proximidades de La Ordeña se me antoja como la primera opción para pensar que este rancho se desprendió, luego de la República Reinstaurada, de todo el predio denominado Hacienda de San Nicolás de Ancón. Pero...

   Hay que considerar que, no muy lejos de ahí había otra propiedad de dimensiones mayores, la Hacienda de Doña Rosa, y, recordando que hubo un rancho llamado Ordeña de Santa Rosa, quizá se refiera esta hacienda de Doña Rosa, pero, ojo, una cosa es Santa Rosa y otra Doña Rosa o... ¿acaso se modificaría el nombre al paso del tiempo? eso no lo sabemos aun. Lo que sí sabemos es que para ese 1853, pleno auge de la dictadura de Antonio López de Santana cuando ya se había proclamado como Alteza Serenísima, la Hacienda de Doña Rosa era una propiedad enorme.

  Eran 83 caballerías las que la formaban, considerando que cada una equivale a 42.79 hectáreas, Doña Rosa contaba con 3,551.57 hectáreas, de las cuales, 1,968.34 eran del tipo cerril, (2) lo cual nos da una enorme posibilidad de pensar que todos los ranchos del norte de Salamanca, ubicados en torno a los cerros de Minas, Hernández, etc., fueron parte de Doña Rosa, propiedad de Pedro Belauzarán, un acaudalado guanajuatense, minero y aviador, que nunca vivió en la villa, solamente poseía esa hacienda. Esto da más sentido a lo dicho por Rojas Garcidueñas de que cuando Maximiliano salió de Irapuato rumbo a Dolores Hidalgo, la primera escala que hizo, seguramente para comer, fue en esta hacienda.

   El Segundo Imperio, el de Maximiliano, comienza en junio de 1864, para diciembre de ese año, se levanta un censo de fincas rurales en todo el estado de Guanajuato, esto con el fin de determinar un impuesto para solventar una especie de policía rural. Los datos se levantan el 1º de diciembre, Doña Rosa sigue ocupando el segundo lugar en extensión y en valor de sus terrenos. Al detallarse en ese padrón los ranchos de la municipalidad, no aparece el de La Ordeña, esto nos mantiene la idea de que seguía siendo parte de la Hacienda de Doña Rosa. (3)

 ¿Cuándo se desprende el Rancho de La Ordeña de la Hacienda? ese dato no lo tengo, lo que sí puedo afirmar es que ocurre entre el 1º de diciembre de 1864 y 1877, cuando el Ministerio de Fomento publica la Estadística General de la República Mexicana. (2), es allí en donde tenemos el primer dato oficial que menciona a La Ordeña, rancho que contaba con 415 habitantes, la cual lo hacían el sexto lugar de población en el municipio, el cual contaba con un total de 32,200 habitantes, divididos en 1 villa, 2 pueblos, 24 haciendas y 90 ranchos.

 En el censo de 1900 La Ordeña muestra un aumento considerable en su población, eran 723, ocupando el tercer sitio en todo el municipio, luego de Valtierrilla y Loma de Flores. Para entonces la población total del municipio de Salamanca era de 47,153 habitantes. (5)

   En la actualidad, La Ordeña, como todos los ranchos del Bajío, se ha visto afectada por la sequía, aunque la temporada de lluvias del 2013 ha sido abundante, quizá no fue suficiente para volver a los niveles freáticos anteriores pues, luego de una década de lluvias escasas, será difícil recuperar ese nivel. Se encuentran allí la explotación de cerros que producen piedra resistente para la construcción. Es uno de los puntos de acceso para la enigmática Cueva de Torres en donde hay pinturas rupestres. Según el censo de 2010, este rancho contaba con 1225 pobladores.
















Fuentes:

1.- González Sánchez, Isabel. El Obispado de Michoacán en 1765. Comité Editorial del Gobierno de Michoacán. Morelia, 1985. pp. 302-305

2.- Recaudador Subalterno en Salamanca. 31 de octubre de 1853. Archivo Histórico Municipal de Salamanca. Gobierno, Censos y Padrones. Caja 84. L..1

3.- AHMS. Gobierno, Censos y Padrones. Exp 13. Caja 84. L-1

4.- Peñafiel, Antonio. Estadística general de la República Mexicana. Ministerio de Fomento, Méxic, 1887. pp.141-150.

5.- González, Pedro. Geografía local de Guanajuato. Ediciones La Rana. Guanajuato, 2000.

6.- INEGI. Censo general de población y vivienda 2010. Sitio electrónico.