viernes, 17 de enero de 2014

¿Hubo una Cruz Atrial en la Capilla de La Asunción de Salamanca, Guanajuato?

   La pregunta surge ante la duda que me causa ver el pedestal que seguramente sostuvo, durante algún tiempo, quizá en el siglo XIX, una cruz que, quizá era la cruz atria del templo del Hospital de Indios de la Limpia Concepción que hubo justo aquí, al fondo de esta toma, en el cuerpo de color rojo óxido, justo encima de la puerta lateral del templo que conocemos desde 1926 a la actualidad como El Expiatorio y que antes llevó por nombre el de "Templo Antiguo del Señor del Hospital" esto durante todo el siglo XIX; y que antes se llamó la Capilla del Señor del Hospital, esto a lo largo del siglo XVII y XVIII; y antes aun se conoció por Templo del Hospital de Indios, y, al parecer, su origen se asienta en la que fuera la capilla de la Estancia de Barahona. En resumen, estamos hablando del lugar que más historia concentra en Salamanca.

    Sabemos que, antes de la fundación de la villa de Salamanca en 1603, ocurrió la llegada de la imagen del Cristo negro que conocemos como Señor del Hospital, hechos que, de acuerdo a la tradición, ocurrieron en el Martes Santo de 1560, se dice que luego de dos años, en 1562 se levantó el Hospital de Indios por orden el Primer Obispo de Michoacán, don Vasco de Quiroga. La tradición añade que fue el propio obispo quien vino a colocar la primera piedra. Cosa poco creíble por dos cosas, una la avanzada edad que tenía (él murió en 1564), la otra, porque no existe ningún documento que certifique la presencia de "Tata" Vasco por esta zona.

   Si desde entonces, 1560, había ya una capilla católica por estos rumbos era debido a la penetración que la Orden franciscana había hecho en el antiguo obispado de Michoacán que incluía a lo que hoy conocemos como Estado de Guanajuato y se extendía por parte de Jalisco, San Luis Potosí y Colima. Se cree que en Salamanca había una visita o doctrina atendida por franciscanos, eso lo podemos comprobar debido a que la considerada como Historia de la llegada del Señor del Hospital tiene todos los tintes de los relatos típicamente franciscanos de esa época y por varias de las iconografías que sobreviven en el templo luego de varias intervenciones, remodelaciones y restauraciones.

  Hubo en Salamanca, poco tiempo después de su fundación, un sitio llamado "El Calvario", este era una ligera loma que se levantaba hacia el lado oriente, por donde luego pasaría la vía del tren a Valle, la que conocimos como "Burra", justo antes de que llegar a donde se colocó el "Puente Negro". Ese sitio era estratégico para la evangelización que se hacía a los indios a lo largo del siglo XVII pues allí se realizaban los actos litúrgicos relacionados con la Semana Santa. Del Calvario tenemos noticia en el acta de fundación del Pueblo de Nativitas. Al ver con atención lo que hoy se conoce por Avenida Revolución, notamos una línea recta entre el templo del Expiatorio (el antiguo templo del Hospital de Indios) y lo que fue el Calvario. Además, por su ubicación, esta puerta lateral  no es ninguna casualidad, se trata de la que, de acuerdo a la tradición franciscana, se conoce por puerta Purcíncula, la cual está orientada, siempre, como marca la regla, hacia el Oriente.

   Pero no todo termina allí, pues arriba de la puerta lateral o Purcíncula, vemos un elemento que era la única decoración con que contaba este templo, quizá desde la primera adecuación que se hizo, cuando, se dice "fueron cerradas las bóvedas". Ese símbolo que en la actualidad está cubierto casi a la mitad por el extradós representa al Legno Cruci. Hay quien lo mal interpreta por ser una cruz de doble travesaño pero, al verla a detalle notamos claramente las características del Legno Cruci.

  Vemos lo que se pudo salvar del Legno Cruci. Efectivamente es una cruz de doble travesaño, pero, en el segundo salen esos, digamos, brazos, que van hacia la parte central de la cruz. Para leer más al respecto, entra aquí.

  Y encima de la Purciúncula, más arriba del Legno Cruci, vemos el pedestal de la que, presumo, fue la cruz atrial de templo del Hospital de Indios de la Limpia Concepción de la villa de Salamanca. Este pedestal aparece con características distintas a la época en que se construyó el templo pues su línea nos remite al Neoclásico.

   Bien sabemos que, si estas cruces llevaban por nombre las de atrial, era porque se levantaba justo al centro, como ombligo, del atrio. Hemos visto en diferentes lugares, como en Tlahuelilpan, Hidalgo, que a fin de preservar estas cruces del vandalismo, fueron colocadas lejos de las manos destructoras. Y, para no irnos tan lejos, habrá que ver el caso del Templo de Santa María de Nativitas, aquí en Salamanca, en el que, aun hoy día, vemos su cruz atrial colocada encima de la torre.

   Al ver los remanentes en la parte alta de la base, notamos lo que fue un exágono, lo que sería a forma ideal para que de allí surgiera la cruz atrial. Ahora bien, dadas estas características, me refiero a las de la base, ¿cuándo habrá sido colocada? Pues lo más seguro es que, dentro de lo ideado por el padre Vicente Bustos, en 1887, cuando fue construida la torre para colocar el reloj público, así como la barda perimetral del templo. 

   Cientos de veces hemos pasado por aquí, pocas veces... o peor aun, nunca, le ponemos la debida atención a la gran cantidad de detalles que se encierran en los pocos edificios antiguos de Salamanca.

miércoles, 15 de enero de 2014

¿Qué habrá sucedido con la fábrica de loza fina San José del cura Saavedra de Salamanca?

  Me permito tomar "prestadas" estas dos fotografías del blog Arte en Madrid. Corresponden a un horno de vidrio que operó a mediados del siglo XIX en la capital española y ahora es punto de atractivo en esa parte de la ciudad. Por acá en Salamanca, contamos con un horno de características similares pero que, como tantas cosas más que hay (o que hubo) nadie les pone la menor atención. Me refiero al horno que sobrevive, ese de forma cónica  entre las calles de Tomasa Estévez, 5 de Mayo, Aldama y Morelos; que fuera usado por la Fábrica de Loza Fina del cura Luis Saavedra en la misma época, mediados del siglo XIX.

  No sabemos cuando comenzó a  producir la fábrica de Loza San José, solo queda en la memoria que en 1855 el presidente Comonofort a su paso por Salamanca, la inauguró. Pero ese fue solo un acto social, pues la fábrica ya operaba desde antes de su "inauguración oficial". Sabemos que, para 1867 el cura Saavedra, junto a una veintena de salmantinos fue declarado públicamente como traidor a la patria por haber estado a favor del movimiento de los conservadores y de la implantación del Segundo Imperio. No sabemos más sobre el cura, fuera de lo consignado por los dos grandes rescatadores de la historia de Salamanca: Pedro González y José Rojas Garcidueñas.

  Pedro González, al respecto, escribe: "La fábrica de loza establecida por el Sr. Saavedra, con acciones de los vecinos, fue inaugurada por el Presidente de la República, Sr. D. Ignacio Comonfort, y llegó a gran altura; pero habiéndose emprendido en México en igual giro, para establecer la Fábrica del Niño Perdido y la competencia, los recursos de preferencia que hicieron valer, dieron muerte a la de Salamanca; pues hasta los operarios que allí se habían formado fueron sonsacados por medio de promesas halagüeñas. Por fin, todos los útiles de la fábrica y el edificio mismo acabó en manos del Sr. D. Lino Domenzáin, después de habérselas adjudicado con arreglo a la ley de la nacionalización de bienes". (1)

  Y Rojas Garcidueñas apunta que: "La fábrica y su fundador merecen algunos comentarios. En cuanto a su fecha, que el autor citado no da, podemos colegirla muy aproximadamente, en primer lugar proque el señor Saavedra fue cura párroco de Salamanca de 1847 a 1866 pero, más concretamente, si la inauguró el Presidente Comonfort, eso tiene que haber ocurrido el 27 o 28 de septiembre de 1855, que fue cuando Comonfort pasó por Salamanca, yendo a Guanajuato, a donde había lelgado días antes el gobernador Manuel Doblado y fue muy festejado y luego salió de regreso a México. en realidad, yo creo que la fábrica de loza ya estaba trabajando y el Presidente Comonfort no la inauguró sino que simplemente la visitó.

  El establecimiento fundado por don Luis Saavedra no fue, como otras varias alfarerías de la región, un taller artesanal sino una industria de mediana importancia para su época pero de gran calidad: tenía algunas máquinas pra moler, revolver, etc., y hornos varios para las diversas fases de los procesos técnicos; todo ello estuvo instalado en la casa, que fue del señor Saavedra y más tarde propiedad de don Cástulo Acsota y luego de sus sucesores..." (2)

(Tanto ver y leer el libro de don Pedro González y nunca había notado que en la primera edición aparece esta especial dedicatoria).

  Hasta aquí aclaramos ya dos puntos: uno que fue el 27 o 28 de septiembre la inauguración por Comonfort, el otro que el cura Saavedra ya no era cura, cuando fue declarado como traidor a la patria. Continua Rojas Garcidueñas diciendo que: "Don Luis G. Saavedra fue, en su época, figura relevante no sólo en Salamanca sino en el Estado de Guanajuato; persona de cultivada inteligencia y de acción; su carácter sacerdotal, que mantuvo siempre con toda dignidad y decoro no le impidió igual que a otros muchos de su época, participar activamente en la política nacional, él lo hizo dentro de los principios y actitudes del partido conservador. Fue diputado por el Departamento de Guanajuato, en calidad de propietario en el Congreso que funcionó del 1º de enero al 29 de diciembre de 1844, en su gobierno de liberales moderados y conservadores, regido por las Bases Orgánicas proclamadas en 1843. Fue cura párroco desde 1846 o 47 hasta su muerte en 1866. vivió en la casa, hoy subdividida en tres o cuatro, situada en la esquina sureste de las calles que hoy son de Hidalgo y Zaragoza (antes Saavedra y Las Flores). (3)

  Lo que muchos en Salamanca hemos oído, o al menos yo así lo he entendido, fue que, debido al ofrecimiento de mejores sueldos, los empleados de la fábrica San José de Luis Saavedra, se fueron a México a trabajar a una fábrica de nombre Niño Perdido. ¿Qué tan nueva era esa fábrica para 1866, año de la muerte de Saavedra y posible desaparición de la fábrica? No mucho, pues llevaba operando ya 17 años. "Los señores Benjamín y Laurent, están por concluir en el mismo año de 1849, una fábrica anglomexicana de loza fina en la calzada de Niño Perdido número 7 de la ciudad de México. Esta fábrica cuenta con cinco maestros ingleses y cada uno de ellos se obliga a instruir a uno o más aprendices mexicanos. Se calcula que la fábrica dará ocupación a 40 o 50 personas de ambos sexos y de diferentes edades". (4)

  Encontramos otra referencia más sobre la Fábrica del Niño Perdido, que nos dice de un antecedente, aun más antiguo que el anterior: "Mi abuela materna, Emilia Hollis Atkinson, era inglesa. Llegó a Méxic en 1800 con sus padres. Carlos Hollis y Florence Atkinson. Carlos Hollis vino acompañado de una prima suya, Mariana Homprey, quien deseaba fundar en México una fábrica de loza. En Londres ambos se dedicaban a la cerámica. Carlos era experto en barros. La fábrica la fundaron en un gran terreno en la calle de Niño Perdido, que en la actualidad es parte del eje central Lázaro Cárdenas (parece que la fábrica "El Ánfora" fue su continuación actual por cambios sucesivos de dueños)." (5)

  Y otra duda surge pues hay la idea de que los operarios de Salamanca no fueron a una fábrica en México que fuera propiedad de ingleses, sino de franceses, quizá era la fábrica del señor Ollivier, que estaba justo en la calle del Niño Perdido... ¿habrá sido la misma la de franceses que la de ingleses? Esa es otra de las grandes dudas que espero poder despejar algún día. Lo que si podemos ver ahora es meramente una curiosidad: la razón por la cual esa calle se llama así: Niño Perdido.

  "Al final de las calles de San Juan de Letrán, de la Plaza de Tumbaburros y del Salto del Agua donde se encontraba el Tecpan o Juzgado de los Naturales, partían las calles del Niño Perdido. Esta calle ha tenido varias leyendas, entre ellas la del escultor Enrique de Verona que se enamoró de Estela Fuensalida. Esta era cortejada con pasión por un viejo platero llamado don Tristán de Valladares. Los jóvenes enamorados se casaron y tuvieron un hijo. Una noche se prendió el fuego en la casa de los Verona quienes intentaron sofocarlo, al ser inútiles sus esfuerzos, se dirigieron a recoger a su hijo, el que había desaparecido, la madre angustiada pedía a su hijo perdido, cuando van viendo que un hombre embozado llevaba un bulto, Estela se lanzó sobre el desconocido y arrebató a la criatura. El criminal no era otro que don Tristán. (6)

Fuentes:

1.- González, Pedro. Geografía local del Estado de Guanajuato. Tipografía de la Escuela de Industria Militar. Guanajuato, 1904. p. 212.

2.- Rojas Garcidueñas, José. Salamanca. Recuerdos de mi tierra guanajuatense. Editorial Porrúa. México, 1982. p. 96

3.- Ibid. pp. 97-98

4.- García Luna, Margarita. El movimiento obrero en el Estado de México. Primeras fábricas, obreros y huelgas (1830-1910). Universidad Autónoma del Estado de México. Toluca, 1996. p.56

5.- Bravo-Hollis, Helia. Memorias de una vida y una profesión. Instituto de Biología. UNAM. México, 2004. p.37

6.- Casasola, Gustavo. Seis siglos de Historia Gráfica de México. Tomo II. Editorial Gustavo Casasola, México, 1978. p.398

jueves, 2 de enero de 2014

Algunos datos de la fábrica textil de Patricio Valencia

   Son datos de 1853 los que aparecen en la Memoria de la Secretaría de Fomento que fueron publicados 4 años más tarde, en 1857 cuando Ignacio Comonfort fungía como Presidente de la República. Dentro de ellos aparece una relación que concentra a toda la industria textil de México, de todos los enlistados solamente aparece una fábrica en el estado de Guanajuato, la de don Patricio Valencia, muerto, por cierto, en 1855; la fábrica aparece con la denominación de "De Valencia", en propiedad de Valencia y Compañía, con 65 empleados y una capacidad de 900 husos. Declara tener un consumo de 950 quintales de algodón. Los sueldos y rayas anuales ascendían a 6,000 pesos; la fábrica, incluido el edificio y la maquinaria ascendía a 86,000 pesos. La fábrica funcionaba en base a agua.

   Para tener un punto de comparación, en ese mismo reporte aparece una de las fábricas más grandes y prestigiosas de México: la Hércules de Querétaro. Propiedad de don Cayetano Rubio. Con 7,500 husos, y un consumo anual de 8 500 quintales de algodón; 3000 empleados y una nómina anual de 250,000 pesos.

   Los datos de la fábrica De Valencia, fueron entregados al Ministerio de Fomento el 27 de julio de 1853.

   Todos sabemos que al poco tiempo la fábrica de Salamanca es trasladada, pues Eusebio González, administrador de la misma y esposo de Emeteria Valencia, decide concentrar su negocio textil en Salvatierra, lugar en donde tendrían más fuerza al usar las aguas del río Lerma para mover sus máquinas, luego se mudan a Celaya en donde compran la fábrica propiedad de Lucas Alamán, la Cempoala, además de mantener el molino y la fábrica de textiles en Soria. Para 1900, la fábrica ya denominada como Eusebio González Sucesores, obtiene medalla de bronce por su productos expuestos en la Exposición Universal de París.