Mudos testigos de los tiempos de "abundancia" quedan por las calles de la colonia Bellavista, esa que antes de ser bautizada con ese nombre, en honor a la refinería que se llamaba precisamente Bellavista en Tampico, se le conocía como la "Atlas" o como la "Morfín". Esos testigos son los postes del primer alumbrado que hubo, cuando Salamanca comenzó a crecer hacia el norte y las vías del tren dejaron de ser el límite de la ciudad.
Atlas porque era el nombre de la constructora que desarrollaba algunos trabajos para Pemex y Morfín porque era el apellido del Ingeniero a cargo de la constructora y cuya casa era la única que estaba en el predio donde se trazaba lo que ahora conocemos como Colonia Bellavista, esa única casa, estaba en lo que hoy son las oficinas de Cmapas.
Y como el proyecto de la colonia que albergaría a muchos de los trabajadores de la nueva refinería, se lotificó un terreno con 18 manzanas para casa habitación más el equivalente de 4 manzanas para alojar ahí servicios públicos, de recreación y sociales. Esto en una primera etapa, luego crecería la colonia, considerando que, 5 años después de la inauguración se hizo la primera ampliación a la refinería, con el consabido aumento en el número de trabajadores.
Cada manzana se dividió a su vez en 28 lotes de 600 metros cuadrados cada uno y dos avenidas serían trazadas, una de norte a sur, la Tenixtepec y una de oriente a poniente, la Árbol Grande. El límite sur de la nueva colonia fue la calle Faja de Oro, una calle intermedia, la Azcapotzalco-Madero, el límite oriente se nombró Tierra Blanca y el poniente Tecolutla, el norte Pánuco. Con calles intermedias: Altamira, Papaloapan, Minatitlán, Ébano y Naranjos. Ezequiel Ordoñez era, de algún modo, el más bien el límite poniente, pero como de ahí seguía monte y campo, no será hasta la ampliación siguiente que la podamos considerar como la avenida que es actualmente. En buena medida se creó una ciudad "utópica", de ese concepto hablaremos en otra ocasión.