miércoles, 29 de julio de 2015

La celebración a Santa Ana en la calle de Mina

  No he logrado saber aun cuándo fue que comenzó esta tradición en Salamanca, la de levantar un altar a esta que es una de las consideradas como Cinco Señores, de allí que sea conocida como Señora Santa Ana (junto a Señor San José, Nuestra Señora, Señor San Joaquín y Nuestro Señor). Quizá sea que la figura de Santa Ana fue fácilmente aceptada cuando ocurrió la evangelización debido a que en el México antiguo existía una deidad considerada como la Abuela, tenía como nombre Toci.

  Quizá en una próxima "bajada" que de al centro, preguntaré en la sastrería que hay en la esquina de Mina y Monterrey mayores datos sobre esta tradición que habitualmente incluye una kermesse en donde hay las tradicionales enchiladas, la banda de música y algunos juegos para los niños, supongo hay también una misa, eso espero averiguarlo pronto.

lunes, 27 de julio de 2015

El Santianguito que pasean por Salamanca.

  El sábado que acaba de pasar fue el día del Apóstol Santiago, uno de los santos más venerados a lo largo y ancho del país, no hay región en México que no esté bajo su patronazgo, consecuentemente hubo fiesta patronal por docenas de sitios, aquí, en Salamanca, oí los cuetes tronar, creo venían por el rumbo del rancho del Cuicillo, pero no estoy del todo seguro. En donde sí hubo fiesta fue al sur del municipio, en Santiaguillo de García y seguramente en algún otro rancho del rumbo pues ese Apóstol está asociado a la "otra banda del río", es decir, a la región sur. Ni que decir de Valle de Santiago en donde ese día se congregan los Santiaguitos Peregrinos que vienen de los cuatro rumbos. Y fue precisamente ayer, un día luego de la fiesta del Señor Santiago, que topé, una vez más con este personaje que carga a su Santiaguito.

    Recuerdo que una vez subió en el camión en donde iba para Valle, creo fue en Rancho Seco o en Garma, llevaba su Santiaguito. Al menos en otras dos ocasiones más lo he visto, siempre por el rumbo del mercado en Salamanca, también he visto a una persona que carga a un Santiaguito en Comonfort, y varias capillas particulares en las que tienen también a este santo. La duda surge, ¿por qué cargarlo y llevarlo a recorrer calles de ranchos, pueblos y ciudades? Creo haber encontrado la razón para ello habrá que recordar que en Salamanca confluyen tres pueblos prehispánicos: Otomíes, Chichimecas (Guamares) y Purépechas y es precisamente con ellos últimos que encuentro esa respuesta a la razón de los cargadores de Santiaguitos 

   "Como todo pueblo chichimeca, los wakúriicha conservaban y llevaban -en sus traslados- grandes piedras envueltas sobre la espalda, las cuales contenían el espíritu sagrado de su clan. Los edificios y lugares del culto público y del doméstico en la confederación tarasca estuvieron asociados a objetos diferentes, tales como utensilios de cobre y esculturas de piedra.

 "Estas últimas fueron elaboradas en tezontle y basalto de variada calidad; con frecuencia, representaban hombres, mujeres, coyotes o víboras de cascabel. Hasta ahora se ignora el periodo en que dejaron de elaborarse; si solo se esculpieron en la antigüedad o continuaron haciéndose en el siglo XVI, tras la caída de la antigua confederación tarasca, a despecho de los sacerdotes cristianos quienes malamente las consideraron "ídolos".

  "Aunque no siempre tales esculturas tuvieron un valor sagrado en su origen, sí lo aduirieron después, pues siguieron siendo apreciadas por los purépechas, quienes, las hallaban abandonadas oenterradas en el campo, las recogían  para tenerlas como guardianes de sus trojes familiares, donde algunos las conservaban todavía en los siglos XIX y XX. En esos siglos, tales esculturas tarascas eran llamadas t'arhésiicha ("objetos inertes de piedra o madera", "los bien hechos", "los ancianos venerables"). Según se pensaba, tenían algún poder sobrenatural para beneficiar a sus poseedores". (1)

Las siguientes imágenes fueron las que tomé aquella vez que iba de Salamanca a Valle y por el rumbo de Los Lobos subió este personaje, creo es el mismo:







Fuente:

1.- García Mora, Carlos. Las imágenes religiosas de Charapan. Tsimarhu Estudio de Etnólogos. INAH. México.

sábado, 18 de julio de 2015

Pago del Diezmo de la Villa de Salamanca en 1635

   El Diezmo era el pago que se hacía a la iglesia del diez por ciento de los ingresos que cada quien tenía anualmente, para su recolección (por no decir que cobro) se valían de los registros que cada parroquia levantaba de los habitantes de su región, de allí que esos documentos, en la actualidad, se hayan vuelto enorme fuente de información en cuanto a genealogías, incrementos o decrementos poblacionales y desarrollo que van teniendo las fundaciones que pueblos y villas van teniendo. En el caso de Salamanca contamos con uno de estos padrones que se levantaron en 1683, el cual es el más antiguo (al menos de los que conozco) y para entonces se dice que en la villa había 802 vecinos. Documentos más antiguos, según refiere Carrillo Cázares, son pocos los que mencionan a Salamanca, uno de ellos, el levantado por el fraile Issay, dice que no había más de veinte habitantes en la villa. Como quiera, en la zona rural la población era más numerosa, pero no contamos con el dato.

   En esta relación de recaudaciones por el Diezmo en el Obispado de Michoacán, al cual pertenecía Salamanca, vemos como son cada vez mayores las colectas, especialmente al comenzar el siglo XVII, cuando Salamanca estaba fundada como curato y se había vuelto cabecera o diezmatoria.

  "Las cifras anotadas deben tomarse como aproximaciones que reflejan un movimiento o tendencia determinada y no como cifras exactas pues en verdad resulta difícil de creer que las cuentas anuales fueran precisas, ya que a menudo los propios documentos de diezmos señalan la falta de algunas cantidades por ajustar. Es importante resaltar la gran inestabilidad registrada durante todos estos años, de manera que podemos suponer, de acuerdo a las cifras dadas, que durante la mayor parte del siglo XVI la diócesis de Michoacán padeció serios problemas económicos para sufragar sus gastos y no fue sino hasta la primera mitad del siglo XVII cuando, al igual que otras diócesis novohispanas, pudo consolidarse en el aspecto económico, merced a buena y suficiente recaudación de diezmos.

   "El sistema de recaudación diezmal era bastante complejo e implicaba todo un proceso cuya importancia no radicaba tanto en la recaudación misma de los frutos, sino en la conversión de éstos a capital líquido. En este sentido, resultaba imposible que los ministros ecelsiásticos pudieran llevar a cabo por sí solos todo el proceso y asegurar una ganancia considerable, de tal manera que, por lo común se recurrió a todo un sistema de organización y arrendamiento de los diezmos con el fin de hacer más fácil su manejo y de asegurar una ganancia redituable para la iglesia.

  "En realidad, las diócesis se dividían para ello en varios diezmatorios o cabeceras especiales que se arrendaban a particulares, cuya gestión les proporcionaba una ganancia en caso de que la recaudación de diezmos fuera buena, pero podía llevarlos a la ruina si sucedía todo lo contrario. Por ejemplo, a un arrendador se le otorgaban los diezmos de Pátzcuaro en 2 mil pesos, cantidad calculada por la Iglesia para ese diezmatorio; si la recaudación era superior a esa cifra el arrendador se quedaba con el excedente, pero en cambio, si el monto era inferior a los 2 mil pesos, el arrendador debería cubrir de su propia bolsa la diferencia. Para ello, se celebraba contrato por escritura y el arrendador depositaba un considerable número de fianzas.

  "Un documento de 1635, señala las 15 cabeceras o diezmatorios en que al parecer se dividía el obispado de Michoacán, menciona además las cantidades colectadas en ese año y en un rubro especial señalaba el monto de los diezmos pagados por los indios. De acuerdo con este valioso testimonio, la región que más aportaba era la del Bajío, seguido de la zona central de Michoacán y por último la Tierra Caliente; las cantidades se dividen así:


Fuente:

1.- León Alanís, Ricardo. Los orígenes del clero y la Iglesia en Michoacán 1525-1640. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.- IIH. Morelia. 1997. pp. 282-284.

Tabla: ACCM. Actas de Cabildo, vol. 4 años 1635-1638 f.31

jueves, 16 de julio de 2015

Fray Juan Bautista Moya ¿realmente estuvo en Xidoó?

    De lo mucho que se ha dicho y poco estudiado, de la historia antigua de Salamanca, hay un dicho con el cual nunca he estado de acuerdo, por un lado el que el nombre que en la segunda mitad del siglo XVI en una congregación de otomíes era el de Xidoó, por el otro de que recibe el nombre de San Juan Bautista Xidoó por haber sido fray Juan Bautista Moya el que vino a evangelizar esta zona. Lo primero, lo del nombre Xidoó no acabo de aceptarlo porque en las pocas referencias cartográficas que hay de la época, en ninguna se menciona comunidad que lleve ese nombre. La otra, lo del fraile agustino conocido por el mote o título de "Apóstol de la Tierra Caliente", de haber andado por acá, no se hubiera limitado a evangelizar solamente esta comunidad, y, lo más seguro es que hubiera pasado por Yuririapúndaro, en donde existía una fundación de su orden y por Iripuato, que era la única congregación de españoles en la zona.
    En la merced de fundación que otorga el Virrey, conde de Monterrey el 16 de agosto de 1602, hace referencia de que la nueva villa de españoles se ubique en el Rincón de Alonso, que para entonces ya se le conocía con el nombre de Rincón de San Bartolomé, y Surummutaro, de haber existido una congregación de nombre Xidoó, creo que se hubiera mencionado en el documento como punto referencial y eso no ocurre. El Apóstol de la Tierra Caliente estuvo un tiempo en Tacámbaro, otro en Valladolid, su salud no era del todo buena, por lo que no creo se hubiera aventurado a evangelizar en tierras desconocidas para él en lo que hoy es el Bajío de Guanajuato. Quizá la confusión creada en torno a él se deba a que por el rumbo de lo que hoy es la laguna de Yuriria había un poblado de nombre Sirándaro y, efectivamente, fray Juan Bautista Moya fundó un Sirándaro, pero en la Tierra Caliente. La confusión se acrecenta en la Goegrafía Histórica de la Nueva España de Peter Gerhard, la poner en duda el nombre que tenía la región en dónde se levantaría la villa de Salamanca, al escribir: Barahona o Sirándaro.

    La siguiente es una biografía corta del fraile agustino que, sin caer en detalles, nos dice de las fundaciones que hizo y de los sitios por los que pasó, sin mencionar siguiera algún punto del Bajío guanajuatense:

   "Misionero y religioso, fundador de Pungarabato. De la orden de los religiosos agustinos, pasa a la historia como el “Apostol de la Tierra Caliente”, fundador de la mayor parte de los pueblos de la región, pero sin duda el pueblo clave, el punto estratégico para su misión pastoral, lo es, Pungarabato. Hijo de los hidalgos españoles, Jorge de la Moya y Tomasa de Valenzuela, nace en Jaén de Andalucía, España, el 24 de junio de 1504, descendiente de la Casa Solariega de la Villa de Moya. Fue criado en buenas costumbres y en buena doctrina, donde aprendió latín, griego, idiomas en los que era elocuentísimo. ES descrito como varón apuesto, mediano en estatura de cabeza señera, cabello rizado, frente amplia y despejada, rostro ovalado, ojos grandes y zarcos, cejas pobladas y bien arqueadas, nariz recta y levemente aguileña, boca pequeña de finos labios y tez blanca de mejillas sonrojadas. Sus biógrafos lo definen como hombre de clara inteligencia, memoria feliz, voluntad dócil para el bien e inquebrantable ante el mal, corazón sencillo y afectuoso, palabra fácil y juiciosa, voz bien timbrada; cordial, comunicativo, entusiasta, generoso, leal, sincero, prudente, comedido, cortés activo, diligente, más inclinado a lo práctico que a lo especulativo, modesto, benigno y de una simpatía arrebatadora".

   "Es ordenado por fray Tomás de Villanueva prior del convento agustiniano un 23 de diciembre de 1521. Empieza a profesar el día de navidad de 1522. Reanuda estudios de filosofía y teología durante un sexenio. Cubre la especialidad en teología positiva y moral y sagrada escritura. Evangeliza a los pobres de las parroquias rurales de 1530 a 1533. En compañía del beato Alonso de Orozco de 1533 a 1536, continúa con su vocación. Se embarca a América en 1536 a las órdenes de fray Juan Francisco de la Cruz. Establecido en México, se ocupa de enviar una pintura de la Virgen de Guadalupe a la catedral de Jaén. Tras permanecer 6 meses en la capital virreinal parte a las tierras tropicales de Chilapa, acompañado de fray Agustín de la Coruña. Después de obtener autorización se lanza a los campos vírgenes en pos de su misión evangelizadora. De 1537 a 1543, evangeliza una vasta región bajando de Tlapa por el oriente, surgen las comunidades cristianas de Teotepec, Zapotitlán, Patlicha, metlatonoc, Quetzalapa, Miahuicinapa, Acapulco, Atoyac, Tecpan, Petatlán, Quetzalapa, Miahuichinapa, Zihuatanejo, Petachalco y Zacatula, y luego por la vertiente del Balsas, Ajuchitlán, Teololapan, Totoltepec, Xochicalco, Tetela, Huatla y Tlacotepec. En cada comunidad levanta una iglesia, según la capacidad del pueblo por él formado, y en los mayores funda también, escuelas y hospitales".

   "De 1543 a 1553, hace vida conventual, siendo electo Prior del Convento Máximo de México en mayo de 1543. Es reelecto prior el 4 de mayo de 1545; va a las misiones como prior de Huachinango, Puebla, en la Huasteca se junta con su compañero el célebre fray Antonio de Roa. Renuncia al priorato y pide autorización para misionar la tribu Otomí, recibiendo respuesta favorable a principios de 1546, predicando desde entonces hasta la pascua de 1551, establece la doctrina de Zempoala con varias visitas alrededor, misión donde logra la docilidad de la raza hosca, altiva y escurridiza, enseñándoles además, a labrar la tierra. En 1551 es electo Definidor junto al provincial fray Jerónimo de Santiesteban. Retorna a México como consejero y ahí se enferma de angustia, quizá al sentirse oprimido por las calles citadinas, extrañando el medio serrano. Parte en diciembre de 1551 a Valladolid".

   "Sobre la llegada de fray Juan Bautista Moya y Valenzuela a la Tierra Caliente, existen dudas, en tanto que el padre Nicolás P. Navarrete, en su Historia de la provincia agustiniana de San Nicolás de Tolentino de Michoacán, indica que la entrada de fray Juan Bautista debe fecharse para el tiempo pascual de 1554, algunos otros estudiosos señalan que para marzo de 1553 se encuentra en Tiripitío, tomando después Pungarabato como centro de sus afanes misionales, otros autores plantean la llegada de Moya en 1552. Respecto de su misión evangelizadora en la Tierra Caliente, el padre Navarrete la divide en dos ciclos; el primero hacia los años 1554 a 1560, iniciando en Ario de Rosales, donde crea el Centro Misional de la Huacana; después se carga hacia occidente por la Cuenca del Tepalcatepec, organizando Zicuirán, Parácuaro, Santa Ana de Amatlán, Buenavista, Tomatlán, Apatzingan, Tepalcatepec, Coacolmán y Aguililla".

   "El segundo ciclo se va de 1560 a 1567, su misión se caracteriza por ser más fecunda y más heroica. Su partida de Tacámbaro se da el lunes 2 de junio de 1560, emprendiendo su ruta por la margen izquierda del río Tacámbaro, y el primer pueblo importante que fundó por ahí fue Turicato, obra que le llevó un año. Para mediados de 1561, se encuentra en la región sureste en los límites de Michoacán y Guerrero. Establece su cabecera misional en Pungarabato, pueblo al que funda antes que a los demás; de 1562 a 1563, surgen Carácuaro, Nocupétaro, Huetamo y San Lucas. De 1564 a 1565 recorrió evangélicamente toda la cuenta del río Balsas hasta su desembocadura en Costa Azul, fundando muy al principio muy al pueblo de Zirándaro, que le fue tan querido. Por la costa sur estableció centros de cristiandad hasta Coahuayana, regresa tierra adentro y levanta los pueblos de Aquila y Aguililla. Después baja a la mar, llega a Zacatula, dejando de paso organizados la cabecera y varios poblados de la actual Villa de Arteaga. De Zacatula se dirigió a Pugarabato para después marchar a Zirándaro por algunos meses, librando al pueblo de las desastrosas inundaciones que lo asolaban. De 1565 a 1567, se establece definitivamente en Pungarabato, ya que fue el último de su existencia misionera".

  "En 1567 es notificado por fray Juan Medina de Rincón de la entrega de las misiones a Antonio de Morales, ordenándose su cambio a Tacámbaro. Ya enfermo renuncia al priorato y solicita parar el resto de su existir en Valladolid, a donde es trasladado en noviembre de 1567 por los mismos indios en una camilla tejida de mimbre en estado deplorable de salud. Muere un sábado de las témporas de adviento, 20 de diciembre de 1567, con cerca de 64 años y 46 de hábito".

   "En conclusión, la mayoría de los historiadores coinciden en que Pungarabato es el principal centro misional de fray Juan Bautista Moya en la región de Tierra Caliente, pueblo que funda antes que a todos. El Dr. J. Guadalupe Romero en su obra La estadística del obispado de Michoacán en la página 142, refiere que fray Juan Bautista Moya, escogió Pungarabato como centro de sus misiones, enseñando la religión, las letras y las artes, abrió caminos, fundó el hospital de La Concepción y planteó una escuela de música y coro en cuya labor le ayudaron unos catequistas que llevó de Tacámbaro, fincó, asimismo, convento e iglesia con paredes de cal y canto –una de las mejores, según refiere, el autor- cubierta con una enorme tijera, cuyas maderas trajeron los indios en hombros desde partes muy remotas; hecha la iglesia, trazó la plaza, calles y solares a la manera con que estaban trazadas las de Tiripitío. Fray Juan Bautisma Moya y Valenzuela, fundador de Pungarabato y último apóstol de la Tierra Caliente de Guerrero y Michoacán". (1)

   Así pues, el que fray Juan Bautista Moya haya obtenido, al poco de su llegada a Nueva España, autorización para misionar en la zona otomí, no quiere decir que la anduvo toda y mucho menos en la zona de peligro y de enfretamientos continuos con los pueblos de la Gran Chichimeca, el documento menciona solamente a Cempoala, eso es por el rumbo del actual Estado de México, nada se dice de su andar por el Bajío, y su presencia es tan fuerte en la Tierra Caliente que, prácticamente, todas los pueblos por él fundados están dedicados a San Juan Bautista, una razón más para seguir confundiendo la idea de que San Juan de la Presa fue fundación del padre Moya. Dudo que él haya pasado por estos rumbos, más aun, que  haya hecho una fundación.

  Aquí descansan los restos de Fray Juan Bautista Moya, en el Templo de San Agustín en Morelia. Al fraile, hace mucho se le inició la Causa para elevarlo a los altares, pero solamente ha llegado al segundo nivel, el de Venerable. Y, ahora que lo pienso a profundidad, en caso de que hubiera él estado en eso que insisten en llamar Xidoó, creo que en el templo agustino de Salamanca se le hubiera colocado, al menos, una placa.

Fuente:

1.- Espinoza Quiróz, José de Jesús; Arias Catillo, Víctor Manuel. Monografía del municipio de Pungarabato. H. Congreso del Estado Libre y Soberano de Guerrero.Chilpancingo, 2002 pp. 159-164

miércoles, 15 de julio de 2015

La fiesta patronal del Barrio de San Pedro, en Salamanca, 2015

   Este año, que me he propuesto asistir a la mayor cantidad de fiestas patronales que me sea posible en el municipio de Salamanca, he sacado varias conclusiones,  a sabiendas de que vamos a medio año y nos falta la otra mitad con sus respectivas fiestas. Una de ellas es profundizar en el estudio de la presencia de las ceras, de esas velas escamadas que se han vuelto bien características de Salamanca, la otra, la organización de las mayordomías.

   Conaculta, a través de la Dirección General de Culturas Populares, se ha dado a la tarea, desde hace dos o tres décadas de estudiar, registrar y documentar todo lo relacionado con fiestas patronales que, al paso del tiempo se han ido modernizando, algunas se han secularizado totalmente y otras más guardan mucho de sus orígenes, y, más aun, mucho de los rasgos indígenas que, la sincretizarse con el Catolicismo, sobreviven hasta nuestros días y eso en Salamanca aun no se ha estudiado.

   Las mayordomías fue un concepto traído de la mano de la evangelización, en buena medida es la opción que los creyentes tiene para obtener un cargo importante en la organización de la fiesta y recibir una serie de canongías, como el hospedar al santo, a la imagen venerada en una comunidad en su casa. Esto, de algún modo, los hace sentir mayor proximidad hacia la cosa religiosa. El mayordomo obtiene una serie de obligaciones al contraer el compromiso que el puesto otorga, el mayor de ellos es organizar la fiesta, para eso, es necesario no sólo uno sino varios mayordomos.

   Dentro de la organización aparecen también los Diputados, que en términos de festividades, onomásticas y santorales, son personas que también adquieren ciertos privilegios, ciertos honores al ser hospederos del santo o la imagen reverenciada y la obligación de cooperar en algo en la fiesta; sea la comida que el adorno del templo, la música, los cuetes o el castillo. En México hay lugares, especialmente en las cercanías de la ciudad de México, en los que el ser mayordomo es el honor más grande que pueda haber y se llega al extremo en Xochimilco que la lista de mayordomos está completa de aquí a la penúltima década del siglo XXI.

   Las mayordomías adquieren gran importancia en los pueblos de Yucatán en donde, al igual que en el centro de México, ellos hospedarán, en algunos casos, la imagen reverenciada, harán la procesión, portarán una serie de elementos decorativos y rituales que son propios de la cultura maya y ofrecerán la comida a todos los participantes, con la característica que ellos llaman a estas celebraciones patronales como Gremios, termino que en Salamanca está asociado a las festividades de la Octava de Corpus.

   Sucede que, en el barrio de San Pedro, la fiesta, si bien ya tiene buenos tintes de secularización, mantiene una fuerte tradición originada hace varios siglos pues la figura del Mayordomo es cosa habitual y las obligaciones que contrae son, al igual que en casi todo México, la de organizar la fiesta, ofrecer comida, adornar el templo, llevar la música y la pirotecnia. Todo esto amerita un estudio antropológico pues, (vuelvo a insistir con la palabra) la fiesta se está secularizando y antes de que se pierda toda la idea original de ella, será bueno documentarla.

   Las fotografías que ahora te comparto las tomé ese lunes, día de San Pedro, fueron un poco a la carrera pues había amenaza de lluvia y vaya que si llovió esa noche. No creo que la lluvia haya apagado las buenas intenciones de los fuegos artificiales y el baile, pues en la tarde, cuando fui, todo estaba ya dispuesto para celebrar la fiesta patrona, como marca la tradición.