miércoles, 26 de febrero de 2014

¡Cuanta razón tuvo Rojas Garcidueñas en dejar memoria de lo que eran las casas en Salamanca!

   La verdad sea dicha: no me canso de leer, releer y leer una vez más lo que José Rojas Garcidueñas escribió, casi que a manera de apuntes y se convirtió en libro de consulta para todos aquellos que gustamos de la Historia, más aun de la Historia de Salamanca. (Lo que vemos en la toma se trata de la calle Zaragoza en dirección sur-norte resaltan dos fachadas de las que fueran casas señoriales en Salamanca, en una de ellas, la primera a la izquierda, donde viviera Lupe Aguinaco. La otra, en la esquina con Hidalgo, la que se dice fue diseñada por Tresguerras).

   Y no me canso de leerlo porque, cada vez que lo hago encuentro un dato nuevo, algo que había pasado desapercibido en la lectura anterior. A Rojas Garcidueñas hay que leerlo con calma, en ocasiones con un diccionario a la mano, especialmente cuando nos engolosina con su especialidad: en el manejo de la lengua española, no en balde fue Miembro de Número en la Academia Mexicana de la Lengua, único salmantino en obtener semejante distinción. Es de los pocos guanajuatenses que lo han logrado un sitio en dicha Academia.

   En la foto anterior vimos el "Portal del Bachiller" que lleva ese nombre en su honor y que más bien todos conocemos como Portal Bravo o, en todo caso, como "el portal de la Minerva", lugar en donde don José vivió esos años de infancia y pre adolescencia en Salamanca, en lo que ahora convertido, en la planta baja en Farmacia Guadalajara, oculta entre los anuncios de las ofertas de esa tienda, la placa que nos recuerda que fue allí, precisamente, en donde nació.

   Esta es la Casa Colorada, si sus paredes hablaran nos contaría muchas historias. Historias de las familias más arraigadas en Salamanca, algunas ya desaparecidas, como Argomedo, Covarrubias y González. Creo que también de los Orozco. Con todo esto a lo que voy no es a adentrarme a eso que a muchos gusta, no a mi, que son esas infinitas historias de lo que fue, lo que hubo y lo que tuvieron algunos miembros de la sociedad salmantina, sino más bien a rescatar lo poco que queda de patrimonio material, de patrimonio arquitectónico, en Salamanca.

   Rojas Garcidueñas dice en su multicitado (en este blog) libro de Salamanca: Recuerdos de mi tierra guanajuatense, que será bueno dejar memoria de como eran las casas en Salamanca pues, al paso que vamos, todo eso se perderá. Y es justo allí en donde digo ¡cuanta razón tenía don José!

  "En la Villa de Salamanca la arquitectura civil: construcciones municipales y casas particulares, fue siempre modesta, aunque no pobre, en general. La traza, como era y sigue siendo lo ordinario sobre todo en el centro del país, luego del zaguán tenía un patio con las habitaciones en tres o cuatro de sus lados y si la casa era amplia, un segundo patio y siempre un corral, de muy variable tamaño, para los animales domésticos y servicios de la casa. En cuanto al alzado, las paredes maestras y algunos pilares o columnas y arcos en corredores y vanos de puertas grandes, eran de piedra y en casas más modestas los muros eran de adobes grandes y pesados; el uso frecuente de tabique o adobe cocido se encuentra más en construcciones del siglo pasado y el actual. La cubierta de las casas se hacía de azotea sobre vigas de madera, y los tejados se utilizaban casi solamente para cobertizos, trojes y otras dependencias secundarias. Consigno aquí estos datos, que pueden parecer superfluos, pero es que al ver la gran proporción de viejas casas que han desaparecido y la rapidez de los cambios impuestos a la ciudad, es posible que lo que para nosotros fue ordinario y sabido, dentro de medio siglo sea desconocido e histórico.

  Naturalmente no se conserva en Salamanca (igual ocurre incluso en México) ninguna construcción original ni antigua del siglo XVII y apenas restos muy escasos del siglo XVIII, que están desapareciendo totalmente. Es claro que me sigo refiriendo a las construcciones civiles, no a la arquitectura religiosa. Al correr de los años los propietarios fueron modificando sus habitaciones o reconstruyéndolas, con los materiales y siguiendo las formas arquitectónicas usuales en el tiempo de tales reformas o reconstrucciones, de modo que podemos ver casas que fueron construidas en el siglo XVIII y que tienen arcos o puertas y ventanas de formas del estilo neoclásico, porque esas partes fueron reformadas en el siglo pasado.   En tales condiciones es imposible señalar la evolución que, poco a poco, fue teniendo el aspecto de Salamanca a través de los años; sin embargo, algunos indicios hay para suponer que, hacia los finales del siglo XVIII, Salamanca empezó a tener las características que mantuvo en el siguiente siglo, de nosotros ya mejor conocidas, unas por viejas fotografías y otras porque alcanzamos a verlas y a vivirlas en la primera mitad del siglo actual.

  Uno de esos poquísimos datos lo he encontrado en mi archivo particular, en una de las viejas escrituras relativas a la casa que fue más tarde de mis abuelos Rojas y Cerón de Cisneros; dice: “En la Villa de Salamanca a primero de agosto de mil ochocientos y veinte y uno... don Francisco Santana vende... a doña Juana Duarte... una casa ubicada en la plaza mayor desta dicha Villa... tiene fabricado un portal que cae a la misma plaza, tienda, trastienda, zaguán, sala, cocina, bodega”, etc., y otros cuartos en los altos, la que hubo por herencia que le dejó su padre capitán don Juan Antonio de Santana, quien la tuvo por compara “como es de verse de la escritura que en esta villa le otorgó a quince de junio del año de mil setecientos noventa y dos ante don Ysidro Rodrigues del Castillo Escrivano Real, publico y de cavildo que fue desta villa...” De lo anterior se deduce, que ya en 1792 o seguramente desde años antes, esta casa (que hoy es la número 15 del Portal Bravo) ya tenía portal a la Plaza Mayor, que indudablemente es el mismo y subsiste, y habitaciones en la planta alta. De ese tiempo son, como se ve por la forma y antigüedad de algunos de sus arcos, aunque otros pueden haber sido reconstruidos más tarde.

  También es anterior al año de 1800 la casa con fachada de cantera, en la esquina de las calles hoy de Allende y Cinco de Mayor, desgraciadamente muy subdividida y alterada, que tiene (no se si los conserva) en su patio, arcos mixtilíneos que son de igual estilo barroco del que vemos en algunos patios de Querétaro; dicha casa era llamada en Salamanca “de la Inquisición”, tal vez pro haber tenido labradas una cruz de dobles brazos, como la del escudo del Tribunal del Santo Oficio, o por haber sido construida por un comisario de ese Tribunal del la Inquisición, según la tradición ha repetido, no se si con fundamento.

   Dice Pedro González que “el Santuario de Guadalupe es... casi del tiempo del Hospital primitivo...”; es decir, del siglo XVI, lo cual es absolutamente inadmisible por varios motivos que sería largo exponer aquí; es posible que hubiera un templo guadalupano anterior al que vemos, pero de ningún modo antes de la segunda mitad del siglo XVII; como quiera que fuese, hacia 1790 funcionaba una reunión de personas, entre ellas mi antepasado don Teodoro Gutiérrez, que anos antes había adquirido la casa próxima al santuario en la esquina de esa misma cuadra (actual cine Rex) (*) cuya escritura poseo, y esa junta y asociación piadosa reunía y administró  fondos de donativos para la construcción o acaso reconstrucción del Santuario de Guadalupe, y de eso años cercanos a 1800, debe ser su actual portada ya definida y claramente de estilo neoclásico". (1)

 * Habrá que apuntar algo, aquí don José tuvo una confusión, dice de esa casa, desaparecida hace muchos años, quizá 40 o 50, en donde se construyó el Cine Rex, no es así, lo que se construyó fue el Cine Salamanca, él mismo lo dice, que es la misma cuadra del Santuario de Guadalupe, y sí, en efecto esa propiedad era de su familia.

 Sin exagerar, creo que son, a lo más, una docena de casas las que sobreviven en Salamanca que cuentan más de un siglo y que no han sufrido de intervenciones, algunas están deterioradas, una de ellas vi como fue demolida, aquella que, creo, fungió como anexo a la cárcel de mujeres, se encontraba entre el enorme depósito de agua sobre la calle de Allende, a un costado de la que era la entrada posterior del estacionamiento en donde ahora se construyó la Tienda del Sol, a espaldas de lo que fuera el Cine Rex.

   De los varios centenares de "fincas urbanas" registradas al finalizar el siglo XIX, nos sobrarían dedos de una mano para contarlas... lamentablemente.




Fuente:

Rojas Garcidueñas, José. Salamanca: Recuerdos de mi tierra guanajuatense. Editorial Porrúa. México, 1982. pp.54-56

1 comentario:

  1. Hola, que increíble, nunca me había fijado que habla de las escrituras de la casa de mis abuelos en el Portal, gracias por recordarlo.
    Rosa maría Rojas

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