Justo me acaban de preguntar, que cuál es la propuesta social que puedo (podemos) hacer para Salamanca en estos días. Mi respuesta fue clara, rotunda y contundente: Ocurrió una enorme pérdida patrimonial en los años cuarenta del siglo XX, cuando Salamanca brincó de la apacible vida de un tranquilo pueblo del Bajío a la vida ajetreada de una ciudad industrial y hoy estamos volviendo a vivir lo mismo, solo que estamos brincando de ser una ciudad industrial a la integración de un grupo de ciudades industriales que forman Celaya-Salamanca-Irapuato. Estamos en la última llamada para rescatar lo poco que queda del patrimonio material y de documentar más a fondo el rico patrimonio histórico con que contamos.
Del patrimonio material, son pocas las edificaciones civiles que quedan en Salamanca, son contadas con las manos, algunas están en buenas condiciones, otras son ruinas, pero conservan aun la fachada. Salamanca era una ciudad integral en el sentido de que todas las construcciones eran casi de las mismas dimensiones, esa línea está perdida. Y esa serie de fotografías dan cuenta de eso poco que nos queda. Esperemos que no se vengan abajo.
En cuanto al rescate y difusión, será bueno recordarte que hace poco apareció la reedición del mejor libro que sobre Salamanca se ha escrito, el de Rojas Garcidueñas: Salamanca, recuerdos de mi tierra guanajuatense. Está a la venta en las librerías locales, allí podrás enterarte de mucho de lo que es la Historia de Salamanca.