martes, 28 de junio de 2011

Salamanca fue testigo de la expulsión de los Jesuitas en 1768

Como lo hemos visto en las páginas de la historia, y lo seguimos comprobando en la actualidad; una de las circunstancias que han favorecido al crecimiento (para bien o para mal) de Salamanca ha sido, indudablemente, su ubicación. Fueron innumerables los personajes que, en la época colonial pasaron por Salamanca, igualmente durante la guerra de Independencia y a lo largo del siglo XIX. Hasta el momento, quizá por falta de conocimiento o por no darle el justo reconocimiento de la participación del pueblo salmantino, no nos hemos detenido a observar minuciosamente el enorme libro que conforma la Historia de México y pensamos solo en los grandes acontecimientos que marcan a una población, pero, por mínima que haya sido, esas páginas llenas de historia, marcan ciertos acontecimientos relevantes los cuales, debido a la ubicación geográfica, nuestra ciudad aporta, aunque sea en forma mínima, su participación. Tal es el caso del negro episodio que, luego del enojo del rey de España, Carlos III, ordena que todos los miembros de la Sociedad de Jesús o de la Compañía, salgan de sus territorios, incluidos los de Ultramar.


En Salamanca no hubo avanzadas jesuitas aunque las tuvimos muy cerca en León, Guanajuato y San Luis de la Paz y fueron ellos, los Jesuitas avecindados a distancias medianamente cortas de la ciudad de México los primeros en ser obligados a abandonar la Nueva España. De las distintas comunidades ya establecidas fueron concentrados entre los días 23, 24 y 25 de junio de 1767 para luego salir de Veracruz hacia su exilio en Europa, fueron obligados a salir solo con lo que tenían puesto y todas sus propiedades fueron incautadas, fue una medida drástica. Pero los Jesuitas se habían establecido no solo en el centro de México, las más apartadas de sus misiones se localizaban en los actuales estados de Sinaloa, Sonora y Baja California Sur.



"El virrey de la Nueva España, Carlos Francisco de Croix, recibió la orden real girada por el conde de Aranda, y la hizo efectiva del 23 al 25 de junio de 1767 en las provincias de la colonia, excepto California, a donde el virrey mandó al capitán Gaspar de Portolá con el cargo de gobernador y con la grave comisión de ejecutar el decreto del rey". (1)


Será bueno poner atención a las fechas, como esta, por ejemplo, la del 25 de junio, cuando quizá ese día o dos días antes, los Jesuitas de León y Guanajuato eran obligados a salir, consecuentemente su paso fue por Salamanca y ese día se festejaba al Sagrado Corazón de Jesús, consecuentemente la villa de Salamanca estaba de fiesta celebrando la Octava de Corpus.


Dada la distancia y lo complicado de llegar a Sonora y muy especialmente a la península de Baja California, deciden concentrar a los Jesuitas de esa región en una apartada misión sonorense, de nombre Mátape, cosa que no fue posible pues los 15 jesuitas que habitaban en la Baja California son embarcados el 3 de febrero de 1768 en Loreto rumbo a San Blas para de allí continuar a Guadalajara y luego de pasar por Salamanca y ser, quizá, alojados en el Convento Agustino, continuar a la ciudad de México rumbo a Veracruz. Si calculamos cuatro días de travesía por el Pacífico, a San Blas llegarían el 8 de febrero y como era una salida forzosa y obligada, el cruce hasta Veracruz debería ser a marchas forzadas, con rapidéz, quizá fue que este grupo de 15 padres Jesuitas, formado por 6 españoles: Arnés, Barco, Escalante, Franco, Ventura y Villavieja; 1 francés: Baegert; 2 bohemios: Bischoff y Link; 2 mexicanos: Díez y Rothea; 3 Alemanes: Ducrue, Hostell y Retz y un checo que llevaba entre sus ropas los dibujos realizados en la Baja California que actualmente son los testimonios de la vida cotidiana de la península. Todos ellos pasaron por Salamanca y quizá pernoctaron en el Convento de San Juan de Sahagún bajo la hospitalidad de los padres Agustinos, esto quizá ocurrió entre el 15 y 18 de febrero.


El caso de los padres Jesuitas ubicados en Sonora y Sinaloa tuvieron una larga y cruel prisión, además de una serie de vicisitudes a lo largo de su viaje hacia Veracruz que vuelven esto como la más penosa de las partidas ocasionadas por la expulsión de los Jesuitas a consecuencia de la Pragmática Sanción de 1767.


"Los relatos del viaje señalan que al día siguiente arribaron a un pequeño pueblo no lejano a San Juan, [de los Lagos] en cuya iglesia, atendida por capuchinos, fueron muy bien recibidos, celebrando misa a las tres de la madrugada y aceptando una invitación del Superior para tomar chocolate. El día 22 por la mañana partieron a León, lugar donde los de su orden habían tenido un colegio; allí los pobladores les expresaron su sentimiento y les solicitaron bendiciones. Después de un descanso en dicho punto, el día 24 partieron a Silao, alcanzando las goteras del monasterio agustino en Salamanca el día 25 [de agosto de 1768]..." (2)


Indudablemente que la Historia de Salamanca es rica, es solo cosa de irnos adentrando más en ella y verla con otros ojos, unos ojos que son auténticamente salmantinos y que quieren ver un poco más allá de el plácido horizonte que en el Bajío tenemos.


Fuentes:


1.- Ponce Aguilar, Antonio. Historia de Baja California. De cueva pintada a la modernidad. Biblioteca Loyola. Tijuana, 2002.
http://loyola.tij.uia.mx/ebooks/historia_baja/%5B16%5D%20%20La%20expulsi%F3n%20de%20los%20jesuitas.%20XII.pdf


2.- Montané Martí, Julio César. En torno a la expulsión de los jesuitas de Sonora. Seis expulsiones y un adios: despojos y exclusiones en Sonora. Coordinador Gaeda Bustamante, Aarón. Plaza & Valdés. México, 2003.

Enlaces:

Para entender mejor la penosa travesía, entra aquí:
http://vamonosalbable.blogspot.com/2011/06/una-penosa-travesia-por-el-mar-de.html

Para ver los dibujos del padre Tirsch, entra aquí:
http://vamonosalbable.blogspot.com/2011/03/los-dibujos-del-padre-tirsch-sobre-baja.html

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