lunes, 17 de diciembre de 2012

1750: El capitán Don Juan Antonio Santana, el amo de Salamanca.

Tenemos la idea de que nuestros vecinos son Irapuato, Valle y Celaya, esto creo se debe a que, cuando vemos el mapa carretero, Salamanca aparece al centro de las poblaciones mencionadas, pero olvidamos que, geográficamente, hacia el escarpado norte del actual municipio de Salamanca, se encuentra el municipio de Guanajuato. Guanajuato esencialmente minero, Salamanca, esencialmente agrícola. A esto aunamos la riqueza que las minas de Guanajuato produjeron, especialmente en el siglo XVIII y la feracidad de los campos salmantinos. Esto trajo por consecuencia el oportunismo siempre reinante a lo largo de la Historia de México y tenemos por resultado que, hubo una vez en Salamanca, Guanajuato, un hombre tan rico que poseyó terrenos que abarcaban casi la mitad de la municipalidad, los cuales equivaldrían, hoy día a algo así como 30,000 hectáreas. El capitán don Juan Antonio Santana era un auténtico terrateniente. De él no encontramos muchos datos en cuanto a fechas, pero sabemos que nación en la Villa de Lagos, quizá en el primer cuarto del siglo XVIII.

La siguiente duda que hay es sobre su grado. En algunos documentos se anota como Capitán, títulos que, en la Nueva España se solían comprar y no nos indica que haya sido, precisamente un capitán de Dragones, simplemente era Capitán ¿de quén? no lo sé. Otra duda que aparece es que, en ocasiones, se le anota como Santana, en otras como Santa Ana y en otras más como Santa Anna, cosa que, también era común en la época virreinal en la que los escribanos no tenían precisamente una magnífica ortografía. Intuimos que se avecindó en la ciudad de Guanajuato en la década de los años 60 del siglo XVIII pues hay noticias de que en 1764 recibe cuatro barras de la mina La Valenciana. Tradicionalmente las minas constaban de 24 barras, que eran lo que hoy conocemos como las acciones, así pues, nuestro personaje era poseedor del 16.6%, en pocas palabras, era un auténtico millonario.

"De manera paralela y unos años antes -en 1764- por medio de una memoria extrajudicial Francisco de Espinoza relata haber donado una de las barras de la mina de Valenciana de que era poseedor su compadre Juan Antonio de Santa Ana y en el caso de que el donante falleciera de la enfermedad que le aquejaba en ese momento habría de donarle al mismo personaje las restantes tres barras. No obstante lo anterior, lo que en 1764 parecía el traspaso de unas acciones de minas aparentemente sin ningún valor para el donante se convirtió después de la muerte de Espinoza en un largo y penoso litigio entre sus sucesores y Santa Ana en 1776, quienes habían de disputarse la posesión de las barras del yacimiento que en esa fecha ya había dado muestras importantes de los valiosos frutos que sería capaz de producir. A pesar de los reclamos de los sucesores de Espinoza, la donación fue declarada válida por el Alcalde Mayor y Juan Antonio de Santa Ana obtuvo la posesión definitiva de las cuatro barras de la mina de Valenciana". (1) Lo que vemos es el mapa del actual municipio de Salamanca.

En todos los libros consultados, -que fueron una docena- para que nos dieran más datos sobre este personaje de nombre José Antonio de Santana se menciona solamente que era un "socio inactivo de la mina de la Valenciana" que poseía 4 de las 24 barras en que se dividía la posesión de la mina más rica de la Nueva España y que fuera entorno a ella que se dijera "Tres cuartos de la plata que circula en el mundo viene de Guanajuato".  No nos dice más. Aunque hay un dato, ligero pero que nos conduce a las relaciones que mantenía con la gente de Guanajuato pues era compadre de Francisco de Espinoza.

"De la misma manera, el futuro conde de la Valenciana tampoco permaneció mucho tiempo en el poder de sus 16 barras restantes, ya que tan solo catorce días después -el 24 de noviembre de 1760- vende cuatro barras más a Francisco de Espinoza, comerciante de la ciudad en 200 pesos de oro común, con lo que su participación en la Mina de las Ánimas quedó reducida a tan sólo doce barras que representaban el 50% del total de las acciones. En este asunto resulta muy interesante notar que en la escritura de venta a Espinoza, Antonio de Obregón asegura ser el propietario de las 18 barras originales de la mina, siendo que el día 10 de ese mismo mes ya había vendido dos de sus acciones a Pedro Luciano de Otero, cuya escritura correspondiente fue levantada en el mismo libro y ante el mismo escribano que la referente a Francisco de Espinoza". (2)

Como veremos más adelante Jose Antonio Santana obtiene abundantes utilidades de la mina y comienza a hacerse de propiedades, primero en Guanajuato, luego en Salamanca que se volvería su sitio de residencia. En los libros consultados no aparecen las fechas en que vive aquí ni la ubicación de su casa la cual bien podemos pensar que era la más rica de la villa. Me pregunto si habrás ido su casa esa que conocemos tradicionalmente como "la casa del inquisidor", o, en todo caso, la de la esquina poniente de la misma manzana, esa que conserva parte de un rica rica arcada que nos dice haber sido una auténtica mansión virreinal.

En esta fotografía que tomé hace pocos días vemos una espléndida salida de la luna, la doceava del año de 2012, recordemos que este año contiene 13; al fondo se los terrenos llanos del centro del Bajío se levanta el cerro Gordo, el campo apenas cosechado de su abundante producción de maíz, misma que mantiene la tradición de más de cuatro siglos. Así de importante fue y sigue siendo Salamanca. A continuación transcribo el documento que nos muestra la cantidad de propiedades que Juan Antonio Santana poseía en Salamanca.

"Por superior decreto de cuatro de febrero proveído por el exmo. Señor Virrey, con previo dictamen del Señor Auditor, se manda que para la cómoda división de los Herederos del Capitán Juan Antonio Santana, salgan sus bienes al pregón por el término de derecho, comunicándose esta noticia en la presente Gazeta de los que son pertenecientes a esta 

TESTAMENTARIA

En la ciudad de Guanaxuato.

En la calle que llaman de Sopeña una casa alta valuada en 13 786 ps. 4 rs.
En la misma calle otra en 5 731 ps.
En el barrio que llaman del Calvario otra en 788 ps. 31/2 rs.
En la plazuela que nombran del Ropero otra, conocida por de Lucas el Monacillo, en 2 153 ps. 6.rs.
En el puente de Nava otra, conocida por de Alvarado, en 1 162 ps. 4 1/2 rs.
En el barrio de Desterrados otra, conocida por de Félix Rangel, en 584 ps. 3 1/2 rs.
Otra contigua a la misma, en 646 ps. 4 1/2 rs.
Otra en la calle de San Roque, conocida por de Joaquín, en 875 ps. 7 1/2 rs.
Última en la misma calle, conocida por de Córdova en 778 ps. 1/2 rs. Importando el valor de las nueve casas 26,506 ps. 3rs.

En la Jurisdicción y Real de Marfil.

Una hacienda de beneficiar plata nombrada San Nicolás, con su vivienda antigua y nueva: su fundición; azoguería: norias: tinas de deslame: pilas de lo mismo, y apuradora: patio de montones: galera de arrastres: idem de molinos: vivienda del Mayordomo: caballerizas: troxes: nueve casillas para vivienda de los operarios, con otras piezas más que constan en los Inventarios, y hoy se halla mas adelantada su construcción por el arrendatario D. Juan de Villamor, en 30 520 ps 3 1/2 rs. 
Otra hacienda de beneficiar plata en la misma Jurisidicción de Marfil, nombrada San Jospeh de Barreda, con su noria: vivienda: una pieza y otra casa nueva con carias piezas: atarjeas; capitalizados, todo en 12 845 ps. 4 1/2 rs .
Dos casas ubicadas en la misma Jurisdicción, la una que llaman de la Plazita, y la otra del Zancito: la primer en 4 602 ps. 1 1/2 rs. y la otra en 1 429 ps. 6 1/2 rs.
                                                                  Haciendas de labor
Dos haciendas de campo nombradas la una de la Santísima Trinidad, con tierras para labor de trigo y maíz; monte: potreros: muebles y fabrica en 14 226 ps. 1 1/2 rs.
La otra nombrada  San Francisco del Chapín, en 3 041 ps. 3 rs. y 250 ps. de un Rancho nombrado Calderones, que todas tres partidas hacen 17 517ps. 4 1/2 rs.

En la Jurisdicción de Irapuato.

Una casa en la calle Real, que fue de la asistencia de D. Vicente Miñón, con otras dos contiguas y otra en la misma calle Real con un pedazo de solar, cuyas tres fincas se hallan apreciadas en 7 522 ps. 1 1/2 rs. sin el menaje, y con ese y el todo de ellas, 8 238 ps. 1 1/2 rs.

"En la jurisdicción de Salamanca.- 

Once casas en diversas calles y a precios que por evitar prolixidad no se pone la suma de cada una y todas importan 20,303 ps. 1.5 rs. Las alhajas de oro, plata y diamantes, los reloxes de bolsa, armas, ropa de uso, fierro labrado, sillas de montar, cuero, jarcia, menage muebles de casa, imagenes de bulto y lienzo, carruages, vidrio, cristal, madera y otras cosas sueltas que se hayan apreciadas en los inventarios en 7,409 ps 5 rs.


Asimismo en dicha Jurisdicción se haya una hacienda nombrada de Los Dolores, valuada en 7,426 ps. Otra nombrada de Sardinas en 16,966 ps. Otra nombra de Doña Rosa, en 7,748 ps. Otra nombrada Santo Domingo en 6,192 ps. Otra nombrada de La Magdalena y Santiaguillo en 17,984 ps. 3 rs. Otra nombrada de St. Joseph Uruétaro en 51,575 ps. y su mueble en 4,553 ps. El rancho nombrado Santa Catarina en 10,000 ps. La Hacienda de Manzera y sus agregados, en 32,699 ps. 7 rs. Importando el todo de los bienes muebles, alhajas, aperos y haciendas de dicha Jurisdicición de Salamanca 185,256 ps. 4 rs.

En la Jurisdicción de San Luis de la Paz.

Se hallan cinco casas: la una en la esquina de la primera cuadra de la plaza: otra en que vivió D. Fernando de Villela: tercera en la calle Real donde vivió Doña María Francisca Cos: otra en el barrio del Tepetate, que fue de D. Juan Francisco Regis: apreciadas la primera en 3 487 ps. 1 rl. La segunda en 417 ps. y su Huerta que está al frente, en 740 ps. 1 rl. La tercera que también tiene Huerta, en 1 393 ps. La cuarta en 457 ps. y la quinta  en 173 ps. 5 rs. y todas juntas en 5 757 ps. 5 rs.

"Ultimamente en las haciendas referidas de Salamanca se han agregado, posteriormente varios pedazos de tierra, que en junto importan por sus escrituras de venta 2,258 ps. 4 rs. lo que deberán tener presentes los compradores que quisieren hacer postura, para que la hagan con arreglo a lo agregado de tierra a cada finca.

El cuerpo del caudal y bienes de la Testamentaria, reconocen con hipoteca general y especial, y deudas personales, 95 617 ps. 3 rs. y el cuerpo íntegro del cauda, 440 913 ps. 1 rl. 

Que posturas se admitirán según la inclinación de los licitantes a una o más fincas, sin que e entienda por ello que se deben hacer aquellas al todo.

En el oficio del Superior Gobierno del Señor D. Juan Martínez de Soria se hallan los Autos de esta Testamentaria, donde podrán instruirse los postores". (3)

"La nueva riqueza aportada por la élite terrateniente del Bajío por los beneficiarios del auge minero en Guanajuato se extendió más allá de León. La familia Septién lucró enormidades tanto con la minería como con el comercio en Guanajuato y luego invirtió en extensas haciendas en el Bajío oriental. El plan reivindicó con presteza la jefatura de la oligarquía terrateniente de Querétaro. Don Juan Antonio Santa Ana sacó las ganancias de sus acciones en la gran mina de la Valenciana y adquirió en los alrededores de Salamanca, ciudad del Bajío, propiedades que valían 450,000 pesos. En la segunda mitad del siglo XVIII vivió allí como un patriarca invirtiendo aun en la minería y en el comercio en Guanajuato y explotando allí una refinería de plata, a la vez que vigilaba las florecientes operaciones comerciales de sus fincas". (4)

Si no estas muy familiarizado con el territorio del municipio de Salamanca, te comento que de todas las haciendas mencionadas, ninguna de ellas existe. A lo más quedarán en pie algunos restos -escasos- de sus paredes de adobe. Doña Rosa estaba al centro-norte. Sardinas y Dolores al centro-oriente. Mancera, Santo  Domingo, Magdalena, Santiaguillo y Uruétaro al sur, abarcando toda la cuenca baja del río Lerma hasta los límites con el valle de Santiago. Juan Antonio Santana fue el "amo" de Salamanca durante la segunda mitad del siglo XVIII.

   Una de las casas que fueran propiedad de Juan Antonio Santana es la que se ubica en el Portal Bravo Nº. 15, actualmente allí es la Farmacia Guadalajara, antes fue La Minerva. "Un de esos poquísimos datos lo he encontrao en mi archivo particular, en una de las viejas escrituras relativas a la casa que fue más tarde de mis abuelos Rojas y Cerón de Cisneros; dice: 'En la Villa de Salamanca a primero de agosto de mil y ochocientos y veinte y uno... don Francisco Santana vende... a doña Juana Duarte... una casa ubicada en la plaza mayor desta dicha Villa... tiene fabricado un portal que cae a la misma plaza, tienda, trastienda, zagúan, sala, cocina, boega'. etc., y otros cuartos en los altos, la que hubo por herencia que le dejó su padre capitán don Juan Antonio de Santana, quien la tuvo por compra "como es de verse e la escritura que en esta villa le otorgó a quince de junio del año de mil setecientos noventa y dos ante don Ysidro Rodrigues del Cstillo Escrivano Real, publico y de cavildo que fue desta villa..." (5)


Nota:: Todas las imágenes las tomé recientemente en la zona centro-norte de Salamanca, en lo que fueran las extensas tierras que abarcaba la Hacienda de Sardinas, parte de ellas, en donde hoy se asienta la Refinería. La esquina retratada es la de Allende y Andrés Delgado, la única que conserva vestigios de construcciones del siglo XVIII en el centro de la población. Los mapas coloreados nos dan una ligera idea de la ubicación de las propiedades de don Juan Antonio Santana en Salamanca. Las de los portales, corresponden a uno de las festividades de Corpus pasadas.


Fuentes:

1.- Serrano Espinoza, Luis. Valenciana. El edificio y sus programas iconográficos. Ediciones La Rana. Guanajuato, 2003. pp 47, 48.

2.- Serrano Espinoza. Op cit. pg 43.

3.- Gazeta de México. Tomo VIII. No. 19. Del viernes 17 de Abril de 1795.

4.- Turino, John. De la insurrección a la revolución en México. Las bases sociales de la violencia agraria 1750-1940. Ediciones Era. México, 1999. pp 64, 65.

5.- Rojas Garcidueñas, José. Salamanca, Recuerdos de mi tierra guanajuatense. Editorial Porrúa. México, 1982.

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