La Virgen del Carmen es también venerada dentro de la Parroquia de El Señor del Hospital.
Patrona de las fuerzas armadas, de los transportadores y de los comerciantes. Una de las devociones más populares en América ha sido siempre la de la Sma. Virgen del Carmen.
Su nombre viene del Monte Carmelo, en Israel o Tierra Santa. A este monte se retiraba a rezar el profeta Elías, y en una ocasión en la cual Dios había castigado a su pueblo rebelde con un verano de tres años, Elías estando rezando en la cima del Monte Carmelo envió a su secretario a que observara en el horizonte para ver si veía algo. El otro volvió a contarle que se veía una pequeña nube. Con esto entendió Elías que ya iban a llegar las lluvias. Y en efecto la nube fue creciendo y se convirtió en una inmensa y muy provechosa lluvia que alegró enormemente a aquellas gentes que llevaban 36 meses sin agua.
Patrona de las fuerzas armadas, de los transportadores y de los comerciantes. Una de las devociones más populares en América ha sido siempre la de la Sma. Virgen del Carmen.
Su nombre viene del Monte Carmelo, en Israel o Tierra Santa. A este monte se retiraba a rezar el profeta Elías, y en una ocasión en la cual Dios había castigado a su pueblo rebelde con un verano de tres años, Elías estando rezando en la cima del Monte Carmelo envió a su secretario a que observara en el horizonte para ver si veía algo. El otro volvió a contarle que se veía una pequeña nube. Con esto entendió Elías que ya iban a llegar las lluvias. Y en efecto la nube fue creciendo y se convirtió en una inmensa y muy provechosa lluvia que alegró enormemente a aquellas gentes que llevaban 36 meses sin agua.
La Iglesia Católica ha creído que esa nubecilla que apareció en el Monte Carmelo era imagen o anuncio de María, la cual al aparecer en este mundo nos trajo la más bella noticia: la de que con Ella, por medio de su Hijo Jesucristo nos llegaría la más grande y provechosa lluvia de gracias sobre todos nosotros, pobres pecadores (Carmen significa: tierra fértil que produce muy buenos frutos. Eso es la devoción a N. Sra. del Carmen).
Desde hace muchos siglos se reunieron en el Monte Carmelo varios monjes a rezar y hacer penitencia, y la gente los llamaba Los Carmelitas. Estos religiosos le tenían una gran devoción a la Virgen Santísima y le erigieron un templo en esa hermosa montaña.
Pero en el siglo XI llegaron los mahometanos, terribles enemigos de la religión católica, y destruyeron todo a sangre y fuego. Muchos monjes, murieron mientras cantaban himnos a la Sma. Virgen, pero algunos lograron huir y embarcarse y llegar hasta Italia. Allá empezaron a propagar la devoción a la Sma. Virgen y las gentes los seguían llamando Los Carmelitas. Ahora los Padres Carmelitas y las hermanas Carmelitas siguen propagando en todas partes la devoción a Nuestra Señora.
Entre los monjes llegados del Monte Carmelo hubo uno que se hizo célebre por su santidad, por su amor a la Virgen y sobre todo por una aparición que recibió. Fue San Simón Stock. Dice la tradición que un 16 de julio (de 1251) la Sma. Virgen se le apareció y le prometió conceder ayudas muy especiales a quienes lleven el Santo Escapulario como un acto de cariño y devoción de honor de la Madre de Dios con deseo de convertirse y llevar una vida más santa.
Altar Mayor en el Templo del Carmen en Celaya, Gto. Obra maestra del Arquitecto celayense, Francisco Eduardo Tresguerras.
Muy pronto empezaron a notarse en todas partes las bendiciones y ayudas tan especiales que la Madre de Dios concedía a los que llevaban con fe y devoción el Santo escapulario. Incendios que se detenían. Inundaciones que se calmaban; tentaciones que se alejaban. Pecadores que se convertían. En Francia en plena batalla el rey Luis XI vio que a un soldado le llegaba una flecha dirigida hacia su corazón y en cambio se le clavaba en el escapulario y no le hacía ningún daño. Inmediatamente el rey y todos sus generales pidieron el escapulario y se lo colocaron. Ya sabemos que lo que salva de peligros no es el escapulario en sí, sino la Sma. Virgen que protege y defiende a quienes llevan esa insignia como señal del aprecio y la devoción que sienten por Ella. Ahora la Santa Iglesia Católica ha declarado que el Escapulario se puede reemplazar por una medalla de la Sma. Virgen. Y la Virgen Santísima sigue haciendo prodigios cada día en favor de quienes llevan con devoción el santo escapulario o su medalla y se esfuerzan por volverse mejores creyentes.
Antiguas tradiciones narraban que la Sma. Virgen había prometido visitar en el purgatorio a sus devotos, el sábado próximo a la muerte de ellos y concederles descanso. Por eso la devoción a la Virgen del Carmen está muy ligada a la devoción a las benditas almas. Que Nuestra Señora del Carmen siga protegiendo a nuestro pueblo y le consiga la gracia de convertirse y llegar a la santidad.
Tomado de Church Forum www.churchforum.org.mx
Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.
Pero en el siglo XI llegaron los mahometanos, terribles enemigos de la religión católica, y destruyeron todo a sangre y fuego. Muchos monjes, murieron mientras cantaban himnos a la Sma. Virgen, pero algunos lograron huir y embarcarse y llegar hasta Italia. Allá empezaron a propagar la devoción a la Sma. Virgen y las gentes los seguían llamando Los Carmelitas. Ahora los Padres Carmelitas y las hermanas Carmelitas siguen propagando en todas partes la devoción a Nuestra Señora.
Entre los monjes llegados del Monte Carmelo hubo uno que se hizo célebre por su santidad, por su amor a la Virgen y sobre todo por una aparición que recibió. Fue San Simón Stock. Dice la tradición que un 16 de julio (de 1251) la Sma. Virgen se le apareció y le prometió conceder ayudas muy especiales a quienes lleven el Santo Escapulario como un acto de cariño y devoción de honor de la Madre de Dios con deseo de convertirse y llevar una vida más santa.
Altar Mayor en el Templo del Carmen en Celaya, Gto. Obra maestra del Arquitecto celayense, Francisco Eduardo Tresguerras.
Muy pronto empezaron a notarse en todas partes las bendiciones y ayudas tan especiales que la Madre de Dios concedía a los que llevaban con fe y devoción el Santo escapulario. Incendios que se detenían. Inundaciones que se calmaban; tentaciones que se alejaban. Pecadores que se convertían. En Francia en plena batalla el rey Luis XI vio que a un soldado le llegaba una flecha dirigida hacia su corazón y en cambio se le clavaba en el escapulario y no le hacía ningún daño. Inmediatamente el rey y todos sus generales pidieron el escapulario y se lo colocaron. Ya sabemos que lo que salva de peligros no es el escapulario en sí, sino la Sma. Virgen que protege y defiende a quienes llevan esa insignia como señal del aprecio y la devoción que sienten por Ella. Ahora la Santa Iglesia Católica ha declarado que el Escapulario se puede reemplazar por una medalla de la Sma. Virgen. Y la Virgen Santísima sigue haciendo prodigios cada día en favor de quienes llevan con devoción el santo escapulario o su medalla y se esfuerzan por volverse mejores creyentes.
Antiguas tradiciones narraban que la Sma. Virgen había prometido visitar en el purgatorio a sus devotos, el sábado próximo a la muerte de ellos y concederles descanso. Por eso la devoción a la Virgen del Carmen está muy ligada a la devoción a las benditas almas. Que Nuestra Señora del Carmen siga protegiendo a nuestro pueblo y le consiga la gracia de convertirse y llegar a la santidad.
Tomado de Church Forum www.churchforum.org.mx
Altar de la Virgen del Carmen en la Capilla lateral del Templo del Carmen en Celaya, Gto.
Virgen del Carmen, Estrella del Mar, Sella Maris.
Virgen del Carmen, Estrella del Mar, Sella Maris.
Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.
Entrada de una de las cofradías durante en Novenario a la Virgen del Carmen en su templo de Celaya, Gto.
La Virgen Inmaculada, Estrella del Mar, es la Virgen del Carmen, es decir a la que desde tiempos remotos se venera en el Carmelo. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo. A los Carmelitas se les conoce por su devoción a la Madre de Dios, ya que en ella ven el cumplimiento del ideal de Elías. Incluso se le llamó: "Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo". En su profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en honor ella, como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por ella, a Cristo. La devoción a la Virgen del Carmen se propagó particularmente en los lugares donde los carmelitas se establecieron.
La Virgen Inmaculada, Estrella del Mar, es la Virgen del Carmen, es decir a la que desde tiempos remotos se venera en el Carmelo. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo. A los Carmelitas se les conoce por su devoción a la Madre de Dios, ya que en ella ven el cumplimiento del ideal de Elías. Incluso se le llamó: "Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo". En su profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en honor ella, como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por ella, a Cristo. La devoción a la Virgen del Carmen se propagó particularmente en los lugares donde los carmelitas se establecieron.
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