La Imagen de Nuestra Señora del Refugio, tal como la conocemos y veneramos, fue una copia especial que el Beato Antonio Baldinucci, apostólico misionero jesuita, mandó hacer tomada del original de la también célebre imagen, de Nuestra Señora de la Encina, la cual se venera en Poggio Prato, Italia. El Beato Antonio Baldinucci, en su celo por la conversión de los pecadores, quiso llevar consigo a Nuestra Señora del Refugio, y así la llamaba a través de sus correrías misioneras. Hoy, esa primera copia de Nuestra Señora Refugio de Pecadores, se conserva y venera en la ciudad de Frascati, al Sureste de Roma, camino a Nápoles, cuyo santuario es muy reconocido como centro de peregrinaciones.
En ese mismo siglo XVIII, allá por el año 1750, los misioneros jesuitas de la Compañía de Jesús, a ejemplo del Beato Antonio Baldinucci, trajeron varias copias de esa imagen y la dieron a conocer en las misiones que predicaban y en los propios templos a su cuidado. El hecho es que muchos niños y niñas mexicanos, llevan por nombre bautismal el de José o María del Refugio: «Cuco» o «Cuquita», como les decimos con cariño familiar, se debe al arraigo de la devoción a la Santísima Virgen, Refugio de Pecadores.
En ese mismo siglo XVIII, allá por el año 1750, los misioneros jesuitas de la Compañía de Jesús, a ejemplo del Beato Antonio Baldinucci, trajeron varias copias de esa imagen y la dieron a conocer en las misiones que predicaban y en los propios templos a su cuidado. El hecho es que muchos niños y niñas mexicanos, llevan por nombre bautismal el de José o María del Refugio: «Cuco» o «Cuquita», como les decimos con cariño familiar, se debe al arraigo de la devoción a la Santísima Virgen, Refugio de Pecadores.
Desde los inicios de la devoción propalada por el Beato Antonio Baldinucci, se hablaba ya del rasgo peculiar que distinguía a Nuestra Señora en la advocación «del Refugio», por la que por su intercesión y mediación ante el Único Mediador, Jesucristo Nuestro Señor, se constituía en seguro refugio de nuestro peregrinar en este mundo, con todos sus peligros, angustias y luchas. Así se le conoció desde el inicio. Y, además, muy especialmente, como refugio para alcanzar la gracia de la conversión de los pecadores, muchos de ellos empedernidos, que buscaron su arrepentimiento y refugio en Nuestra Señora durante el proceso de su conversión. Tal devoción ha despertado siempre gran fervor en sus santuarios, donde se consignan milagros y conversiones espirituales significativas.
Su Santidad Juan Pablo II, con su fervor mariano, insistió, en su homilía dictada en el Santuario de Nuestra Señora de Zapopan (30 enero de 1979), en la función de esos templos como «lugares de conversión, de penitencia y de reconciliación con Dios». Y él seguramente bien conoce el Santuario de Nuestra Señora del Refugio allá en Frascati, cerca de Roma, cuando afirma: «Ella (en esta especial advocación, podríamos decir), despierta en nosotros la esperanza de la enmienda y de la perseverancia en el bien». Y Más aún, cuando insiste: «Ella nos permite superar las múltiples estructuras de pecado en las que está envuelta nuestra vida personal, familiar y social».
Con la exhortación Papal se corrobora y fortalece la devoción a Nuestra Señora Refugio de Pecadores, que la Iglesia conmemora el 4 de julio de cada año.
Las fotografías fueron tomadas en la Parroquia de San Francisco Acámbaro, Gto. Dedicada a la Patrona de esa ciudad, Nuestra Señora del Refugio.
Texto tomado de http://www.semanario.com.mx/
ES la 32a advocacion de nuestra Madre María en apoyo a la Misión que la Santisima Trinidad le otorgó a mi alma raíz materializando el pequeño libro del Apocalipsis cap. 10 compuesto por la Tetrada Literaria del DESPERTAD.
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