martes, 19 de octubre de 2010

Haciendas de Temascatío, las primeras poblaciones de españoles en Salamanca.

Iniciado el siglo XVII la Intendencia de Guanajuato se dividía en cinco corregimientos, Irapuato dependía de Guanajuato y Salamanca del de Celaya. En el mapa no vemos marcada la Congregación de Irapuato, pues era cuando dependía de Salamanca.

Hay una zona en Salamanca que quizá es desconocida para muchos de los que aquí habitamos, se ubica al noroeste de la ciudad, a unos 15 kilómetros, para llegar allá hay que salir rumbo a la congregación de Cárdenas, para seguir a Mendoza y tomar un camino, en no muy buenas condiciones que nos llevará a uno de los primeros tres Temascatíos que existieron, la hacienda de San Juan Temascatío conocido también como Temascatío el Bajo, que es en la actualidad parte del municipio de Salamanca. Un río en muy malas condiciones, mejor dicho, pésimas condiciones, es el que separa los municipios, cruzándolo estamos en Irapuato. Allí estuvo la hacienda de San José Temascatío, también se le denominó como Temascatío el Alto o el de Arriba. Un poco más al norte, siempre dentro de la jurisdicción actual de Irapuato estaba la hacienda de San Nicolás Temascatío, en cambio hacia el sur de San Juan se encontraba la Hacienda de San Antonio, conocida también como Estancia Vieja ó como Lo de Muñoz.


La historia comienza el 14 de agosto de 1548, cuando el primer virrey de la Nueva España, don Antonio de Mendoza merceda tres estancias (no se especifica si son mayor o menor) a Hernán Sánchez de Mancera. Una de ellas se ubica en lo que será la hacienda de San José Temascatío.

Será fácil identificar al siguiente dueño, pues esa Estancia Vieja que también se conoció como Muñoz era propiedad de Pedro Muñoz Maese de Roa, (1), el cirujano que supo muy bien aprovechar su relación con el grupo de poder en la ciudad de México. “El 22 de febrero de 1553, el virrey Luis de Velasco otorgó merced de un sitio de ganado menor (780 hectáreas) y dos caballerías de tierra (42.8 hectáreas cada una) a Pedro Muñoz Maese de Roa, en lo que después sería la hacienda de San Antonio. Posteriormente, el 26 de febrero de 1564, Pedro Muñoz intercambió sus tierras con Gaspar Mendoza, quedándose Pedro Muñoz con el sitio de ganado de Mendoza y éste con el sitio de ganado menor y las dos caballerías mercedadas a Muñoz”. (2)


En este mapa de 1792 vemos las dimensiones que la villa de Salamanca y la congregación de Irapuato tenían, los Temascatíos y Buenavista, entre otros, estaban dentro de la jurisdicción de Salamanca.

Vemos que entonces aparece el tercer personaje, Gaspar de Mendoza, el que hace el intercambio de tierras, no se dice la razón, pero a Mendoza le fue muy bien en el intercambio pues adquirió con este solo hecho las dos caballerías, las cuales representan 85.6 hectáreas. Será bueno recordar que en la época colonial los territorios que la corona otorgaba a través de las mercedes podían ser de tres tipos: Ganado Mayor que significaban 41 caballerías, es decir, 1,756 hectáreas. Ganado Menor, que representaban 18 caballerías, es decir, 780 hectáreas. La tercera sería la Caballería, que son en nuestras medidas actuales 42.8 hectáreas. Había dos medidas más, el Fundo y el Solar, pero esas equivalencias no vienen al caso en este momento. Quizá el intercambio se deba a que Pedro Muñoz tenía propiedades al sur del lo que ahora es el municipio de Guanajuato y de ese modo las integraría en una sola, esto es una mera deducción. (3)


Para 1558 en la zona se siguen otorgando más mercedes a las mismas personas, es Gaspar de Mendoza quien recibe del virrey Velasco padre otro sitio más, uno de Ganado Mayor, esto sucede el 4 de marzo de ese año, allí se convertiría en la hacienda de San Jerónimo, esto quiere decir, que se encuentra en las inmediaciones de lo que es ahora Pueblo Nuevo, pues se dice que “las tierra estaban junto al cerro de Panales y por la parte de arriba lindaban con la estancia de Francisco Hernández”. Gaspar de Mendoza casó con Catarina de Miranda y procrearon a Luisa de Miranda, a quien le entregan la estancia como dote al casarse con Pedro Villanueva, quienes estando por comenzar el siglo XVII venden la estancia a una persona cuyo nombre es muy bien conocido en Salamanca: Juan García Torrado, seguramente con lagun grado de parentesco con Bartolomé Sánchez Torrado. Juan García Torrado hereda la propiedad a su hijo, Melchor García Torrado, quién la vende a Diego Muñoz de la Vaquera, otro poblador más de la villa de Irapuato.


Un sitio más, también de ganado menor merceda el segundo virrey, Luis de Velasco, recordemos que hubo dos Luis de Velasco; padre e hijo, es el padre quien entrega a Pedro Muñoz el sitio de ganado menor, esto sucede el 7 de octubre de 1557 y se ubica en lo que sería más adelante la hacienda de San Nicolás Temascatío. Años más tarde, bajo la administración del cuarto virrey, Martín Enríquez de Almansa, el 1 de marzo de 1576 le es entregado un sitio de Ganado Mayor a un vecino de León, de nombre Rodrigo de Acosta. Dicho sitio corresponderá a la Hacienda de San Juan Temascatío, la que se ubica actualmente en Salamanca y “la otra parte de la hacienda se asentó en la cuarta parte de un sitio de ganado menor y 2 caballerías de tierra, nombrado San Antonio o Estancia Vieja, que fue mercedado por Luis de Velasco a Pedro Muñoz Maese de Roa el 23 de febrero de 1556”. Comprobamos aquí que hubo una enorme presencia, si bien no física, si de propiedades en Salamanca del cirujano Maese de Roa. (4)


Llama la atención encontrar a una persona de nombre Rodrigo de Acosta, avecindada en León, villa que apenas poco menos de mes y medio había sido fundada, recordemos que León se funda el 20 de enero de 1576, pero, con Rodrigo de Acosta no termina todo allí pues aparece seis años antes en Celaya, y la villa de Celaya se funda el 1 de enero de 1571… curiosa casualidad que la misma persona aparezca en las fundaciones de las dos principales villas de lo que luego sería la Intendencia de Guanajuato. Tendremos que averiguar más de este personaje.


De ese modo termina el siglo XVI, con la presencia de Hernán Sánchez Mancera, Pedro Muñoz Maese de Roa, Gaspar de Mendoza y Rodrigo de Acosta, todos ellos relacionados, además, con las fundaciones de Guanajuato, León y Celaya, es decir, las más antiguas del actual estado de Guanajuato. Comenzado el siglo XVII a mediados de 1602, un grupo de españoles, avecindados en la congregación de Irapuato, encabezados por Bartolomé Sánchez Torrado levantan la villa de Salamanca el 1 de enero de 1603.

Los cuarenta y un españoles que fundaron la villa de Salamanca son los siguientes:

1.- Abella de, Juan

2.- Aguado Calderón, Diego

3.- Beltrán Camacho, Diego

4.- Bengala de, Diego, Capitán

5.- Chavarría de, Juan (primer Regidor)

6.- Cubo, Martín

7.- Cuellar de, Juan (primer Regidor)

8.- De la Cruz Sarabia, Juan

9.- Domínguez Franco, Martín

10.- Encal, Francisco

11.- Espinosa Aldrete de, Juan

12.- Estrada de, Cristóbal

13.- Fernández, Juan

14.- Fonseca, Juan (relacionado con los dueños de Temascatío)

15.- Fonseca de Oliva, Diego

16.- Fonseca de, Luis (relacionados con los dueños de Temascatío)

17.- Gallardo, Juan

18.- García de Sosa, Martín

19.- García Torrado, Martín (su hermano dueño de hacienda de San Jerónimo)

20.- García de Valencia, Andrés (primer Alcalde)

21.- Gómez Miguel, Francisco

22.- Gómez Casillas, Antón

23.- González, Baltasar (primer Regidor)

24.- Hernández de Oliva, Diego (primer Regidor)

25.- Hernández, Domingo (hijo de Francisco Hernández, el que fundara

Irapuato)

26.- Hernández Gamiño, Juan

27.- Hernández, Rodrigo

28.- Hernández Romero, Alonso

29.- López Ibáñez, Juan

30.- López Trujillo, Juan (pariente de los López Peralta)

31.- Maldonado, George (relacionado con los dueños de Tome López)

32.- Martín de Rivera, Cristóbal

33.- Martínez, Rodrigo

34.- Pérez Quintana, Juan

35.- Rodríguez Manríquez, Alonso

36.- Romero Diego

37.- Sánchez, Blas

38.- Sánchez Romero, Luis

39.- Sánchez Torrado, Bartolomé (primer Alcalde)

40.- Sánchez Torrado, Baltazar

41.- Vela, Jácome

El Cura y Vicario de la villa de Salamanca era el Presbítero Alonso Galván. (5)


Pero algunos de los enlistados no solo obtienen los terrenos necesarios para las fincas dentro de la villa, los cuales, por cierto, son más grandes del tamaño que se venía otorgando en las fundaciones anteriores, es por eso que al poco tiempo llenan la zona y comienzan a expandirse al valle de Santiago. Retomando el caso de la Hacienda de San Juan Temascatío, la que actualmente está en el municipio de Salamanca, vemos que “Rodrigo de Acosta vendió sus tierras a Domingo Hernández y éste las heredó a su hija Isabel Hernández y Casó, quien contrajo nupcias con Juan Pérez Quintana, dueño de la Estancia Vieja. La hacienda de San Juan Temascatío sirvió como dote de Juana Pérez de Santoyo, hija de Isabel Hernández y Juan Pérez Quintanilla, cuando se casó con Luis de Fonseca el 4 de febrero de 1643. Posteriormente, la propiedad fue heredada a María de Fonseca hija de Juana Pérez de Santoyo y Luis de Fonseca. (6) Domingo de Hernández aparece como uno de los fundadores de la villa de Salamanca, mismo caso de Luis de Fonseca.


El caso de San Nicolás de Temascatío, al igual que el de los otros dos Temascatíos, San Juan y San José, son igual de interesantes e igual de complicados, además de tener la misma característica: que aparecen siempre los mismos dueños, sino desde el principio, si a medida que se va poblando más el Bajío. En el caso de San Nicolás, para finales del siglo XVI, el 18 de agosto de 1593, el sitio que era propiedad de Alonso de Rebollar, lo vende a Domingo Hernández, vecino de Irapuato, hijo del que está considerado como uno de los fundadores de Irapuato, Francisco Hernández. Así pues, siendo San Nicolás propiedad de Domingo Hernández, la hereda a Juan Pérez Quintana. Y hacemos un alto aquí, para marcar una cosa que veremos de ahora en adelante, la cual es que siempre veremos a un miembro de la familia Pérez Quintana como dueño de algún sitio en casi todo Irapuato y algunos en Salamanca; sin embargo ningún Pérez o Quintana aparece en la fundación de Salamanca.


La hacienda de San Nicolás Temascatío comprendía dos sitios de Ganado Mayor (lo cual equivaldría a 3,512 hectáreas), uno, como ya lo vimos, pertenecía a Maese de Roa, que lo vende a Alonso de Rebollar, el otro pertenecía a Tomás Domínguez y que lo vende al que fuera el fundador de la villa de Salamanca, Bartolomé Sánchez Torrado; quien lo hereda a su hijo, Juan García Torrado. Corría ya el año de 1636. “La casa de la estancia sufrió un incendio cuanto fue dueño Juan García Torrado. Después sucedió en dicho sitio de ganado mayor Nicolás de Aedo, quien luego lo vendió a Hipólito de Santoyo (regidor de Salamanca), el cual también obtuvo una cuarta parte del sitio de ganado menor que había sido mercedado a Pedro Muñoz Maese de Roa”. (7)


San Nicolás de Temascatío sigue, al igual que muchísimas propiedades, sitios de ganado, estancias y haciendas en el México novohispano, pasando de mano en mano. Juan García Torrado la vende a Nicolás de Aedo quién a su vez la vendió a Hipólito de Santoyo, para luego traspasarla al Convento Carmelita de Celaya el 12 de octubre de 1665. Los Carmelitas la venderían dos años después a Rodrigo Pérez de Sotrónica, hijo de Juan Pérez Quintana. De este modo y luego de casi un siglo, la total propiedad de la estancia y/o hacienda de San Nicolás Temascatío queda en manos de la familia Pérez Quintana. Comenzaba ya el siglo XVIII.


Luego de poco más de un siglo de fundada la villa de Salamanca, en 1710. San José de Temascatío pertenecía a Luis de Fonseca, vecino de Salamanca, y la otra mitad al Bachiller Domingo Bravo Laguna, Comisario del Santo Oficio de la Inquisición en Irapuato. Llama la atención éste nombre que bien se puede relacionar con su antecesor, Juan Bravo de Lagunas, que en 1550 fue nombrado el primer Justicia y Corregidor de los Chichimecas (8). En cambio San Juan Temascatío era posesión del capitán Antonio Marañón de Otáñez, vecino de Irapuato y casado con María de Fonseca Pérez Santoyo. En buena medida, la zona era propiedad de la familia salmantina De Fonseca.

En los límites del poniente de los Temascatíos se encontraba la Hacienda de Mendoza, propiedad del licenciado Joseph del Peral.


En el caso de San Nicolás Temascatío, para 1719 estaba en manos de Juan Pérez Quintana, vecino de Salamanca, quién en 1727 las hereda a sus hijos que de su primer matrimonio tuvo: Juan Jospeh, Gregorio y Manuel. La herencia incluye a los 5 hijos de su segundo matrimonio: Miguel Jerónimo, Gerónimo Miguel, Alfonsa (casada con Joseph Barreto), Ignacio y Ana Basilia (casada con Luis Solache).

Los primeros venden a Antonia de Busto y Alcocer, viuda del Regidor. Los segundos a Francisco Antonio de Iguerategui, el regidor. Todo esto sucede en 1733, para 1754 la heredan los hijos de ambos: Joseph y Joaquín Irguerategui, para 1787 era ya propiedad de Antonio de Arenas.


La siguiente generación de propietarios de los Temascatíos lo forman en su gran mayoría los De Fonseca pues encontramos que en 1750 aparece el capitán Luis de Fonseca y Montenegro, casado con Leonor Martínez de Aldana, iniciando el trámite de herencia a sus hijos: Juan, María de San Juan, Joseph Antonia, Luis y Lorenzo. Todos ellos venden la propiedad en 1755 al poblano Pablo Díaz de Oropeza.

En ese entonces en lo que es actualmente el municipio de Irapuato se ubican la Casa Grande, Trojes y Cuadrillas, mientras que en lo que actualmente es Salamanca estaba el molino de pan y tarjea, siendo propiedad esto último del vasco Domingo de Asconvieta, quién aparece también como dueño de la vecina hacienda de Mendoza.


Finalmente, antes de terminar el siglo XVIII, Pablo Díaz de Oropeza hereda Temascatío a Manuel Martínez de Lexar. Esto nos parece curioso ya que los personajes Asconovieta y Martínez de Lexar aparecen juntos relacionados con las propiedad de la hacienda de Las Ánimas, al oriente de San José Temascatío y se dice que en esa década de 1780 era dueño, además, de las labores del Toronjo y San Ignacio Ojo de Agua Caliente. Aparece el nombre de un vasco más: Aróstegui.

Esta parte de la historia de los Temascatíos termina el 17 de octubre de 1792 cuando la hacienda es subastada en $16 000 pesos a Bernabé Bustamante, vecino de Guanajuato, quién años más tarde formaría parte de las conspiraciones encabezadas por don Miguel Hidalgo y Costilla.


Uno de los primeros personajes que pasan por Temascatío y hacen mención de ello es el barón Alejandro de Humboldt, quien en 1803 realiza un estudio enfocado, principalmente a los recursos mineros, destacando en sus escritos las minas de Guanajuato y dice que “conforme se va desde Salamanca a Burras y Temascatío, se descubre una cortina de montañas que forman los límites de los llanos, extendiéndose del S.E. al N.O., y en esa misma dirección es la que sigue la cresta de la veta”. Como buen y meticuloso observador que es comenta que “en los llanos de Temascatío, en el sitio que llaman Lo de Sierra se observa una piedra caliza compacta (dichterkalkstein) las más veces llena de cavidades a manera de burbujitas que están tapizadas de espato calizo y de mina de manganeso a veces terroso, a veces estriado”.

Se piensa que más que una simple visita del barón, había un interés por saber la riqueza minera de la Nueva España, así que el toma nota de todos los detalles relativos a ese tema y una vez más, la tercera en su obra, hace mención de Temascatío: “se hace bien extraño el ver que unas minas de tanta riqueza no tienen cañón de desagüe, cuando las quebradas vecinas de Cata y de Marfil y las llanuras de Temascatío que están más bajas que el plano de la Valenciana, parece que convidan a los mineros a emprender obras que a un mismo tiempo servirán para el desagüe, y para el acarreo y conducción de los minerales a los despachos de fundición y amalgamación”. (9)


Temascatío fue un lugar importante, por allí pasaron, entre otros, don Miguel Hidalgo y todo su ejército Insurgente el martes 25 de septiembre de 1810, una de las tres haciendas que llevan el nombre de Temascatío fue saqueada… tal vez fueron las tres haciendas, pues eran ya mas de 20 mil los seguidores del cura Hidalgo, esto sucedió al mediodía, luego continuarían rumbo a Irapuato. “Desgraciada la finca de europeo por la que acertaba a pasar Hidalgo con su ejército; a la voz tremenda de Viva la virgen de Guadalupe y mueran los gachupines, los indios se esparcían en los maizales y la cosecha quedaba bien presto levantada; se abrían las trojes, y las semillas guardadas en ellas, en momentos desaparecían; las tiendas que casi todas las haciendas tenían, quedaban despojadas hasta de los armazones; matábanse todos los bueyes que eran menester, y si había algún pueblo de indios inmediato, hasta lo material del edificio era destruido, para aprovecharse de las vigas y las puertas. Todo esto sucedió al pié de la letra en la hacienda de Temascatio, en las inmediaciones de Irapuato, perteneciente a D. Bernabé Bustamante, europeo, padre de D. José María y de D. Benigno, de quienes he tenido ocasión de hablar en las notas anteriores”. (10)


El movimiento insurgente luego de la derrota en Puente de Calderón cobró fuerza en el Bajío. Salamanca, Valle de Santiago y Pénjamo tuvieron una particular importancia. La hacienda, o haciendas de Temascatío fueron quemadas, junto con muchas otras, por los insurgentes, con Albino García y Andrés Delgado a la cabeza. “el 6 de enero de 1815, es decir, un mes despes de los hechos de Pénjamo (se refiere al encarcelamiento de 300 mujeres por parte de Agustín de Iturbide), los Insurgentes de la región habían quemado las mieses, pastos y casas de las haciendas de Temascatío, San Roque, Tome López y San Francisco, así como las rancherías de Irapuato, Lo de Sierra y Burras…” (11)


Terminado el movimiento insurgente y consumada la Independencia, a mediados del siglo XIX la zona era de particular importancia, al encontrarse en el Camino Real que cruzaba la parte baja de la Sierra de Guanajuato. De Guanajuato a Marfil “el camino formado por una cañada pedregosa; que sirve de corriente al río que lleva el nombre de esta ciudad; al salir de Marfil hay que subir una cuesta y está empedrada; concluida la cuesta sigue el camino en ascenso menos sensible sobre lomas hasta llegar al rancho del Pulque, donde hay descenso poco trabajoso. De este rancho sigue camino plano hasta llegar a la hacienda de Cuevas, desde donde comienza el camino pedregoso y trabajoso al pasar algunos conductos de agua hasta llegar al río de dicha hacienda cosa de tres cuartos de legua; pasado esto sigue buen camino hasta la hacienda de Burras; al salir de ella ay una –ilegible- poco trabajosa hasta llegar a la cima de una loma de corta elevación, sobre la cual sigue el camino bueno hasta llega a Lo de Sierra, donde empieza un camino pedregoso y trabajoso para rodada hasta cerca de Temascatío (aquí hay un corto mesón y pocos recursos). De aquí sigue camino plano hasta Salamanca, muy trabajoso en tiempo de aguas, porque se forman pantanos muy atascosos. De Salamanca a Celaya es camino bueno, sin tener estorbo, río ni maleza alguna que lo embarace…” (12)


Retrato por demás idealizado de Bartolomé Sánchez Torrado, en donde aparece con yelmo, cual si fuera un conquistador, cosa por demás distante de la realidad.

Del resto de la historia no hemos podido averiguar mucho, esta se pierde entrado el siglo XIX… sin embargo hemos podido comprobar que la historia de Salamanca guarda aun muchos secretos, que los nombres que siempre se han barajado como el de Bartolomé Sánchez Torrado es tan solo uno de los tantos más que debemos investigar.

La tarea nos queda, hay mucho, mucho aun por averiguar…


Fuentes:

1.- Para leer más del Maese de Roa, entra aquí:

http://elsenordelhospital.blogspot.com/2010/09/la-historia-de-salamanca-antes-de-la.html

2.- Cruz Cuellar, María Teresa (coordinadora). Haciendas Virreinales de Irapuato. Una aproximación a su historia económica e infraestructura física. Siglos XVI-XVIII. H. Ayuntamiento de Irapuato 2006-2009. Irapuato, 2009.

3.- Rionda Arreguín, Isauro. Haciendas de Guanajuato. Ediciones La Rana, Guanajuato, 2001.

4.- Cruz Cuellar, María Teresa. Haciendas Virreinales…

5.- Rojas Garcidueñas, José. Salamanca, recuerdos de mi tierra guanajuatense. Editorial Porrúa. México 1982.

6.- Cruz Cuellar, María Teresa. Haciendas Virreinales…

7.- Cruz Cuellar, María Teresa. Haciendas Virreinales….

8.- Powell, Phillip. La guerra chichimeca. Lecturas Mexicanas 57. FCE. México, 1984.

9.- Humboldt, Alejandro de. Ensayo político sobre el reino de la Nueva España. Tomo III. Traducción Vicente Gómez Arnao. Casa de Rosa, París, 1822.

10.- Alamán, Lucas. Historia de México. Biblioteca Virtual Antorcha.

http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/revolucion_hidalgo/1_2.html

11.- Gallardo Asperó, María José. Disidencias y disidentes en la historia de México. UNAM. México, 2003.

12.- Orozco y Berra, Manuel (coordinador). Diccionario Universal de Historia y Geografía. México, 1856.