Don Porfirio Díaz, bien lo sabemos, se mantuvo largos treinta años en el poder, los primeros cuatro (recordando que entonces no había sexenios sino cuatrienios), fueron e 1876 a 1880, no seguiría él al frente del Gobierno (aunque sí dando órdenes al Presidente oficial, Manuel González, de 1880 a 1884.) Para retomar el poder en 1884 y allí permanecer hasta el inicio de la Revolución y su consecuente renuncia en 1911. Podemos decir que el Porfirismo o Porfiriato, comienza, formalmente en 1884 con ideas muy firmes, una de ellas: modernizar a México. Muchos fueron los escritores, especialmente los norteamericanos, auspiciados por el gobierno de Díaz, para promover los rubros de inversión y desarrollo más importantes de México, especialmente la minería y la agricultura. Muchos fueron los directorios que se elaboraron para ser distribuidos no en México sino en Estados Unidos y Europa con el fin de dar la mayor información de México y fomentar la inversión extranjera.
Uno de esos directorios fue el de Las Haciendas de México, publicado por John C. Cochran en Nueva York, en el año de 1886, luego de una exhaustiva investigación sobre las haciendas y ranchos de México, esto con el fin de que los productores de modernas maquinarias agrícolas tuvieran los datos de los principales hacendados y promocionar directamente sus productos, de ese modo se fomentaría la modernización de la producción agrícola en México.
Muchos fueron los hacendados que proporcionaron la información, la cual no incluía ni valor de la propiedad, ni extensión, ya que esto no era un censo oficial, sino solamente anotaban el nombre del propietario, el de la propiedad y su ubicación. De este modo contamos con un interesante registro de propiedades y propietarios al inicio del periodo que conocemos como Porfiriato, si este listado se publicó en 1886, quiere decir que, al menos, en 1884 se comenzó a recabar la información, cuando don Porfirio se sentaba en la silla para no volverla a dejar.
Lo que más nos interesa analizar son las propiedades en el Estado de Guanajuato, específicamente en el Municipio de Salamanca, las cuáles aparecen en número de trece, esto quiere decir que ni son todas las que están, ni están todas las que son, pues el número de Haciendas que hubo en Salamanca, osciló entre las 20 y 25 desde la fundación de la Villa. Quiero pensar que solo estos trece hacendados salmantinos fueron quienes atendieron a la solicitud de la oficina del Sr. Cochran en Nueva York, lo cual no deja de ser un instrumento de lo más interesante para saber quienes eran los hacendados de aquella época.
El listado va en orden alfabético en función al nombre de la Hacienda, seguido del nombre del propietario y la ubicación, no de la hacienda, sino del propietario para hacerle llegar la publicidad de los productos agrícolas, razón por la cual la tercera columna se anota como "Post Office". Las Haciendas de Salamanca que allí encontramos son las de:
La Cal, de la Testamentaria de Antonio Tavera,
Mancera, de Trinidad Montes,
El Molinito, del Licenciado Jesús Puente,
Santo Domingo, de la Testamentaria de Vicente Serrano,
San Antonio, de Juan García
San Rafael, de Domingo García,
Sardinas de Aurelio A. Ojeda,
La Tinaja, de la Testamentaria de Vicente Tavera y
Uruétaro, de Margarita Santana.
Será interesante anotar que esa hacienda de San Antonio, era la que se localizaba luego de la que fuera la Hacienda de los Padres Agustinos de San Nicolás del Molino, la cual fue propiedad de uno de los españoles asentados en la Villa de Salamanca en la época de la guerra de Independencia, era por decirlo así, el "veedor" de Agustín de Iturbide, pues siempre tuvo el cargo de Regidor o de Alcalde, fue uno de los tantos españoles expulsados luego de que España intentó reconquistar a México y que Santa Anna se convirtiera en el héroe que dio por terminada la Consumación de la Independencia en Tampico, de allí que obtuviera el título de Benemérito de la Patria. Vemos, por última ocasión en la Historia de Salamanca, que aparece un Santana en la lista de propietarios de haciendas, seguramente es la nieta del capitán Juan Antonio Santana que, para mediados del siglo XVIII adquirió todas las haciendas que le fue posible en Salamanca, pues su fortuna ascendía a más de 400,000 pesos, pesos de oro, que para entonces se le catalogaba como uno de los más ricos, quizá el tercer más rico de la Intendencia de Guanaxuato. La Hacienda de San Rafael, que era también en Uruétaro, propiedad de Rafael García, él era dueño, además de algunas de las canoas que cruzaban el río Lerma. Hay más propiedades en Salamanca que aparecen en el listado, pero sus dueños no viviendo aquí, sino en otros sitios, como lo eran:
Temascatío, de la Testamentaria de Manuel Morales, quizá este era el hijo del Licenciado Juan Bautista Morales, mejor conocido por El Gallo Pitagórico, ex Gobernador del Estado de Guanajuato que mediando el siglo XIX aparece como propietario no solo de Temascatío, sino también de Mendoza. Él, Manuel Morales, estaba avecindado en Valle de Santiago.
Molino de Saravia y San Bernardo, sitios que eran vecinos, propiedad de Hilario Torres Aranda, avecindado en Celaya. Aparece también la Hacienda de Cerrogordo, propiedad de Juan Argomedo, avecindado también en Celaya. Me sorprende que no aparezcan los nombre de dos grandes hacendados que había en Salamanca, don Jesús Covarrubias y don Apolonio Garcidueñas.
Fuente:
Cochran, John C. The Haciendas of Mexico. Root & Thinker. New York, 1886
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