domingo, 5 de abril de 2009

Hospitales

Monumento a Don Vasco de Quiroga, Tata Vasco, en Quiroga, Michoacán.

Hay una duda que se presenta al estar en Salamanca y oír el nombre de El Señor del Hospital pues pretendemos encontrar lo que es un hospital propiamente y eso, no existe aquí. Para entender el concepto del nombre, nos debemos remitir a lo que la palabra hospital representaba en el primer cuarto del siglo XVI: un lugar que brinda hospitalidad, en donde todo aquel que llega recibe auxilio, sea física que del alma.

Para ello tomaremos como base de este artículo lo que se escribe en la Enciclopedia de México publicada en 1967, edición que estuvo al cuidado de José Rogelio Álvarez:

La palabra hospital deriva del latín hospitalis, que quiere decir afable y caritativo con los huéspedes. En español antiguo existía el adjetivo hospitalable que significa perteneciente o relativo al buen hospedaje. La palabra hospital está ligada igualmente, el vocablo hospitum, o sea hospicio: casa destinada a albergar pobres, peregrinos, inválidos, viejos o enfermos. Sinónimo de origen latino es nosocomio, derivado del griego.

Durante el siglo XVI se le atribuyeron a los hospitales dos connotaciones, una, moderna, como establecimientos dedicados exclusivamente a la curación de los enfermos, según lo entendió Cortés; la otra, medieval, como instituciones para recoger a los huérfanos, hospedar a los peregrinos, albergar a los desvalidos y cuidar adicionalmente de la salud.

Vasco de Quiroga, miembro de la Segunda Audiencia, extendió aun más el segundo concepto y concibió a los hospitales-pueblo, es decir, congregaciones indígenas fundadas en el conocimiento y la práctica del cristianismo, el trabajo colectivo y la vida comunal, cuyo funcionamiento comprendía todos aquellos servicios.
Templo del Hospital en Pátzcuaro, fotografía cortesía de Deb Hall de Zocalo Folk Art en San Miguel Allende, Gto.

Previas las autorizaciones del caso, en 1532 fundó el Hospital de Santa Fe de México, en las afueras de la capital, y en 1534 el Hospital Real de Santa Fe de Tzintzuntzan. Con el primero quiso dar "una buena conversión" a los naturales de México, agraviados por los conquistadores y con el segundo mitigar los sufrimientos de los tarascos, violentamente sometidos por Nuño de Guzmán.
Una y otra instituciones tuvieron iglesia, colegio, casa de cuna, habitaciones, templo y enfermería, todo dirigido por un rector -presbítero bilingüe- y por el principal y por los regidores, que eran indígenas electos por los padres de familia. La enfermería ocupaba el edificio más grande, con una sala especial para los enfermos contagiosos y estaba atendida por un médico, un cirujano y un boticario, asalariados, por los miembros de la comuna. Quiroga dotó a estos establecimientos con sus propias rentas y con privilegios pontificios y mercedes reales que consiguió, llegando a tener molinos de papel, telares, tierras y ganados.

En 1537 don Vasco fue nombrado Obispo de Michoacán, pero ya no hizo fundaciones semejantes en el extenso territorio de su diócesis, sino hospitales menos ambiciosos, aunque más eficaces, destinados a convertirse en el centro de la vida popular de las poblaciones ya existentes y de las nuevas que se fueron creando. Este tipo de instituciones tenían tres departamentos: uno para albergar a los enfermos y a los indios peregrinos, otro para el ayuntamiento y el tercero para los "semaneros" o distribuidores, que eran grupos de ocho a diez parejas que permanecían allí siete días cuidando de todos los servicios y que eran sustituidos por otros.


Basílica de Nuestra Señora de la Salud en Pátzcuaro, Michoacán. Fotografía cortesía de Smart Firecat.

La capilla anexa, siempre con la fachada al oriente, estuvo dedicada a La Limpia Concepción de María. De este modo las fundaciones religiosas, políticas y asistenciales de la comunidad tenían un solo asiento, vinculadas a la Parroquia y dependientes del obispo.

Modelo de esta institución fue el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción y Santa Marta, en Pátzcuaro, en cuyo templo colocó Quiroga una imagen de la Virgen María a la que tituló Salus Infirmorum (Salud de los Enfermos), en donde en el siglo XVII le vino el nombre de Nuestra Señora de la Salud.

Estos hospitales eran administrados por un mayordomo, un prioste y un quengue, todos indios. La medicina que se aplicaba era la aborigen, fundamentalmente a base de yerbas. En ocasiones las pestes, frente a las cuales poco o nada se podía hacer, los hospitales servían al menos para dar a los muertos cristiana sepultura. No se conoce con precisión el número de instituciones de esta índole fundadas por Don Vasco, se sabe que existieron en Irapuato, Estancia de Barahona y Acámbaro, entre otras.


Para leer más acerca del Hospital de Santa Fe de la Laguna, acceda al sitio:

http://dieumsnh.qfb.umich.mx/memoria_y_tradicion.htm

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