Una de las características que Salamanca conservaba los tres primeros cuartos del siglo XX eran los muchos Nacimientos (en algunos países les dicen Portales, en otros Belenes), que se colocaban en casi todas las casas, por no decir que en todas. Era algo característico de la Navidad. Esta tradición generaba un comercio muy específico para toda la parafernalia que para construir un Nacimiento al estilo de los de Salamanca; implicaba la llegada de marchantes de Michoacán, de la sierra de Guanajuato y de lugares un poco más lejanos como la Huasteca Potosina pues los Nacimientos requerían de plantas y objetos venidos de esas latitudes.
El olor que producían todas esas plantas serranas, especialmente la "flor de peña" impregnaban con su aroma las casas en donde eran colocados los Nacimientos y se "sentía ya la Navidad". Sucedió que, debido al desarrollo del trabajo de la cera en nuestra población con las afamadas velas que allí se producían, estos artesanos lograron, algunos de ellos, perfeccionar sus técnicas para producir imágenes de los personajes que la tradición han incluido en las varias escenas que en los Nacimientos se reproducían.
Moldes llegaron de Europa, seguramente de Italia, dados los rasgos que tenían, y aquel Nacimiento tradicional, todo colorido con figuras hechas en barro que si algo no guardaban era la proporción entre una y otra, es decir, de pronto veíamos gallos del mismo tamaño que una vaca, pero que mantenían esa agradable "inocencia"que la Navidad aun producía y estas imágenes, las de barro, fueron siendo desplazadas en algunas casas en donde había con que comprar las nuevas de cera, y las creaciones que se lograban eran majestuosas en verdad.
En Salamanca hubo dos Nacimientos que siempre destacaron, uno de ellos fue el de doña Elvira García de Arredondo, el otro el de don Florentino López Lira. Había más que eran parte de la lista de los "célebres", pero la verdad, no recuerdo sus nombres.
Las escenas se fueron engalanando cada vez más, se llegó a usar agua que corría por los escenarios, efectos lúminicos y sonoros. Las escenas giraban en torno a los pasajes que iban desde la Anunciación hasta la de Jesús entre los Doctores. Se incluía también la Visitación, la Anunciación a los pastores, los Reyes Magos, la Huída a Egipto y la central siempre sería la gruta del Nacimiento con la presencia del ángel que entre sus manos dejaba caer un lienzo con la leyenda "Gloria in Excelsis Deo". El Padre Eterno también aparecía.
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