En esta fotografía de Luis Enrique Gómez Sánchez tomada en el Museo Nacional del Títere en Huamantla, Tlaxcala, vemos estas verdaderas obras de arte que eran de los pocos entretenimientos que llegaban a muchos de los pueblos mexicanos. Estos títeres viene de la más grande tradición que hubo en México, los Rosete Aranda, a mediados del siglo XIX, pero lo que hoy veremos es aun más antiguo pues nos remontaremos a los últimos años del período colonial, cuando todo, casi igual que ahora, estaba controlado desde la ciudad de México, incluido en ese control los espectáculos públicos.
Debido a que en la Colonia se implementaron los estancos, que era la forma de monopolizar las productos de mayor demanda y, consecuentemente, obtener mejores rendimientos, había también una especie de monopolio en todo lo relacionado al espectáculo, solo que, en este caso, no era controlado por una persona a través del estanco, sino era para una obra de beneficio público, pues lo que se ingresaba en El Coliseo, que era algo así como el centro de espectáculos de la ciudad de México, iba a parar al hospital, de este modo se convertía en una auténtica obra pía. La regla decía que ningún espectáculo callejero, incluidos los títeres, las sombras chinas, los volatineros, los equilibristas y demás; no se podrían presentar a cinco leguas a la redonda del Coliseo. Consecuentemente los espectáculos populares que no tenían cabida en ese recinto, se volvían itinerantes por los distintos pueblos de la Nueva España.
Los permisos para presentarse por los pueblos eran autorizados por el propio Virrey y es por eso que se puede saber en algunos casos, si es que los documentos han podido sobrevivir al paso del tiempo, nos llegan noticias de lo que en una ocasión sucedió en Salamanca...
"... En 1796-97 la compañía del titiritero Máximo Antonio Varela visitó Tepeji del Río, Tula, San Miguel el Grande y Salamanca, con un promedio de un mes en cada lugar..."
Lamentablemente no se dice más de estas presentaciones pero al menos queda constancia del tipo de entretenimientos que los salmantinos de los últimos años del siglo XVIII tenían. No se precisa la fecha, solo que entre el 96 y 97, esto nos lleva a concluir que habrá sido enero o febrero de ese 1797 cuando se presentaron los títeres, pues en la época estaba prohibido todo tipo de representación festiva debido a que la Cuaresma era llevada rigurosamente.
En donde se habrán presentado? Que habrá sido la puesta en escena? Son datos que no se detallan, sin embargo, la usanza de la época nos dice que los temas tratados en estas representaciones regularmente eran asociados a asuntos religiosos y vidas de santos, quizá una parodia ligera. Algo que si se estipulaba era la prohibición de juntar sexos, es decir, los hombres se sentaban de un lado y las mujeres de otro... costumbres de la época.
Fuente:
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Maya Ramos Smith. Los artistas de la feria y de la calle: espectáculos marginales en la Nueva Espana (1519-1822). INBA. México, 2010
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