sábado, 31 de octubre de 2015

Las perlas en documentos que guardan los Archivos Históricos sobre Salamanca

  La razón por la cual digo que estas son perlas es debido a que en el periodismo es común hablar de “perlas” cuando los datos que se dan en un artículo son sorprendentes y eso es justo lo que buscando y encontrando perlas que serán incluidos en la publicación que tal vez haga el próximo año encuentro, además, otros datos que  me sorprenden por motivos varios, como que de pronto aparezca un Hidalgo y Costilla, no don Miguel, sino don Manuel, su hermano. Sobre los esclavos por los rumbos de Salamanca ya no me sorprendo tanto pues cuando revisé el libro de bautismo de la segunda mitad del siglo XVII es cosa común ver el término de esclavo, ahora vemos el contrato de compraventa, el cual, más sorprendente aun es que un sacerdote lo haga: Francisco de la cruz Sarabia. O encontrar datos del más antiguo de los Redondo por el rumbo de Valtierra y saber de un pleito con arma blanca en la Hacienda de Mendoza:

Don Joseph Manuel Álvarez, vecino de Salamanca, otorga poder general para pleitos al Lic. Don Manuel Hidalgo y Costilla, vecino de la Corte en México. (AHMI PN C23, V67, E178, 23 noviembre 1803.)

Compraventa de un esclavo mulato de 20 años que otorga Juan Antonio Mier, mercader, vecino de Salamanca, a favor del Br. Francisco de la Cruz Sarabia, prebendado de la Iglesia Catedral de Valladolid, en 225 pesos. (AHUG, PC, L1733, L37, f359v, 12 septiembre 1733.)

Dedicado a los Arredondo que siguen este espacio: encontré un antecedente aún más antiguo de todos los que he dado ya, se trata de Martín Redondo, español que tenía una Estancia (no se especifica si era de Ganado Mayor o de Ganado Menor), tenía más de cuatrocientas cabezas de ganado menor (cabras) y tenía una producción de más de mil quesos. Era el único productor de quesos de la zona. (Minuta de las Doctrinas que hay en el Obispado de Michoacán, 1631.)

Fianza de la haz que otorga Andrés Sagaz y Herrera a favor de José Vital Sánchez, preso a pedimento de Bernardo Nacianceno Vega, vecino de Salamanca, por haber herido a dos de sus hijos en la Hacienda de Mendoza. (AHUG, PC, L1802, L104, f306, 18 octubre 1802.)

lunes, 26 de octubre de 2015

Hablando de conquistadores y advenedizos por el rumbo del Bajío -3a Parte-

   En dos artículos anteriores hemos visto algunos personajes que tienen el título de Conquistadores por haber llegado entre 1519 y 1521 y, como participaron justamente en esa conquista que hubo de lo que hoy conocemos por México, obtuvieron una serie de prebendas que les confirmaban eso de "hacer la América". El caso que hoy veremos es sumamente particular pues, como es de esperarse, no todos los que vinieron entonces a la Conquista eran eso, gente que peleaba, que usaba la espada o el mosquete, y que vivieron episodios sumamente complicados. También hubo los infaltables advenedizos, escurridizos, abusivos que aprovechaban el momento, uno de ellos era conocido con el nombre de Maese de Roa y, entre las muchas tierras que recibió, se encontraban unas que estaban al norte de Salamanca e Irapuato y sur del municipio de Guanajuato, creo que también por los rumbos de Silao las tuvo, eso por el valle de Chichimecas pues le fueron otorgadas muchas mercedes, desconozco la ubicación de ellas. Nos apoyamos en la magistral pluma del maestro Luis González Obregón que a su vez se apoya en una pluma grande, la de Bernal Díaz del Castillo.

   “El supradicho ameno relato, del ingenuo y pintoresco cornista Bernal Díaz del Castillo, lo voy a reproducir poco más o menos, con sus propias palabras y frases, pidiendo a los lectores su previo consentimiento, que con las dichas palabras y frases ganará más la narración en colorido y verdad.   En la recién conquistada y reedificada ciudad de México, -Temixtlán-, vivió algunos años andados, un hombre ladino, meloso y viejo, que tenía en el pescuezo un lobanillo grande y asqueroso, del cual no había podrido curarse, como no sanó tampoco a otros, que desde los más pobres hasta los más ricos habían acudido a su arte de curar sin aliviar, arte que le había dado tan injusta fama, a pesar de todo. El tal viejo llamábase a sí mismo Maese Roa, pero adrede le decían Maese de Rodas, aludiendo a que Hernán Cortés le había traído de Castilla con esperanza de que le curase el brazo derecho que tenía quebrado, a resultas de una caída de caballo que sufrió durante la homérica pero infructuosa expedición a la provincia de Honduras, en donde, como es sabido se reveló uno de sus capitanes más famosos, Cristóbal de Olid.

  Lo de apellidarse Rodas en vez de Roa, fue juego de palabras, originado de que en las fiestas celebradas en México el año de 1538, entre otras representaciones teatrales o farsas, se puso en pública escena una llamada La toma de Rodas y en ella Hernán Cortés salió disfrazado de Maestre de Rodas y como éste había venir de España al viejo del lobanillo, le designaban con el mismo apodo que se le había quedado al conquistador.

  Hernán Cortés, por la curación del brazo había pagado al Mese Rodas muy bien, pues entre otras cosas le dio en encomienda muy buenos pueblos de indios, con gran disgusto y grita de muchos conquistadores, que le habían servido con más fruto que el médico o curandero. Este, parece que no solo dragoneaba, como se dice ahora, de perito en medicina, sino que también era hombre de letras, porque fue uno de los cronistas que escribieron a Castilla la relación de los festejos mencionados; y una vez allá, como tenía “buena plática”, aprovechó aquella coyuntura para entablar conocimiento y estrechar relaciones con la señora Doña María de Mendoza, mujer del Comendador mayor Francisco de los Cobos el cual gozaba de mucho valimiento en la corte el cual por ser secretario de su majestad. La doña María de Mendoza, en íntima confidencia aseguró al Maese Rodas, ser muy desgraciada e infeliz por no haber dado sucesión a su esposo el Comendador: pero el Mases Rodas, a la vez le aseguró que perdiese cuidado, que él haría medicamentos que remediasen el achaque de esterilidad de que adolecía la distinguida dama; y ésta lo creyó y, manifestó al Maese Rodas, que si ella hubiese descendencia con el medicamento que le  iba a propinar, le daría dos mil ducados y le favorecería en el Real Consejo de Indias a fin de que hubiese otros pueblos de indios como los que le había encomendado el Cortés, y quizá más feraces y con más tributarios.

  Hízose también en la corte, de relaciones el Mese de Rodas –quizá por recomendación e influencia de la propia dama- con el cardenal de Sigüenza, presidente del susodicho Consejo de Indias; y como el cardenal estaba gotoso, ansí mismo le prometió que lo curaría de la gota; y luego, alentados con las promesas y con la esperanza de sanar, le proveyeron por mandato del cardenal y por favor de la señora doña María de Mendoza “muy buenas encomiendas e indios”, mejores que las que tenía y le diera el conquistador de México”.  Pero el resultado fue tan fructífero y bonancible para el curandero, fue nulo y sin beneficio para los engañados enfermos, porque asegura Bernal Díaz, ni Cortés sanó del brazo, antes se le quedó más manco; ni la señora doña María de Mendoza parió o “por más letuarios calientes de zarzaparrilla que la mandó comer” ni el cardenal de Sigüenza se alivió de su gota. Reía sin duda el maese, al verse tan rico con sus engaños de curar; y los verdaderos conquistadores dela Nueva España se dolían de no tener encomiendas tan buenas como él asegurando que más valía ser llamado “Maese de Rodas”, “se plático” y llevar un poco de zarzaparrilla a la Corte que cuantos servicios hicieran ellos en la conquista a su capitán Cortés y a su majestad el Rey de España e Indias.

  Todavía años después los aventureros advenedizos imperaban por todas partes con harto disgusto de los conquistadores, y por eso un descendiente de uno de ellos, que no pocos trabajos habían padecido en expediciones y descubrimientos, exclamaba: “¡ho, indias! ¡ho, conquistadores llenos de “trabajos en aquella simplicidad de aquellos dichosos tiempos donde no sacaste más que un nombre excelente y una fama eterna, y en tiempos que mayores servicios y mejores sucesos erades despojados de vuestras propias haciendas y de los frutos de vuestros servicios y hazañas, dando los que gobernaban en los primeros años, vuestros sudores a gente advenediza y que no mereció nada en la conquista; ahora ya es llegada la sazón donde luce más el engaño, la mentira, la ociosidad y el perjuicio del prójimo, con que vendiendo vino, o especias, o sinabafas o fierro viejo, se hacen grandes mayorazgos e hinchen extenuando con milagros fingidos, sin ser agradecidos a Dios ni a los que les crecieron en su desnudez del polvo de la tierra, para allegarlos a tan poderosos”. (1)

  Así de rica en personajes es la historia de Salamanca... y lo que nos falta por documentar!

Fuente:

1.- González Obregón, Luis. Croniquillas de la Nueva España. Editorial Botas. México, 2005.p. 21-24

jueves, 15 de octubre de 2015

Aterrizando la idea de Conquistadores en la región de Salamanca (Guanajuato).

  Si no has leído aun el artículo anterior, te recomiendo lo hagas para que te sea más fácil entender esta que es una segunda parte. Todo va asociado a la duda que tengo en torno a los propietarios de las tierras en donde fue fundada la villa de españoles de Salamanca.

  “Describiré a continuación el origen regional de los conquistadores. La primera región de donde provienen los hombres de Cortés es Andalucía, con casi un tercio del ejército; León ofrece el segundo contingente con 17 por ciento, después Extremadura con 15 por ciento; los conquistadores de Castilla Vieja fueron menos numerosos 12 por ciento; mucho menor fue el contingente de Castilla la Nueva, 7 por ciento. Los conquistadores originarios de las provincias orientales de España fueron muy escasos, mientras que, las principales ciudades de donde vinieron aquellos hombres que se embarcaron a las nuevas tierras provenían de Sevilla, Palos, Medellín, Salamanca, Cuellar, Moguer, Toledo, Jerez de la Frontera, Medina del Campo y Cáceres. En el ejército de los conquistadores, también se encuentran algunos extranjeros (6.2 por ciento), primero los portugueses, luego los genoveses (estas dos nacionalidades forman más de 85 por ciento de los que no son españoles). Incluso se encontraron algunos griegos y uno de Flandes a pesar de las prohibiciones que les impedían pasar a las Indias

  “La Conquista aparece como el hecho vital para casi dos tercios del contingente a quienes se puede considerar como adultos, pues tenían una veintena o una treintena de años en 1519; se trataba de hombres generalmente robustos, fuertes, que se encontraban en todo el vigor de la juventud, condiciones esenciales en una expedición militar. Sin embargo, hay una buena cantidad de jóvenes —núbiles—, de menos de 20 años (28 por ciento), quienes a menudo ejercieron oficios menores en la embarcación como grumetes o pajes; pero hubo también una porción de hombres mayores, 8 por ciento, que tenían más de 40 años y casi un cuarto que tenían más de 50 años. Contrario a una idea muy difundida, el número de conquistadores hidalgos es bajo. De los 1 175, se encontraron sólo 69 hidalgos (alrededor de 6 por ciento). Las mujeres conquistadoras fueron muy pocas: una veintena, sin embargo, éste es un dato muy poco conocido. Ellas, fueron todas españolas, en su mayoría provenientes de Andalucía; casi todas tenían cerca de 30 años y procedían de una clase social modesta. Por otra parte, es necesario señalar que entre los conquistadores, se encontraban dos negros y un cacique de Cuba.

 “He tratado de establecer el nivel cultural de los conquistadores mediante la evaluación de su capacidad para escribir, redactar o sólo firmar, analizando las referencias a la firma y escritura tanto en las Informaciones de Méritos y Servicios, así como en los juicios de residencia de Hernán Cortés y Pedro de Alvarado. De este examen se desprende que 84 por ciento de los conquistadores, es decir, una clara mayoría, tenían la capacidad de firmar, frente a 16 por ciento que declararon no saber escribir. Establecer las profesiones de esos hombres antes de la empresa novohispana no fue una tarea fácil. La información con que cuento hoy me revela la situación únicamente para 12 por ciento de ellos, por lo tanto los resultados no pueden ser significativos. No obstante, comunico los avances. Sus oficios eran de lo más variados. Una pro porción superior a la tercera parte ejercía tareas relacionadas con el mar, eran marinos o pilotos de embarcaciones; 30 por ciento, se dedicaba al comercio y a la artesanía (mercaderes, herreros, carpinteros, sastres); casi 16 por ciento se describieron como soldados (pero son realmente muy pocos los que venían de verdaderos ejércitos europeos); se encontraron 12 por ciento de letrados (notarios o escribanos). Hay algunos clérigos, frailes, médicos, boticarios y músicos. A pesar de la carencia de mención precisa, los campesinos parecen constituir una parte de la tropa de los conquistadores (jornaleros, labradores, hortelanos, criadores de ganado, etcétera)”. (1)

   Es justo en la obra de Grunberg que encontramos algunos datos de Sancho de Barahona y su hijo, ese sería el primer conquistador que ligamos con Salamanca, de él hemos dado cuenta en varios artículos. Agreguemos a la lista a otros personajes, o, en todo caso, a sus hijos pues, teniendo en cuenta lo que el autor dice, y tomando la edad promedio de los conquistadores en 30 años en 1520, quiere decir que ellos, cuando comienzan a poblar el Valle de Chichimecas, nombre que tenía el Bajío en la época, andarían en sus 60 años. En este espacio de tiempo (de 1521 a 1550) las poblaciones fundadas en lo que hoy conocemos como Estado de Guanajuato eran: Acámbaro (1526), Apaseo (1530), Irapuato (1537), Yuriria (1540), San Miguel (1540) y Pénjamo (1542) (2) y los Encomenderos, de acuerdo a Peter Gerhard, fueron, entre otros, Pérez de Bocanegra. Pero ¿cuál de todos los Pérez de Bocanegra?

  “Durante el gobierno de Estrada en la primavera de 1528, Acámbaro estaba encomendada a Gonzalo Riobó de Sotomayor, mientras que Yuririapúndaro pagaba tributo al comendador Tovar (quizá Juan de Tovar, conquistador). Este último lugar puede haber pertenecido a Alonso del Castillo en 1539; para 1545 había pasado a la Corona. A la muerte de Riobó en 1538 Acámbaro fue asignado a Hernán Pérez de Bocanegra y Córdoba. Pérez fue sucedido primero por su hijo, Bernardino Pacheco de Bocanegra, y después (hacia 1565) por el hermano de éste último, Nuño de Chávez Pacheco de Bocanegra; el siguiente heredero, en 1603, fue Francisco Pacheco de Bocanegra y Córdoba. En 1625 aparece como encomendero un hijo de éste último, que había adquirido el título de marqués de Villamayor, Carlos Colón de Córdoba Bocanegra y Pacheco. Para 1664 más de la mitad de los tributos de Acámbaro se entregaban a la Corona, el resto se dividía entre Baltazar de la Cueva Enríquez y Juan Bautista Sauza Navarrete”. (3)

   Esta confusión que provoca la continua repetición del apellido Pérez-Bocanegra y la tradición de mantener el nombre de pila en todos los hijos, en este caso el de Alonso, la podemos aclarar al ver en el sitio electrónico Bisabuelos, el desglose que hacen de esta familia y sus breves biografías. Alonso Pérez, conocido por el mote de “El Viejo” fue Conquistador, pues llegó junto a Hernán Cortés. Nació en 1419, murió en 1562. El recibió varias encomiendas, las más conocidas son las del oriente del actual estado de Guanajuato. Su hijo las heredó, se llamaba Alonso Pérez, apodado “El Mozo” su nombre completo era el de Alonso Pérez de Bocanegra y de la Cavallería, nació en 1517, no sé el año de su muerte. Es su hijo, es decir, el nieto del Conquistador, el que recibe en herencia buena parte de las tierras, se trata de Alonso Pérez de Bocanegra y Jaramillo, aquí ya hace sentido la propiedad que tenía en lo que hoy es Salamanca pues, el apellido Jaramillo está asociado a otro Conquistador, el llamado “Caballero del Lagarto”, Jerónimo López Fernández, para ver parte de la vida de este personaje, entra aquí.

  Sobre Alonso Pérez de Bocanegra y Jaramillo encontramos que: “nació en la Ciudad de México y fue bautizado en la Parroquia del Sagrario de la Catedral el 5-XII-1556. Casó con Beatriz de Jaramillo y Andrada, en la misma parroquia, el 6-XII-1576. Fue rico encomendero. Recibió la herencia de su abuelo y de su padre. Además, adquirió tierras cerca de San Luis Potosí (región de Villeta), en San Miguel el Grande  y San Juan del Río. En esta última población tenía un solar en 1594 y tierras en las inmediaciones (por ejemplo, en Galindo). Fue Alcalde ordinario de México en 1597. Fue Alcalde de la Santa Hermandad de México. En esa época vivía en la Calle del Águila, muy cerca del Monasterio de la Concepción. Luego se trasladó a la ciudad de Santiago de Querétaro de donde fue vecino. Él y su mujer fundaron una capellanía de seis mil pesos sobre sus Haciendas. Murió en Querétaro entre 1618 y 1620.” (4)

  Hasta aquí logramos dilucidar a dos de los nombrados en el documento que conocemos como Merced de Fundación de la Villa de Salamanca: Barahona y Pérez Bocanegra. Se mencionan a otros que serán afectados, uno de ellos es Baltazar de la Cadena, otro se llama Gaspar de Valdés, y un tercero serían los descendientes de Juan Velázquez de Salazar, este último es el único Conquistador que es mencionado en el documento, y lo hace diciendo “los descendientes de…” surge, pues, la pregunta, ¿quiénes eran todos ellos? Eso lo averiguaremos en un siguiente artículo.

Fuentes:

1.-  Grunberg, Bernard. El universo de los conquistadores, resultado de una investigación prosopográfica. Revista Signos Históricos, UAM-Itapalapa. No. 12. Julio-Diciembre  2004. México. pp. 94-118

2.- González, Pedro. Geografía local del Estado de Guanajuato. Editorial La Rana. Guanajuato, 2004, p.109.

3.- Gerhard, Peter. Geografía histórica de la Nueva España 1519-1821. UNAM. México, 1986, p.66

4.- Bisabuelos.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Comenzando a aterrizar la idea de Conquistadores en la región de Salamanca (Guanajuato).

   Me tildarán de exagerado al decir que he leído alrededor de cuarenta veces la merced de fundación de la Villa de Salamanca, pero no, no exagero, quizá sean un poco más, o un poco menos esas lecturas que he hecho del documento que al igual que la mayoría de los salmantinos, lo encontré por primera vez en el libro de Rojas Garcidueñas como anexo. Luego aquel grupo de salmantinos interesados en el rescate histórico lo reprodujo en una de las Gacetas de la crónica de Salamanca. Para 1996 la Biblioteca de Historia de América en Madrid incluyó en su número 16 llamado Normas y leyes de la ciudad hispanoamericana, Tomo II, la transcripción a lenguaje actual, de la propia Merced. Esto me ayudó a ver una interpretación más precisa de lo que allí se ordenó. Una lectura más, con una interpretación ligeramente diferente vendría apenas el año pasado cuando ocurrió aquel episodio en el que el Alcalde de Salamanca proponía que el festejo de la fundación se hiciera el 16 de Agosto y no el 1° de Enero y para ello en el Archivo Histórico Municipal localizaron un documento en el que a consecuencia de un largo pleito entre propietarios de tierras se incluyó en su alegato la Merced, que es el único testimonio con que localmente se cuenta en el que vemos lo dicho por el virrey y escrito en el documento del 16 de Agosto de 1602. Sale de sobra decir que cuando estaba preparando mis comentarios al libro de Rojas Garcidueñas, la meced la leí y la volví a leer, además de que la transcribí. 

   En este blog numerosas veces he hecho referencia a la tal Merced, en cada una de ellas hubo incluida una lectura, luego, en plan casi obsesivo, anoté una y otra vez los nombres de los personajes que aparecen anotados sea en la Merced que en el Acta de Fundación, esto debido a que no me cuadraban los nombres de los firmantes con lo que el acta establece, pues firman más de 30 de los que se supone fueron los autorizados a asentarse en la nueva Villa de españoles, que fueron 41. Comencé a indagar quién fue cada uno de ellos, ha sido mucho trabajo, han sido muchos los libros consultados y aun no logro dar con la información precisa. Sin embargo doy con un autor del que no tenía noticia y al leer lo poco que me ha sido posible encontrar en español (él escribe en francés, su legua natal), comienzo a dilucidar nombres, entornos, circunstancias y relaciones del que fue esta parte del Bajío antes de que se nombrara Villa de Salamanca. Vamos por partes.

  Bernard Grunberg nació en Francia, en 1949. Su investigación se centra en la conquista del Imperio Azteca y los inicios de la colonización en México. Inicia su carrera como profesor en la universidad y la escuela secundaria entre 1974 y1994. Luego de haber sido profesor en el Departamento de Estudios Ibéricos de la Universidad de Estrasburgo II, se convirtió en profesor de Historia Moderna en la URCA (Universidad Reims Champagne-Ardenne) en 1994. A partir de 1995 se convierte en profesor de historia moderna en la URCA; fue, además, responsable de la especialidad en "Historia de los espacios marítimos". En 2004 fundó el SHAC (Seminario de Historia de América Colonial), luego dirigió en 2008 al 2011, el programa ANR -CSA titulado Editado en español por un corpus completo de fuentes raros o inéditos sobre las Antillas Menores (1493-1660). En 2007, se convirtió en titular de la cátedra "Marcel Bataillon" en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Desde entonces ha sido invitado en varias ocasiones por las universidades mexicanas. Es profesor universitario adjunto a la URCA (Universidad de Reims Champagne-Ardenne) y IRIEC (Instituto de Investigación de Estudios Culturales de la Universidad de Toulouse Le Mirail)". (1)

   La obra más emblemática de este autor es, sin lugar a dudas Dictionnaire des conquistadores de Mexico, (París, L’Harmattan, 2001, 633 p.), de ella se dice que es una “obra de consulta y rica en sorpresas, en verdad de grande interés, es ésta que debemos a la acuosidad del doctor Bernard Grunber. Es de consulta porque proporciona información a partir de fuentes de primera mano acerca de 1 172 conquistadores de México. Permiten ellas reconstruir sus biografías, valorar sus antecedentes y sus principales actuaciones en diversos tiempos y lugares. Asimismo, esta obra es portadora de sorpresas porque a través del gran cúmulo de noticias que reúne, es posible enterarse de los orígenes insospechados de algunos conquistadores, sus variadas formas y tiempos de llegada a México, si contrajeron matrimonio con españolas o con indígenas —no ya tan sólo de quienes se amancebaron con ellas o las violaron— y sobre los hijos que tuvieron, y desde luego sobre las acciones bélicas en que participaron. La información que proporciona la obra de Bernard Grunberg proviene de documentos del Archivo General de Indias (Sevilla) en ramos como los de Audiencia de México, Justicia e Indiferente General; del Archivo General de la Nación (México) en ramos como los de Mercedes, Historia, Inquisición y Hospital de Jesús; el Catálogo de pasajeros a indias; el Nobiliario de conquistadores; las Actas de Cabildo de la Ciudad de México; las Cartas de indias; las Informaciones de méritos y servicios de los conquistadores; los Fondos del Archivo de Protocolos de Sevilla; los Protocolos del Archivo de Notarías de México; la Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas posesiones de América y Oceanía; el Diccionario autobiográfico de conquistadores y pobladores de Nueva España, de Francisco A. de Icaza; el Epistolario de la Nueva España, de Francisco del Paso y Troncoso. También toma en cuenta Grunberg las principales crónicas e historias de españoles, mestizos e indígenas del periodo novohispano y las aportaciones de buen número de historiadores posteriores”. (2)

   Quizá te estás preguntando si todo esto tiene que ver algo con Salamanca, te diré que sí, pues, una vez que entendemos lo que Grunberg estudió a fondo encontraremos las primeras luces de ese episodio tan complicado de la historia regional que fue lo ocurrido en el capítulo de la Historia de México, que se conoce como Colonia, el cual siempre confundimos con los tres siglos de dominio español. Colonia es, específicamente el periodo que va de 1521 a 1535, es decir, desde la caída de Tenochtitlán, hasta la llegada de Antonio de Mendoza,  primer virrey de Nueva España. El periodo Virreinal va de 1536 a 1821 que abarca desde que Mendoza asume el puesto (el 14 de noviembre de 1535) hasta la Consumación de la Independencia. Y es justo entre uno y otro que viene ese antecedente de los propietarios de las tierras en donde se asentaría la villa de españoles de Salamanca. Vamos directamente a Grunberg:

   “El presente trabajo es el resultado de una larga investigación cuyos avances se han vertido en diversos artículos y libros, en ellos, se presentan los acontecimientos concretos referentes a los conquistadores de México. La investigación se realizó mediante la búsqueda de hechos reales más que imaginarios y con un fuerte espíritu crítico de las crónicas. El análisis de la trayectoria de vida de los conquistadores se llevó a cabo a partir de la revisión de las Informaciones de Méritos y Servicios (IMS) que ellos y sus descendientes o herederos escribieron para hacer valer sus derechos o solicitar mercedes por los servicios prestados a la Corona

  “Estos documentos, redactados entre 1524 y 1627, presentan gran dificultad para su desciframiento, quizá, por esta razón, la mayoría de los historiadores no los han explotado lo suficiente hasta ahora. Esta documentación se encuentra en el Archivo General de Indias (AGI) en Sevilla, fondos: Patronato Real, Audiencia de México y Justicia. Por otra parte, también me he servido de otras fuentes que están en los archivos mexicanos, particularmente, en los fondos: Inquisición, Mercedes, Tierras, Hospital de Jesús, entre otros, del Archivo General de la Nación (AGN); Actas de Cabildo del Archivo Histórico de la Ciudad de México (AHCM), y los protocolos de Notarías del Archivo General de Notarías.
 
  Se identificaron 1 175 individuos (es decir, un poco más de la mitad de todos los conquistadores de México, que evalué en 2 100 más o menos). Realicé el análisis de estas informaciones y el estudio de estos hombres poniéndoles en relación con el tiempo en que vivieron (la España de la primera mitad del siglo XVI) y con el acontecimiento (la Conquista de México). Ambos elementos nos han permitido conocer su universo, es decir, la manera en que ellos vivieron su conquista, sus motivaciones, su implantación y su vida en este nuevo continente. El estudio de los conquistadores de México tiene una importancia capital porque, por primera vez, los europeos se enfrentaron en el Nuevo Mundo con pueblos que habían logrado un alto grado de civilización y porque la Conquista de México prefiguró el carácter de las siguientes que tuvieron lugar en la América continental.

  El uso de la palabra conquistador se remonta a la época de la reconquista, en el año 1238, cuando el rey de Aragón, Jaime I, liberó Valencia de la ocupación musulmana, por su hazaña, recibió el título honorífico de: El Conquistador. Posteriormente, esta palabra pasó a América con un significado particular, en estas tierras el conquistador es el hombre que hizo reconocer por las armas, el derecho de España y de la Iglesia sobre las tierras que a partir de entonces formaron parte de la Corona española (después de la donación pontificia). Ahora bien, para la monarquía española y para las autoridades de la Colonia, los conquistadores de México fueron aquellos que vinieron a la Nueva España antes de la caída de México Tenochtitlan". (3)

  Este es apenas una parte, muy pequeña, de la introducción que el autor francés hace de su trabajo. Antes de concretar la relación que podemos encontrar en su estudio de los mil y tantos personajes mencionados, es necesario continuar con esta breve introducción, cosa que veremos en la siguiente publicación, creo que con la información aquí dada es abundante y amerita ser digerida con calma.

Fuentes:

1.- Wikipedia-Francia.

2.- León-Portilla, Miguel. Reseñas Bibliográficas. Revista de Cultura Náhuatl No. 4. IIH-UNAM, México. pp.447-451.

3.- Grunberg, Bernard. El universo de los conquistadores, resultado de una investigación prosopográfica. Revista Signos Históricos, UAM-Itapalapa. No. 12. Julio-Diciembre  2004. México. pp.94-118

lunes, 12 de octubre de 2015

Profunda es la huella dejada por Rafael Campuzano Cardona en Salamanca

    Tuvimos el gran gusto de colaborar, desarrollando la parte histórica de la llegada del Catolicismo a esta región del Bajío que es Salamanca así como el desarrollo del Barrio de San Antonio en el libro que recién se publicó en ocasión del 40 Aniversario de la erección en Parroquia del templo del Sagrado Corazón, si bien debemos agregar 16 años más, pues entes de ser Parroquia fue un templo que funcionó originalmente como capilla. El reseñar esta historia nos lleva a una persona que dejó honda huella en Salamanca: el padre Rafael Campuzano. Cada quien tiene su propia historia y tendrá mucho que decir de él, sean los que lo conocimos o los que saben de él por relatos de sus padres o abuelos. En mi caso personal te lo demuestro gráficamente pues ese niño que ves en la imagen soy yo, el día de mi primera comunión, el 14 de febrero de 1964, que la recibí de manos de él.  Lo que a continuación te comparto es un extracto del relato que hizo don Ramiro de la Garma en su libro de Recuerdos, con el cual ratificamos esa idea de la huella honda dejada en la vida de Salamanca:

  “Los que tuvimos oportunidad de tratar al presbítero don Rafael Campuzano Cardona estamos convencidos de contar con la satisfacción de haber conocido un santo. […]. Fue el segundo de siete hijos del matrimonio formado por el señor don Rafael Campuzano Stark y doña María Cardona Villaseñor. Vio la luz primera en Morelia, Mich., el 19 de diciembre de 1928, año difícil para las familias católicas ya que la ferocidad de Plutarco Elías y sus sicarios hacían estragos en ellas. Eso dio origen a que don Rafael trasladase a su familia a la capital de la república esperando tenerla más protegida. Sus primeros estudios tuvieron lugar en el Colegio Simón Bolívar de la ciudad de México, primaria y también hizo allá la secundaria. A los 15 años ingresó a la asociación Nacional de Charros en la ciudad capital y en ella participó hasta los 19, en una competencia se le asignó el Paso de la Muerte y se accidentó durante la suerte, fracturándose el hueso sacro y al abandonar la charrería manifestó a sus familiares sus deseos de hacer estudios sacerdotales. Don Rafael, su padre, se opuso aduciendo que no había vocación, que se sentía frustrado al no volver a participar en competencias charras y eso le hacía tomar una decisión equivocada. Rafael hijo insistió y obtuvo la aceptación de sus padres para inscribirse en el Seminario Diocesano de Morelia, ese mismo seminario tridentino cuya primera piedra fuera puesta el 18 de enero de 1761 por el señor Obispo de Michoacán don Pedro Anselmo Sánchez de Tagle pero esto es otra historia.

   "Fue ordenado sacerdote el 4 de junio de 1955, celebrando su Cantamisa al día siguiente en el templo de San Diego en su ciudad natal. De inmediato inició actividades en bien de su feligresía, norma y costumbres que no abandonaría jamás y que habría de practicar hasta el último momento de su vida. Convencido de la necesidad de sembrar temprano la semilla de la doctrina y de la fe, fundó en Morelia los grupos 5, 6 y 7 de los Boy Scouts. Se le comisionó a Salvatierra, Gto., para atender una capellanía, haciéndose notar su espíritu de trabajo y capacidad de organizador en los dos años y meses que duró en dicho lugar, donde también instituyó el grupo de Boy Scouts. La actividad desarrollada motivó su promoción a Salamanca, a donde llegó el 23 de octubre de 1958, para hacerse cargo de lo que hasta ese momento había sido la capellanía de San Antonio de Padua y que, con su llegada, se elevó a la categoría de Vicaría Fija. San Antonio fue un pequeño templo casi abandonado, que proporcionaba deficiente servicio religioso al barrio y con su llegada se inició un auge que dura hasta nuestros días y seguramente así habrá de seguir puesto que fue elevado a parroquia por su importancia. La celebración de su primera misa en la Vicaría Fija fue al día siguiente de llegada al tomar posesión del templo de San Antonio, o sea que este acontecimiento para el vecindario tuvo efecto el 24 de octubre de 1958 a las 6pm. Los vecinos organizaron una modesta cena para recibir a su Vicario y el que narra tuvo el honor de ser invitado y se le asignó un sitio junto al agasajado y con ello disfrutó de la satisfacción de conocer a este sacerdote ejemplar, con el cual siguió teniendo contacto siempre.

  "Hubo un acontecimiento importante en la vida del padre Campuzano que modificó a una familia salmantina. En la colonia Bellavista funcionaba en una casa particular un catecismo que se impartía cada semana y la señora Guillermina Solís de Velázquez se hizo presente al sacerdote para comunicarle de la dicha actividad y desde luego para ponerse a las órdenes de su Vicario y continuar los trabajos de catequesis, además, doña Guillermina se convirtió en su secretaría, su amiga, su madre y su enfermera; lo tomó a su cargo y lo llevó a vivir en su domicilio de Minatitlán No, 113 como si fuera uno de sus hijos, el mayor.  Cuando el padre Campuzano llegó a Salamanca aún se sufría el embate de las aguas que ese año la inundaron causando verdaderos estragos. El templo de San Antonio  había sufrido daños sumamente considerables y su incansable labor empezó a hacerse en el necesario mantenimiento al edificio que se encontraba muy deteriorado. Pero más que la obra material se nota la actividad espiritual y evangelizadora. Funda los Obreros Guadalupanos y la organización de agrupaciones católicas empiezan a fluir de la vicaría de San Antonio como manantial de bendiciones. Se funda el grupo número 1 de los Boy Scouts; surge el Movimiento Familiar Cristiano y se plantea la necesidad de contar con un templo en la misma Colonia Bellavista

  "Al recorrer la colonia para resolver el problema y de pronto está la solución.  Frente a él se encuentra la bodeguita abandonada donde se habían guardado los materiales que se usaron en edificaciones de la colonia misma. Da inicio a las gestiones para obtener en donativo el sitio, pero se encuentra en terreno federal; allí está la solución pero hay que moverse y el padre es de una actividad incansable, a las nueve de la mañana del mes de agosto de 1959 celebró la primera misa en la bodega,  que era ya una capilla dedicada al Sagrado Corazón de Jesús. Entre la generosidad de muchos caballeros y de muchas damas, estaba la de doña Longina Robledo de Muro y encargó a España la imagen de un Sagrado Corazón de Jesús, cuando la escultura llegó todos estuvieron de acuerdo en su belleza, como se le puede admirar en el templo actual, obra del señor cura don Tomás Ruiz. Y con la llegada de la imagen empiezan los problemas de don José Muro Lozano ante quien su esposa eleva la solicitud de resolución par aun nuevo problema: el techo de la bodega es muy bajo y no cabe la imagen. Y aquí se impone la organización de otros templos católicos y surge el primero de febrero de 1963 la Guardia de Honor del Sagrado Corazón, luego los cursillos de Cristiandad y las Jornadas de Vida Cristiana. El padre había conseguido una imprenta y de ella salió la hoja dominical de San Antonio y en la que corresponde al 9 de agosto de 1965 encontramos plasmada la idea de fundar la Ciudad del Niño que él no pudo realizar y que llevó a feliz término el padre Pedro Gutiérrez.

  "El padre Campuzano funda la escuela María Goretti, ya desaparecida, que fundó en el anexo del templo de San Antonio y que ofrecía enseñanza de cocina, artes y oficios para la mujer. Se le regaló un terreno en la colonia Tamaulipas e inició la construcción de la obra negra de un templo que ya no terminó y que es el de San Martín de Porres.

  "Hay una obra humanista fundada por él y que surge como una consecuencia de su amor al prójimo y de la pobreza en que quedaron numerosas familias salmantinas, a causa de la inundación de 1958. Llegaban personas hasta el sacerdote a solicitarle prestamos, que en muchos casos nunca fueron pagados, por cantidades de 10, 20 y 50 pesos  (tener presente el valor adquisitivo de entonces). En una ocasión llegó de Morelia feliz porque había tenido conocimiento de la existencia de una cooperativa llamada Caja Popular y creyó que en ella encontraría la solución a los pequeños préstamos que necesita la gente de medianos y escasos recursos. Buscó documentarse acerca del funcionamiento de dicha institución y procedió a hacerse del elemento humano a quien interesar en el la idea y así poder poner a funcionar una caja popular en Salamanca. La idea fructificó, se fundó la cooperativa y quedó constituía el 9 de agosto de 1964 en el anexo del templo de San Antonio. 

  "A la edad de 33 años el padre Rafael Campuzano adquirió un padecimiento gástrico y se le cerró el píloro, siendo necesario intervenirlo quirúrgicamente en febrero de 1977, después habría de adquirir el mal de Hopkins y más tarde el de Parkinson. Sus dolores eran terribles, pero jamás dejó de atender las necesidad es físicas y morales de sus feligreses y siempre lo hizo con dulzura mientras en su interior su organismo se consumía y el sufrimiento era creciente. Cíclicamente tenía que recibir atención médica especializada y así fueron transcurriendo años y quedó internado en el Hospital de Nutrición, en la ciudad de México. A las diez de la noche del 21 de junio de 1982 doña Guillermina, que le había acompañado como en otras intervenciones hospitalarias se dio cuenta de que en su lecho de enfermo estaba escuchando a un médico interno. Al día siguiente a las 8:30 dejó de existir por un paro cardíaco respiratorio". (Extracto de una de las Estampas que don Ramiro Garma publicó en su libro de Recuerdos.)

 El libro está ya a la venta en la Librería de la Parroquia del Sagrado Corazón, en la esquina de Tenixtepec con Árbol Grande.

jueves, 8 de octubre de 2015

Recordar es vivir: La publicidad de Salamanca en los ochentas

  Esta vez sale de sobra hacer cualquier comentario. Se trata de la cartelera de los cines que operaban en aquellos años "dorados" para muchos, se trata de ver los anuncios que tiendas y restaurantes hacían en Salamanca, han pasado tres décadas y, parece que fue ayer...