Me tildarán de exagerado al decir que he leído alrededor de cuarenta veces la merced de fundación de la Villa de Salamanca, pero no, no exagero, quizá sean un poco más, o un poco menos esas lecturas que he hecho del documento que al igual que la mayoría de los salmantinos, lo encontré por primera vez en el libro de Rojas Garcidueñas como anexo. Luego aquel grupo de salmantinos interesados en el rescate histórico lo reprodujo en una de las Gacetas de la crónica de Salamanca. Para 1996 la Biblioteca de Historia de América en Madrid incluyó en su número 16 llamado Normas y leyes de la ciudad hispanoamericana, Tomo II, la transcripción a lenguaje actual, de la propia Merced. Esto me ayudó a ver una interpretación más precisa de lo que allí se ordenó. Una lectura más, con una interpretación ligeramente diferente vendría apenas el año pasado cuando ocurrió aquel episodio en el que el Alcalde de Salamanca proponía que el festejo de la fundación se hiciera el 16 de Agosto y no el 1° de Enero y para ello en el Archivo Histórico Municipal localizaron un documento en el que a consecuencia de un largo pleito entre propietarios de tierras se incluyó en su alegato la Merced, que es el único testimonio con que localmente se cuenta en el que vemos lo dicho por el virrey y escrito en el documento del 16 de Agosto de 1602. Sale de sobra decir que cuando estaba preparando mis comentarios al libro de Rojas Garcidueñas, la meced la leí y la volví a leer, además de que la transcribí.
En este blog numerosas veces he hecho referencia a la tal Merced, en cada una de ellas hubo incluida una lectura, luego, en plan casi obsesivo, anoté una y otra vez los nombres de los personajes que aparecen anotados sea en la Merced que en el Acta de Fundación, esto debido a que no me cuadraban los nombres de los firmantes con lo que el acta establece, pues firman más de 30 de los que se supone fueron los autorizados a asentarse en la nueva Villa de españoles, que fueron 41. Comencé a indagar quién fue cada uno de ellos, ha sido mucho trabajo, han sido muchos los libros consultados y aun no logro dar con la información precisa. Sin embargo doy con un autor del que no tenía noticia y al leer lo poco que me ha sido posible encontrar en español (él escribe en francés, su legua natal), comienzo a dilucidar nombres, entornos, circunstancias y relaciones del que fue esta parte del Bajío antes de que se nombrara Villa de Salamanca. Vamos por partes.
Bernard Grunberg nació en Francia, en 1949. Su investigación se centra en la conquista del Imperio Azteca y los inicios de la colonización en México. Inicia su carrera como profesor en la universidad y la escuela secundaria entre 1974 y1994. Luego de haber sido profesor en el Departamento de Estudios Ibéricos de la Universidad de Estrasburgo II, se convirtió en profesor de Historia Moderna en la URCA (Universidad Reims Champagne-Ardenne) en 1994. A partir de 1995 se convierte en profesor de historia moderna en la URCA; fue, además, responsable de la especialidad en "Historia de los espacios marítimos". En 2004 fundó el SHAC (Seminario de Historia de América Colonial), luego dirigió en 2008 al 2011, el programa ANR -CSA titulado Editado en español por un corpus completo de fuentes raros o inéditos sobre las Antillas Menores (1493-1660). En 2007, se convirtió en titular de la cátedra "Marcel Bataillon" en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Desde entonces ha sido invitado en varias ocasiones por las universidades mexicanas. Es profesor universitario adjunto a la URCA (Universidad de Reims Champagne-Ardenne) y IRIEC (Instituto de Investigación de Estudios Culturales de la Universidad de Toulouse Le Mirail)". (1)
La obra más emblemática de este autor es, sin lugar a dudas Dictionnaire des conquistadores de Mexico, (París, L’Harmattan, 2001, 633 p.), de ella se dice que es una “obra de consulta y rica en sorpresas, en verdad de grande interés, es ésta que debemos a la acuosidad del doctor Bernard Grunber. Es de consulta porque proporciona información a partir de fuentes de primera mano acerca de 1 172 conquistadores de México. Permiten ellas reconstruir sus biografías, valorar sus antecedentes y sus principales actuaciones en diversos tiempos y lugares. Asimismo, esta obra es portadora de sorpresas porque a través del gran cúmulo de noticias que reúne, es posible enterarse de los orígenes insospechados de algunos conquistadores, sus variadas formas y tiempos de llegada a México, si contrajeron matrimonio con españolas o con indígenas —no ya tan sólo de quienes se amancebaron con ellas o las violaron— y sobre los hijos que tuvieron, y desde luego sobre las acciones bélicas en que participaron. La información que proporciona la obra de Bernard Grunberg proviene de documentos del Archivo General de Indias (Sevilla) en ramos como los de Audiencia de México, Justicia e Indiferente General; del Archivo General de la Nación (México) en ramos como los de Mercedes, Historia, Inquisición y Hospital de Jesús; el Catálogo de pasajeros a indias; el Nobiliario de conquistadores; las Actas de Cabildo de la Ciudad de México; las Cartas de indias; las Informaciones de méritos y servicios de los conquistadores; los Fondos del Archivo de Protocolos de Sevilla; los Protocolos del Archivo de Notarías de México; la Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas posesiones de América y Oceanía; el Diccionario autobiográfico de conquistadores y pobladores de Nueva España, de Francisco A. de Icaza; el Epistolario de la Nueva España, de Francisco del Paso y Troncoso. También toma en cuenta Grunberg las principales crónicas e historias de españoles, mestizos e indígenas del periodo novohispano y las aportaciones de buen número de historiadores posteriores”. (2)
Quizá te estás preguntando si todo esto tiene que ver algo con Salamanca, te diré que sí, pues, una vez que entendemos lo que Grunberg estudió a fondo encontraremos las primeras luces de ese episodio tan complicado de la historia regional que fue lo ocurrido en el capítulo de la Historia de México, que se conoce como Colonia, el cual siempre confundimos con los tres siglos de dominio español. Colonia es, específicamente el periodo que va de 1521 a 1535, es decir, desde la caída de Tenochtitlán, hasta la llegada de Antonio de Mendoza, primer virrey de Nueva España. El periodo Virreinal va de 1536 a 1821 que abarca desde que Mendoza asume el puesto (el 14 de noviembre de 1535) hasta la Consumación de la Independencia. Y es justo entre uno y otro que viene ese antecedente de los propietarios de las tierras en donde se asentaría la villa de españoles de Salamanca. Vamos directamente a Grunberg:
“El presente trabajo es el resultado de una larga investigación cuyos avances se han vertido en diversos artículos y libros, en ellos, se presentan los acontecimientos concretos referentes a los conquistadores de México. La investigación se realizó mediante la búsqueda de hechos reales más que imaginarios y con un fuerte espíritu crítico de las crónicas. El análisis de la trayectoria de vida de los conquistadores se llevó a cabo a partir de la revisión de las Informaciones de Méritos y Servicios (IMS) que ellos y sus descendientes o herederos escribieron para hacer valer sus derechos o solicitar mercedes por los servicios prestados a la Corona.
“Estos documentos, redactados entre 1524 y 1627, presentan gran dificultad para su desciframiento, quizá, por esta razón, la mayoría de los historiadores no los han explotado lo suficiente hasta ahora. Esta documentación se encuentra en el Archivo General de Indias (AGI) en Sevilla, fondos: Patronato Real, Audiencia de México y Justicia. Por otra parte, también me he servido de otras fuentes que están en los archivos mexicanos, particularmente, en los fondos: Inquisición, Mercedes, Tierras, Hospital de Jesús, entre otros, del Archivo General de la Nación (AGN); Actas de Cabildo del Archivo Histórico de la Ciudad de México (AHCM), y los protocolos de Notarías del Archivo General de Notarías.
Se identificaron 1 175 individuos (es decir, un poco más de la mitad de todos los conquistadores de México, que evalué en 2 100 más o menos). Realicé el análisis de estas informaciones y el estudio de estos hombres poniéndoles en relación con el tiempo en que vivieron (la España de la primera mitad del siglo XVI) y con el acontecimiento (la Conquista de México). Ambos elementos nos han permitido conocer su universo, es decir, la manera en que ellos vivieron su conquista, sus motivaciones, su implantación y su vida en este nuevo continente. El estudio de los conquistadores de México tiene una importancia capital porque, por primera vez, los europeos se enfrentaron en el Nuevo Mundo con pueblos que habían logrado un alto grado de civilización y porque la Conquista de México prefiguró el carácter de las siguientes que tuvieron lugar en la América continental.
El uso de la palabra conquistador se remonta a la época de la reconquista, en el año 1238, cuando el rey de Aragón, Jaime I, liberó Valencia de la ocupación musulmana, por su hazaña, recibió el título honorífico de: El Conquistador. Posteriormente, esta palabra pasó a América con un significado particular, en estas tierras el conquistador es el hombre que hizo reconocer por las armas, el derecho de España y de la Iglesia sobre las tierras que a partir de entonces formaron parte de la Corona española (después de la donación pontificia). Ahora bien, para la monarquía española y para las autoridades de la Colonia, los conquistadores de México fueron aquellos que vinieron a la Nueva España antes de la caída de México Tenochtitlan". (3)
Este es apenas una parte, muy pequeña, de la introducción que el autor francés hace de su trabajo. Antes de concretar la relación que podemos encontrar en su estudio de los mil y tantos personajes mencionados, es necesario continuar con esta breve introducción, cosa que veremos en la siguiente publicación, creo que con la información aquí dada es abundante y amerita ser digerida con calma.
Fuentes:
1.- Wikipedia-Francia.
3.- Grunberg, Bernard. El universo de los conquistadores, resultado de una investigación prosopográfica. Revista Signos Históricos, UAM-Itapalapa. No. 12. Julio-Diciembre 2004. México. pp.94-118