El 2010, año del Bicentenario, nos sirvió a muchos para repensar la historia de México en el largo capítulo que duró once años, tiempo durante el cual se desarrolló la guerra de Independencia. En todos los Estados que conforman la República Mexicana este ejercicio sirvió para rescatar del olvido a muchos de los participantes del movimiento de insurrección que trajo por consecuencia el termino de tres siglos de domino español. Especial cuidado se tuvo en darle nombre y apellido, apodo en algunos casos, a las mujeres que se mantuvieron siempre más que en el anonimato en el olvido. Se difundieron nombres de participantes que eran conocidos a nivel local y que su participación fue de importancia. Se me viene a la cabeza un nombre, por mencionar solo uno: Víctor Rosales, conocido en Zacatecas pero desconocido en el resto del país, tan es así que cuando se hizo la exhumación de los restos de los héroes en la Columna de la Independencia, muchos se preguntaban quién habrá sido este personaje.
En Salamanca, sitio de enfrentamiento de realistas e insurgentes, surgieron los héroes locales que son, hasta el momento los más conocidos: Albino García, Tomasa Estévez y Andrés Delgado. Hubo otros salmantinos que participaron también en el movimiento y que fueron aprehendidos y fusilados junto a Tomasa Estévez, ellos fueron: Miguel Yáñez, José Esquivel y Eustaquio Hernández, los tres detenidos por las tropas de Agustín de Iturbide. De otros personajes tenemos sus nombres, que si bien no eran originarios de Salamanca, pero sí avecindados allí, fueron convocados a Granaditas para ser aprehendidos y ejecutados junto a los demás españoles, se trata de Agustín Cañas y su familia.
A ellos debemos agregar Joseph Thomas Manuel Resámano Manríquez, nacido en la villa de Salamanca el 12 de abril de 1781, hijo de Joseph Guadalupe Resámano y Manuela Manríquez, casado con Susana Parra Rosillo. Su padre era indio según consta en el acta de bautismo. Al parecer Tomás Manuel Resámano se une al movimiento de insurrección desde el inicio, quizá cuando el cura Hidalgo pasó por Salamanca rumbo a Guanajuato. Adquirió el título de Sargento Primero de Caballería de a Pie luego de la consumación de la Independencia y, al parecer fue enviado a servir a Campeche, lugar en donde bautiza a su hija María Gracida Leónida en 1822. Tomás Manuel, al parecer, tuvo tres hermanos: José María de los Santos, (1776); Pedro José, (1782) y Guadalupe, (1785); todos ellos murieron siendo niños. (1)
Todo hace pensar que Resámano era bien conocido por los principales dirigentes del movimiento Insurgente, fue testigo de los acontecimientos de Acatita de Baján y no fue detenido debido a que iba vestido a la usanza indígena de la región, como comanche. Resámano servía como correo, esto nos da una idea del nivel de cercanía con Hidalgo, Allende, Abasolo y Jiménez. Tuvo contacto también con Rayón y con fray Servando Teresa de Mier. Esto nos dice de la proximidad que había entre él y los principales caudillos y del grado de confianza que existía entre ellos, aunque, por lo dicho por Allende, -según lo asienta Carlos María de Bustamante- él, Resámano, pretendía darse notoriedad y debido a esto fue que la historia siguió el curso que conocemos pues, de haberse dado atención al mensaje que llevó a Hidalgo Resámano se hubiera evitado la detención que hubo y la consecuente ejecución de los iniciadores del movimiento de Independencia.
"Elizondo no fraguó su traición tan en secreto que no se supiese en tiempo y pudo remediarse. Doña Teresa Taboada dijo a Don Tomás María Resámano, originario de la villa de Salamanca, hoy sargento primero de Artillería de a pie, que caminaba con el ejército y acompañó a Hidalgo desde la noche que dio la voz de libertad en Dolores... No marche Vd. para adelante, quédese aquí porque están situados el capitán Colorado y Elizondo con fuerza para prenderlos : a las ocho de la noche, víspera del suceso, Resámano pasó a darle aviso a Hidalgo, quien muy luego se lo dijo a Allende, mas despreció el aviso diciéndole: No haga Vd. caso de Resámano que es puerto de malas nuevas, y tendrá gana de quedarse por alguna moza...Hidalgo le dijo: dice Vd. bien; pero es que ofrece traer la carta que le ha escrito a D. Juan Taboada en que así consta... No hay que hacer caso, respondió Allende, ese hombre es medo loco... Resámano acompañó a los Generales hasta Acatita de Baján : presenció la prisión, más como iba vestido con una cuera de los indios comanches, debieron de creerlo tal y así es que no lo arrestaron: huyó pues, y alcanzó a Iriarte, y regresó a donde estaba Rayón, a quien dio de los primeros avisos de esta desgracia: no le fue menos para él pues teniendo en consideración esta noticia con su pérfida conducta anterior, fue causa de que se acelerase su muerte como ya hemos visto. (2)
El dato de esta anunciada traición nos lo reafirma el Dr. Luis Mora en su estudio de México y sus revoluciones: "El día 11 de marzo salió de Saltillo esta especie de caravana e hizo camino hacia Monclova pro Santa María , Anelo, Punta del Espinazo del Diablo, Salida del Espinazo del Diablo y Acatita de Baján; la marcha fue lenta y penosa por lo crecido de los equipajes, la falta de subsistencias, y sobre todo por la escasez de agua, pues las siete norias del tránsito únicas que las ministran estaban ensolvadas por disposición de Elizondo según se supo después.
Este jefe resuelto a sorprender como va dicho a los fugitivos se puso de acuerdo con don Manuel de Ochoa, gobernador de la provincia , y que se hallaba en Monclova y salió de este lugar con su fuerza compuesta de trescientos cuarenta y dos hombres el 19 de marzo para verificarlo situándose en Acatita de Baján el 20. El proyecto de Elizondo y las inteligencias con Ochoa no fueron tan secretas que dejasen translucirse; la mujer de Abasolo, doña Manuela Taboada, tuvo noticia segura de ellas y las puso en conocimiento de Hidalgo que hizo otro tanto con Allende; pero este despreció el aviso y la marcha continuó". (3)
De Tomás Manuel Resámano no se vuelve a saber más, todo indica que siguió participando en con el ejército Insurgente, tal vez al lado de Rayón pero, luego del pasaje reseñado por Bustamante del 21 de marzo de 1811 no tenemos mayor dato que la referencia que hace de él quince años después, fray Servando Teresa de Mier, en una de las carta enviadas a don José Bernardino Cantú fechada el 31 de agosto de 1826:
"... allá envío a Resámano, marido de Susana Rosillo que he sacado de Sargento de Artillería a Teniente efectivo con grado de Capitán de la misma arma..." (4)
De Susana Rosillo o Susana Parra, hay algunas referencias en el Archivo Histórico de Saltillo pero no he podido tener acceso a él.
El 3 de diciembre de 1827 muere fray Servando, de Tomás Manuel Resámano no se vuelve a saber nada. En algún momento, luego de esa encomienda de llevar la carta al canónigo Cantú, es trasladado a la ciudad de Campeche o algún punto cercano, ya que el 8 de agosto de 1828 nace su hija que es bautizada al día siguiente en el Sagrario de la Catedral de Campeche. De Resámano no volveremos a saber nada más, fuera de que, si su mensaje hubiera sido bien entendido, la Historia de México hubiera tomado otro rumbo. Será bueno incluir en el panteón de los héroes y personas distinguidas de Salamanca a este olvidado personaje.
Fuentes:
1.- Family Search. net
2.- Bustamante, Carlos María. Cuadro histórico de la revolución de la América Mexicana. Imprenta de la Águila. Carta Perimera. México, 1823.
3.- Luis Mora, José María. México y sus revoluciones. Editorial Porrúa. Tomo II. México, 1986. pp. 133
4.- Fray Servando. Biografía, discursos, cartas. Edición Conmemorativa. Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey, 1977. p. 215