Colegio Imperial de la Santa Cruz de Tlatelolco y Convento de San Francisco, fue el primer lugar en donde se enseñó el latín, entre otras cosas, a los antiguos mexicanos.
Cuenta la leyenda que el Cristo Negro que actualmente conocemos con el nombre de El Señor del Hospital era originalmente un Cristo blanco que se encontraba en la capilla el Colegio Imperial de la Santa Cruz de Tlatelolco. Se llamaba "El Santo Cristo de los Agonizantes" y representaba a Jesús en el instante de su agonía. Antes de seguir con esto, debemos conocer cual era la importancia de Tlatelolco, su nombre viene de la voz náhuatl “tlatelli” que significa terraza, hay que recordar que Tenochtitlán estaba construida sobre el lago, encima de chinampas, y en la zona de Tlatelolco era ya tierra firme, se encontraba hacia el norte y, desde un principio, se dice que rivalizó con el poderío de la capital del Imperio.
Algunos pobladores, no satisfechos con la distribución de zonas que se dieron, una vez trazada en cuatro “calpullis” o barrios, prefirieron emigrar un poco al norte y fundar allí la ciudad que se volvería la zona comercial mas importante del Imperio Azteca, esto sucedió en el siglo X, al florecer en ella el “tianguis” o marcado mas grande de todo el continente americano, Tlatelolco llega a tener una importancia primordial. Una vez que tomó fuerza, ya en el siglo XV, Tlatelolco fue gobernada por Cuauhtémoc, mismo que una vez muerto Moctezuma llegó a gobernar además la gran Tenochtitlán.
Cuenta la leyenda que el Cristo Negro que actualmente conocemos con el nombre de El Señor del Hospital era originalmente un Cristo blanco que se encontraba en la capilla el Colegio Imperial de la Santa Cruz de Tlatelolco. Se llamaba "El Santo Cristo de los Agonizantes" y representaba a Jesús en el instante de su agonía. Antes de seguir con esto, debemos conocer cual era la importancia de Tlatelolco, su nombre viene de la voz náhuatl “tlatelli” que significa terraza, hay que recordar que Tenochtitlán estaba construida sobre el lago, encima de chinampas, y en la zona de Tlatelolco era ya tierra firme, se encontraba hacia el norte y, desde un principio, se dice que rivalizó con el poderío de la capital del Imperio.
Algunos pobladores, no satisfechos con la distribución de zonas que se dieron, una vez trazada en cuatro “calpullis” o barrios, prefirieron emigrar un poco al norte y fundar allí la ciudad que se volvería la zona comercial mas importante del Imperio Azteca, esto sucedió en el siglo X, al florecer en ella el “tianguis” o marcado mas grande de todo el continente americano, Tlatelolco llega a tener una importancia primordial. Una vez que tomó fuerza, ya en el siglo XV, Tlatelolco fue gobernada por Cuauhtémoc, mismo que una vez muerto Moctezuma llegó a gobernar además la gran Tenochtitlán.
Templo de Santiago Tlatelolco. Señor Santiago fue el Santo mas importante, junto a San José durante los primeros años de la evangelización en México.
Cuando los conquistadores entraron en esta zona, quedaron sorprendidos de ver la organización, limpieza, coordinación y variedad de productos que en el tianguis se comerciaban, en la Segunda Carta de Relación que Hernán Cortés envía a Carlos V, nunca termina de describir la enorme sorpresa que le lleva al pasear por el tianguis, asimismo, Bernal Díaz del Castillo hace una detallada descripción, en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de lo que allí vio. Y fue el 13 de Agosto de 1521 que cae vencida, luego de Tenochtitlán, Tlatelolco, la conquista se había consumado.
Para 1536, precisamente el 6 de enero, día de la Epifanía es que se funda, por los padres franciscanos, encabezados por Fray Pedro de Gante, lo que vendrá a ser la primera escuela del Nuevo Mundo, el lugar en donde se impartirá por primera vez el conocimiento académico a los indígenas, el latín, entre otras cosas, y esto se considera como el inicio del Colegio Imperial de Tlatelolco ó Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco.
Maqueta del Tianguis de Tlatelolco que se exhibe en el Museo Nacional de Antropología e Hisoria de la Ciudad de México.
Y es aquí que comienza la historia del fraile más famoso, el que recogió la cultura de los indígenas conquistados por los españoles, Fray Bernardino de Sahagún. Nacido en España entre el año 1499 y el 1500, viajó a México en 1529. Se dedicó entre otras cosas a enseñar latín en el Colegio de la Santa Cruz en Tlatelolco a los jóvenes descendientes de la nobleza Azteca. Esto le permitió un intercambio cultural que sería el germen de su compendio histórico de la vida precolombina. Su obra fundamental es “Historia General de las Cosas de la Nueva España”, donde recogió todo lo que sus informantes recordaban por tradición oral sobre la historia y la vida de los integrantes de la cultura de los antiguos Mexicanos. Nunca regresó a España y murió en Ciudad de México en el año 1590. Según la tradición fue el quién trajo el culto al Cristo de los Agonizantes.
Retrato de Fray Bernardino de Sahagún (1500 – 1590).
Pablo Escalante Gonzalbo, Historiador, Profesor e investigador en la UNAM nos dice, en la Revista Arqueología Mexicana, respecto a Fray Bernardino lo siguiente: “Esta tarea, audaz y compleja, de traducir la tradición cristiana a los términos de la cultura indígena y viceversa, reposaba sobre la práctica de un intenso diálogo entre frailes e indios, y presuponía la experiencia de los indios en la lectura y el análisis de los textos latinos en los que se guardaba la tradición clásica y cristiana. Ese diálogo y ese aprendizaje pueden haber ocurrido, en muy pequeña escala, en algunos conventos y en el curso de alguna relación amistosa, personal, entre frailes e indios, pero el único lugar en el que ocurrieron de manera sistemática y prolongada, con un programa y una biblioteca, con maestros formales y textos de estudio, fue en el imperial Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, una institución que fue crucial en la tarea de hacer traducibles ambos mundos. Allí se construyeron las grandes analogías sobre las cuales reposaba el proyecto misional de una liturgia sincrética, uno de los pilares de la utopía de los frailes en la Nueva España”
Pablo Escalante Gonzalbo, Historiador, Profesor e investigador en la UNAM nos dice, en la Revista Arqueología Mexicana, respecto a Fray Bernardino lo siguiente: “Esta tarea, audaz y compleja, de traducir la tradición cristiana a los términos de la cultura indígena y viceversa, reposaba sobre la práctica de un intenso diálogo entre frailes e indios, y presuponía la experiencia de los indios en la lectura y el análisis de los textos latinos en los que se guardaba la tradición clásica y cristiana. Ese diálogo y ese aprendizaje pueden haber ocurrido, en muy pequeña escala, en algunos conventos y en el curso de alguna relación amistosa, personal, entre frailes e indios, pero el único lugar en el que ocurrieron de manera sistemática y prolongada, con un programa y una biblioteca, con maestros formales y textos de estudio, fue en el imperial Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, una institución que fue crucial en la tarea de hacer traducibles ambos mundos. Allí se construyeron las grandes analogías sobre las cuales reposaba el proyecto misional de una liturgia sincrética, uno de los pilares de la utopía de los frailes en la Nueva España”
Dentro del libro original de la Historia General de las Cosas de la Nueva España así se retrata una escena dentro del Colegio Imperial de la Santa Cruz de Tlatelolco.
Interesante y completa historia de Tlatelolco en este sitio:
http://www.mexicomaxico.org/Tenoch/Tenoch3.htm
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http://www.mexicomaxico.org/Tenoch/Tenoch3.htm
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