Nos refiere Don José Rojas Gacidueñas que la construcción del Templo de El Señor del Hospital se inició el 12 de mayo de 1888 según el proyecto que hizo el ingeniero Ernesto Burton. Luego de una ardua búsqueda, finalmente encontré la monografía “Salamanca hoy, 1987”, escrita por Guillermo Razo y publicada por la Revista Radar en Marzo de 1987 en donde nos ofrece una visión del paso del Ingeniero Barton por Salamanca, la cual dice que… “La historia de los Barton en Salamanca, rebasa los límites de lo interesante. Ernesto A. Barton, connotado ingeniero inglés, llegó a Salamanca cuando la última cuarta del siglo XIX asomaba. Su fama la ganó a base de trabajo y tesón. Era sumamente competente en cuanto a obras de ingeniería se refiere. En 1889 realizó la obra –tal vez la mejor de cuantas hizo- del puente negro sobre el Río Lerma, al que se le puso como nombre Manuel González, en honor del que fuera Presidente de México y gobernador del Estado de Guanajuato por tres períodos consecutivos, aún cuando para esta fecha ya había fallecido en su hacienda de Chapingo".
"Alrededor de esos años, tal vez un poco antes, el ingeniero Barton había dirigido aquí los trabajos para armar la primera locomotora del centro que después cubriría los tramos de Celaya a Irapuato. En estos trabajos en los que colaboraron numerosos salmantinos destaca por su capacidad y conocimientos el mecánico Esteban Castillo. Esta locomotora estuvo formada por dos carros de pasajeros, otros tantos de carga, su ténder, lleno de leña y carbón cumplió, como producto del trabajo del ingeniero Barton, con éxito su misión de servicio. Inglés de nacimiento Barton conservó familiares suyos en la Gran Bretaña y ya estando aquí alguna vez los visitó. Barton también fue el constructor del famoso obelisco que se encontraba en la plaza principal de la ciudad y que fue destruido en la remodelación que ya en el siglo XX se hiciera al jardín. A este obelisco el pueblo lo llamaba “La Pirami” o Parián. Barton por el tiempo en que desarrolló los distintos trabajos, se le comenzó a ver como un ciudadano salmantino mas, muy respetable y conocedor".
Por esos años, había en la ciudad una familia de gran renombre, los Moreno, formada por Virginia, Tomás, Juan Valentín y Luisa. Esta última de gran belleza y dotes artísticas. No se sabe si fue aquí en Salamanca donde Luisa Moreno conoce al Ingeniero Barton o en alguna de sus giras, pero al poco tiempo esta pareja contrajo matrimonio (hacia 1880, según lo menciona don José Rojas Garcidueñas). Habitaron por muchos años una elegante casa, propiedad de los Moreno, en la esquina de Juárez y Vasco de Quiroga, donde ahora se levante el Hotel María Teresa. Ernesto A. Barton, fue un apasionado de su hogar y su familia, con Luisa procreó dos hijos. El hijo heredó del padre el nombre y el físico, era alto, de manos y pies grandes. Con la pequeña, también muy bella, se inició la historia trágica de la familia. Contrajo una enfermedad contagiosa, (difteria) por la que la tuvieron que aislar del resto de la familia. Barton padre sintió hasta el alma esta enfermedad y aún cuando los médicos no le permitían ver a su hija, no quiso separarse de ella y contrajo la enfermedad que junto con su pequeña lo llevó a la tumba en 1890.
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