miércoles, 20 de mayo de 2009

Historia de las figuras de pasta de caña de maíz

El Dr. Julián Bonavit en su trabajo sobre las figuras de pasta de caña “Esculturas Tarascas de caña de maíz”, de los Anales del Museo Michoacano, publicado en Septiembre de 1944; se refiere, sin proporcionar la fuente al origen y uso de los ídolos de caña de maíz: “ … era costumbre de los tarascos, como lo fue de los etíopes, de los egipcios y de otros pueblos antiguos, llevar consigo sus dioses a la fuera pues creían que procediendo de este modo, sus deidades quedarían complacidas y les presarían más eficaz ayuda para vencer al enemigo; pero les sucedía que a veces, como es natural, ser derrotados y en este caso o era raro quedasen sus ídolos en poder de sus adversarios, pues por su mucho pesos no les era fácil cargarlos y transportarlos rápidamente a puntos retirados del sitio de la lucha donde pudieran escapar de ser tomados y llevados por sus contrarios a su país como trofeo de gloria para ellos a la vez que de vergüenza para los tarascos. Comprendiendo los sacerdotes la necesidad de evitar pérdidas tan dolorosas en caso de un descalabro de sus huestes, buscaron la manera de reducir al mínimo las probabilidades de que sus dioses quedasen en el campo de batalla a merced de los vencedores, logrando después de tiempo y experimentos repetidos, obtener una pasta tan ligera y poco densa, al grado que una escultura del tamaño de un hombre apenas llegaba a pesar seis kilos escasos, y por lo mismo y no solo de los “tinietchas”, que eran los sacerdotes destinados a lleva los dioses a la guerra podía fácilmente transportar un ídolo largas distancias a cuestas o en los brazos sin experimentar gran fatiga.”

Que esta técnica se aplicara a la elaboración de las imágenes cristianas, es indiscutible, y, Fray Matías de Escobar, en su reflexión de 1729, parece dar la explicación: “las mismas cañas que habían dado materia para la idolatría, esas mismas son hoy materia de que se hacen los devotos crucifijos de los cuales ceo se complace el Señor de ver consagradas aquellas cañas en imágenes suyas…”

Las observaciones que pudimos hacer durante los años de trabajo de restauración, nos enseñaron que la técnica empleada en las figuras de grandes proporciones es diferente de las que se usaba en las figuras “domésticas” o de pequeñas proporciones. Las primeras, sobre todo los Cristos, están huecas en su interior, salvo un núcleo de madera liviana (colorín) el cual corresponde a la pelvis del esqueleto humano; también las manos y los pies, y a veces la cabeza, están tallados en su totalidad, o la pasta de caña de maíz se encuentra aplicada sobre una forma burda de lo que después hará la mano o el pie. En cuanto a los “domésticos”, desde el principio se hicieron completamente de trozos de la pulpa de la caña de maíz, pegados con aglutinante vegetal, encima de los cuales se modelaban las formas detalladas con la pasta del mismo material.

El anterior es un artículo escrito por Enrique Luft, publicado por Artes de México en 1972. Número 153. El Cristo pertenece a una familia de un rancho del Bajío que lo ha conservado por mas de 200 años.

1 comentario:

  1. Ahora comprendo mejor cuando se dice que tal figura está hecha de caña de maíz...
    Saludos.
    Tere.

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