domingo, 27 de febrero de 2011

Tratando de entender el por qué de los Santos.

En lo personal siempre me ha causado interés el saber más sobre los santos, sus representaciones y, sobre todo, la razón de ser, la razón de aparecer siempre en los templos. Unos fáciles de reconocer, otros no tanto, imágenes de todo tipo que me intrigan y que poco a poco vamos entendiendo mejor. Encuentro un artículo interesantísimo que bien nos da luz sobre esta interrogante que, tal vez, también tendrás tú que lees este espacio. Lo que vemos en la fotografía son los tres Niños Mártires de Tlaxcala.

En ese ambiente se educaron los evangelizadores que pasaron a América en el siglo XVI, a donde esperaban además encontrar la muerte como los primeros apóstoles. (Se refiere al oscurantismo medieval). Pero ésta era una tierra ya conquistada por los cristianos y los frailes pudieron imponer la nueva fe con el total apoyo de las armas españolas y sin poner en riesgo sus vidas. Con todo, muy pronto se elaboró una concepción que convertía a la Iglesia indígena fundada por los misioneros en un espejo del cristianismo primitivo apostólico. Dentro de esta construcción se desarrolló la narración del martirio de tres niños indígenas de Tlaxcala, dos de ellos nobles, asesinados por unos idólatras por defender la fe que acababan de recibir. Para los franciscanos, maestros de los pequeños mártires, su muerte era una muestra de los frutos conseguidos por su labor misional y un argumento que confirmaba la pretensión de que la Iglesia novohispana era un espejo fiel de la primera Iglesia apostólica, la de los tiempos de las persecuciones romanas.

Sin embargo, estos niños no podían ser venerados pues no estaban canonizados. Era pues necesario importar reliquias y promover las imágenes de los santos cristianos de los tiempos apostólicos. Por ello, desde fechas tempranas, los religiosos trajeron de Europa objetos y restos mortales de los mártires europeos para sacralizar sus templos y los propusieron para ser venerados por los fieles. En 1544 hay noticias de que los dominicos trajeron desde Alemania reliquias de las once mil vírgenes que habían sido arrojadas a las calles por los protestantes. Décadas después, en 1573, fray Alonso de la Veracruz trajo en 1573 un trozo de la cruz de Cristo y otras reliquias de san Pedro y san Pablo. Pero sin duda, quienes se distinguieron más como promotores del culto a las reliquias de mártires fueron los jesuitas. En 1577, a instancias de los miembros de su orden radicados en el nuevo mundo, fueron enviadas desde Roma numerosas reliquias para las iglesias de Nueva España. Para celebrar su llegada en 1578, los jesuitas organizaron, en la fiesta de todos los santos, una apoteósica recepción con arcos, procesiones, certámenes poéticos, pendones, juegos, danzas y con una representación teatral.

Junto a este culto a las reliquias, en los murales, portadas, altares y retablos de las iglesias se colocaron imágenes donde se exaltaba la muerte de esos personajes y con lujo de detalle se mostraba su sangre derramada entre los más crueles tormentos. Acuchillados, apedreados, asaeteados, desollados, quemados, mutilados, esos cuerpos fueron mostrados a la veneración de todos los grupos de la multiétnica sociedad novohispana. Es difícil determinar el modo como impactaron estos cultos en el ámbito indígena, pero podemos aventurar que esa enorme cantidad de representaciones asociadas con la sangre, incluidas las de Cristo, debieron constituir para los indios un rico arsenal de imágenes que los remitían a la violencia de los tiempos prehispánicos y, sobre todo, a los sacrificios ofrecidos a sus dioses. Santa Catalina de Alejandría con una cabeza a sus pies debió hablarles de los trofeos de guerra que en algunos pueblos los guerreros acostumbraban obtener como parte de su prestigio. El martirio de San Sebastián fue quizás asociado con el sacrificio por asaeteamiento que se realizaba con algunos prisioneros capturados en la guerra, además de ser iconográficamente el más cercano a la crucifixión 7. El corazón traspasado por tres flechas que simbolizaba a San Agustín debió referirlos a la ceremonia en la que se extraía esa víscera del cuerpo de los sacrificados. La muerte de San Lorenzo, pudo recordarles a las víctimas humanas ofrecidas en honor de la diosa Cihuacóatl. El martirio de San Bartolomé, a quien le fue quitada la piel, pudo recordarles al dios Xipe Totec, señor de las cosechas a quien se ofrecía un sacrificio por desollamiento, después del cual el sacerdote bailaba colocando sobre su cuerpo la piel de la víctima.

Así pues, contamos con una referencia más sobre el Santo Patrono de Salamanca, Guanajuato, San Bartolomé, el que se asociaba al Xipe Tótec de los Aztecas.

Lo que aparece en letra cursiva lo he tomado del sitio:

Référence électronique

Antonio Rubial García , « La violencia de los santos en Nueva España », Bulletin du centre d’études médiévales d’Auxerre | BUCEMA [En ligne] , Hors série n° 2 | 2008 , mis en ligne le 23 janvier 2008, Consulté le 25 février 2011. URL : http://cem.revues.org/index4092.html

Para leerlo completo, entra aquí: http://cem.revues.org/index4092.html

sábado, 26 de febrero de 2011

La obra de Candelario Rivas en el Templo de San Antonio en Aguascalientes

Aunque este templo se localiza en Aguascalientes, Aguascalientes, hay muchas cosas que lo ligan a Salamanca, Guanajuato. Su nombre es San Antonio, es excepcionalmente bello y, aunque es mucho más grande que el San Antonio que nosotros tenemos, no deja de ser el culto al mismo Santo y con la misma devoción.

Este templo, si bien, no es tan antiguo como el San Agustín de Salamanca, pues fue construido en la primera década del siglo XX, sí pertenece también a la Orden de San Agustín. Y hay algo aquí muy importante que nos liga en lo artístico, en lo religioso y en lo sentimental a Salamanca con Aguascalientes.

Tres lienzos de forma ovalada se disponen de cada lado a lo largo de la nave. Dos en cada lado del crucero y dos más a los lados del Altar Mayor.

Hay en este recinto doce pinturas realizado por el maestro zacatecano Candelario Rivas, con la maestría y fuerza de ese claroscuro que maneja a la perfección, el mismo pintor, bien lo sabemos, fue quien ejecutó las que hay en el Santuario del Señor del Hospital en Salamanca.

Entre 1904 y 1908 fue cuando se realizaron estos trabajos por el pincel de don Candelario, pasarían doce años para que llegara a Salamanca y ejecutara las escenas de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor.

Las tres horas de viaje que separan a Salamanca de Aguascalientes bien valen la pena para poder admirar el trabajo aquí logrado; por si esto no fuera suficiente, todo el conjunto arquitectónico muestra una muy bien elaborada línea, todo dentro del más puro estilo Neoclásico tan en boga en ese tiempo.

Los lienzos del maestro Rivas, esta vez dispuestos en forma simétrica y en un peculiar diseño oval nos presentan los pasajes más representativos de la vida de San Antonio de Padua.

Así es como, en este espacio electrónico, logramos unir lo que don Candelario Rivas ejecutó en Salamanca, en Valle de Santiago y ahora en Aguascalientes. Ojalá y tengamos la oportunidad de llegar a Querétaro y encontrarnos frente a la obra que tanto nos emociona a quienes somos de Salamanca y guardamos una especial devoción al Cristo Negro del Señor del Hospital.

Un detalle curioso que hemos leído por allí es que, ahora, en ese Catálogo del Patrimonio de la Humanidad, quizá el más extraño de los que se han elaborado, el relacionado al cine; a esas películas que han rebasado los límites de lo artístico de tal modo que son ya un patrimonio mundial de la obra del hombre, se incluye ya la película El Mago de Oz.

Obra en la cual también participó el maestro Rivas ejecutando telones de fondo para la filmación de la película.

Para saber más sobe la construcción del templo entra en el siguiente enlace:


Si te interesa ver más sobre las películas que son Patrimonio de la Humanidad, entra aquí:

viernes, 25 de febrero de 2011

Las apariciones de Señor Santiago en el Nuevo Mundo

Apenas veinte kilómetros (4 leguas y media) al sur de Salamanca se encuentra Valle de Santiago, lugar en el que, su nombre en sí, implica el culto a Señor Santiago, pero no es sólo en esa ciudad del Bajío que tiene su patronazgo, lo es también en Maravatío, cuyo nombre también lo tiene implícito: Santiago Maravatío, en Tarandacuao y también en Coroneo, lugar del cual fueron tomadas las fotos de este artículo a excepción de la tercera que fue en Todos Santos, Baja California Sur. Con esto constatamos, una vez más, cuan difundido está el culto a este que también, según me lo enseñó mi mamá, es un Señor.

Si bien todas la escenas que aquí vemos son de una de las tres advocaciones o representaciones que hay de Señor Santiago son las del Mata-moros, esto nos da pie para conocer la tradición rescatada de la que se dicen fueron las apariciones de este Apóstol en el Nuevo Mundo, la mayoría en México, otras en Sudamérica. Será bueno recordar que las otras representaciones de este Caballero las hay como Apóstol y como Peregrino. El listado de apariciones es el siguiente:

1.- 1518. Batalla de Centla en Tabasco, (esto fue cuando se descubrió el río Tabasco por Juan de Grijalva -luego cambiaría el nombre del río por el del conquistador- la zona estaba muy poblada y fue uno de los primeros enfrentamientos que tuvieron en la zona, razón de la aparición).

2.- 1520. Aparición a Pedro de Alvarado en Tenochtitlán. (Aparentemente esto ocurrió cuando la matanza de Tóxcatl, antes de la Noche Triste. Pedro de Alvarado fundaría después, en 1524, Santiago de los Caballeros en Guatemala, ahora conocida como Antigua.)

3.- 1530. Aparición al ejército de Nuño de Guzmán en Tonaltecos (actual Tonalá, Jalisco, esto cuando el rabioso perro de Nuño de Guzmán había ya sacrificado al Calzonci y pretendía adueñarse de la parte occidental de México).

4.- 1531. En Querétaro en el cerro de San Germal. (Se dice que en la Loma de San Germal fue donde apareció Señor Santiago un día de enfrentamiento de Chichimecas y españoles el 14 de septiembre, de allí que Querétaro lleve el nombre del santo).

5.- 1533. Cerca de Jauja, Perú, al ejército de Pizarro. (Efectivamente, la tierra de Jauja sí existe y está en el Perú).

6.- 1536. En Cuzco, Perú, al ejercito de los conquistadores.

7.- 1541. En el Valle de Goaca, Colombia, a las tropas de Francisco César.

8.- 1595. Aparición junto al Arcángel San Miguel en Toclán, Nuevo México a Juan de Oñate. (Este personaje, casado con una de las descendientes del Emperador Moctezuma y de Hernán Cortés, Isabel de Tolosa Cortés Moctezuma, era uno de los que iban en pos de las míticas tierras de Cibola y Qviria; San Miguel Arcángel, San Cristóbal y Señor Santiago eran las tres máximas figuras del Catolicismo medieval que se avecindó en México)

9.- 1540. A las tropas españolas que peleaban contra los Araucanos en Chile.

10.- 1817. A los Insurgentes mexicanos en la Isla de Janitzio. (Esta aparición sin duda es la más representativa del sincretismo religioso que hubo en México, ya que el culto a Señor Santiago fue bajo su advocación de Mata-moros, que en la Nueva España adquirió la idea de Mata-indios; trescientos años después Señor Santiago estaba ya del lado de los Insurgentes, en el bando contrario).

11.- 1862. A las tropas mexicanas luchando contra los franceses. (No sé en que lugar precisamente haya sido este acontecimiento, el cual viene a reforzar aun más la idea anterior, pues esta vez el enemigo ya no es español, sino francés, el que está atacando a los mexicanos que tienen fe en Señor Santiago).

12.- 1892. En una hacienda mexicana a un español. (De esto no tengo mayores datos, será interesante saber los detalles, a quién fue y en que hacienda fue esta milagrosa aparición, la última que se sabe haya ocurrido de Señor Santiago en el Nuevo Mundo.)

Nota: Los datos de fechas y lugares fueron tomados del libro: De Apóstol Matamoros a Yllapa Mataindios. Dogmas e ideologías medievales en el (des)cubrimiento de América. Escrito por Javier Domínguez García y publicado por la Universidad de Salamanca, España, en 2008. Todos los comentarios escritos entre paréntesis son de mi autoría.

Segunda Nota: Yllapa en lengua quechua, del antiguo Perú, significa rayo. Consecuentemente el Yllapa era el dios del rayo, del trueno.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Las lenguas que se hablaban en Guanajuato a finales del siglo XVIII

En las primeras estadísticas correspondientes al Estado de Guanajuato, publicadas en el tomo I del Boletín de Geografía. se dice que, que se habla el PAME en la misión de Arnedo, y OTOMÍ en todo Guanajuato, a excepción de algunos pueblos del sur, que son TARASCOS. Así es la verdad, aunque debemos añadir alguna cosa. Los idiomas que le corresponden son, el otomí, el MECO, el pame y el tarasco.

Los otomíes de Guanajuato pertenecen a los chichimecas blancos, y los indios actuales son los descendientes de aquellas tribus errantes. Como en aquel terrreno no tenían moradas fijas, las principales fundaciones fueron hechas por los españoles, sirviendo algunas de presidios contra las incursiones de los bárbaros; por lo mismo la lengua española predomina en la generalidad de los habitantes. Los pueblos pertenecían a la diócesis de Michoacán en su mayor parte, y el resto al Arzobispado: he aquí los primeros.

Apasceo (sic)
Celaya
Chamacuero
Dolroes Hidalgo
Guanajuato Irapuato (sic)
León
Marfil
Piedra Gorda
Pueblos del Rincón de León
Slamanca
Santa Ana de Guanajuato
Santa Ana Amatlán
Salvatierra
San Juan de la Vega
San Miguel de Allende
San Pedro de los Pozos
Silao
Valle de Santiago
Villa de San Felipe
San Diego del Bizcocho

Los del Arzobispado, situados en la que se llamó territorio de la Sierra Gorda:

Casas Viejas o San José Itrubide
Xichú Mineral
Xichú de Naturales
Vicaría fija de Santo Tomás de Tierra Blanca
Vicaría fija de Atarjea

Tabasco: Idioma propio de Michoacán, hablado en los curatos de Acámbaro, Yuririapúndaro y Pénjamo.

Pame: Únicamente en la misión de la Purísima Concepción de Arnedo, a una legua de Xichú de Naturales, llamado hoy Villa Victoria.

Meco: Siendo inútiles las providencias tomadas por los virreyes para contener las depredaciones de los indios chichimecas, don Luis de Velasco, el segundo, encargó su reducción hacia 1594 a los religiosos de San Francisco, primero, y en seguida a los Jesuitas. En consecuencia, fue fundado el pueblo de San Luis de la Paz, en memoria del virrey y del gran fruto que se esperaba sacar con el establecimiento del pueblo. La parcialidad de chichimecas que fue congregada, pertenecía a la familia de los TONASES o JONASES, cuya lengua se llamó MECO por los misioneros, lo mismo que denominaron la de los habitantes de San José Vizarrón (Querétaro). No era el único idioma de aquellas gentes; usaban de otros muchos con tal confusión, que según los religiosos , cuando se reunían treinta vecinos, se encontraba cuatro o cinco dialectos, que se impedían se entendieran aquellos hasta después de mucho trato. No nos dice el nombre de todos los idiomas, sino únicamente del GUAXABANA. A un cuarto de legua al este de San Luis existe una ranchería que habla lengua distinta, aunque no dice cual sea.

Fuente:

Orozco y Berra, Manuel. Geografía de las lenguas y carta etnográfica de México. Edición original en 1864. Consultada en la edición electrónica en Biblioteca Cervantes Virtual.

martes, 15 de febrero de 2011

Salamanca vista desde el satélite

Seguramente para muchas personas, especialmente los jóvenes, ver un mapa satelital no les causa mayor sorpresa, pero, hay también mucha gente que aun no han visto uno de ellos. Sucede que investigando un asunto de minas, encontré un sitio en el cual se habla de ese tema y se incluyen mapas satelitales de alta definición en donde se ubican las minas del mundo. Es por eso que este que ves ahora tiene puntos rojos vedes y amarillos, eso indica el lugar donde hay minas. Verás a la izquierda un lago, es el de Chapala, casi al centro otro más pequeño, es el de Cuitzeo, en el mero centro se ve mucho verde, ese es el Bajío.

Estamos más cerca, es sorprendente ver la cantidad de verde, abajo se ve azul, es la laguna de Yuriria, y a su derecha, está el cerro de Culiacán, alcanzamos a ver Irapuato, Salamanca y Celaya y al norte la Sierra de las Codornices, el puntito rojo de arriba indica la mina del Cubo, en Guanajuato.

Alcanzamos a ver las siete Luninarias de Valle del lado izquierdo, destaca un punto blanco, ese es el cráter de Parangueo y sus residuos salitrosos. Culiacán y la Gavia a la derecha, y todo el centro es el mero valle de Santiago.

Esa mancha blanquisca a la izquierda es Salamanca, abajo del lado derecho está Valtierrilla. Me soprprende ver el contraste ente los fértiles campos del la parte plana del Bajío y lo árido de la falda de la Sierra.

Ahora si vemos a Salamanca casi completa desde el espacio, notamos muy bien el río Lerma en la parte de abajo, y ese rectángulo al centro corresponde a la Colonia Pemex y su Campo de Golf, todo lo del lado derecho es la refinería y algo que es sabido hasta en Marte es la contaminación. Fíjate bien del lado derecho, abajo, como se ven las humaredas causadas por la Termoeléctrica.

Ahora las verás mejor, eso azulito del lado derecho es el humo contaminante de la Termoeléctrica, visto desde no se cuantos kilómetros de altura!

Y para terminar esta vista del centro, abajo alcanzamos a ver el inconfundible naranja del puente El Molionito, todo el conjunto de San Agustín, la explanada y todo lo que conforma el Centro Histórico. Sorprendente en verdad.

jueves, 10 de febrero de 2011

Varios sucesos en Salamanca durante la Guerra de Indpendencia


Ya que terminaron los festejos del Bicentenario en la zona del Bajío me siguen surgiendo dudas de que tanto pasó después. La lucha por la emancipación no fue cosa de unos meses, fue de muchos años, once para ser precisos y fue Salamanca escenario de varios enfrentamientos y sucesos que, a consecuencia de la guerra civil se dieron. Albino García es, sin duda, el personaje más conocido en la zona, pero las veces que se enfrentó contra los realistas no fue en una sola ocasión y no sólo en Salamanca, mismo caso aplica a Lucas Flores, vallense de muy cercana relación a Albino García; del padre Torres (no confundirlo con el Amo Torres), personaje de dudosa reputación e intereses y de Rafael García, conocido como "el Padre Garcilita" que también revolucionó en Salamanca.

Varios fueron los ataques realistas a Salamanca, estos tuvieron lugar en la persecución que se hacía al ejército Insurgente luego de la batalla de Aculco, el primero se dio el 21 de noviembre de 1810, el segundo precisamente en la Nochebuena de ese año; en ambos casos las tropas realistas iban comandadas por Félix María Calleja. Al año siguiente fue el capitán de milicias asentado en León, Gutiérrez de la Concha, quién dirigió los ataques a Salamanca, el primero se realizó el 5 de julio de 1811, el segundo el 23 de julio del mismo año, quedando, luego del enfrentamiento, la población bajo el mando realista y huyendo los Insurgentes a otros rumbos del actual estado de Guanajuato.

Esta vez nos apoyaremos en el libro de Juan Ortíz Escamilla para adentrarnos un poco en tan importantes episodios acontecidos en nuestra población: "A principios de 1811, el clérigo Rafael "Garcilita" García, insurreccionó por segunda vez en Salamanca. Su rebeldía se expresó en el saqueo de las aduanas y de casas de partidarios de los realistas, en la destrucción de cárceles y del archivo público, y en el nombramiento de la nueva autoridad, que a este caso recayó en Luis García.


A imitación de Salamanca, la 'plebe' de Irapuato hizo lo mismo saqueando e incendiando las casas de los europeos José Ignacio Martínez, el coronel Menchaca y el dominico con grado de teniente coronel, fray Mariano Rodríguez. La 'plebe' se alborotó nuevamente y dio muerte a los patriotas Mariano Liceaga y José María Estrada, e hirieron a otros; entre ellos al alcalde Mariano Azconovieta. A "gusto del pueblo" los Insurgentes nombraron jueces a Juan Bautista Gallardo y José Apolonio Zanabria. Para someterlos, el intendente realista Marañón bajo el liderazgo de los curas locales, envió las milicias recién formadas en León, Guanajuato y Silao. Aun cuando la 'plebe' les hizo frente, fue sometida.

Esto que acabamos de leer nos da una serie de interesantes datos, pues si recordamos la historia de la Hacienda de Temascatío, veremos que los dueños en ese entonces eran precisamente los más importantes personajes de Irapuato: Azconovieta y Marañón. Seguimos leyendo, pero antes solo anotamos que fue el 17 de enero de 1811 cuando se dio lo que los historiadores llaman "el desastre de Calderón", es decir, el enfrentamiento entre Insurgentes y realistas en el cual se dio, practicamente, la desintegración del otrora enorme ejército, reduciéndolo a unos cuantos.

"La derrota de Calderón dividió a la insurrección en una serie de movimientos locales donde la mayor parte de los notables de las poblaciones se organizó en contra de los rebeldes. A partir de ese momento, los Insurgentes que no se indultaron salieron de las poblaciones y se refugiaron en los cerros o en los pueblos insurgenentes y utilizaron el sistema de 'guerra de guerrillas' luchando en grupos pequeños. En el Bajío se aprecia claramente la división social entre notables y plebe; aquellos, arrepentidos, se alinearon con los realistas mientras el pueblo bajo continuaba apoyando a los Insurgentes. En las poblaciones "no había Insurgentes" mientras permanecían las tropas realistas en el lugar, pero una vez que las abandonaban, inmediatamente las volvían a ocupar otras fuerzas. Esto sucedía con mucha frecuencia en Salamanca, donde el principal líder rebelde era el propio cura del lugar, Rafael García, alias "Padre Garcilitas".

Indudablemente que Salamanca jugó un papel clave en el movimiento armado, dada su ubicación, de hecho, todo lo que ha sucedido en Salamanca, para bien o para mal, ha sido consecuencia de ello, de su ubicación estratégico entre los cuatro puntos cardinales. Será bueno repensar un nuevo monumento que marque el centro del país. Sí ya existe uno en Tequisquiapan, otro en el Cerro del Cubilete y uno más en Aguascalientes que reclaman ser los puntos geográficos centrales, ¿por qué no agregarle uno más en Salamanca? si siempre nos ha gustado complicar las cosas ¿no lo crees?... Luego de este, "monumental" paréntesis, continuamos:

"Los habitantes aprendieron a convivir con una y otra fuerza y a negociar cuando los visitaban. Tanto realistas como Insurgentes imponían penas severas a los pueblos que no les obedecían y en medio de esta situación, ellos aprendieron a moverse entre dos fuegos . En junio de 1811, el comandante de Irapuato escuchó cañonazos en Salamanca y pensó que los Insurgentes habían invadido, cuando llegó al lugar se dio cuenta de que se trataba de una fiesta de iglesia, pero con sorpresa descubrió que en el pueblo había Insurgentes, que convivían con los habitantes cuando se suponía que habían organizado las milicias para hacerles frente. Después de regañarlos les quitó las escopetas y pistolas que traían".

Este párrafo me parece extraordinariamente emblemático para Salamanca, pues si lo hemos leído con atención notaremos algo: se dice de una fiesta de pueblo y que esta fiesta se celebraba en junio de 1811. ¿Reconoces la fecha? ¿Identificas a cual celebración se refiere? Indudablemente que a la Octava de Corpus, recordemos que la tradición de esta festividad se remonta, según documentos, a 1703, consecuentemente para 1811, luego de poco más de un siglo, la fiesta estaba arraigada en la población.

"El capitán de milicias de León, Gutiérrez de la Concha, aseguraba que en Salamanca era un pueblo cuyos vecinos "el que no es Insurgente, es egoísta, y no tiene resolución para abrazar decididamente algún partido; si se les oye hablar, son unos infelices que dominados de sus fuerzas han tenido que ceder". Gutiérrez ya los había sometido varias veces y siempre lo recibían con toque de campanas. En una ocasión salieron a recibirlo creyendo que había sido derrotado, pero cuando vieron a las tropas huyeron..."

Yo, muy en lo personal, me sigo sorprendiendo con la cuantiad de cosas que sucedieron en nuestro lugar de origen, me sigo sorprendiendo de que no se haya difundido con atención y puntualidad la importancia que Salamanca ha tenido y tiene en la historia de México.


Nota: Todo lo escrito en letra cursiva lo he tomado del libro Guerra y Gobierno. Los pueblos en la guerra de Independencia de México. Escrito por Juan Ortíz Escamilla. Colección Nueva América, Universidad Internacional de Andalucía. Sevilla, 1997.