Para el 28 de julio de 1950 la prensa nacional difundía notas desde Salamanca pues en dos días más estaría ya el Presidente de la República listo para entregar una de las grandes obras que se concluyó en su sexenio pero que, desde el anterior, el encabezado por el general Manuel Avila Camacho, se había comenzado a construir: la Refinería de Salamanca. En realidad fueron dos obras las que se realizaron paralelamente, una, la propia Refinería que días más tarde se daría a conocer que llevaría el nombre del Ing. zacatecano Antonio M. Amor, y la otra el oleoducto que, desde Poza Rica, Veracruz, proveería del crudo a la nueva instalación de Petróleos Mexicanos. Hay algo curioso en esta publicación, pues, al lado de la nota sobre el oleoducto, aparece una que habla sobre el acarreo de piña que los Ferrocarriles Nacionales están haciendo, eso me hace recordar el tiempo en que Salamanca, en ciertas temporadas, era "la ciudad perfumada", pues era tal la cantidad de toneladas de piña que diariamente se descargaban para ser procesadas en La Fortaleza, que su aroma cubría a la población...
El Oleoducto de Salamanca, Gto.
30,000 barriles en 24 horas moviliza.
Un nuevo oleoducto de México está cumpliendo su cometido llevando sin tropiezo e ininterrumpidamente su pesada carga de petróleo crudo a través de las montañas, listo para alimentar la ultramoderna refinería de Petróleos Mexicanos que el Presidente licenciado Miguel Alemán inaugurará en Salamanca el próximo domingo. Partiendo del campo productor de Poza Rica el nuevo oleoducto puede mover 30,000 barriles de petróleo cada veinticuatro horas y puede llegar a manejar el doble de dicha cantidad con la adición de otra estación de bombeo más o menos a medio trayecto.
El oleoducto y la refinería fueron construidos a un costo de 260 millones de pesos, y proveerá en forma directa por vez primera a una floreciente área industrial y agrícola en el corazón del país.
Desde el nivel del mar cerca de la costa del Golfo de México, el oleoducto de 30 centímetros de diámetro asciende, en el corto trayecto de 110 kilómetros a un punto que se encuentra a 2,652 metros sobre el nivel del mar: una altura equivalente a casi dos terceras partes de una milla más elevada que la ciudad de Denver, Colorado, conocida por "la ciudad de a una milla de altura".
Una vez atravesada la parte más elevada de la cordillera de la Sierra Madre Oriental, el oleoducto desciende 945 kilómetros hasta la ciudad de Salamanca, Estado de Guanajuato. Se cree que este es el trayecto más largo que recorre un oleoducto en el cual el petróleo se moviliza por gravedad, sin la ayuda de bombeo. Aun después del descenso de 945 metros, el extremo final del oleoducto está aun a mayor altura que la ciudad de Denver.
Si Chicago y el territorio medio oeste que le circunda se encuentran a una elevación de 1,600 metros, rodeado todo por montañas aun más elevadas, tal condición topográfica sería comparable con la de la zona que el nuevo oleoducto va a servir.
Esto ilustra la importancia que para México tiene el nuevo oleoducto que constituye una nueva proeza para vencer los obstáculos geográficos que presenta el traer petróleo de zonas productoras localizadas en terreno bajo a las principales zonas de consumo localizadas en terrenos elevados.
La financiación tanto del oleoducto como de la refinería se llevó a cabo con los ingresos de Petróleos Méxicanos.
Hasta la Administración de Pemex, solamente 11,000 barriles de petróleo se traían por oleoducto diariamente a la elevada Mesa Central. El total de barriles que ahora se mueve diariamente es de 80,000. (1)
Fuente:
1.- Diario El Nacional. México, D.F. Viernes 30 de Julio de 1950. Año XXII. Tomo XXVII. No.7474e
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