jueves, 4 de marzo de 2010

Ejemplo y Castigo. Un testimonio de la Magestad del Señor del Hospital de la Villa de Salamanca. (sic)

Fue en Pátzcuaro, Michoacán en donde por una afortunada casualidad, encontré el siguiente documento, demostración de fe hacia El Señor del Hospital. Considero que este volante que circuló en 1896 es sumamente importante, razón por la cual, transcribo completamente su texto:


Verificado en la persona de Tomás Escamilla por haber blasfemado de su divina Majestad, ó sea el milagro que obró el Señor del Hospital, inmediaciones de la Ciudad de Querétaro con María Teodora Salazar, que hiba ser victima de mano de su hijo el día 20 del mes pasado del presente año de 1896.


Es muy triste padres de familia, escuchar el crimen más espantoso que á cometido el desgraciado Tomás Escamilla pero quizá esto servirá de escarmiento á los hijos desobedientes que viven sin temor de Dios y sin respecto de sus padres. Tomás Esacamilla, hijo de don Pedro Escamilla y de Teodora Salazar, siempre fue muy consentido de su querida madre, quién nunca procuró darle buena educación, Don Pedro trataba muchas ocasiones de corregirlo pero por no entrar en cuestión con su esposa mejor lo dejó libre á su propia voluntad; pero ¡ay! Desgraciado momento padres de familia, porque el desobediente Tomás Escamilla fue cresiendo prostituido en la pervercidad, sin temor de Dios y sin respecto de sus mayores, se entregó al juego, a la embriaguez y a toda clase de vicios y placeres del mundo. Más viendo sus padres que su hijo se había corrompido, le prometieron al Señor del Hospital de la Villa de Salamanca, que si su divina Magestad les prestaba vida y saluda á su hijo en estado de enmienda hirían ambas tres personas á visitarlo a su santísimo templo, alumbrarlo con una libra de cera cada uno en acción de gracias por tan singular milagro que había obrado en ellos. Pero el desgraciado Tomás Escamilla, se fue un día para el rancho del Colorado, la pobre madre viendo que hacia cinco días que su hijo no se paraba en la casa salió á buscarlo á la calle, cuando encontró á unos amigos de él con quién este se juntaba, y les preguntó que si no habían visto, y le dijeron que no lo andubiera buscando, que se había hido para el rancho del Colorado á un negocio que tenía. Por lo que esta señora se puso en camino á ver si lo encontraba ó tenía noticia del, cuando á distancia de una legua lo encontró, y luego que lo vió le dijo: balgame Dios hijo de mi corazón, ¿adonde estabas que me tenías con bastante cuidado? sabiendo que tu padre no está en la casa te pones á salir sin avisarme, sabiendo que tenemos que salir para Salamanca, apagarle la manda al Señor del Hospital, que le hemos prometido por tu felicidad.


Pero Tomás en ves de atender á lo que su Señora madre le decía, le contestó diciendole: A usted nada le importa el andarme buscando, yo soy hombre libre para pasearme y hacer lo que se me de la gana, ni yo les he mandando á ustedes que prometan mandas á ningun Santo por mi, ni yo he de ser la persona que los hede acomodañar á visitar á ningun Santo, dejenme á mi aunque me lleve el demonio. La madre le dijo: desgraciado de ti hijo desobediente, ¿Por qué me respondes tan altivo y al tanero? sabiendo que después Dios á mi me deves el ser que tienes, sigue tu carrera malvado, que viniendo tu padre yo le pondre enconocimiento tus maldades.


El mencionado Escamilla, indignado como una serpiente ponzoñosa, agarró á la pobre anciana del pescuezo dandole fuertes golpes y bofetadas, por lo que esta señor hallandose en aquella tribulación invocaba con fervor al Señor del Hospital de Salamanca, pidiéndole que la favoreciera de morir en manos de su ingrato hijo. Cuando en esos momentos por la Providencia del Señor, se formó una culebra de agua que despedia una tempestad de rayos y centellas, y el desgraciado Tomás Escamilla, fué arrebatado en medió del huracán y hasta hoy día no se sabe el paradero que tendría. A si castiga el Señor a los hijos desobedientes que viven sin temor de Dios, y sin respecto de sus padres.


Primero amarás a Dios, después de Dios á tus padres miren este ejemplo atroz que Escamilla cometió, a la madre la golpeó indignado y muy furioso, pero Dios que es Poderoso su crimen le castigó.


Se mantiene la ortografía original del documento, mismo que me fue facilitado por el Sr. Enrique Soto González, Director de Cultura, H. Ayuntamiento de Pátzcuaro, Mich. 2008-2011, a quién agradezco enormemente sus atenciones.


Este volante fue impreso en Morelia, Michoacán en la Tipografía de Manuel Jaramillo y su valor fue de 6 centavos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario