Desde que era niña, escuchaba la tradición de ir a Salamanca a pie el Jueves Santo a ver al Cristo Negro del Señor del Hospital. En mi familia nunca lo acostumbramos pero unas vecinas y amigas de Mamá si lo hacían y con gusto nos platicaban de sus experiencias.
En mi actual trabajo en el cual acabo de cumplir 10 años, tengo a mi compañera Carmen y planeamos a ir a Salamanca.
Fue una experiencia muy bonita, despertarnos a las 4:30 de la mañana, ir acompañada de mi madre hasta la salida a Salamanca y recibir allí su bendición para luego integrarnos al grupo fue gratificante. Aún estaba muy oscuro al empezar nuestra caminata de más de veinte kilómetros rumbo Salamanca, a la casa del Cristo Negro del Señor del Hospital.
Es increíble observar la cantidad de gente que se va uniendo al grupo cada vez más numeroso. Siendo tan temprano y en pleno Jueves Santo cuando la luna es llena y así de hermosa alumbra el camino oscuro. La luz de los carros chocaba en nuestras caras, pero el objetivo lo llevamos claro, llegar a ver al Señor del Hospital.
Carmen y yo caminamos a un mismo paso, durante el camino fuimos rezando, creo que completamos dos ó tres rosarios, esto nos unió en una amena y franca charla, platicamos de nuestras experiencias familiares, en cuanto a la comida de cuaresma y de las tradiciones de nuestras abuelas.
Sentimos un ligero cansancio, no paramos hasta llegar a la Parroquia, entramos a Salamanca a las nueve de la mañana y entonces caminamos más aprisa, con ansia de llegar hasta el Cristo Negro. Era una enorme romería y fue casi imposible entrar al Templo, pero la fe nos inundó e hizo acercarnos mas y verle la cara al Señor del Hospital y allí, de cerca, darle las gracias por todo los beneficios recibidos.
El gusto por estar junto a Él creció tanto, que el cansancio no lo sentimos y el agradecimiento a Cristo Jesús, por permitirnos llegar a esa meta nos llenó aun mas de satisfacción.
Pude ver familias completas, muchos van descansando y comiendo por el camino, nosotros no lo hicimos. Después de visitar al Señor del Hospital, sentí una gran paz interior y cuando finalmente logré encontrar un lugar donde reposar, el descanso fue tan agradable que quise permanecer ahí todo el día.
En mi actual trabajo en el cual acabo de cumplir 10 años, tengo a mi compañera Carmen y planeamos a ir a Salamanca.
Fue una experiencia muy bonita, despertarnos a las 4:30 de la mañana, ir acompañada de mi madre hasta la salida a Salamanca y recibir allí su bendición para luego integrarnos al grupo fue gratificante. Aún estaba muy oscuro al empezar nuestra caminata de más de veinte kilómetros rumbo Salamanca, a la casa del Cristo Negro del Señor del Hospital.
Es increíble observar la cantidad de gente que se va uniendo al grupo cada vez más numeroso. Siendo tan temprano y en pleno Jueves Santo cuando la luna es llena y así de hermosa alumbra el camino oscuro. La luz de los carros chocaba en nuestras caras, pero el objetivo lo llevamos claro, llegar a ver al Señor del Hospital.
Carmen y yo caminamos a un mismo paso, durante el camino fuimos rezando, creo que completamos dos ó tres rosarios, esto nos unió en una amena y franca charla, platicamos de nuestras experiencias familiares, en cuanto a la comida de cuaresma y de las tradiciones de nuestras abuelas.
Sentimos un ligero cansancio, no paramos hasta llegar a la Parroquia, entramos a Salamanca a las nueve de la mañana y entonces caminamos más aprisa, con ansia de llegar hasta el Cristo Negro. Era una enorme romería y fue casi imposible entrar al Templo, pero la fe nos inundó e hizo acercarnos mas y verle la cara al Señor del Hospital y allí, de cerca, darle las gracias por todo los beneficios recibidos.
El gusto por estar junto a Él creció tanto, que el cansancio no lo sentimos y el agradecimiento a Cristo Jesús, por permitirnos llegar a esa meta nos llenó aun mas de satisfacción.
Pude ver familias completas, muchos van descansando y comiendo por el camino, nosotros no lo hicimos. Después de visitar al Señor del Hospital, sentí una gran paz interior y cuando finalmente logré encontrar un lugar donde reposar, el descanso fue tan agradable que quise permanecer ahí todo el día.
Que gratificante experiencia, pero si mal no recuerdo las personas dr Salamanca, sabemos que la tradición es el martes Santo, sólo que seguramente por el asueto, las personas llegan desde el lunes en la noche hasta el jueves Santo.
ResponderEliminar