Uno de los más renombrados escultores de imágenes en pasta de caña de maíz es, sin lugar a dudas, Luis de la Cerda, hemos visto como una de esas imágenes es muy celebrada en San Felipe Torresmochas en la capilla del Señor de la Conquista, esta vez veremos otro de los Cristos elaborados en el taller de De la Cerda en Pátzcuaro, Mich: El Señor de las Aguas.
Actualmente esta venerada imagen se localiza en la Catedral de Guadalajara, su ubicación original cuando fue llevada a Jalisco en el siglo XVII fue en el poblado de Magdalena, cercana a Tequila. En torno a ella corre la leyenda de un cierto romanticismo, cuentan que a la llegada de los españoles había un mozo de nombre Don Lope, corría el año de 1620 o 1621, la hija del cacique, Citlali, enamora de él, al poco tiempo se casan según la tradición católica y el pueblo entero se altera al ver que ella estaba aceptando la fe. Era tradición del pueblo hacer un recorrido en balsa, luego del matrimonio, por la laguna existente en Magdalena, cuando estaban a mitad del paseo una tromba comienza, los fuertes vientos agitan las aguas y la tempestad se deja venir, arrasando con todo, subiendo el nivel del agua, tirando jacales y las pocas construcciones existentes, la balsa desaparece.
Al día siguiente el cacique con tristeza va a la orilla del lago pensando encontrar allí el cuerpo de su hija, pero, ante sus ojos atónitos ve como tanto Citlali como Don Lope estaban asidos a cada uno de los brazos de un Cristo que milagrosamente apareció para servirles de apoyo y salir con vida luego de la terrible tempestad.
Las fotografías me fueron enviadas amablemente por el CP. Alberto Salcido, cosa que agradezco enormemente.
Al día siguiente el cacique con tristeza va a la orilla del lago pensando encontrar allí el cuerpo de su hija, pero, ante sus ojos atónitos ve como tanto Citlali como Don Lope estaban asidos a cada uno de los brazos de un Cristo que milagrosamente apareció para servirles de apoyo y salir con vida luego de la terrible tempestad.
Enfrentamientos vinieron después de dos pueblos ribereños que peleaban por la custodia de la milagrosa imagen, ante eso, las autoridades eclesiásticas deciden llevarla a Guadalajara y la depositan en una de las primeras capillas que se construyen en lo que vendría a ser la Catedral.
Las fotografías me fueron enviadas amablemente por el CP. Alberto Salcido, cosa que agradezco enormemente.
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