miércoles, 14 de octubre de 2009

La adopción de la celebración de Gremios en México

Este es uno de los hermosos Sagrarios del siglo XVII que fueron rescatados del incendio ocurrido hace muchos años en el Templo Agustino de Yuriria, Gto.

Fue en el siglo XVII que la Ciudad de México, luego de ochenta años de dominio español se organizó una sociedad con individuos ya nacidos en la Nueva España, los llamados criollos. Las tradiciones indígenas habían sido prácticamente erradicadas, sin embargo en las festividades religiosas se notaba un marcado sincretismo. La forma de adornar los templos y las calles en las celebraciones Aztecas permanecía aun, al igual que cierto ceremonial se mantenía vigente.

Al respecto Dubravka Mindek dice que “la sociedad novohispana era una sociedad impregnada de religiosidad. Fieles al espíritu religioso de su época y al concepto que de la vida se tenía, las personas de un mismo oficio o profesión se organizaban también en cofradías, que podríamos definir como una extensión religiosa de su mismo gremio, concentrada en torno a una iglesia y puesta bajo la advocación de uno o más santos de la iglesia”.

Las organizaciones gremiales estaban ya muy bien establecidas en México, orfebres y plateros eran los más importantes debido a las sumas de dinero que representaban sus trabajos, los canteros y, sobre todo, los herreros eran de los más importantes, candiéremos tan solo que esta actividad era necesaria no solo para los herrajes de casas, sino para las herraduras que llevaban los caballos, que era la principal fuerza motriz de la época, zapateros, albañiles, sastres, todos eran oficios importante y la base de la organización del comercio en la Ciudad. La zona mantenía aquella idea azteca de los Calpulli y así fue como llegó el momento en que las procesiones del Corpus Christi se volvieron las mas importantes por el número de personas que participaban en ellas y su detallada organización que implicaban decorados especiales hechos específicamente para ese día. La larga procesión se anunciaba con tres campanadas de la Catedral Metropolitana, la primera al salir el cortejo inicial, la segunda al ser la mitad de la procesión la que iba saliendo en ese momento y la tercera al entrar de nueva cuenta la Eucaristía luego de haber hecho la procesión en la que ejército y gobernantes, así como toda la curia participaba, parte de ella eran los gremios establecidos y que ese día desfilaban con pendones y los santos patronos que los representaban.

Estos corazones heridos, representación del amor supremo se localizan en la Parroquia de Nuestra Señora del Socorro y San Pablo Apóstol de Yuriria, Gto.

Esto sucedía año con año en la capital de la Nueva España, en la Ciudad de México, donde se concentraba todo el poder, pero de allí se generaban patrones a seguir por todo el enorme territorio, tomando especial fuerza y sentido la celebración del Jueves de Corpus en la zona del Bajío, específicamente la que comprende el Obispado de Michoacán, recordemos que en aquel entonces buena parte del actual estado de Guanajuato formaba parte de este Obispado. La señora Mindek escribe que “las imágenes del santo titular se adornaban con las joyas y ornamentos que cada gremio poseía y los sacerdotes que oficiaban la misa cobraban por su servicio así como por la utilización del espacio de la iglesia. Finalmente, las fiestas requerían de considerables cantidades de cera, no sólo para la liturgia, sino también para las velas que los cofrades tenían que mantener prendidas durante la consagración, la comunión y la procesión”.

Quizá sea esta la razón por la cual en Salamanca conservamos la tradición del ofrecimiento de la cera a lo largo de la Octava de Corpus, si consideramos que no fue sino hasta iniciado el siglo XX que fue introducido el servicio de energía eléctrica, en siglos anteriores, era indispensable el uso de las velas para iluminar los altares y darles el revestimiento de santidad que el mismo fuego provee. Aunado a esto, esa tradición ya casi perdida del trabajo de la cerería estuvo bien arraigada en Salamanca por espacio de al menos dos siglos, no es de extrañarnos que en las celebraciones del Corpus Christi sean estupendos trabajos de cera los que son ofrendados al Cristo Negro del Señor del Hospital.

Pendones de los distintos gremios durante el inicio del Año Jubilar del Señor del Hospital de Salamanca, el 7 de Abril de 2009.

“Precedían a las funciones religiosas el vitor y las verbenas. El vitor estaba formado por personas jóvenes que recorrían las calles próximas al templo en que tenía lugar la función titular, con el fin de invitar al vecindario para la compostura de las casas durante el día y su iluminación durante las noches del novenario. A medida que la fiesta se acercaba, iba notándose cada vez mayor número de casas arregladas en todo su esplendor. En las esquinas de las calles y a orillas de las aceras se instalaban vendedores de frutas, elotes, fiambre, semillas, tamales, buñuelos y bebidas. En la madrugada desde las cinco de la mañana se anunciaba con cohetes que el festejo comenzaba; se oficiaba una misa solemne el día de la festividad a las 12 horas. Se hacía una procesión, la mayoría de las veces dentro de la iglesia o en el atrio de la misma, durante la cual se cantaban himnos al santo mientras se le paseaba acompañado de velas encendidas. A distancias regulares se erigían altares ante los cuales la procesión se detenía para orar.” En esto escrito por Mindek nos damos cuenta que, al menos en Salamanca, las cosas no han cambiado en mucho al paso de los siglos.

Las velas enjaezadas o labradas, tradicionales de la Octava de Corpus y de todas las fiestas Patronales en Salamanca, Gto.

Los textos en cursiva han sido tomados del libro Fiestas de gremios ayer y hoy de Dubravka Mindek, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México 2001.

1 comentario:

  1. Porfas hagan un dibujo para ahorita de una tradición de Salamanca gto porfa del cristo negro yo que se ayúdenme

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