martes, 16 de noviembre de 2010

La Salamanca que se nos está yendo de las manos

Ahora que, recientemente se han declarado nuevas reglas ortográficas y que han desaparecido algunas letras del alfabeto resultará curioso que hagamos la reflexión de la palabra yendo, que no es otra cosa más que la conjugación del vervo ir en pretérito imperfecto. Será bueno entender cada una de las palabras que conforman esta definición.

Viendo esta que, indudablemente, es la fachada más señorial que existe en Salamanca seguimos analizando la definición, solo que, antes me corrijo, en lugar de decir que es la única que existe, diré que es la única que nos dejaron. Seguramente hubo varias casas de esas características y dimensiones, de esos esplendidos detalles, como la hornacina que desde hace varios siglos está vacía. La creencia popular dice que fue la casa del Inquisidor, solo que, olvidan una cosa: en Salamanca no hubo Inquisición, consecuentemente no vivía ningún inquisidor.

Continuamos en el análisis. Yendo es la conjugación del verbo ir en pretérito imperfecto. Sabemos muy bien lo que IR significa, es el rumbo que vamos tomando, es hacia donde nos dirigimos, a eso le agregamos que es en préterito, es decir, que se está hablando del futuro cercano, y más aun, me vuelvo a corregir: PEOR aun; es imperfecto y, efectivamente, ese rumbo que tomamos de perfección no tienen nada, por el contrario, es totalmente imperfecto. En la foto vemos claramente las dimensiones que tenía una casa a principios del siglo XX.

Hay un sitio en Internet, otro blog, como este que estas viendo y leyendo ahora, que se llama Aculco, lo que fue y lo que es, siempre que entro allí leo la frase del filósofo romano Séneca que dice "Una era construye ciudades, una hora las destruye"; la frase me rebota una y otra vez, especialmente cuando salgo a caminar al centro de Salamanca. Me corrijo una vez más: al RUIDOSO centro de Salamanca. Lo que vemos es otra de esas que fueran las casas tradicionales en el Bajío y que ahora se han ido dividiendo en locales comerciales.

Salamanca es uno de los lugares en donde mejor se puede apreciar lo que fue el apogeo de una época y que se vuelve nada, que se vuelve polvo, o, peor aun, que se vuelve basura. Cuando era la Villa de Salamanca, los padres agustinos una vez, en mitad del siglo XVII dijeron que veían con alarma la excesiva producción que de tirgo había en la zona... aunque aún hay producción, los terrenos han ido cediendo a la industria, y se sigue diciendo que Salamanca tiene una vocacion industrial. Lo que vemos en la foto es una de las trojes que funcionaban junto al río Lerma, en lo que fue la Hacienda de Chávez.

Esa "vocación" industrial nos hace ver, si lo hacemos con atención que Teckem, Fertimex y algunas plantas más, fueron abandonadas hace ya mucho tiempo, y siguen ahí hiriendo al paisaje, haciéndolo desagradable. Lo que vemos en la foto es una de las que fueran las grandes casas en rededor del Jardín Principal.

Salamanca fue la pionera a nivel nacional de la industria de conservas, los primeros envases al vacío que hubo en México se produjeron aquí, en la fábrica de La Fortaleza, eso sucedió en los años veite del siglo XX, estaremos llegando dentro de poco a su centenario, pero cada vez es menos gente la que recuerda que aquí hubo una fábrica de conservas, de frutas en almibar, de mermeladas, de verduras, que se llamó La Fortaleza. Lo que vemos es otra parte de lo que fue Los Chávez, en la ahora Colonia Guanajuato.

Y lo que nos quedó en Salamanca, poco a poco ha ido desapareciendo, aquellas señoriales casas del centro, aquellas puertas y ventanas que nos dejaban ver las arcadas de los patios interiores ya son practicamente imposibles de ver, especialmente porque la mayoría de ellos ya no existen. Lo que vemos es la torrecilla que estaba dentro de una casa, de esas señoriales que hubo a finales del siglo XIX en la calle de Tomasa Estévez.

Hace no mucho, en el otro blog que tengo, el que se llama El Bable, comentaba que, en ocasiones al visitar las haciendas que pueblan el campo del Bajío me da la impresión de sentirlas vivas y que me da tristeza equipararlas con un anciano. En ocasiones, recordemos que la vida es cruel; hay espléndidas haciendas, que han sido mantenidas, que han sido dignificadas y que siguen sorprendiendo por su amplitud, belleza y espeldidez. En la foto una muestra clara del por qué las casas mantenían la temperatura adecuada, ve la altura de los techos.

En cambio, hay otras, que estan en ruinas, que casi desaparecen entre la maleza pero aun podemos ver algunas paredes, pocos techos y muchos recuerdos. Algo igual al ver a la gente ya entrada en años, unos, los menos, en buenas condiciones y con esa alegría de vivir, pero los otros, lamentablemente, tristes, enfermos y sin posiblidades de recuperarse, asi, así pensaba que eran solo las Haciendas, solo que ahora veo que también así son las ciudades. Calle Juárez casi esquina con Carranza.

Hubo una época en que en Salamanca se producían telas, especialmente la cambaya, los guantes de gamuza, los rebozos... de todo ello ni el recuerdo queda. La ciudad se nos fue de las manos... tristemente. En la foto las trojes de la que fuera la Hacienda de El Molinito.

Tratar de recuperar toda la belleza que hubo, es como pretender que una vez más naden los bagres en el río Lerma, es como pretender volver a respirar el aire puro, o de convivir en perfecta armonía con la naturaleza... eso no esta en chino, está en imposible. La que vemos es el que fuera uno de los primeros colegios que hubo en Salamanca.

Y.. ¿si las calles se volvieran a barrer, cada quién su frente, como se hacía antes? Y... ¿si los autos no usaran bocinas exteriores que solo molestan a los transeuntes? Y... ¿si los negocios que venden zapatos y ropa en las calles del centro se dedicaran a vender sus productos y no a poner a todo volúmen sus nada agradables músicas?.. creo que eso al menos mitigaria eso que ahora con claridad vemos en estas fotografías. Juárez, entre Obregón y Albino García.

La tarea está difícil, la migración que se dio en Salamanca desde 1950 le fue orillando a perder su identidad, identidad que cada vez está más lejana y que, como lo vemos en las fotos, cada vez está más difícil de recuperar. Por aquí era donde pasaba la Burra que iba a Valle.

Hay muchas personas que gustan de ver las fotografías antiguas de Salamanca, ellos saben muy bien a lo que me refiero, a los espacios que hubo, a las casas grandes y ventiladas, las que eran frescas en el verano y tibias en el invierno... la calle comercial sigue siendo exactamente la misma, la Juárez... y seguramente lo seguirá siendo, solo que ya con los matices de cualquier otro lugar. Lo mismo da.

Cuanta razón tenía Séneca.

1 comentario:

  1. Excelente presentación de su Salamanca querído. Sabe, yo creo que en muchos pueblos pasa el mismo fenómeno. El no respetar el patrimonio arquitectónico ni cultural. Es importante rescatarlo, no podemos saber ¿a dónde vamos?, sin saber, ¿de dónde venimos?. Conocí su pueblo, aunque no es muy viejo, tienen, y digo tienen porqué aún no destruyen todo. Ojalá existiera una Asocación que se preocupara por este rescate patrimonial. En hora buena mi estimado Benjamín.

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