Seguramente has visto, al caminar por la segunda calle de Tomasa Estévez, justo al fondo de un estacionamiento, ese cono que sobresale, se trata del que fuera horno de la Fábrica de Loza Fina San José, propiedad del cura y diputado, don Luis Saavedra; se trata de al primera fábrica de este tipo que hubo en México, cosa que ocurrió a mitad del siglo XIX. Poco, muy poco sabemos de ella, fuera de lo publicado por Rojas Garcidueñas más datos no hay. Pues bien, ahora logramos saber que el nombre que llevó la fábrica era el de San José y que en ese entonces solamente había en el país cuatro fábricas que producían loza y vidrio, de ellas tres eran de loza y dos de vidrio, pero de loza fina, solamente la de Salamanca.
Poco sabemos del cura Saavedra fuera de que ocupó ese cargo en la Parroquia de San Bartolomé en Salamanca, a la vez que fue, por cortos periodos, diputado en el Congreso del Estado de Guanajuato, que poseía un rancho de considerable dimensión y varias casas en la villa de Salamanca, una de ellas, donde fuera hospedado el Emperador Maximiliano. Era, además, empresario, propietario de la Fábrica de Loza Fina San José en la cual trabajaban 16 personas, siendo la raya semanal de 60 pesos y los sueldos mensuales de 68 pesos. La fábrica estaba valuada en 14,718 pesos, una fortuna, considerando que una casa de mediana dimensión costaba 300 pesos. Esos datos fueron concentrados en el documento que vemos, el cual se elaboró como consecuencia del Plan de Ayutla, el cual derrocó al gobierno de Antonio López de Santa Anna y ocupando la presidencia Ignacio Comonfort.
El Gobierno estaba en quiebra, razón de la importancia de levantar esa especie de censos industriales que dijera cuáles eran las industrias y sus capitales a fin de cobrar los impuestos necesarios a fin de sostener la administración pública. De los informes levantados, se basan, especialmente en las minas. Pero hay otras industrias importantes, como la textil, de la cual Salamanca tenía una muy próspera, la otra, la de loza .
Pero no solo loza fina se producía en Salamanca, también ladrillos refractarios que eran los ideales para los hornos industriales, los que usaba la industria minera. Es por eso que se selecciona a la fábrica de Salamanca para que exponga sus productos en la Exposición Universal de París en 1855.
Y sí, efectivamente, los productos de la Fábrica de Loza Fina San José, de Salamanca, Guanajuato, estuvo presente, con los afamados cuadros de porcelana... pero algo pasó, pues no vemos el nombre de Luis Saavedra, sino del gobernador, don Beningno Bustamante, quien aparece en el listado, dentro de la décima sección, quizá Bustamante era socio de Luis Saavedra o, en todo caso, Luis Saavedra, como deferencia al gobernante, le entregó a él las piezas para que fueran expuestas en París.
La fábrica seguiría prosperando, el cura Saavedra influiría en mucho en la administración municipal durante tu paso por Salamanca, para 1864 es el encargado de organizar los festejos de recepción para el Emperador Maximiliano, para 1867 sería acusado como traidor a la patria, una vez que la República es reinstaurada. Al poco, llega esa oleada de los llamados "barcelonnettes" a la ciudad de México y uno de ellos adquiere la fábrica de loza de Niño Perdido a don Guillermo Benfield, luego el francés del que desconozco su nombre, se enteraría de los magníficos productos de porcelana manufacturados en Salamanca y contrata a todo el personal para que se vaya a laborar a la ciudad de México, la fábrica de loza fina San José en Salamanca desaparece.
Mientras que la fábrica de Niño Perdido progresa, y cambia su nombre al de Compañía Francesa de Porcelana. Así fue como se perdió una tradición más en Salamanca.
Fuente:
Memoria de la Secretaría de Estado y del Despacho de Fomento, Colonización, Industria y Comercio de la República Mexicana. Ministro, Manuel Siliceo. Imprenta de Vicente García Torres, México. 1857.
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