lunes, 3 de agosto de 2009

Veamos en detalle el arte que contiene la Casa de El Señor del Hospital

Muchas veces en la Biblia el término de casa se refiere a nuestros propios cuerpos, ya que tenemos la capacidad y el potencial para que el Espíritu del Señor more con nosotros y así convertirnos en Templos. (*)

1 Corintios

3:16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

3:17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.

Me cuentan que fue en septiembre de 1981 cuando se firmó aquella hermandad entre las ciudades de Salamanca España y Salamanca México, la delegación española se sorprendió al entrar al Señor del Hospital y ver todo ese magnífico trabajo de pintura, esas artes decorativas, tipo tapiz, que hay en la Parroquia, cosa que es común en el centro de México, pero nada común en otras latitudes. No debemos esperar a que lleguen más extranjeros a que descubran la enorme riqueza artística que encierra la Casa del Señor, la Casa del Cristo Negro del Señor del Hospital en Salamanca, la tenemos aquí, lugar de culto, lugar de oración, lugar en donde encontramos la paz y la armonía, conozcámosla mejor, para quererla más y seguir respetando aun más al Cristo Negro del Señor del Hospital.

Es indudable que ese trabajo es excepcional, y fue gracias al Señor Cura Zárate que a finales de los años ochenta decidió hacer una limpieza profunda al templo, iniciando por el lavado de todos los muros, los cuales, me dicen, estaban totalmente ennegrecidos por el hollín, no tanto de las velas, sino del que habitualmente inundaba a Salamanca durante el tiempo que funcionó la planta catalítica de la refinería Riama. Eso aunado al paso de más de medio siglo de un mantenimiento no dado cabalmente a los excepcionales trabajos que guarda el interior de la Parroquia del Señor del Hospital. Las bóvedas, esos techos magníficos, fueron repintados, manteniendo el mismo colorido y diseño original.

Todo el trabajo decorativo que encierra este templo es pocas veces visto en otros lugares del país, mas aun del extranjero, quizá para la gente local, para esos parroquianos que la fe en la Santa imagen del Cristo Negro los lleva a irse a postrar a sus pies con una idea fija y no se han dado el tiempo para admirar cada uno de los detalles que inundan al templo y lo hacen único en su género, el de las artes decorativas de la primera década del siglo XX. Como lo habíamos comentado ya, fue el sacerdote francés, avecindado en Salamanca, Yves Grall quien diseña ese trabajo. Si prestamos atención, veremos algunos de los diseños repetidos en el Templo de las Tres Caídas, el cual estuvo bajo la responsabilidad del mencionado Padre. Existe un detalle que se ve, en ambos templos, el de esos rosetones formados por una flor central y seis circundantes, el manejo de color y forma son los mismos.

Cuando uno se aproxima a las paredes y con ojo inquieto de encontrar el ritmo que marcan los diseños, encontramos esa armonía a la vista, que nos lleva la armonía al corazón y al alma, armonía indispensable en nuestras vidas y que se nos da plenamente en la casa del Señor, la casa, en este caso, del Señor del Hospital, una verdadera joya, que como joya merece mantenerse limpia, adecuada para albergar en ella a la joya máxima que en Salamanca tenemos, el Santo Cristo Negro del Señor del Hospital. Te invito a que en tu próxima visita a Su casa lo hagas con calma y logres entrar en este ritmo de armonía que el Señor nos ofrece allí, en ese lugar: en la Parroquia del Señor del Hospital.







* Mil gracias Pahorán, tu conocimiento de la Bibila me es de mucha ayuda.

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