viernes, 30 de octubre de 2009

Taytacha, El Señor de los Temblores

Foto cortesía de Sengo Pérez.

La introducción del Cristianismo en el Nuevo Mundo fue debido al descubrimiento de América, los primeros templos se levantaron en Santo Domingo, luego en Cuba y después fue que llegaron a México, la primera cruz plantada en nuestro país fue quizá en Akumal, ya que allí fue donde, luego de una tempestad llegaron los cuerpos aun con vida de Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero en 1511, el primero se dice que era sub diácono.

La historia de México es, en verdad apasionante, pero esta vez nos alejaremos un poco de nuestro país, considerando que luego de la caída del pueblo Azteca, vino al poco tiempo la del Inca en el Perú, lugar en donde se levanto otro virreinato tan rico como el de la Nueva España. Las tradiciones y costumbres españolas fueron introducidas en le Perú de la misma manera que en México y el sincretismo se dio en igual medida. En México 1521, en el Perú 1533.

Foto cortesía de Sengo Pérez

El Perú con sus ancestrales costumbres y ceremoniales dio acogida a una imagen en la que fuera la ciudad más rica del imperio incaico: Cuzco, fue allá a donde llegó el que ahora se conoce como El Señor de los Temblores, en torno al cual existe una leyenda en la que se dice que fue Carlos V quién regaló la imagen a la ciudad, al confrontar fechas nos damos cuenta que en 1620 era ya su hijo quien gobernaba, Felipe II, en consecuencia no pudo haber sido él quien donó la imagen. Se dice que la enviaron desde España y que en la travesía hubo una fuerte tormenta antes de llegar al puerto del Callao, luego de una larguísimo viaje que implicaba rodear el continente. A raíz de esto, se creó la idea del Señor de las Tormentas, pues gracias a su presencia, la nave en la que era transportado pudo llegar a su destino.

Foto cortesía de Sgtll

La leyenda da otro giro pues la imagen de magnífica manufactura fue robada haciendo creer que no era posible mover el arcón donde era transportada del Callao a Cuzco, intuyendo que se quería quedar allí, todo esto fue creado por una persona que, suplantó la imagen española por una copia, por lo tanto, copia manufacturada en el Perú. Era hecha en madera liviana con una coloración cobriza, esto con la idea de que los pobladores la aceptaran más fácilmente. La penosa travesía por los Andes tiene fin al ser colocado este Cristo en su recinto, la Catedral de Cuzco y fue el 31 de marzo de 1650 que un temblor tan largo que “duró más de dos credos rezados” azotó la zona, edificios y casas, todo se vino abajo, el pánico se apoderó de la población, los movimientos telúricos se dieron constantemente la devastación era total, entonces fue que imploraron ayuda al Cristo y, como acto milagroso, la calma se dio, desde entonces se le conoce como El Señor de los Temblores.

Foto cortesía de Distra

Fue entonces que se le nombro el Patrón Jurado del Cusco, el Taytacha ó “padrecito” en la lengua original. Su festividad es el Lunes Santo en donde se realiza una procesión que dura todo el día.

Foto cortesía de Agencia de Noticias Andina, Perú.

Si te interesa conocer esta historia más a fondo, te recomiendo el sitio oficial:

http://www.taytachatemblores.com/

Estas impresionantes fotos, la 1 y 2, las he tomado del sito del fotógrafo Sengo Pérez, es un trabajo excepcional que amerita una visita:

http://sengoperez.blogspot.com/2008/09/blog-post.html


jueves, 29 de octubre de 2009

El Señor de las Aguas de Guadalajara, Jal.

Uno de los más renombrados escultores de imágenes en pasta de caña de maíz es, sin lugar a dudas, Luis de la Cerda, hemos visto como una de esas imágenes es muy celebrada en San Felipe Torresmochas en la capilla del Señor de la Conquista, esta vez veremos otro de los Cristos elaborados en el taller de De la Cerda en Pátzcuaro, Mich: El Señor de las Aguas.

Actualmente esta venerada imagen se localiza en la Catedral de Guadalajara, su ubicación original cuando fue llevada a Jalisco en el siglo XVII fue en el poblado de Magdalena, cercana a Tequila. En torno a ella corre la leyenda de un cierto romanticismo, cuentan que a la llegada de los españoles había un mozo de nombre Don Lope, corría el año de 1620 o 1621, la hija del cacique, Citlali, enamora de él, al poco tiempo se casan según la tradición católica y el pueblo entero se altera al ver que ella estaba aceptando la fe. Era tradición del pueblo hacer un recorrido en balsa, luego del matrimonio, por la laguna existente en Magdalena, cuando estaban a mitad del paseo una tromba comienza, los fuertes vientos agitan las aguas y la tempestad se deja venir, arrasando con todo, subiendo el nivel del agua, tirando jacales y las pocas construcciones existentes, la balsa desaparece.

Al día siguiente el cacique con tristeza va a la orilla del lago pensando encontrar allí el cuerpo de su hija, pero, ante sus ojos atónitos ve como tanto Citlali como Don Lope estaban asidos a cada uno de los brazos de un Cristo que milagrosamente apareció para servirles de apoyo y salir con vida luego de la terrible tempestad.

Enfrentamientos vinieron después de dos pueblos ribereños que peleaban por la custodia de la milagrosa imagen, ante eso, las autoridades eclesiásticas deciden llevarla a Guadalajara y la depositan en una de las primeras capillas que se construyen en lo que vendría a ser la Catedral.

Las fotografías me fueron enviadas amablemente por el CP. Alberto Salcido, cosa que agradezco enormemente.

miércoles, 28 de octubre de 2009

El culto al Apóstol San Judas Tadeo en el Templo de San Hipólito, DF

El día de hoy, 28 de Octubre, estamos en la celebración del Apóstol San Judas Tadeo, al cual se ha vuelto cada vez más popular entre la gente. Solo que en cosas de fe no debemos pensar en popularidad o número de seguidores, sino en lo que realmente hizo el Santo en su vida para que llegara a obtener ese titulo y nivel de santidad. Me gustaría aprovechar la ocasión, su festividad para recordar no sus pasos por este mundo siendo uno de los Discípulos de Nuestro Señor Jesús, sino cómo fue que llegó su culto a México.

Hace poco, nos adentrábamos en como fue que las celebraciones Católicas tomaron auge en el México antiguo, comentábamos de la implantación de las Fiestas de Tabla, una de ellas la de San Hipólito, Santo Patrono de la Ciudad de México. Sabemos que la caída de Tenochtitlán fue el día 13 de agosto de 1521, día establecido en el Martirologio Romano para celebrar a San Hipólito, razón por la cual se le dio el patronazgo de la Ciudad y, en buena medida se implantó una idea política, de dominio.

Esto lo constatamos al ver el lugar donde se decide levantar el templo de San Hipólito, justo al inicio de la Calzada de Tacuba, lugar en el que un año antes, 30 de junio de 1520 hubiera el enfrentamiento más grande entre aztecas y españoles, esa fecha la conocemos como la Noche Triste.

Al paso del tiempo, la Ciudad ya bajo el mando de los españoles y trazada, usando en buena medida las calzadas que los aztecas venían utilizando desde hacía casi dos siglos, se ubica el puente que marcaba el inicio de la Calzada de Tacuba y es allí en donde se levanta la capilla que se decide sería para honrar a San Hipólito, nuevamente lo político antecede a todo acto de fe. Era el año de 1599. Un siglo y medio después, hay una remodelación y se construye el templo que actualmente conocemos, el cual fue estrenado el día de San Sebastián, 20 de enero, de 1777.

La fiesta de San Hipólito estaba considerada como una de las más importantes en la capital Novohispana, equiparable solo a la Candelaria, la Semana Santa, la Octava de Corpus, la Ascensión y Nuestra Señora de los Remedios, solo que a diferencia de ellas, la de San Hipólito marcaba un tinte político muy fuerte, tal es así que para 1812, iniciada ya la guerra de Independencia, es cancelada la ceremonia del “Paseo del Pendón” que terminaba justamente en el templo de San Hipólito, al poco tiempo sería anulada la fiesta del santo.

Al paso del tiempo, exactamente, como fecha coincidente quizá por casualidad, quizá por recordar al santo al que estaba dedicado ese templo, era el 13 de agosto de 1893 cuando los Padres Claretianos inauguran el culto al Apóstol San Judas Tadeo. Poco a poco el culto a San Judas, traído a México por los seguidores de San Antonio María Claret, va tomando fuerza hasta convertirse hoy día en una de los santos más queridos por la población en general. Otra casualidad es saber que a San Antonio María Claret se le celebra el 24 de Octubre, apenas cuatro días antes que a San Judas Tadeo.

Fotografías:

1.- Tomada en la Catedral de Toluca
2.- El Templo de San Hipólito, foto cortesía de Sftrajan.
3.- San Antonio María Claret en el Templo de la Veracruz de Toluca.
4.- La oración a San Antonio María Claret
5.- Imágenes de San Judas Tadeo, foto cortesía de El Universal.

lunes, 26 de octubre de 2009

Los Santos Patronos de los distintos oficios, expresión viva en Salamanca

Es una obligación que todos los salmantinos conozcamos y difundamos nuestras antiguas tradiciones.

Partiendo de la pregunta de ¿por qué tomaron arraigo las celebraciones gremiales en Salamanca? me atrevería a decir que es debido a como se fueron construyendo los templos y a quienes se fueron dedicando los mismos.

Sabemos que la primera que se levantó fue la capilla de San Juan Bautista, esto hacia 1550. El Bautista, el que antecede al Mesías. En un principio san Juan Bautista tuvo varios patronazgos: “San Juan Bautista era el patrón de los sastres, porque se vistió a sí mismo en el desierto; de los peleteros, a causa de la túnica de pelo de camello; de los fabricantes de cinturones, zurradores y talabarteros, porque llevaba cinturón de cuero; de los cardadores de lana, porque tenía un cordero como atributo. En memoria del festín de Herodes era venerado por los posaderos. La prisión le valió el patronazgo de los pajareros, porque él también había sido metido en una jaula, y su decapitación la de los cuchilleros y afiladores. A causa de su prisión y decapitación era también el patrono de los prisioneros y de los condenados a muerte”. (Dato tomado de www.historiarte.com) pero en esos primeros años de Catolicismo en Xidoó difícilmente se conocían esas labores.

La Parroquia Antigua, una joya del Churrigueresco que se levanta en Salamanca, Gto.

El segundo templo construido fue el que conocemos como Expiatorio, el cual se llamaba Capilla de la Asunción, y que fuera elevado a Curato en 1563 por don Vasco de Quiroga, Obispo de Michoacán. Hacia 1603, junto con el acta de fundación de la Villa de Salamanca se define el lugar en donde se construirá la Parroquia de San Bartolomé, cosa que sucede entre 1661-1690. Consultando el sitio electrónico www.corazones.org encontramos que “San Bartolomé es patrón de los carniceros, fabricantes de libros, guantes, pieles, zapateros, sastres, mercaderes de queso, viñadores, albañiles y otros”.

Para 1642 los agustinos ya establecidos en la Villa de Salamanca construyen su magnífico templo el de San Juan de Sahagún, con soberbios retablos dedicados a Señor San José, patrono de los carpinteros, Señora Santa Ana; el de Santa Mónica, modelo y patrona de las mujeres casadas y madres; de Santa Rita de Casia, patrona de los imposibles; los otros retablos están dedicados a San Nicolás Tolentino y Santo Tomás de de Villanueva. Es en 1656 que se establece el templo de Nuestra Señora de Nativitas, al poco tiempo se construye la Capilla de San Pedro. Finalmente en el siglo XVIII es levantado el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, una vez que en 1747 es nombrada Patrona de la Nueva España.

El pendón de San Crispín y San Crispiano, Santos Patronos de los zapateros en su entrada a la misa de Corpus en Salamanca.

Había pasado un siglo y medio desde la implantación del Catolicismo en Salamanca, pero las imágenes que se veneraban en los templos de la localidad no eran las asociadas con los Santos Patronos de los oficios que habían ya florecido en la Nueva España. Con la implementación de las Fiestas de Tabla, en 1706 se realizan las primeras celebraciones gremiales asociadas con la Octava de Corpus, de allí se toma como figura central de la devoción de los distintos gremios al Cristo Negro, el cual estaba ya como figura central del primitivo templo de la Asunción, ahora ya conocido como el Templo del Señor del Hospital.

De la más antigua lista conocida de las distintas agrupaciones gremiales que existían en Salamanca, que encontré en el libro Salamanca, recuerdos de mi tierra guanajuatense, de José Rojas Garcidueñas (1982) compruebo que los Santos Patronos de los distintos oficios no estaban representados en los templos salmantinos, razón por la cual el fervor se concentra hacia el Cristo Negro del Señor del Hospital.

San Isidro labrador, patrono de los agricultores, el día de su celebración en el templo de Cerrogordo, a la izquierda vemos a Señor San José, patrono de los carpinteros.

En la siguiente lista aparecen los gremios, su Santo Patrono y la fecha de su celebración:

Hortelanos y Labradores. San Isidro Labrador, 15 de mayo.
Panaderos. Santa Isabel reina de Hungría, 17 de noviembre.
Comerciantes. San Martín caballero, 11 de noviembre.
Tejedores. San Pablo ermitaño, 15 de enero.
Carniceros. San Lucas, 18 de octubre.
Carpinteros. San José, 19 de marzo.
Alfareros. Santa Justa y Santa Rufina, Julio 19.
Zapateros. San Crispín y San Crispiano, Octubre 25.
Cereros. San Ambrosio, Diciembre 7.
Sastres. San Homobono, Noviembre 13.
Peluqueros. San Luis Rey, Agosto 25.
Herreros. San Eligio ó Eloy, Diciembre 1.
Barrilleros, oficio ya desaparecido. Difícil de localizar su Santo Patrono.

Con la tecnología que contamos actualmente podemos oír una larga lista de Santos Patronos, si te interesa, entra en este enlace:

http://semillas.podomatic.com/entry/2008-07-24T00_17_18-07_00

sábado, 24 de octubre de 2009

Algunos Cristos en Guanajuato

El Señor de la Conquista en San Felipe Torresmochas, Gto.


Santo Cristo en la Parroquia de San Francisco en Pénjamo, Gto.

Santo Cristo en la Parroquia del Sagrado Corazón en Apaseo el Alto, Gto.

Santo Cristo en la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios en Pénjamo, Gto.

Santo Cristo de Esquipulas en la Parroquia de la Santa Sangre en Yuriria, Gto.

miércoles, 21 de octubre de 2009

La fiesta de gremios en Salamanca, una visión histórica

Con sabiduría y puntualidad en las misas celebradas durante la Octava de Corpus de este 2009, los sacerdotes oficiantes hicieron énfasis en algo que por tradición se ha ido manteniendo y que no es su razón de ser: estas son las celebraciones de Jesús Eucaristía y no las de Gremios. Esto nos queda muy claro, durante la Octava de Corpus estamos recordando el acto de amor que Jesús hace al entregarse él mismo en su cuerpo y su sangre a nosotros sus fieles seguidores. Sin embargo la tradición ha ido marcando esta semana como aquélla en la que los gremios rinden pleitesía a sus santos patronos agrupados en una sola imagen, en el caso de Salamanca, en la imagen del Cristo Negro del Señor del Hospital.

Como ya lo vimos, en México se instituyeron desde la llegada de los evangelistas Franciscanos, fue en 1524, luego de la llegada de “los doce” que se realizó por primera vez la procesión. Esto debió haber sido un impacto fortísimo para los antiguos mexicanos, ver la procesión del Santísimo con rezos en latín realizados por los frailes Franciscanos vistiendo sus sayales de color café oscuro, seguramente portando el cordón con los tres nudos y los incendiarios; elementos conocidos por los indígenas de algún modo ya que ellos también celebraban procesiones, solo que las de ellos eran más coloridas y terminaban regularmente con el sacrificio humano.

Con precisión no se sabe cuando cobró impulso la celebración de la Octava de Corpus en la Villa de Salamanca, tomando en consideración la fecha de construcción de sus templos Católicos sabemos que en el siglo XVI eran dos, San Juan de la Presa y el Expiatorio; para el siglo XVII se construyen cuatro: La Parroquia Antigua, San Agustín, Nativitas y San Pedro. Para el siglo XVIII se levanta el Santuario de Guadalupe, en ninguno de ellos había una veneración directa a los Santos Patronos de los distintos gremios ya asentados en la Villa, quizá sea de allí que nace el impulso de celebrar a los distintos gremios durante la Octava de Corpus en el Señor del Hospital.

Según el registro de mayor antigüedad que hay acerca de diputados y mayordomos del gremio textil en Salamanca, nos lleva a 1706 como fecha de aparente inicio de la tradición gremial, para ese entonces aun no se construía el Santuario de Guadalupe, los otros seis templos estaban ya en pie, siendo el Santo Patrono de Salamanca el Apóstol San Bartolomé instalado en su Parroquia la que actualmente conocemos como la Parroquia Antigua.

Debemos de tener en cuenta que al paso del tiempo las actividades artesanales, que con el tiempo dieron paso a las industriales; y las comerciales eran muy distintas a las que actualmente tenemos, muchas de ellas ya en vías de extinción. Sabemos de la importancia que en materia textil hubo en Salamanca, asimismo la talabartería, específicamente la producción de calzado y la cerería, por lo tanto muchos de los gremios estaban asociados a estas tres áreas de producción. Para la segunda mitad del siglo XIX los gremios establecidos en Salamanca eran los siguientes:

Hortelanos, recordemos que alrededor de la población había grandes hortalizas que producían zanahorias, rábanos, lechugas, solo por mencionar algunas. Panaderos, Comerciantes y Tejedores, cabe mencionar que dentro de este gremio estaban los Cambayeros y los Reboceros, dos de las especialidades que se trabajaban dentro de la producción textil antiguamente en Salamanca, también se incluían a los Canasteros, actividades lamentablemente ya perdidas en la zona. Estaban los Carniceros, Matadores y Tocineros, Carpinteros, Alfareros, Zapateros, Cereros, Sastres, Peluqueros, Herreros y Barrilleros, estos últimos eran los que ejercían una producción muy especial, la denominada “barrilla” que no es otra cosa que una planta que al quemarse, luego de un determinado proceso producía una tipo de sosa utilizada en la industria textil para la fijación de colores. Los Labradores cierran la lista de Gremios que existían en Salamanca.

Con el tiempo las fiestas gremiales han ido, lamentablemente, perdiendo su importancia, hoy día, gracias al cariño y devoción que algunas personas tienen, han luchado por mantener viva esta tradición de la cual todos los salmantinos deberíamos sentirnos orgullosos, ya que son pocas las poblaciones en México en donde aún sigue viva una de las celebraciones más grandes que hubo en el México Novohispano. Es obligación de todos nosotros darle un fuerte impulso para que se conozca, se difunda y se vea en el mundo que Salamanca, la del Bajío, Salamanca, la mexicana, Salamanca la fiel devota al Cristo Negro del Señor del Hospital sigue teniendo hoy y para siempre.

La lista de gremios la obtuve del libro Salamanca, de José Rojas Garcidueñas, Editorial Porrúa, México 1982. Lo de la barrilla lo pude localizar gracias a la ayuda de Celeste en Argentina. Las fotografías fueron tomadas 1.- en la celebración de misa en el Señor del Hospital, 2.- Las hortalizas de Salamanca en el mercado municipal. 3.- Los pendones en la procesión del Martes Santo en Salamanca. 4.- El portal mostrando la casa donde vivió don José Rojas Garcidueñas y 5.- Una de las plantas que crecen en abundancia en el Bajío, no quiere decir que esto sea la barrilla, es solo una idea.

martes, 20 de octubre de 2009

El arraigo de la celebración de fiestas de gremios en México

Continuando con las interesantísimas notas de la investigación realizada por Dubravka Mindek en torno a las fiestas de gremios encontramos que “durante la Colonia, la Iglesia católica jugaba un papel muy importante en la sociedad. Su presencia y poder en la ciudad de México se reflejaron en la existencia de numerosas iglesias y conventos, en las continuas celebraciones de fiestas religiosas y la constante práctica del culto por la mayoría del pueblo. Buena parte de la vida social de la ciudad estaba relacionada con la religión; las misas, las procesiones y las fiestas religiosas populares formaban una parte importante de la vida cotidiana de la ciudad. Entre ellas las más importantes eran las de Corpus Christi, la Navidad y la Candelaria. Hubo fiesta de Corpus en México desde 1524”.

La organización de las fiestas estaba a cargo del Ayuntamiento de la Ciudad, había incluso multas para quienes no participaran y eran los “diputados de fiesta” quienes se encargaban de su observación y control. Existía otra posición importante, era la de “veedor”, una especie de representante de cada gremio ante la autoridad además de “mayordomo” quién era, por así decirlo, quién presidía el gremio durante algún periodo determinado, estos eran cargos de suma importancia para la sociedad novohispana, tanto así que incluso se heredaban. Continúa Mindek: “Así, en 1728, quedó establecido que los diputados de fiestas convocarían a los veedores de cada gremio con un mes de anticipación, para que ante ellos como tribunal se verificaran los remates de fuegos, danzas, gigantes, tarascas y los demás elementos indispensables para las fiestas. En cuanto a los estandartes de los oficios, éstos se guardaban en una arca de la ciudad y pocos días antes de la fiesta se entregaban a los pendoneros”.

Eran de tal importancia las festividades del Corpus que la gente solía lucir sus mejores galas para participar o ver la procesión, la ciudad era decorada de un modo especial por todas las calles donde pasaría tan particular desfile, incluso en 1533 el Cabildo estableció el orden que los gremios mantendrían durante la procesión: “Que la orden que en lo susodicho se haya de tener sea, que después de los oficios e juegos de los indios, bayan los dichos primeros en la dicha procesión los hortelanos, y tras ellos los gigantes, y tras los gigantes los zapateros y tras los zapateros los herreros y tras éstos los carpinteros y tras los carpinteros los barberos, y tras los barberos los plateros, y tras los plateros los sastres, y tras los sastres los armeros”. El ayuntamiento hacía los arreglos de las calles, se invitaba a la población a participar de la fiesta arreglando sus fachadas y quitando el lodo del frente de sus casas, los pregoneros oficiales lo anunciaban por toda la ciudad, especialmente por las calles donde pasaría la procesión. “En las fachadas aparecían retratos del rey y las jaulas con pájaros estaban adornadas con cintas de colores. Las calles flameaban de grímpolas y de banderas. De azotea a azotea se atravesaba una infinidad de soga adornadas de mil maneras. Los balcones estaban cubiertos con colchas de Damasco, tapices, macetas de Talavera llenas de flores o de ramajes verdes”.

Los gastos de las festividades corrían en parte por el Ayuntamiento y los Gremios, los primeros pagaban los gigantes o mojigangas, las tarascas y las representaciones teatrales que al abierto se montaban con algún pasaje biblio. Los Gremios pagaban los cohetes, los altares que se levantaban en la calle y algo muy importante: la cera. “También estaba reglamentado por cuál de las puertas de la Catedral la procesión debía entrar y salir y que, igual que en las procesiones consagradas a sus santos patronos, cada oficial estaba obligado a llevar su vela de cera. Tal vez sea pertinente mencionar de paso que la importancia y la utilización de las velas en los rituales religiosos se remontan a los tiempos paganos. En la antigüedad a las velas se es atribuía gran eficacia contra el mal y demás, la luz de una vela es simbólicamente un fragmento de la luz universal y de la vida del cosmos”.

Algo curioso que encontramos en este texto es que nos menciona a la tarasca, la cual, no tienen nada que ver con la cultura michoacana, sino a una antigua leyenda asociada con Santa Marta, para leer más acerca de ésta historia, ve al siguiente enlace:

http://vamonosalbable.blogspot.com/2009/07/una-leyenda-tarasca-que-no-es-de.html


Si te quedó la duda de lo que es grímpola, checa aquí:
http://es.wikipedia.org/wiki/Grímpola

miércoles, 14 de octubre de 2009

La adopción de la celebración de Gremios en México

Este es uno de los hermosos Sagrarios del siglo XVII que fueron rescatados del incendio ocurrido hace muchos años en el Templo Agustino de Yuriria, Gto.

Fue en el siglo XVII que la Ciudad de México, luego de ochenta años de dominio español se organizó una sociedad con individuos ya nacidos en la Nueva España, los llamados criollos. Las tradiciones indígenas habían sido prácticamente erradicadas, sin embargo en las festividades religiosas se notaba un marcado sincretismo. La forma de adornar los templos y las calles en las celebraciones Aztecas permanecía aun, al igual que cierto ceremonial se mantenía vigente.

Al respecto Dubravka Mindek dice que “la sociedad novohispana era una sociedad impregnada de religiosidad. Fieles al espíritu religioso de su época y al concepto que de la vida se tenía, las personas de un mismo oficio o profesión se organizaban también en cofradías, que podríamos definir como una extensión religiosa de su mismo gremio, concentrada en torno a una iglesia y puesta bajo la advocación de uno o más santos de la iglesia”.

Las organizaciones gremiales estaban ya muy bien establecidas en México, orfebres y plateros eran los más importantes debido a las sumas de dinero que representaban sus trabajos, los canteros y, sobre todo, los herreros eran de los más importantes, candiéremos tan solo que esta actividad era necesaria no solo para los herrajes de casas, sino para las herraduras que llevaban los caballos, que era la principal fuerza motriz de la época, zapateros, albañiles, sastres, todos eran oficios importante y la base de la organización del comercio en la Ciudad. La zona mantenía aquella idea azteca de los Calpulli y así fue como llegó el momento en que las procesiones del Corpus Christi se volvieron las mas importantes por el número de personas que participaban en ellas y su detallada organización que implicaban decorados especiales hechos específicamente para ese día. La larga procesión se anunciaba con tres campanadas de la Catedral Metropolitana, la primera al salir el cortejo inicial, la segunda al ser la mitad de la procesión la que iba saliendo en ese momento y la tercera al entrar de nueva cuenta la Eucaristía luego de haber hecho la procesión en la que ejército y gobernantes, así como toda la curia participaba, parte de ella eran los gremios establecidos y que ese día desfilaban con pendones y los santos patronos que los representaban.

Estos corazones heridos, representación del amor supremo se localizan en la Parroquia de Nuestra Señora del Socorro y San Pablo Apóstol de Yuriria, Gto.

Esto sucedía año con año en la capital de la Nueva España, en la Ciudad de México, donde se concentraba todo el poder, pero de allí se generaban patrones a seguir por todo el enorme territorio, tomando especial fuerza y sentido la celebración del Jueves de Corpus en la zona del Bajío, específicamente la que comprende el Obispado de Michoacán, recordemos que en aquel entonces buena parte del actual estado de Guanajuato formaba parte de este Obispado. La señora Mindek escribe que “las imágenes del santo titular se adornaban con las joyas y ornamentos que cada gremio poseía y los sacerdotes que oficiaban la misa cobraban por su servicio así como por la utilización del espacio de la iglesia. Finalmente, las fiestas requerían de considerables cantidades de cera, no sólo para la liturgia, sino también para las velas que los cofrades tenían que mantener prendidas durante la consagración, la comunión y la procesión”.

Quizá sea esta la razón por la cual en Salamanca conservamos la tradición del ofrecimiento de la cera a lo largo de la Octava de Corpus, si consideramos que no fue sino hasta iniciado el siglo XX que fue introducido el servicio de energía eléctrica, en siglos anteriores, era indispensable el uso de las velas para iluminar los altares y darles el revestimiento de santidad que el mismo fuego provee. Aunado a esto, esa tradición ya casi perdida del trabajo de la cerería estuvo bien arraigada en Salamanca por espacio de al menos dos siglos, no es de extrañarnos que en las celebraciones del Corpus Christi sean estupendos trabajos de cera los que son ofrendados al Cristo Negro del Señor del Hospital.

Pendones de los distintos gremios durante el inicio del Año Jubilar del Señor del Hospital de Salamanca, el 7 de Abril de 2009.

“Precedían a las funciones religiosas el vitor y las verbenas. El vitor estaba formado por personas jóvenes que recorrían las calles próximas al templo en que tenía lugar la función titular, con el fin de invitar al vecindario para la compostura de las casas durante el día y su iluminación durante las noches del novenario. A medida que la fiesta se acercaba, iba notándose cada vez mayor número de casas arregladas en todo su esplendor. En las esquinas de las calles y a orillas de las aceras se instalaban vendedores de frutas, elotes, fiambre, semillas, tamales, buñuelos y bebidas. En la madrugada desde las cinco de la mañana se anunciaba con cohetes que el festejo comenzaba; se oficiaba una misa solemne el día de la festividad a las 12 horas. Se hacía una procesión, la mayoría de las veces dentro de la iglesia o en el atrio de la misma, durante la cual se cantaban himnos al santo mientras se le paseaba acompañado de velas encendidas. A distancias regulares se erigían altares ante los cuales la procesión se detenía para orar.” En esto escrito por Mindek nos damos cuenta que, al menos en Salamanca, las cosas no han cambiado en mucho al paso de los siglos.

Las velas enjaezadas o labradas, tradicionales de la Octava de Corpus y de todas las fiestas Patronales en Salamanca, Gto.

Los textos en cursiva han sido tomados del libro Fiestas de gremios ayer y hoy de Dubravka Mindek, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México 2001.

martes, 13 de octubre de 2009

El inicio de la celebración de gremios en México

Vista del pasillo central de la Parroquia del Señor del Hospital en Salamanca, foto tomada en la Semana de Pascua.


Para entender los motivos de las celebraciones patronales y gremiales que hay en México, nos debemos ir muchos años atrás, al menos un par de siglos antes de la llegada de los españoles y con ellos la evangelización de los pueblos originales de México.

Los Aztecas comenzaron a dominar en el siglo XIV todo lo que era el centro de nuestro país, su Imperio poco a poco se expandía, tenían tratos comerciales con pueblos aliados del norte o con los remanentes de lo que fue una de las civilizaciones mas espléndidas que hayan existido en México, la Maya.

Los tributos establecidos a estos pueblos sometidos eran, además de los bienes de mayor valor en su sociedad, como las plumas, el cacao o los colorantes, lo eran también los esclavos y especial importancia tenían aquellos que habían sido capturados con el fin específico de ser sacrificados durante algunas de las diez y ocho celebraciones que a lo largo del año el pueblo Azteca celebraba, estas iban acorde a los 18 meses en que se dividía su calendario.

Dentro de la organización Azteca los artesanos tenían una jerarquía que los colocaba debajo de los militares, sacerdotes y funcionarios en la escala social, muy cercanos a los mercaderes y pequeños comerciantes y arriba del pueblo y esclavos. Los artesanos estaban organizados de tal manera que cada oficio estaba constituido en su propio calpulli, es decir, en una parte determinada de la ciudad, y era allí en donde realizaban sus faenas. Estos oficios eran tan variados como las necesidades de la época, incluían entre otros a orfebres, talladores de piedra, tejedores de petate, fabricantes de pulque, pintores de telas y tejedores textiles.

Ofrenda florar llevada a San Isidro Labrador durante su celebración del 15 de Mayo en el Templo de Cerrogordo, Gto.

Es por eso que cada barrio o calpulli tenía asignado un día de fiesta y una deidad a la cual rendir culto y agradecer por permitirle realizar sus funciones con eficacia. Dubravka Mindek dice que “La preparación para las ceremonias consistía en la decoración de templos y altares; enramaban los templos, barrían el suelo y echaban infinitas rosas y flores en los altares, mientras que el suelo de los patios los cubrían con hojas de los árboles. Las ceremonias se caracterizaban por interminables danzas y procesiones. La danza desempeñaba una función religiosa más que social”. Una fuente importante de datos sobre la forma de realizar las fiestas entre los antiguos mexicanos las tenemos con Fray Bartolomé de las Casas y Fray Bernardino de Sahagún quienes fueron testigos presenciales de esas festividades.

Con la llegada de los Franciscanos primero, luego los Dominicos y mas adelante los Agustinos y varias ordenes más, se fue dando la evangelización, los primeros años fueron los más difíciles dado que las creencias y devociones estaban muy arraigadas entre los que vivieron en carne propia la Conquista, ya para finales del siglo XVI el sincretismo entre las celebraciones rituales del pueblo iban tomando poco a poco el revestimiento de catolicismo necesario para desplazar las imágenes paganas por Cristo y los santos que para ese tiempo se tenían marcados como los principales para celebrar. Al respecto Mindek comenta que: “En cambio sabemos, que los orígenes de las fiestas de los gremio se remontan a la llegad de los españoles a las tierras americanas y a su afán de evangelizar las culturas indígenas e instaurar las festividades del calendario y del santoral católico en todo el territorio de la Nueva España”.

Peregrinación de San Juan de la Presa al Templo del Señor del Hospital en las vísperas del día de San Juan Bautista en Salamanca, Gto.

Esta, al igual que casi todas las festividades religiosas son traídas por los evangelizadores, las celebraciones del Jueves de Corpus y su octava son una de ellas. Esta celebración va estrechamente ligada a los patronazgos que tienen los Gremios establecidos, es decir, a los Santos Patronos de cada oficio. Citando una vez más a Dubravka Mindek vemos que “Sus orígenes se remontan al Medievo, cuando los gremios eran toda una institución socioeconómica que las leyes establezcan para reglamentar la producción y las relaciones laborales en el taller artesanal”. Cómo esta era, propiamente, la industria existente en la época se establecieron reglas a seguir en cuanto a tamaño del taller, número de personal, dividiéndose este en maestro, oficial y aprendiz. Incluso había una regulación en cuanto a los pasos a seguir en la elaboración del producto. En cada taller “un maestro podía tener solo un número reducido de aprendices y oficiales. Tenía, también la obligación de adiestrar perfectamente a su aprendiz hasta que alcanzara satisfactoriamente los conocimientos y el dominio de los procesos técnicos y productivos; hasta que aprendieran el oficio y se convirtiera en oficial. El oficial debía desempeñarse por algún tiempo como tal y después de unos años podía ascender al grado de maestro por medio de un examen”.


Esto era lo que sucedía en la España medieval, era ya el siglo XVI y en México los españoles se habían ya establecido, reproduciendo la misma organización que había en la península y que durante años les había funcionado. La adaptación de los nativos a este orden no fue nada complicado pues ellos dentro de sus calpulli lo tenían ya establecido, grupos de personas que se dedicaban a un mismo oficio. Se implementan de este modo los gremios en la Nueva España. “Aquí los primeros gremios se fundaron en la Ciudad de México y posteriormente en todo el territorio por donde pasaron los conquistadores”. Hacia 1563 se establecen en ciertas zonas de la Ciudad, dependiendo el oficio que realizan los primeros gremios, como el de los orfebres que trabajaban la plata lo hacen en la calle de San Francisco y los herreros en Tacuba


Nuestra Señora de la Soledad al terminar la Procesión del Silencio el Viernes Santo de 2009 en el Templo de San Agustín de Salamanca, Gto.

Todos los textos en cursiva fueron tomados del libro Fiestas de gremios de ayer y hoy de Dubravka Mindek. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. México, 2001.

jueves, 8 de octubre de 2009

Las Fiestas de Tabla en Salamanca

Esta es una de las casas más antiguas de Salamanca, seguramente allí se tomaban decisiones en torno a las Fiestas de Tabla en el siglo XVIII.

El término de fiesta de tabla suena un poco extraño en la actualidad pues tiene ya dos siglos en desuso, sin embargo las fiestas de tabla fueron algo sumamente importante en el México Colonial pues eran las que la costumbre oficializó al paso del tiempo. El origen del nombre es sencillo, ya que existía una tabla, es decir, una manera gráfica de mostrar como estaban establecidas las fiestas oficiales, las que por decreto real todos los súbitos debían de participar, es decir todos habitantes. Estas fiestas eran tan importantes que el ejército, los dirigentes religiosos y políticos participaban en las mismas. Las procesiones eran solemnes y en el caso de la de Corpus Christi eran las más fastuosas que se celebraban en la Ciudad de México.

La monarquía española se presentó siempre como abierta y altamente católica, la evangelización se hizo desde la llegada de los Franciscanos en 1523 y para difundir la palabra crearon una serie de sincretismos que siguen vigentes hasta nuestros días. Los antiguos mexicanos tenían muy bien establecido el calendario ritual y las celebraciones de las deidades, eran dieciocho las fiestas establecidas, una por cada mes del Calendario nahua, fiestas a las cuales se les fue dando el revestimiento de Catolicismo suficiente para adoptar de lo ya establecido por los autóctonos, los valores y poderes que cada imagen católica representaba.

Este es el Altar Mayor de la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios en Pénjamo, Gto.

En el ensayo de María José Garrido Asperó publicado en el sitio http://www.bibliojuridica.org/ “Las fiestas celebradas en la Ciudad de México” encontramos que “Las fiestas fueron tanto en el México Colonial como en el independiente un instrumento más de que se sirvieron los grupos en el poder para legitimar el sistema de dominación, reforzar el orden jerarquizado de la sociedad, dar a los individuos que la componían una formación compartida que coincidiera con el proyecto de Estado, facilitar así las tareas de dominación y confirmara, con cada celebración, el status quo inalterable de la sociedad. Fueron por su alto contenido simbólico la representación más acabada de los poderes y el medio ideal para establecerlos”.

Desde la antigua Gran Tenochtitlán el poder se centralizó en esa ciudad, a la llegada de los españoles y el establecimiento de la Ciudad de México como la capital del Virreinato de la Nueva España mantuvo la centralización de todo el poder, tanto político como religioso, económico y cultural. De allí se difundía, como se hace hasta la fecha, los patrones a seguir en los distintos aspectos ya mencionados. En el plano religioso, la Catedral Metropolitana, el Arzobispado de la ciudad, era el que establecía y controlaba las fiestas a celebrar y el modo de las mismas, por lo que lo sucedido en México bien lo podemos aplicar, guardando sus debidas proporciones, con lo que sucedía en Salamanca durante esos trescientos años de dominio español.

Este es el afamado “Caballito” estatua de Carlos IV en la Ciudad de México. El caballo se llamaba “el trueno” y era de Jaral de Berrio, Gto.

“Las fiestas religiosas celebradas en la capital de Nueva España en vísperas y durante la guerra de independencia fueron, según la reforma a las Fiestas de Tabla o de Guarda Obligatoria decretada por el rey Carlos IV en el año de 1789: fiesta de la Candelaria, Semana Santa, Corpus Christi y su Octaba, de la Asunción de Nuestra Señora, de Santa Rosa de Lima, de Nuestra Señora de los Remedios, de Nuestra Señora de Guadalupe y de los Desagravios y rogativas públicas”. Dos años después, el 9 de octubre de 1791 se sumó a éstas la festividad de San Pedro y San Pablo según la Cédula Real “Festividades Diversas” con esto nos podemos dar cuenta de la importancia que representaban estas ochos fiestas entre los mexicanos del siglo XVIII. “En la época colonial la voz tabla se refiere indistintamente a las fiestas religiosas y políticas obligatorias”.

Consumada la independencia, establecido ya el Primer Imperio con Agustín de Iturbide a la cabeza México se declaró abiertamente un país católico, en donde las celebraciones religiosas seguían manteniendo una importancia esencial en el desarrollo de la nueva nación independiente que apenas se estaba formando pese a encontrarse en bancarrota el gobierno a consecuencia de diez años de enfrentamiento de los distintos grupos a todo lo largo del enorme territorio Mexicano que en la época era el doble de extensión de lo que actualmente tiene.

Retablo de la Virgen de Guadalupe en la Parroquia de San José en Puebla, Pue.

“En 1822 se volvió a decretar cuales serían las fiestas obligatorias: la Candelaria, Semana Santa, Corpus Christi y su Octava, la Asunción, Santa Rosa de Lima, Nuestra Señora de los Remedios, San Pedro y San Pablo y Nuestra Señora de Guadalupe. La celebración de los Desagravios fue suprimida del calendario festivo tras la sugerencia de Carlos María de Bustamante, quién recordó a los diputados que en 1711, Felipe V ordenó se hicieran todos los domingos de la infraoctava de diciembre en recuerdo de la guerra de sucesión que llevó a los Borbones a ocupar el trono español. Señaló que siendo una fecha alusiva a los hechos peninsulares y estando separados de la monarquía española no había necesidad de perpetuarla porque ya no tenía relación con el Imperio Mexicano”.

Según el testimonio más antiguo de las Diputaciones y Mayordomías en Salamanca en ocasión de las celebraciones del Corpus Christi, en este caso del Gremio que actualmente conocemos como Textil, fue en 1703 cuando iniciaron los primeros festejos. Siendo afectados por los decretos reales y los que vinieron luego de la consumación de la Independencia.

Altar Mayor en la Parroquia Antigua de Salamanca, Gto.

Larga historia existe en las celebraciones que año con año vemos en Salamanca ante el Cristo Negro del Señor del Hospital.


miércoles, 7 de octubre de 2009

La Virgen del Rosario

Imagen de la Virgen del Rosario en la Parroquia del Señor del Hospital en Salamanca.

Su fiesta fue instituida por el Papa san Pío V el 7 de Octubre, aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la Batalla naval de Lepanto (1571), atribuida a la Madre de Dios, invocada por la oración del rosario. La celebración de este día es una invitación para todos a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios.

Historia del Rosario

Desde el principio de la Iglesia, los cristianos rezan los salmos como lo hacen los judíos. Mas tarde, en muchos de los monasterios se rezan los 150 salmos cada día. Los laicos devotos no podían rezar tanto pero querían según sus posibilidades imitar a los monjes. Ya en el siglo IX había en Irlanda la costumbre de hacer nudos en un cordel para contar, en vez de los salmos, las Ave Marias. Los misioneros de Irlanda mas tarde propagaron la costumbre en Europa y hubieron varios desarrollos con el tiempo.

Santo Domingo busca las ovejas perdidas

La Madre de Dios, en persona, le enseñó a Sto. Domingo a rezar el rosario en el año 1208 y le dijo que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la Fe.

Domingo de Guzmán era un santo sacerdote español que fue al sur de Francia para convertir a los que se habían apartado de la Iglesia por la herejía albigense. Esta enseña que existen dos dioses, uno del bien y otro del mal. El bueno creó todo lo espiritual. El malo, todo lo material. Como consecuencia, para los albigenses, todo lo material es malo. El cuerpo es material; por tanto, el cuerpo es malo. Jesús tuvo un cuerpo, por consiguiente, Jesús no es Dios.

También negaban los sacramentos y la verdad de que María es la Madre de Dios. Se rehusaban a reconocer al Papa y establecieron sus propias normas y creencias. Durante años los Papas enviaron sacerdotes celosos de la fe, que trataron de convertirlos, pero sin mucho éxito. También había factores políticos envueltos.

Domingo trabajó por años en medio de estos desventurados. Por medio de su predicación, sus oraciones y sacrificios, logró convertir a unos pocos. Pero, muy a menudo, por temor a ser ridiculizados y a pasar trabajos, los convertidos se daban por vencidos. Domingo dio inicio a una orden religiosa para las mujeres jóvenes convertidas. Su convento se encontraba en Prouille, junto a una capilla dedicada a la Santísima Virgen. Fue en esta capilla en donde Domingo le suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.

La Virgen entregando el Rosario a Santo Domingo, imagen en la Parroquia de Río Verde, SLP.

La Virgen acude en ayuda de Santo Domingo de Guzmán

La Virgen se le apareció en la capilla. En su mano sostenía un rosario y le enseñó a Domingo a recitarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.

Domingo salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Efectivamente, lo predicó, y con gran éxito por que muchos albigenses volvieron a la fe católica.

Lamentablemente la situación entre albigenses y cristianos estaba además vinculada con la política, lo cual hizo que la cosa llegase a la guerra. Simón de Montfort, el dirigente del ejército cristiano y a la vez amigo de Domingo, hizo que éste enseñara a las tropas a rezar el rosario. Lo rezaron con gran devoción antes de su batalla más importante en Muret. De Montfort consideró que su victoria había sido un verdadero milagro y el resultado del rosario. Como signo de gratitud, De Montfort construyó la primera capilla a Nuestra Señora del Rosario.

Tomado del sitio: www.corazones.org


domingo, 4 de octubre de 2009

Una tradición ya perdida en la Parroquia del Señor del Hospital: el día de San Francisco de Asís.

Hoy es un día grande en el calendario de celebraciones, festejamos a San Francisco de Asís, el que fuera canonizado a los dos años de su muerte ocurrida en 1226. Seguramente en la Villa de Salamanca era una celebración muy sentida, ya que el templo que ahora conocemos como Expiatorio y que fue construido por los franciscanos, se celebraba con solemnidad el día dedicado al Padre Seráfico, al fundador de la Orden de los Menores. El que tenga ese nombre es el certificado de la humildad que practicaba y pregonaba San Francisco, entendiendo por menor a una persona humilde.

Independientemente de las fuentes bibliografías que dan fe de la presencia franciscana en Salamanca, ellos, quienes construyeron el templo de Nuestra Señora de la Asunción, como se llamó originalmente, dejaron el sello, a través del legno crucis que podemos ver en la puerta que da al oriente y que, lamentablemente ha sido cubierta la mitad de esa cruz por el marco de cantera. Como quiera, tenemos dentro del templo, en este caso de la Parroquia del Señor del Hospital una imagen de San Francisco la cual debería representar algo intenso para los católicos mexicanos ya que fueron ellos, los Franciscanos, los primeros en difundir la fe Católica en nuestro país.

Existía una tradición, de la cual nunca había oído hablar, hasta que encontré la Monografía de Salamanca de don Guillermo Razo, publicada en 1977 por Editorial Radar en donde relata lo que sucedía durante el 4 de octubre. No es de extrañarnos que ya no exista este paseo, dado el crecimiento de la ciudad, la contaminación del río y del aire de que es víctima Salamanca, como quiera, es sin lugar a dudas una de las tantas tradiciones que, dadas las circunstancias de la época actual, se han perdido. La considero interesante, razón por la cual la transcribo tal cual la leí:

"Hasta hace unos cuantos años todavía existía la tradición de festejar al Santo Francisco de Asís. Su festejo consistía en el paseo que hacían las familias salmantinas a los campos del municipio, que en esa fecha se encontraban totalmente florecido. Entre este paisaje multicolor, se comían los alimentos preparados con antelación y luego se cortaban flores con las cuales se adornaban los hogares. Muchas personas acostumbraban irse desde un día antes y ver en la madrugada, al despertar, las primicias de San Francisco, es decir, las frescas corolas de las flores recién nacidas llenas de gotas de rocío.

Parte de la festividad consistía en visitar el Templo del Señor del Hospital y se formaban varias peregrinaciones de niños, llamadas “Jardín Seráfico de San Francisco”. Había otra de adultos que era conocida por la “Tercera Orden de San Francisco” Ambos se caracterizaban por traer en la cintura un cordón de color café obscuro. A los adultos que deseaban ingresar a formar parte de la orden mencionada, se les pedía ciertas restricciones, tales como no vestirse ostentosamente, estar casado por la iglesia, no comer en abundancia, no asistir al cine ni a fiestas y mostrar humildad y bondad hacia las demás personas.

Esta festividad también tiene sus matices, y un ejemplo es el poblado de Valtierrilla, en el cual existe la tradición de llevar flores a las muchachas aquellos que sean sus novios o amigos. En la madrugada cuando se lleva el ramo de flores y lo dejan en la puerta de su prometida. También se organizan ceremonias religiosas, kermeses, etcétera. Hoy día esta costumbre está casi completamente desvanecida. Tan solo se singulariza este día por la abundancia de flores que se encuentran en el mercado y otros puestos semifijos. Viendo los quiebraplatos lilas en estos pequeños puestos, sabemos que es el día de San Francisco, 4 de octubre”.


Las fotografías 1 y 5 fueron tomadas en la Parroquia de San Francisco en Pénjamo, Gto. La 3 es el camino a El Bable. En la 6 se puede ver a la izquierda la imagen de San Francisco junto a la espléndida pintura del maestro Candelario Rivas en El Señor del Hospital. La 5 son los quiebraplatos que abundan en la zona en esta época del año.