viernes, 10 de septiembre de 2010

El retablo de San Nicolás de Tolentino en el templo de San Agustín en Salamanca.

Hoy, 10 de septiembre de 2010, estamos celebrando uno de los santos más importantes de la orden agustiniana, tan importante que su nombre se le dio a la Provincia en la que los agustinos tuvieron fuerte presencia, el Obispado de Michoacán, por consecuencia, el templo de San Agustín en Salamanca, localizado en el enclave de caminos de la propia Provincia, es venerado y bien recordado pues uno de los retablos nos narra la vida de San Nicolás de Tolentino.


Al centro del retablo encontramos el nicho en donde un san Nicolás de Tolentino aparece, penitente, aplicándose las disciplinas con el torso desnudo, esto debido a que él, al igual que muchos santos de la Edad Media buscaba las mortificaciones corporales como modo de acercarse más a Dios, al sentir los padecimientos que Nuestro Señor tuvo en su Pasión. Esta escultura la iremos encontrando en prácticamente todos los templos agustinos de la Provincia que lleva su nombre, Salamanca no es la excepción.


Encontramos en la parte alta del retablo dos escenas, una de ellas, localizada a la derecha nos muestra un San Nicolás agonizante siendo reconfortado por la virgen y es allí que nace uno de sus atributos y maneras de representarlo, como intercesor de las ánimas del purgatorio. “San Nicolás de Tolentino vio en un sueño que un gran número de almas del purgatorio le suplicaban que ofreciera oraciones y misas por ellas. Desde entonces se dedicó a ofrecer muchas santas misas por el descanso de las benditas almas. Quizás a nosotros nos quieran pedir también ese mismo favor las almas de los difuntos”. (1)


Al centro, arriba del nicho con la escultura del Nicolás penitente, encontramos una escultura más del santo, esta vez en plenitud mostrándonos los dos que son sus atributos, en la mano derecha la cruz y en la izquierda un plato con pan y una paloma. “Hacia los últimos años de su vida, cuando estaba pasando por una enfermedad prolongada, sus superiores le ordenaron que tomara alimentos más fuertes que las pequeñas raciones que acostumbraba ingerir, pero sin éxito, ya que, a pesar de que el santo obedeció, su salud continuó igual. Una noche se le apareció la Virgen María, le dio instrucciones de que pidiera un trozo de pan, lo mojara en agua y luego se lo comiera, prometiéndole que se curaría por su obediencia. Como gesto de gratitud por su inmediata recuperación, Nicolás comenzó a bendecir trozos de pan similares y a distribuirlos entre los enfermos. Esta práctica produjo favores numerosos y grandes sanaciones”. (2)


Es este el origen de la tradición arraigada en todo el mundo católico, especialmente en los templos agustinos, en donde el día de hoy, 10 de Septiembre se hace la bendición del pan. Es también esta la razón por la cual se considera a San Nicolás de Tolentino el santo patrono de los panaderos.


En la parte derecha del retablo, justo a un lado del púlpito se encuentra una escena formada por dos esculturas, en ella aparece San Nicolás de Tolentino al lado izquierdo, junto a uno de sus cohermanos, a decir del maestro De Santiago, se trata de fray Peregrino de Aussimo. (3) “Aunque no se notaba exteriormente la penitencia a la que se sometía, sabemos por el testimonio de sus cohermanos que cuatro días a la semana su alimento consistía en sólo pan y agua, y los otros tres días no tocaba alimentos sustanciosos como carne, huevos, o fruta. No dormía sino tres o cuatro horas y el resto lo dedicaba a la oración.


Después de largas horas que pasaba en el confesionario, se dedicaba a visitar a los pobres, a los que les llevaba, con el permiso de sus superiores, ayudas materiales en los casos más urgentes. Los prodigios que hizo en vida y sobre todo después de la muerte tenían la finalidad de aliviar las miserias humanas”. (4)


En la parte central, pero del lado derecho vemos otra escena, esta vez a un San Nicolás caritativo, ayudando a los más necesitados, tanto en el auxilio moral como en el físico, ofreciendo su caridad. Al santo lo reconoceremos con facilidad, pues siempre tendrá su hábito dibujado de estrellas, señal que lo distingue de prácticamente todos los santos del Martirologio.


“La estrella es su señal distintiva por excelencia. A veces su simbolismo se resalta transformándola en una lluvia de estrellas sobre el hábito. Nicolás veía, poco antes de su muerte, una estrella fugaz que hacía el camino desde su pueblo natal a Tolentino, donde murió. Aquella estrella era la suya, representaba su vida y su santidad”. (5)


Este retablo dedicado a San Nicolás de Tolentino merece largos minutos de contemplación, en él iremos viendo pasajes de la vida del santo, iremos encontrando uno a uno los atributos que lo distinguen, nos irá llevando a una serenidad adecuada al misticismo que el nos legó, nos invitará a hacer una reflexión en torno a la caridad, al desprendimiento de las cosas materiales en busca de la espiritualidad.


Hemos visto hasta ahora solo tres de los doce retablos que conforman el recinto agustino del templo de San Juan de Sahagún en Salamanca. Cuando decidas conocerlo a fondo, recuerda de hacerlo con el suficiente tiempo para comprenderlo cabalmente.


Fuentes:

1.- Portal Católico http://www.churchforum.org/

2.- Sitio electrónico de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y de María http://www.corazones.org

3.- De Santiago Silva, José. El templo agustino de san Juan de Sahún en Salamanca. Ediciones La Rana, Guanajuato, 2004.

4.- Portal Católico http://www.es.catholic.net

5.- Orden de Agustinos Recoletos http://www.colegiosanagustin.net/especial/san-nicolas/


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