domingo, 5 de septiembre de 2010

Las puertas de la Sacristía de San Agustín en Salamanca

Para no llenarnos de la casi infinita riqueza dorada que los retablos del templo agustino de Salamanca dedicado a San Juan de Sahagún, este día nos ocuparemos de otro trabajo que igual encierra un depurado arte, en este caso, de Ebanistería el cual pasa casi desapercibido para los visitantes al recinto pues, por un lado la poco luz y por el otro la poca atención, no vemos las magnificas tallas que allí se representan, las cuales, por cierto, se desarrollan dentro de ese fuerte concepto agustino de representatividad de los personajes más notable de la historia de la orden.


Las dos puertas nos llaman mucho la atención tienen, por demás, unas formas bastante peculiares, muy elaboradas. Leyendo al maestro De Santiago encontramos que “Los vanos del ingreso, con Arco conopial – mixilíeno, están flanqueados por pilastras muy ornamentadas con remates de los que se desprende una original Alfiz ondulante que enmarca una cruz de dos travesaños que evoca particularmente a los patriarcas y obispos y lo símbolos antes mencionados.” Esos símbolos a los que se refiere son la tiara, mitra, báculo y libro. (1)


Nos encontramos del lado izquierdo, del lado poniente, allí se ubica la Puerta de San Agustín, que es la que, en determinadas horas, se abre para acceso a la Sacristía. Ahora, luego del robo de la corona del Señor del Hospital, los accesos son extremadamente limitados. En la puerta encontramos cuatro representaciones la primera, arriba a la izquierda del padre de la orden, San Agustín de Hipona.


En la parte superior derecha está la representación de San Alipio, aunque hay la duda si es San Posidio, ambos santos de la iglesia primitiva, del norte de África y del siglo V. Para leer más de estos santos:

http://www.agustinos-es.org/santos/mayo/SAlipioyPosidio.htm


Debajo de San Agustín encontramos a su madre, Mónica de Hipona, la que lo condujera hacia el Catolicismo.


Y en la parte baja a la derecha está Santa Melania, la Joven. Esta santa, nacida en Roma, se le llama así para distinguirla de santa Melania la Anciana. Pertenecía a la aristocracia romana y se había casado con su primo Piniano. Cuando, una década más tarde, perdieron a sus dos hijos, se volcaron en la práctica de los consejos evangélicos. Así liquidaron progresivamente sus grandes bienes en construir monasterios, hospitales e iglesias. Abandonaron Roma poco después del saqueo de Alarico y después de una larga estancia en Sicilia, llegaron a Tagaste, Numidia, a casa del obispo Alipio, amigo de San Agustín, y un tiempo después, a Jerusalén. A la muerte de su madre y su esposo, Melania estableció allí en Jerusalén una comunidad de vírgenes consagradas, entre las que pasó los siete últimos años de su vida. Muere en el año 439.


Algo que en lo personal siempre me ha llamado la atención es el equilibrio que se guarda, la mayoría de las veces: esto es, equilibrio en la representación, en este caso lo entiendo como que hay dos hombres y dos mujeres de cada lado... Esto me remite al equilibro perfecto que hay en el cosmos, en el universo, eso es la dualidad, concepto que fue perfectamente en el antiguo México, antes de la imposición de la religión Católica.


Y este equilibrio de formas y de concepto se da perfectamente en el templo de San Agustín en Salamanca. Encontramos el mismo diseño de un lado y del otro en las puertas de acceso a la Sacristía. Veamos ahora la que está en el lado derecho, es decir, en el poniente.


Esta puerta está dedicada a San Juan de Sahagún, entendemos que, siguiendo el equilibrio, si San Agustín es el fundador de la orden y su puerta se ubica del lado izquierdo, en el otro está la dedicada al mismo santo al que el templo está dedicado.


Del lado derecho encontramos a un santo que tuvo la intención de venir a México pero que debido a una enfermedad que se manifestó en Canarias, volvió a España, formó parte de la corte de Carlos V, era el predicador oficial, nos referimos a Alonso de Orozco. Más de su vida en este sitio: http://www.alfonsoorozco.com/


Pasamos a la parte baja, dedicada a las mujeres y a la izquierda aparece santa Juliana de Monte Cornillón, llamada también Juliana de Cornillon, que fuera la promotora de la Fiesta de Corpus Christi, tan sentida, aquí en Salamanca.


Por último encontramos, una vez más a santa Clara de Montefalco, digo que una vez más porque ya la encontramos en el retablo de santo Tomás de Villanueva, así como en la parte sur de la torre poniente del templo.


Una vez más lo digo, si no fuera por la valiosísima obra que nos ofrece el maestro José De Santiago Silva, este artículo no hubiera sido posible. El templo agustino de San Juan de Sahún en Salamanca. Ediciones La Rana. Guanajuato, 2004.



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