Al fondo el cerro que delimita los rubos de La Ordeña con los de Marigomez en el norte de Salamanca.
Estamos ante uno de los mejores escritos que he leído sobre Salamanca. El autor habla con conocimiento, con certeza, podemos apreciar que conoce muy bien la zona y, sobre todo, la época de la que nos está hablando, la cual va desde la fundación de la villa de Salamanca, hasta el último cuarto del siglo XVIII, más precisamente de 1603 a 1785. Nos habla allí de uno de los personajes más importantes que hubo en Salamanca al mediar el siglo XVIII y del que poco sabemos (mejor dicho, del que poco se ha difundido): el capitán don Juan Antonio de Santana. Nos habla también de esa importancia estratégica que Salamanca tenía al estar a pocas leguas, 15, de las ricas minas de Guanajuato. Este historiador, bien podríamos pensar nació en el Bajío y vive por acá. Pues no, el señor John Tutino es norteamericano, profesor de Historia en la Universidad de Georgetown de Wahington. En uno de sus libros encuentro información que nos abre los ojos a la enorme importancia que tuvo Salamanca en la economía regional, a la enorme importancia que Salamanca tuvo en el contexto social, específicamente el de la élite dominante, dándonos nombres y datos no del todo conocidos o, en todo caso, difundidos.
Al fondo el cerro de Uruétaro, por esa zona sur de Salamanca son característicos los caminos colorados, hechos de la lava ya seca de los volcanes y hoyas ya extintos.
"Para 1600 después medio siglo de guerras y de colonización habían echado los cimientos del moderno Bajío. Querétaro, puerta de entrada a la región desde el centro de México, ya era una ciudad comercial en auge con una industria textil en expansión, rodeada de haciendas que cultivaban cereales y criaban ganado. Entre tanto, en torno a las ciudades menores del Bajío como Celaya, Salamanca y León iban surgiendo nuevas haciendas a menudo con tierras de riego, bajo el impulso de dinámicos terratenientes regionales. En los albores del siglo XVII el Bajío ya había producido la amalgama regional de agricultura comercial, minería y fábricas textiles que Erick Wolf encontró única en su género al estudiar los acontecimientos del siglo XVIII en aquella región. Por los años 1630 había más de 300 haciendas en el Bajío de ellas 157 se ubicaban en Celaya y las ciudades circunvecinas.
La impresionante planicie del mero centro del Bajío, por el rumbo de la ex hacienda de Doña Rosa.
"La nueva riqueza aportada por la élite terrateniente del Bajío por los beneficiarios del auge minero en Guanajuato se extendió más allá de León. La familia Septién lucró enormidades tanto con la minería como con el comercio en Guanajuato, y luego invirtió en extensas haciendas en el Bajío oriental. El clan reivindicó con destreza la jefatura de la oligarquía terrateniente de Querétaro. Don Juan Antonio de Santana sacó las ganancias de sus acciones en la gran mina de la Valenciana y aquirió en los alrededores de Salamanca, ciudad del Bajío, propiedades que valían 450 mil pesos. En la segunda mitad del siglo XVIII vivió allí como un patriarca invirtiendo aun en la minería y en el comercio en Guanajuato y explotando allí una refinería de plata, a la vez que vigilaba las florecientes operaciones comerciales de sus fincas.
La primera luna del año saliendo por el rumbo del Cerro Gordo, la foto fue tomada desde el canal de Sardinas.
"La transformación empezó en los sectores orientales de la cuenca, en los que hacia 1785 las haciendas sembraban tres veces más trigo que maíz. El artículo de consumo indígena seguía siendo entonces la cosecha principal en la cuenca occidental y en las tierra altas contiguas. En la zona de Salamanca del Bajío oriental, en 1785 todavía superaban las siembras de maíz a las de trigo. Pero en las once haciendas de los siete mayores cultivadores de la zona las siembras de trigo superaban considerablemente a las de maíz, y la mayor parte del maíz estaba al cuidado de arrendatarios, probablemente en las tierras menos fértiles de las haciendas. Eran quince los cultivadores más chicos de Salamanca quienes hacían del maíz el cultivo principal de esa zona, y aun ellos mismos habían trasladado a arrendatarios gran parte de esa cosecha. Incluso en los lugares en que parecía seguir predominando el maíz, es evidente que hacia 1785 el artículo de consumo básico de los pobres quedaba relegado a suelos más pobres y a labradores más pobres. (1)
En las laderas de los cerros, aunque pedregosos, allá en el norte de Salamanca, donde termina el Bajío, aun allí se hace producir a la tierra.
Grandes cultivadores, 1785.
Administador: Hacienda
Juan de Santana Mancera
Juan de Santana Sardinas
Joaquín de Ríos Cerrogordo
Joaquín de Ríos ?
Joaquín de Ríos Las Cruces
Julián Gamiño Buenavista
Julián Gamiño Marañón
Felipe García San José del Cerrito
Felipe García Baltiera
Tomás Machuca San Bernandro de las Majadas
Dña. Guadalupe Martínez Cornejo Marigomez
Una de las razones de la gran productividad que había en el Bajío, especialmente en Salamanca, se debía a la abundancia de agua que tenía el río Grande o de Toluca, que ahora conocemos como Lerma.
Pequeños cultivadores.
Br. Gregorio Conejo Balderrama
Br. Gregorio Conejo Guadalupe
Br. Gregorio Conejo Loma Granada
Juan Conejo Ancón
Manuel Villaseñor Puerto del Valle
Vicente de la Concha Mendoza
Juan González San Cayetano
? Temascatío
Convento Agustino Molino
Juan Moreno San Antonio
Los Gallardo Rancho Gallardo
A. Alvarado (rentas) La Rosa
Luis Alamanza ?
Juan Valle (rentas) Santo Domingo
Francisco Aragón San Juan
Antonio Tovar Aguilar
Pedro Fonseca Loma Pelada (2)
Vemos en el listado nombres de haciendas que nos son familiares, de los nombres de sus propietarios sobresale encabezando la lista el capitán Juan Antonio de Santana. Me llama la atención el Bachiller Gregorio Conejo que, quizá haya sido cura en la villa de Salamanca, dato no comprobado aun. Vemos que el Convento Agustino aparece solamente con su hacienda de El Molino, lo cual tira abajo aquello de que ellos eran los propietarios de la Hacienda de Dolores pues, creo que de haberlo sido, aparecerían en el listado. Y vemos que aparece un Fonseca, justo en la Loma Pelada, hacia el nor-poniente del actual municipio de Salamanca, zona en la que, cuando la fundación de la villa, los Fonseca que allí aparecían, estaban avecindados justo en ese rumbo. Pero, este listado nos habla de personajes de 1785, cuando habían pasado ya 185 años de la fundación de Salamanca.
Fuente:
1.- Tutino, John. De la insurrección a la revolución en México. Las bases sociales de la violencia agraria 1750-1940. Ediciones Era. México. 1999
2.- Siembra de maíz y de trigo en la jurisdicción de Salamanca en 1785. FCA, documento 260. Citado por John Tutino en la obra mencionada.
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