En este espacio hemos visto como, poco a poco, hemos ido perdiendo el patrimonio colectivo, ese patrimonio que si bien tiene un dueño, cuando se trata de una construcción, desaparece porque su dueño así lo determinó; tal es el caso de una buena cantidad de casas que desaparecieron del centro histórico de la ciudad. Otra razón es, como apenas lo vimos con la placa de la SRH que fue hecha polvo, desapareció por el desconocimiento de la persona que dio la orden de "tiren todo" sin saber el valor de eso que tiraron. Y hay un tercer motivo por el cual las tradiciones y la memoria colectiva de los salmantinos desaparecen: el cambio de fechas y ajustes que el calendario litúrgico va teniendo al paso de los años en aras de la adecuación a la vida actual y eso que ya desapareció fue la segunda fiesta más importante que había en Salamanca quizá desde su fundación y que todavía seguía vigente al comenzar el siglo XX: El Jueves de la Ascensión. La imagen que ahora vemos la tomé ayer, que era en el calendario precisamente ese jueves, uno de los Tres Jueves Grandes que ahora, ya no sigue siendo jueves sino domingo el día que la Iglesia lo celebra.
Los Tres Jueves Grandes se celebraban en Salamanca, eran las tres fiestas más grandes del año, eso sin considerar la Navidad. Consistía en tres jueves que el calendario litúrgico marcaba: Jueves Santo, Jueves de la Ascensión y Jueves de Corpus. Estos jueves, sin saberlo, se festejaban solo por tradición, pero en realidad guardaban una precisión astronómica que iba asociada al calendario aquel que antes se usaba que era el Agrícola, día de siembra, día de recolección, que no es otra cosa que las cuarentenas que nos van diciendo cuando hacer esa siembra o esa recolección. Si contamos los días que hay entre la Navidad y la Candelaria, vemos que son 40, la Candelaria no es otra cosa que la purificación de la tierra, eso un agricultor o campesino de los de antes, de antes que hubiera fertilizantes químicos lo sabía.
La otra cuarentena que se marcaba en el calendario era la que iba del Miércoles de Ceniza al Jueves Santo, 40 días de reflexión se decía, pero en realidad eran los 40 días que tardaban las semillas en comenzar a echar sus nuevos brotes. El Domingo de Resurrección comenzaba una cuarentena más, misma que concluía justo el Jueves de la Ascensión, día que, de acuerdo al antiguo calendario agrícola comenzaba la recolección de los frutos. La Iglesia lo entendía como el tiempo de preparación para la llegada del Espíritu Santo, misa que celebraremos el domingo 24 que se combinará con la del 31 de Mayo que será la Santísima Trinidad, es decir, en Pentecostés se recuerda la bajada del Espíritu Santo y en la Trinidad es la conjunción de las Tres Personas, estaremos entonces preparados para el Gran Jueves un jueves festivo en que se le oferta a Dios las primicias, ese es el Jueves de Corpus.
Todo eso significaban estos Tres Jueves Grandes, pero como todo en esta vida va cambiando, evolucionando y adecuándose a la vida actual, en Salamanca tenemos el Jueves Santo como mero día de asueto, como vacación de primavera, y nada más. Por suerte conservamos la celebración del Jueves de Corpus y su octava que no es de extrañarnos que se celebrara en Salamanca cuando era Villa pues la gran riqueza de Salamanca estaba en su fértil tierra (feraz dicen los entendidos) y de allí que la fiesta fuera tan sentida.
Las fotos de época que ves, son de cuando se festejaba el Jueves de la Ascensión en Salamanca, cuando el Jardín se llenaba de vendedores, de música, de comidas, dulces y juguetes tradicionales, de los que ya solamente nos queda el recuerdo y la consecuente admiración.
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