jueves, 11 de febrero de 2010

La ruta del Cristo Negro del Señor del Hospital de acuerdo al antiguo relato de Alonso Marañón. - 1ª Parte -

A fin de hacer mas entendible la historia es bueno ubicar las poblaciones que se mencionan en el relato, las cuales abarcan, además de la Ciudad de México, algunas en los estados de México, Hidalgo, Querétaro y Guanajuato. La línea punteada marca el Camino Real de Tierra Adentro.



De la salida del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco a las montañas del suroeste del actual estado de Hidalgo.


Todas, absolutamente todas las personas que se han interesado en conocer más a fondo la verdadera historia del Señor del Hospital han tenido como punto de referencia e inicio en el estudio el relato que, de acuerdo a lo que ahí se menciona, fue tomado de “un libro antiguo, manuscrito, que existía en la sacristía del templo del pueblo de Nativitas, por Alonso Marañón, a quién concedió licencia para hacerlo el Señor Cura don Luís Saavedra”. (1)


De esa publicación que tengo entendido apareció en 1937 por primera vez y que ha tenido diversas reimpresiones, pero nunca anotaciones, fuera de dos interesantísimos análisis hechos, el primero por el historiador de la Arquidiócesis de Guadalajara, el canónigo don Luís Enrique Orozco; el segundo por el doctor José de Santiago Silva, Director del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, ambos estudios los veremos a detalle más adelante, ahora lo que quiero comentar es lo que, en lo personal, he encontrado en la historia.


Al inicio del relato, se habla de los milagros sucedidos en las poblaciones del rededor de Huichapan, Hidalgo, es conveniente ubicar cada una de ellas en el mapa. Lo que aparece en color morado es el territorio actual del estado de Hidalgo.


Quizá peque de pretencioso, pero el Lic. José Rojas Garcidueñas lo dejó asentado en su libro de Salamanca, tierra de mis recuerdos: “ya vendrá alguien más adelante que logre averiguar más datos…” y fue, basándome en esa frase que me di a la tarea de leerla una, y docena de veces más, desde distintos ángulos. Esta primera conclusión que presento es, en base al relato original, y es sobre la ruta que llevó el Cristo de los Agonizantes, como se le conoció, en ese relato, al Señor del Hospital.


Este es el entorno habitual que podemos ver en rededor de Huichapan, lugar que, de acuerdo al relato, fue donde Acualmetzli habitó desde su salida de Tlatelolco.


El relato comienza ubicándonos en el 1540, diez y nueve años después de la caída de la Gran Tenochtilán y lo hace en la parte sur occidental de lo que actualmente es el Estado de Hidalgo, lugar a donde había llegado el Cristo de los Agonizantes luego de que un singular personaje lo roba del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, él era Acualmetzli, joven de origen indígena que por haber sido adoptado por uno de los capitanes de Hernán Cortés, Alonso de Alarcón, tuvo la posibilidad de entrar en el primer colegio existente en la Nueva España, a donde los hijos de nobles y acomodados podían asistir solamente. Pero, no nos adentremos aun en la vida y característica de los personajes del relato y veamos las referencias geográficas que se hacen: Chincuaulta, Huichapan, Alfajayucan y Tecozautla, todas ubicadas en el rango de los 60 kilómetros, que en la época serían, más o menos, 12 leguas, distancia que se recorría en dos jornadas.


El Templo de Santiago Tlatelolco, uno de los primeros edificios levantados por los Franciscanos en la Nueva España.


De acuerdo al relato, el Cristo de los Agonizantes se encontraba en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, lugar de donde fue sustraído y fue llevado por los lugares antes mencionados en donde se dieron una serie de milagros, como sanación de enfermos y prodigios de lluvia luego de largas sequías, lamentablemente de nada de eso hay testimonios. En una institución del nivel y prestigio que fue el Colegio de la Santa Cruz no hay antecedente alguno de un Cristo que haya sido robado. Si consideramos la época, el que alguien robe una imagen religiosa era uno de los peores actos que se pudieran realizar, más aun siendo un Santo Cristo y de dimensiones humanas.


El edificio contiguo al Templo del Apóstol Santiago, el que vemos en amarillo es el Colegio de la Santa Cruz, donde, de acuerdo al relato, fue sustraído el Cristo de los Agonizantes.


En la reciente visita que hice a este colegio, que en la actualidad es la Biblioteca de la Secretaría de Relaciones Exteriores, encontré en una de las placas informativas lo siguiente: “El Colegio de Santiago de Tlatelolco se estableció conjuntamente por el Virrey Antonio de Mendoza y el obispo de México, fray Juan de Zumárraga. Todos los maestros del plantel fueron en un principio frailes franciscanos, entre ellos Arnaldo de Basac, Bernardino de Sahagún y Juan de Gaona. Desde 1546 los propios alumnos egresados de la institución la regentearon y dieron cátedra en ella.” Para tener idea del calibre de los estudiantes que asistían a este colegio, tenemos el portento de Juan Valeriano, el que diera testimonio de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en su obra conocida como Nicán Mopohua.


Acualmetzli es un personaje prácticamente olvidado en la historia nacional, es solamente Francisco Sosa quién lo incluye en una lista de 296 mexicanos distinguidos.


Buscando referencias sobre la vida de Acualmetzli, solo pudimos encontrar una, la de Francisco Sosa en su libro de Biografías de mexicanos distinguidos, nadie más ofrece datos complementarios de la existencia de este indígena. La biografía íntegra de este personaje la puedes leer aquí mismo en el siguiente enlace: http://elsenordelhospital.blogspot.com/2009/04/ignacio-acualmetzli-alarcon-y.html (2)


Huichapan es la población de la que hace mención el relato en su inicio, aquí vemos la Paroquia del Apóstol San Mateo y la imponente cruz atrial llamada “monolítica”.


De las poblaciones mencionadas, Huichapan es la que registra mayor antigüedad, de ella encontramos que una iglesia y convento franciscano, dedicado a San Mateo. “La primera misa se dijo en 1531 en un jacal improvisado. La predicación formal la encabezó fray Lucas de Bárcena en 1577. Fray Alonso Ponce consigna que la iglesia, el claustro y los dormitorios y la huerta ya estaban terminados en 1585”. (3). Es decir, para cuando se supone que el Cristo de los Agonizantes apareció en la zona de Huichapan, la presencia franciscana llevaba ya diez años.


Pocos kilómetros al norte de Huichapan encontramos el asentamiento franciscano de Tecozautla, aquí su templo dedicado al Apóstol Santiago.


Pocos kilómetros, en este caso, leguas, hacia el norte, encontramos Tecozautla, lugar en donde un templo y convento franciscano dedicado a Santiago Apóstol se levanta. “Con el fin de evangelizar a los indios de éste lugar, llegó el primer misionero franciscano, fray Juan de Sabrina, por el año de 1535, quién fundó el primer convento y con la tarea de otros frailes, consiguieron la evangelización y la reconciliación con los chichimecas que habitaban la parte sur de la población y para muestra honorable de esta determinación se destruyó la muralla que dividía a las tribus”. (4)


En los Valles de Maxcala, actual municipio de Escobedo, Querétaro, fue donde se asentó uno de los primeros Presidios a fin de protegerse los españoles de los ataques de los pueblos Chichimeca.


Dentro de la misma región encontramos la población de Alfajayucan con un templo y convento franciscano dedicado a San Martín. “Se tiene noticia de una primera fundación en noviembre de 1558, en la que intervinieron seis frailes. Ante la continua hostilidad de los chichimecas, los habitantes del pueblo tuvieron que ser concentrados, junto con otras comunidades de la zona en el valle de Maxcala, al oriente de Querétaro”. (5) Consultando el sitio electrónico del municipio de Pedro Escobedo, Qro., encontramos que: “Existe un escrito en el Archivo General de la Nación, en la sección General de Partes, en los folios 164 y 165, fechado el 10 de abril de 1576; concediendo una licencia a los naturales otomíes que ya se encontraban asentados en los valles de Maxcala, Atongo, Alfajayucan y Telayupa. A la sazón, Maxcala era considerado “Presidio”, esto es, la población que en ese momento presidía el control del nuevo orden de la ocupación española. Y por tanto, la ocupación de los terrenos en los que ahora se asienta Pedro Escobedo, había sido con mucho rebasada, más probablemente, deben haberse encontrado ocupadas por Otomíes desde tiempos remotos”.


En las siguientes fotografías observaremos parte del agreste territorio donde se dice, en el relato, que vivió Acualmetzli, portando siempre con sí el Santo Cristo de los Agonizantes.


Hasta aquí esta primera parte del relato que va entretejiendo una bella historia que encaja perfectamente en la tradición oral épica, propia del siglo XVII y que con el tiempo se ha transformado en una Leyenda, quizá la leyenda más valiosa que Salamanca guarda.



Bibliografía:


1.- Historia de la milagrosa imagen del Señor del Hospital de Salamanca. Sin autor. La introducción se le atribuye a José Rojas Garcidueñas. Imprenta del Bosque. México, 1967.


2.- Biografías de mexicanos distinguidos, 294. Francisco Sosa. Editorial Porrúa, México 1985


3.- Enciclopedia de México. Tomo V, México 1996. (*)


4.- Enciclopedia de México. Tomo V, México 1996. (*)


5.- Enciclopedia de México. Tomo V, México 1996. (*)


(*) Decidí transcribir algunos fragmentos de la Enciclopedia de México en torno a la presencia franciscana en México debido a que los textos son escritos por un grupo de historiadores, antropólogos y arqueólogos.


NOTA: Quiero agradecer todo el apoyo que he recibido de Rosita Arredondo, Sergio Bravo y Antonio Roa. Gracias a ellos me ha sido posible la elaboración de este y los próximos artículos.



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