viernes, 12 de febrero de 2010

La ruta del Cristo Negro del Señor del Hospital de acuerdo al antiguo relato de Alonso Marañón. 2ª Parte.

Esta cruz se localiza en las cercanías de Xilotepec, Edomex, se le conoce como “el Humilladero” o “Cruz Dendho”, marcaba el inicio del Camino Real de Tierra Adentro.


Su llegada a Xilotepec, el recorrido hasta llegar a El Tejocote en el actual estado de Querétaro.


Continuando con el relato, encontramos que, luego de un enfrentamiento, Acualmetzli, cuyo nombre según se asentó en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco era Ignacio de Alarcón y Roquetilla muere en 1542 a la edad de 22 años, “cristianamente auxiliado por un misionero de la orden de nuestro Venerable Padre San Francisco invocando al Santo Nombre del Señor de los Agonizantes que le dio buena agonía”. (1) La imagen es llevada luego a Xilotepec lugar de suma importancia para los españoles durante la muy larga guerra sostenida contra los Chichimecas, políticamente Xilotepec representaba un aliado de los otomíes a los españoles, algo parecido a los tlaxcaltecas, que prefirieron tratar de llevar una vida de pacífico sometimiento antes de enfrentar luchas contra los españoles. Xilotepec fue el semillero de donde surgieron las nuevas poblaciones de lo que con el tiempo serían los estados de Querétaro y Guanajuato.


Vista del atrio del Templo de San Pedro y San Pablo en Jilotepec, lugar en done, de acuerdo a la leyenda, partió el Cristo de los Agonizantes, aunque nunca estuvo expuesto en este templo sino en una casa.


La importancia de Xilotepec es debido a que “en la división eclesiástica del Arzobispado de México, Xilotepec fue una villa que contaba con doctrina y curato, administrada por religiosos franciscanos, los cuales en las personas de los frailes Alonso de Rangel y Antonio de Ciudad Rodrigo fueron los primeros en evangelizar el lugar. Los otomíes y vecinos de Xilotepec fueron de gran ayuda para los españoles en la conquista y pacificación del Bajío, junto con otros valerosos guerreros como Juan Valerio Bautista de la Cruz, combatieron contra los chichimecas y fundaron pueblos como Querétaro y Apaseo”. (2)


Conin fue uno de los caciques otomíes que, del lado de los españoles, fue la punta de la lanza en la fundación de los pueblos de los actuales estados de Querétaro y Guanajuato, se dice que era originario de Nopala, Hidalgo. En la foto vemos el monumento levantado a Conin en la Autopista México-Querétaro.


Pasa el tiempo, algo así como veinte años, y el custodio del Cristo de los Agonizantes tiene una revelación durante un sueño en la cual la imagen le dice que quiere salir de Xilotepec y habrá una señal con la cual indicará el lugar en donde querrá quedarse para siempre, es entonces que Juan Cardona aprovechando la noche huye con el Santo Cristo y enfila a Mamayé (Tepeji), lugar en donde logran cruzar el río, seguramente iban con rumbo sur, pero no se especifica en el relato, pero queda claro, cuando esto sucede, sus perseguidores los de Xilotepec que se habían dado cuenta de la desaparición del Cristo los persiguen, se da entonces una enorme tormenta que hace crecer el río, lo cual les da tiempo suficiente para seguir su camino, pero esta vez, enfilan al norte, a Tula.


Fue en el río en Tepeji que sucedió el cambio de dirección una vez que el Cristo de los Agonizantes salió de Xilotepec, llevaba un rumbo sur, pero, debido a la crecida del río, el rumbo cambió al norte. Foto recientemente tomada del río Tepeji, lamentablemente es ahora un vertedero de aguas negras.


En Tepeji encontramos la iglesia y convento de San Francisco de Asís. “La antigua población de Tepexi (nahua), y su vecina Utlaxpa, (otomí), fueron visita de los frailes franciscanos de Tula, hasta que en 1558, a instancias del padre Diego de Grado Cornejo, ambos aceptaron construir el templo y el convento en los linderos de su jurisdicción. En 1558, el padre Ponce encontró los edificios ya terminados”. (3)


La arquitectura que vemos a lo largo de la ruta que llevó el Cristo de los Agonizantes es de marcado estilo medieval, lo que vemos es el templo de San Francisco de Asís en Tepeji del Río, Hidalgo.


En Tula está la iglesia, hoy Catedral, y convento franciscano de San José. En donde “la primera misión llegó a esta zona en 1529 encabezada por fray Alonso de Rangel, quién construyó la primitiva iglesia antes de 1546. A fray Juan de Alameda, quien vivió en Tula hacia 1539, se atribuye el asentamiento de la población”.


Una verdadera fortaleza fue la que los franciscanos levantaron en tula, aquí vemos parte del claustro del convento, al fondo las almenas de la actual Catedral de Tula.


Habían pasado ya muchos días de caminar y correr, huyendo con el Santo Cristo en dirección norte, seguramente sin probar alimento, hasta que llegando a un pequeño casería de nombre Dañú no resisten más, Juan Cardona y sus cinco compañeros y dejan al Santo Cristo a merced de la buena suerte, es entonces que se da lo que en la tradición salmantina se ha considerado como un milagro, es la noche en que el Cristo se convierte en negro, cosa que sucedió, según el relato en el pueblo de Dañú, lo que actualmente es Nopala de Villagrán, estado de Hidalgo.


Es Nopala un punto crucial del recorrido que siguió el Cristo de los Agonizantes, lo que vemos aquí es el Templo de Magdalena en Nopala, Hidalgo.


Hablando con la gente de Nopala, influido el párroco del lugar, nadie tiene conocimiento de tal portento. “Durante la dominación española, Nopala perteneció a Xilotepec y posteriormente a Huichapan bajo el dominio de Nicolás Montañéz, en el año de 1531. En 1612 los frailes franciscanos evangelizaron a los originales nopaltecos, quienes construyeron una pequeña capilla en un lugar llamado “portal amarillo”. (4)


En un primitivo asentamiento franciscano en la parte sur de la población de Nopala encontramos las ruinas del antiguo templo.


Al día siguiente Juan Cardona y los demás regresan al lugar donde dejaron la imagen para llevarse la enorme sorpresa de que se había convertido en negra. A este punto, es por demás importante lo que el autor del manuscrito comenta: “Sobre este maravilloso portento del cambio de color no están conformes las versiones de los naturales, pues mientras unos dicen que fue obra milagrosa, otros aseguran que se debe a que el Señor para preservarlo de las temitas o polilla se le dan unturas de bálsamo del Perú que pone la madera tersa, y cuando se les objeta que este bálsamo no tiñe en negro ellos objetan que no tiñe de negro cuando se usa el bálsamo solo como lo ponen el día de la Ascensión pero que si tiñe cuando se le pone humo de ocote como se dice lo empleaban los antiguos naturales”. (5)


Dada la ubicación de este arroyo dentro de la población de Nopala y lo que el relato menciona, hay la posibilidad de ubicar este lugar como el sitio donde hubo el cambio de color en la imagen del Santo Cristo.


Son dos hechos los que continúan luego del cambio de color, uno que aparece un séptimo personaje, el Fany, otro que les indican seguir rumbo norte hasta encontrar un convento, refiriéndose al de Querétaro, todo esto sucede una vez que siguen su rumbo rodeando un río hasta llegar a una comunidad llamada El Tejolote, allí saben con mayor seguridad a donde seguir, a un convento, seguramente al Franciscano, aunque no especifica el relato de que orden se trata, pero hay algo que me sorprende enormemente y queda anotado en este episodio: “En este convento fueron recibidos con grande caridad y cariño, porque el padre que mandaba a estos religiosos ordenó que el Señor fuera llevado al templo donde se le puso a un lado del altar mayor y allí se le dijo una misa al día siguiente por la cual no se les cobró nada…”. (6)


Al fondo vemos el inicio de la Sierra Gorda, lugar imponente y agreste. En sus faldas corre un río, mismo que, de acuerdo al relato, fue el que obligó el cambio de rumbo hacia el occidente.


El relato especifica que ese punto al que llegaron huyendo de los xilotepecanos, cargando al Santo Cristo se denominaba El Tejolote. Buscando en toda la geografía de la región no encontré ningún sitio denominado con tal nombre, en cambio, dentro del municipio de Tequisquiapan, muy próxima al valle de Maxcala encontré una comunidad de nombre El Tejocote, el cual, por su ubicación embona perfectamente en la ruta que se va describiendo en el relato.


En el relato se indica una pequeña aldea o caserío denominada El Tejolote, misma que no localicé, en cambio, en las cercanías de Tequisquiapan, Querétaro, se ubica la comunidad de El Tejocote, que perfectamente encuadra en la ruta marcada del relato.


A este punto cabe hacer una reflexión: un grupo de siete indígenas huyendo con un Santo Cristo por las llanuras y sierras, de pronto llega a un Convento en donde son recibidos, alimentados, calzados y se les da reposo, además de oficiar una misa en honor de ese Santo Cristo y, encima de todas estas bondades ¿no se les cobra nada? Si esta historia está enmarcada perfectamente dentro de la bondad franciscana… ¿es necesario recalcara eso de que no hubo necesidad de pagar por tal servicio?


Esta mojonera marca los límites del templo localizado en el rancho de El Tejocote, Municipio de Tequisquiapan, estado de Querétaro.


El Santo Cristo se ubica ya un poco más allá de la mitad de su recorrido, antes de llegar a Salamanca. Su llegada a Querétaro nos llena de dudas en la credibilidad del relato. El convento franciscano de Querétaro era de gran importancia en la zona, el que un grupo de 7 indígenas vinieran huyendo con un Cristo de dimensiones humanas creo que bajo ninguna circunstancia lo hubieran permitido los frailes. Con esto no quiero decir que el relato no tiene valor, por el contrario, en Salamanca contamos con una hermosísima leyenda.


En las siguientes fotografías veremos la agreste orografía en los límites de los actuales estados de Hidalgo y Querétaro.



Bibliografía:


1.- Historia de la milagrosa imagen del Señor del Hospital de Salamanca. Sin autor. La introducción se le atribuye a José Rojas Garcidueñas. Imprenta del Bosque. México, 1967.


2.- Enciclopedia de México. Tomo V, México 1996. (*)


3.- Enciclopedia de México. Tomo V, México 1996. (*)


4.- Enciclopedia de México. Tomo V, México 1996. (*)


5.- Historia de la milagrosa imagen del Señor del Hospital de Salamanca. Sin autor. La introducción se le atribuye a José Rojas Garcidueñas. Imprenta del Bosque. México, 1967.


6.- Historia de la milagrosa imagen del Señor del Hospital de Salamanca. Sin autor. La introducción se le atribuye a José Rojas Garcidueñas. Imprenta del Bosque. México, 1967.


(*) Decidí transcribir algunos fragmentos de la Enciclopedia de México en torno a la presencia franciscana en México debido a que los textos son escritos por un grupo de historiadores, antropólogos y arqueólogos.



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