lunes, 4 de febrero de 2013

1868: La Penitenciaria Estatal de Guanajuato en Salamanca.


      Una de las tantas funciones que ha tenido el convento agustino de San Juan de Sahagún ese que conocemos localmente solo como de San Agustín, una de ellas, en el último cuarto del siglo XIX y las primeras décadas del XX fue el de cárcel. Pero no fue una cárcel cualquiera, fue un excepcional centro de readaptación social que llegó a ser el mejor de todo México.

   Originalmente la cárcel de la villa de Salamanca se encontraba en lo que hoy es la 1ª Calle de Tomasa Estévez, dado que, toda la esquina era el edifico donde se ubicaban las oficinas administrativas, eso que hoy entendemos como Presidencia Municipal y que para el siglo XIX se entendía como el "Ayuntamiento de la villa". Fue en esa instalación que el Emperador Maximiliano mandó que se entregaran (de su bolsa) cincuenta pesos "para que se abrieran ventilas en la cárcel" durante su visita a Salamanca el 25 y 26 de agosto de 1864.


   Como consecuencia de las Leyes de Reforma, más todavía con la Ley de Desamortización en la que gobierno de Benito Juárez despojaba a todo el clero de sus bienes y, paralelamente, "la Constitución del 5 de febrero de 1857, entre las diversas disposiciones de mejoras sociales, de que se enorgullecía, dispuso en su artículo 23: 'Para la abolición de la pena de muerte, queda a cargo del poder administrativo establecer, a la mayor brevedad, el régimen penitenciario...'. En la capital de la Federación esa "brevedad" se alargó más de cincuenta años hasta fines de la administración porfiristas; en algunos Estados se hicieron penitenciarías en los finales del siglo pasado, pero quien primero y mejor cumplió fue el Estado de Gauanajuato, en el edificio que había sido convento de la Orden de San Agustín... En realidad, de 1860 a 1867, el edificio permaneció deshabitado pero sin ningún empleo". (1)

En esta fotografía de época vemos al personal administrativo de la Penitenciaría de Salamanca, quizá se trata de don Santiago Sánchez, el personaje de barba que vemos sentado al centro, que era el Alcaide para 1872 (2).

   "En la villa de Salamanca, y en el ex convento de San Agustín, se halla establecida la Penitenciaría del Estado, fundada en 1868 debido en gran parte al Sr. Gral. Miguel M. Echegaray, y cuyo retrato adorna el salón principal de la Penitenciaría, por disposición del Gobernador del Estado. En 30 de junio de 1886 había en dicho establecimiento 387 presos, ocupados en los talleres de imprenta, tejidos de algodón, talabartería, carpintería, zapatería, sastrería, tejidos de lana, galvanoplastía, encuadernación, panadería, alfarería, barbería, tejidos de palma, fábrica de ladrillo, hojalatería y jabonería, y como albañiles, enfermeros, celadores, y los trabajos de limpieza. En el establecimiento hay anexo un hospital. En 30 de junio de 1884 había en la caja de la Penitenciaría $141.98, y en el bienio de 1º de julio de 1884 a 30 de junio de 1886 hubo de ingreso $87,767.01 lo que da un total de $87,908.99. Hubo un egreso, en dicho periodo, de $87.835.17 y quedó una existencia de $73.82. En el referido bienio las utilidades líquidas que dejaron los talleres ascendieron $7,231.64

   "El establecimiento cuenta con una clase de música en la que se ha formado una regular banda, así como una escuela de instrucción primaria. Cuenta con catorce empleados y un resguardo compuesto de un comandante alcaide, un teniente alcaide, diez cabos y cincuenta y dos guardas. La Penitenciaría de Salamanca es uno de los mejores establecimientos correccionales que hay en la República. Los presidiarios usan un escudo cuyo color demuestra la conducta que han observado en determinado periodo de tiempo. (3)

Una persona, nacida en Salamanca, que fue Jefe Político, es decir, Alcalde de la villa de Salamanca fue don Pedro González, el conoció este establecimiento y nos lo refiere de este modo: 

"La penitenciaría de Salamanca es el principal establecimiento penal del Estado; su sistema es mixto, es decir que somete a los presos a completo aislamiento, sin trabajar, mientras se puede calificar su conducta y modo de ser moral, para luego integrarlos en trabajo en común, efectuado constantemente en diferentes talleres  guardando completo silencio. "que no se oiga más ruido que el que produce el trabajo" está escrito en los talleres. Por la clase de dormitorios se sabe que reos duermen en ellos y la conducta que observan  según el color del distintivo que se les ve en el pecho, sobre la región del corazón

   "A la penitenciaría van los presos sentenciados a más de cinco años, y a Granaditas los de menor tiempo; pero en esta cárcel y en la de todos los pueblos del estado los presos viven en completa ociosidad y generalmente salen de la prisión más corrompidos que como entraron. En Salamanca, para la corrección y reforma de los reos, se ha tomado un poco de cada sistema penitenciario, comenzando porque, como en Austria, el Gobernador del Estado tiene centralizada en él la autoridad y la ejerce por medio del director de la penitenciaría. De los estados Unidos se tomó la soledad, el silencio, el trabajo incesante y los severos castigos, así como la instrucción civil, la religiosa y la industrial y la rebaja de condena; del sistema Crafton de Suiza, la reducción de pena mediante la observación de buena conducta; del irlandés, los castigos morales y los corporales, los privilegios, los ascensos a mejor clase, el aumento de libertad y la reducción de pena; del belga, la entrega de parte de sus ganancias en dinero cuando dejan la prisión, y las recompensas; del italiano, que considera que de la buena conducta del preso depende su mejoramiento y que con elevar su dignidad se evita que se haga hipócrita, el establecimiento de distintivos de conducta para cada persona; calificando aquella de mala, en observación, regular, buena, muy buena y sobresaliente, y distribuyendo los presos por clases en dormitorios. Sería materia de una memoria especial la descripción de este establecimiento, honra de Guanajuato, el primer estado que implantó el sistema y que lo sostiene paternalmente". (4)

 En la imagen vemos un libro sobre Derecho Penal (5) publicado en 1874 que habla sobre la Penitenciaría de Salamanca. Y lo que a continuación sigue fue escrito por Rojas Garcidueñas en donde nos habla de cual era el funcionamiento de esta cárcel:   

  "El estado de salubridad era bueno, cuidándolo especialmente por el aseo riguroso que se exigía a los detenidos y de todas las dependencias de la prisión; se contaba con un hospital adecuado y una botica muy bien surtida; naturalmente servicios de médico. ... Todos los presos estaban asignados a una sección de trabajo, desde los del servicio de aseo, molienda de tortillas y cocina y los diferentes talleres y clases; se procuraba que cuando un preso ya conocía bien un oficio aprendiera por lo menos otro más. De todos los productos que elaboraban en los talleres, una parte de su valor correspondía a quien lo fabricaba y de esa parte la mitad tenía la obligación de depositarla en una Caja de Ahorros, donde se llevaba cuenta individual de cada uno, la otra mitad del producto de su trabajo se entregaba periódicamente y cada quien disponía de ella a su voluntad pero con conocimiento del alcaide comandante de la prisión.

   "Cuando el preso, cumplida su condena, dejaba la penitenciaría  salía siempre leer y escribir y conociendo por lo menos dos oficios, y se le entregaba la suma de dinero que hubiera ido depositando en la Caja de Ahorros. Se sabe que en algunas exposiciones industriales que se hicieron en varias capitales de los Estados, fueron presentados ejemplares de diversos objetos elaborados en los talleres de la Penitenciaría de Salamanca y obtuvieron premios, reconociendo su buena calidad. Como el sostenimiento de la Penitenciaría era cubierto por el presupuesto del estado de Guanajuato, las utilidades que dejaban los trabajos de los talleres se empleaban en mejorar esas mismas instalaciones, en mejoras del edificio y alcanzaban a pagar el mantenimiento del jardín que se construyó al frente y su alumbrado. En 1884 había en la penitenciaría 424 reclusos, un cuerpo de resguardo armado y algunos empleados civiles, todos bajo la autoridad de un director que era nombrado y dependía directamente del gobernador del Estado". (6)


Una página más que nos dice de las glorias perdidas en Salamanca, esta que fuera la prisión modelo de todo el país, una de las mejores según hay constancia. Agregaremos esto a la lista de las cosas desaparecidas en nuestra ciudad que se va junto al recuerdo de: las canoas que cruzaban el río Lerma; la planta empacadora de conservas La Fortaleza; las plantas de Fertilizantes Mexicanos, las fábricas de guantes de gamuza; las fábricas de cambayas; la fábrica de loza fina; el tren de Salamanca a Valle y Jaral y, por si no fuera esto suficiente, el tren de Salamanca a Cerro Gordo y San Juan de la Vega.... la lisa de cosas perdidas es en verdad larga.


Fuentes:

1.- Rojas Garcidueñas, José. Salamanca. Recuerdos de mi tierra guanajuatense. Editorial Porrúa. México, 1982. p 141

2.- Colección de sentencias pronunciadas por los Tribunales Federales y pedimentos del Ministerio Público. Imprenta del Comercio. México 1872 p. 505

3.- Velasco, Alfonso Luis. Geografía y estadísitca de la República Mexicana. Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento. México, 1899

4.- González Gasca, Pedro. Geografía local del Estado de Guanajuato. Ediciones La Rana. Guanajuato, 2004 pp 285-286

5.- Derecho Penal comparado: o, el Código Penal del Distrito Federal y Territorio de la Baja Calfornia. México 1874.

6.- Rojas Garcidueñas. op cit. pp145-146

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