El sábado que acaba de pasar fue el día del Apóstol Santiago, uno de los santos más venerados a lo largo y ancho del país, no hay región en México que no esté bajo su patronazgo, consecuentemente hubo fiesta patronal por docenas de sitios, aquí, en Salamanca, oí los cuetes tronar, creo venían por el rumbo del rancho del Cuicillo, pero no estoy del todo seguro. En donde sí hubo fiesta fue al sur del municipio, en Santiaguillo de García y seguramente en algún otro rancho del rumbo pues ese Apóstol está asociado a la "otra banda del río", es decir, a la región sur. Ni que decir de Valle de Santiago en donde ese día se congregan los Santiaguitos Peregrinos que vienen de los cuatro rumbos. Y fue precisamente ayer, un día luego de la fiesta del Señor Santiago, que topé, una vez más con este personaje que carga a su Santiaguito.
Recuerdo que una vez subió en el camión en donde iba para Valle, creo fue en Rancho Seco o en Garma, llevaba su Santiaguito. Al menos en otras dos ocasiones más lo he visto, siempre por el rumbo del mercado en Salamanca, también he visto a una persona que carga a un Santiaguito en Comonfort, y varias capillas particulares en las que tienen también a este santo. La duda surge, ¿por qué cargarlo y llevarlo a recorrer calles de ranchos, pueblos y ciudades? Creo haber encontrado la razón para ello habrá que recordar que en Salamanca confluyen tres pueblos prehispánicos: Otomíes, Chichimecas (Guamares) y Purépechas y es precisamente con ellos últimos que encuentro esa respuesta a la razón de los cargadores de Santiaguitos
"Como todo pueblo chichimeca, los wakúriicha conservaban y llevaban -en sus traslados- grandes piedras envueltas sobre la espalda, las cuales contenían el espíritu sagrado de su clan. Los edificios y lugares del culto público y del doméstico en la confederación tarasca estuvieron asociados a objetos diferentes, tales como utensilios de cobre y esculturas de piedra.
"Estas últimas fueron elaboradas en tezontle y basalto de variada calidad; con frecuencia, representaban hombres, mujeres, coyotes o víboras de cascabel. Hasta ahora se ignora el periodo en que dejaron de elaborarse; si solo se esculpieron en la antigüedad o continuaron haciéndose en el siglo XVI, tras la caída de la antigua confederación tarasca, a despecho de los sacerdotes cristianos quienes malamente las consideraron "ídolos".
"Aunque no siempre tales esculturas tuvieron un valor sagrado en su origen, sí lo aduirieron después, pues siguieron siendo apreciadas por los purépechas, quienes, las hallaban abandonadas oenterradas en el campo, las recogían para tenerlas como guardianes de sus trojes familiares, donde algunos las conservaban todavía en los siglos XIX y XX. En esos siglos, tales esculturas tarascas eran llamadas t'arhésiicha ("objetos inertes de piedra o madera", "los bien hechos", "los ancianos venerables"). Según se pensaba, tenían algún poder sobrenatural para beneficiar a sus poseedores". (1)
Las siguientes imágenes fueron las que tomé aquella vez que iba de Salamanca a Valle y por el rumbo de Los Lobos subió este personaje, creo es el mismo:
Fuente:
1.- García Mora, Carlos. Las imágenes religiosas de Charapan. Tsimarhu Estudio de Etnólogos. INAH. México.
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