Este año, que me he propuesto asistir a la mayor cantidad de fiestas patronales que me sea posible en el municipio de Salamanca, he sacado varias conclusiones, a sabiendas de que vamos a medio año y nos falta la otra mitad con sus respectivas fiestas. Una de ellas es profundizar en el estudio de la presencia de las ceras, de esas velas escamadas que se han vuelto bien características de Salamanca, la otra, la organización de las mayordomías.
Conaculta, a través de la Dirección General de Culturas Populares, se ha dado a la tarea, desde hace dos o tres décadas de estudiar, registrar y documentar todo lo relacionado con fiestas patronales que, al paso del tiempo se han ido modernizando, algunas se han secularizado totalmente y otras más guardan mucho de sus orígenes, y, más aun, mucho de los rasgos indígenas que, la sincretizarse con el Catolicismo, sobreviven hasta nuestros días y eso en Salamanca aun no se ha estudiado.
Las mayordomías fue un concepto traído de la mano de la evangelización, en buena medida es la opción que los creyentes tiene para obtener un cargo importante en la organización de la fiesta y recibir una serie de canongías, como el hospedar al santo, a la imagen venerada en una comunidad en su casa. Esto, de algún modo, los hace sentir mayor proximidad hacia la cosa religiosa. El mayordomo obtiene una serie de obligaciones al contraer el compromiso que el puesto otorga, el mayor de ellos es organizar la fiesta, para eso, es necesario no sólo uno sino varios mayordomos.
Dentro de la organización aparecen también los Diputados, que en términos de festividades, onomásticas y santorales, son personas que también adquieren ciertos privilegios, ciertos honores al ser hospederos del santo o la imagen reverenciada y la obligación de cooperar en algo en la fiesta; sea la comida que el adorno del templo, la música, los cuetes o el castillo. En México hay lugares, especialmente en las cercanías de la ciudad de México, en los que el ser mayordomo es el honor más grande que pueda haber y se llega al extremo en Xochimilco que la lista de mayordomos está completa de aquí a la penúltima década del siglo XXI.
Las mayordomías adquieren gran importancia en los pueblos de Yucatán en donde, al igual que en el centro de México, ellos hospedarán, en algunos casos, la imagen reverenciada, harán la procesión, portarán una serie de elementos decorativos y rituales que son propios de la cultura maya y ofrecerán la comida a todos los participantes, con la característica que ellos llaman a estas celebraciones patronales como Gremios, termino que en Salamanca está asociado a las festividades de la Octava de Corpus.
Sucede que, en el barrio de San Pedro, la fiesta, si bien ya tiene buenos tintes de secularización, mantiene una fuerte tradición originada hace varios siglos pues la figura del Mayordomo es cosa habitual y las obligaciones que contrae son, al igual que en casi todo México, la de organizar la fiesta, ofrecer comida, adornar el templo, llevar la música y la pirotecnia. Todo esto amerita un estudio antropológico pues, (vuelvo a insistir con la palabra) la fiesta se está secularizando y antes de que se pierda toda la idea original de ella, será bueno documentarla.
Las fotografías que ahora te comparto las tomé ese lunes, día de San Pedro, fueron un poco a la carrera pues había amenaza de lluvia y vaya que si llovió esa noche. No creo que la lluvia haya apagado las buenas intenciones de los fuegos artificiales y el baile, pues en la tarde, cuando fui, todo estaba ya dispuesto para celebrar la fiesta patrona, como marca la tradición.
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