Hurgando por aquí y por allá encontré un muy interesante documento escrito por don Francisco Espinoza Partida, de feliz memoria entre la gente de al menos cincuenta años de edad de Salamanca; él nos regala un muy interesante relato que, seguramente nos transportará en el tiempo. Por cierto, lo que vemos en la fotografía no fue tomado en Salamanca sino en el Museo del Virreinato de Tepotzotlán que, para lo que vamos a leer, encuadra perfectamente.
"Sabemos que una de las cualidades que ha favorecido a Salamanca es su situación geográfica. Por ella tenían que pasar los convoyes que transportaban los envíos de plata de las minas de Guanajuato, Zacatecas y a veces también las de San Luis Potosí; y luego los envíos de éste metal ya amonedado a todo el centro del país y hasta la frontera, hasta el entonces llamado Paso del Norte.
Al amparo de estos comboyes, que eran custodiados por fuerzas del gobierno, se unían las conductas que transportaban las mercancías para los comercios de la región, con el objeto de verse protegidas de los asaltos, de los fascinerosos que campeaban por todos lugares.
"El día de la llegada de las conductas a ésta población, era verdaderamente día de fiesta. Desde temprano empezaban a llegar los comerciantes con sus arrieros, que conducían mulas, burros y algunos caballos, y que venían de las ciudades de Valle de Santiago, Jaral, Yuriria, Uriangato, Pueblo Nuevo y Santa Cruz, a recibir sus mercancías. Todo este grupo se alojaba en el Mesón de las Flores, que estaba situado en la primera calle de la ahora Zaragoza, y que entonces se llamaba precisamente Calle de las Flores. La llegada de la conducta formaba una algarabía ensordecedora y una serie de pleitos entre los comerciantes que, trataban cada quién de recibir sus mercancías en primer lugar, y de comprar otras de las que ponían a la venta los conductores de éstos carruajes, que habían adquirido en la capital inesperadamente, por llegar a ella esas mercancías arribadas de Europa en algún buque al Puerto de Veracruz y transportadas luego a la ciudad de México.
"El administrador del Mesón tenía que imponerse a veces para imponer orden y que se hicieran las entregas y reparticiones en forma adecuada para evitar una tragedia (que a veces llegó a suceder sin embargo). Varias horas tardaba la entrega y repartición y cuando todos quedaban si no, sí contentos, la conducta seguía su camino y los comerciantes con sus recuas también el camino de regreso a sus respectivos lugares; y volvía la calma de siempre a ésta población. Aquí en la ciudad al día siguiente los comercios se veían llenos de consumidores que iban a conocer y comprar las novedades que habían llegado, entre las que se contaban los jamones, tocinos, chorizos ahumados, pasas y ciruelas pasas, así como telas finas, hilos y muchas cosas más. Una o dos veces al mes se sucedían las llegadas de éstas conductas que marcaban la alteración de Salamanca, ciudad de por sí tranquila y sosegada.... !Que diferencia de aquellos tiempos a estos!
Indudablemente que don Pachito Espinoza no daría crédito a lo que hoy es Salamanca, sobre todo, precisamente en ese lugar, donde estaba el Mesón de las Flores, el cual, lo vemos en la foto anterior. Del mismo no queda nada, y muchos lo siguen confundiendo con el Mesón de San Antonio que estaba a la vuelta de la esquina sobre la actual calle de Juárez. Lo que estamos viendo en esta fotografía es la actual Explanada Hidalgo, que más bien la conocemos por Plazoleta de San Agustín, lugar en donde hace cosa de 40 años y más, se encontraba el Mercado Municipal. Me atrevería a asegurar que, luego de leer a don Pachito, esto que él relata no es otra cosa más que el orígen del mercado aquí en Salamanca.
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