Una vez más la lucha de nuestras tradiciones, las auténticamente mexicanas, en contra del Halloween salieron triunfantes. Son dos concepciones muy distintas, en una, que es la nuestra, se trata de recordar a los muertos y de mantener vigente su recuerdo, en la otra es, sencillamente, una fiesta de disfraces. Una con profunda raíz y tan honda que nos llega al alma. La otra, una fiesta como tal, el festejar por festejar. Lo que vemos en la fotografía es una de las piezas clave en la cultura auténticamente mexicana en la que vemos al ahora llamado "borreguito" que en el siglo XIX tenía una connotación muy distinta pues representaba ni más ni menos que al Cordero de Dios.
Bien sabemos que el alfeñique no es precisamente una cosa originada en España, sino que a ellos se la introdujeron los árabes, luego llegaría a México vía España, claro está. En México, al igual que muchas artes y oficios, tomaron carta de naturalización y en este mestizaje el alfeñique cobró forma de muerte, como en esta simpática novia que creo es una de los alfeñiques más bellos que este año la creatividad popular nos ofreció. Ambas piezas producidas en Salamanca, Guanajuato.
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