Si en el lugar en donde vives hay templos del siglo XVII y XVIII quizá has notado que regularmente se encuentran allí pinturas que, en uno de los ángulos, regularmente dentro de una especie de medallón, hay una inscripción que dice: "en devoción de", luego aparece el nombre y, muchas veces el cargo que ostentaba. Esta tradición era debido a que la gente en ese entonces obtenía ciertas indulgencias, es decir, días, meses o años de "vida" en el paraíso. Aquí en Salamanca tenemos varias pinturas de ese tipo, la que ahora vemos es una de las más antiguas, está fechada en 1744 y se localiza en el Señor del Hospital, aunque originalmente estaba en la Parroquia Antigua, es una escena en que se representan los extremos: el purgatorio y el paraíso. Arriba está la Santísima Trinidad, en una de sus tantas maneras de representarlas, aquí me llama la atención algo, la manera en que aparece el Cordero de Dios.
Ese Cordero de Dios lo tiene uno de las tres personas, esto me recordó una cosa: la tradición aquella, ya perdida, que eran "los calzones de Juan". Remedio infalible contra las torceduras de cuello que aun me tocó vivir hace casi medio siglo. Quizá, siendo una de las representaciones de Juan el Bautista, sea ese el origen de poner en rededor del cuello torcido los calzones de una persona que lleve por nombre Juan.
En el templo de San Agustín hay esta pintura que también es característica: La lactación de San Agustín. De esta representación, tengo entendido, solo la hay en los santos que son fundadores de ordenes religiosas. Recientemente en el Palacio de Iturbide se presentó una soberbia pintura de la lactación de San Bernardo y en el templo de Santo Domingo de la ciudad de México hay una lactación a Sato Domingo. Todo esto lleva consigo una extraña tradición en la que se dice que estos santos son "hermanos de leche".
De los mantos de la virgen hemos visto que aun hoy día se sigue la tradición, aquí en Salamanca para la festividad de Nuestra Señora del Socorro se le coloca el manto para que los fieles pasen debajo de él y reciban ciertos beneficios. En los templos carmelitas es común que para su festividad, la de Nuestra Señora del Carmen, se coloque el manto a la imagen y es precisamente esta Virgen del Carmen la que cubre con su manto a los santos de su orden. Esta interesante pintura está en el Santuario de Guadalupe.
Otra escena del purgatorio, mucho más elaborada y compleja en todos sus simbolismos. Notarás que aquí las Tres Personas están vestidas de blanco y no aparecen ni el cordero ni la paloma. Esta es del templo del Expiatorio, es de 1800 y muestra, entre otras cosas la Preciosa Sangre de Cristo.
Esa escena del Niño Dios es un poco compleja, no es parte de una Santísima Trinidad pues no aparece la representación del Espíritu Santo, en la parte alta, que no se ve en la fotografía hay un Padre Eterno; es interesante ver que el niño lleva en la mano una corona de espinas. La pintura se localiza en la parroquia de Valle de Santiago.
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