A lo largo de la noche la gente siguió llegando. Estas tomas las hice a las 2:30 de la mañana, la cola era mucho menor, el acceso más fácil, pero más y más gente seguía llegando.
De todas edades, de diferentes condiciones sociales, en orden y con respeto ingresaban al Santuario Diocesano del Señor del Hospital para ver de cerca esa especie de ataúd que contenía la estatua hecha en cera de dimensiones reales de Juan Pablo II.
Será difícil calcular cuantas personas entraron, y será imposible saber cuantas veces fue fotografiada la escultura.
Había gente que pasaba alguna flor por encima del relicario, otras botellas con agua, pañuelos de tela y de papel también, todo esto con el fin de guardar un recuerdo, una esperanza. No puedo juzgar nada, cada quién tiene un modo de pensar las cosas, más aun en algo tan íntimo como es la fe.
La entrada fue por la escalinata principal, la salida por el baptisterio.
Así lucía la calle Zaragoza en dirección norte a las 2:45 de la mañana.
Y esta es Juárez en dirección oriente.
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