jueves, 29 de agosto de 2013

De mesones, arrieros y caminos reales en Salamanca, Guanajuato.

   Para aquellos salmantinos que están hartos de que cuando se haba de la historia de Salamanca se menciona siempre a Emeteria Valencia, Bartolomé Sánchez, los Carros Bíblicos y demás temas que más que recurrentes son obsesivos, esta vez encontramos un auténtico oasis, pues, sí, efectivamente, hubo en Salamanca mesones, postas, ventas, estancos, fondas y todo lo que era necesario para el abastecimiento de arrieros y viajantes por los caminos reales menos conocidos. Bien sabemos que en la villa de Salamanca hubo varios mesones, pues aquí era en donde la Diligencia de México a Lagos hacía escala. Uno de esos mesones sobrevive frente al templo de San Agustín, ahora convertido en estacionamiento. (La foto que vemos corresponde a un Mesón, o mejor dicho, a lo que sobrevive del mismo -que es el letrero- en Teocaltiche, Jalisco.)

  Pero no toda la historia de Salamanca se centra en su villa, la zona rural era muy extensa y estaba más poblada, por lo tanto, mayores necesidades había allí. El mapa que ahora vemos fue publicado por el canónigo y diputado, José Guadalupe Romero en sus Noticias de 1864. En él vemos, además de la Ciénega o Charca, los caminos que pasaban por Salamanca. Uno de ellos, el que venía de Celaya y continuaba a Irapuato, eso que luego fue el Camino Nacional y luego la Carretera Panamericana. Pero vemos que había un camino alterno, este venía de Celaya también pero un poco más al norte y llegaba a Cerrogordo para continuar a Temascatío. Otro más salía de la villa hacia Temascatío y se unían al anterior para seguir a Lo de Sierra y de allí a Guanajuato.

   Es así como, Cerrgordo, siendo una de las haciendas más importantes de mediados del siglo XIX, y al estar a la vera no del Camino Real, sino del Camino de Arrieros, que era siempre aquel que buscaba la vía más rápida entre hacienda y hacienda, contaba con todos los servicios necesarios para satisfacer a esos pasajeros que seguramente eran muchos, ya que la segunda ciudad más poblada de México fue, en el siglo XVIII, Guanajuato y Salamanca era paso obligado, más aun, la zona norte de Salamanca. Para no confundirnos en el tiempo, Guanajuato fue la segunda ciudad en el XVIII, y para el XIX, estaba dentro de las más importantes del país, pero no encabezaba la lista, como quiera, seguía siendo un centro importante de población. En el estado León ya la había desplazado a un segundo lugar en términos de población, pero no de importancia política y económica. 

  Al transitar por ese Camino de Arrieros entre Cerrogordo y Temascatío, este era el panorama que veían: unos campos enormes, planos, en donde se encontraban importantes haciendas como la de Dolores, Guadalupe, Ancón, Doña Rosa y Mendoza, esto solamente en el tramo comprendido entre las dos grandes haciendas ya mencionadas, de Cerrogordo y Temascatío, sitos en los que existieron, efectivamente, mesones.

  "Consta en el acta del Cabildo de la Ciudad de México, del 1º de diciembre de 1525, que se dio permiso a Pedro Hernández Paniagua para establecer un mesón. En ese mismo documento se mencionan otros dos que ya existían en la Nueva España: el de San Juan en la Villa Rica, y el de Francisco Aguilar en el camino de Medellín a Veracruz. En 1526 se abrieron los mesones de Juana de Paredes y Rodrigo Rangel en Cholula, y los de Juan de la Torre en Tajiamora y Cuernavaca; y al año siguiente, en el camino de Veracruz a México, el de Pero Anzures, a quien por ser muy alto le pusieron Perote, de donde le vino el nombre a ese sitio. Los ayuntamientos establecían el arancel para el cobro de los servicios y cuidaban de que se cumpliese. Los únicos viajeros que paraban en los mesones eran los arrieros y carreteros con sus bestias, pues las personas principales lo hacían en las fincas o en los conventos, al igual que los frailes. Fuera de las poblaciones el hospedaje se hacía en las ventas, a la orilla de los caminos. Más que comodidades, en estos establecimientos se procuraba la seguridad de los viajeros, a menudo expuestos a los ataques de los salteadores". (1)

   En efecto, así se fueron desarrollando estos servicios de alojamiento y de restauración para hombres y bestias pues, recordemos, que el alimento para mulas, burros y caballos era esencial en este tipo de lugares. Temascatío es la hacienda más antigua que existe en la región, data de finales del siglo XVI, cuando se hicieron los primeros repartimientos de tierra en la zona, fue, de algún modo, consecuencia del descubrimiento de las minas de Guanajuato. Perteneció originalmente a la Congregación de Irapuato, que dependía del Corregimiento de Guanajuato; y, una vez fundad la villa de Salamanca, pasó a esta administración de Guanajuato directamente, mientras que Irapuato quedaría debajo, en cuanto a importancia pues mantenía su categoría de Congregación. Algunos propietarios de terrenos en Irapuato participaron en la fundación de la villa de Salamanca y fueron los que permanecieron en la región y dieron origen a familias que habitaron Salamnca por varios siglos.. (Aclaro que la foto que ves ahora no corresponde a Temascatío sino a lo que fue un mesón en el pueblo de Apaseo el Grande).

   En cambio la hacienda de Cerrogordo fue construida hasta mediados del siglo XIX, en 1853 y fue inaugurada el 8 de diciembre de ese año, día de la Inmaculada Concepción. Y es precisamente de esa época que encontramos los documentos que nos hablan de los mesones que había tanto en la una, como en la otra. Pero recordemos algo. Algo que sucedió en Temascatío y hubiera sucedido en Cerrogordo en caso de haber existido: los incendios que, durante la guerra de Independencia se daban. Temascatío fue uno de los lugares que continuamente era asaltado, sea por realistas que por insurgentes. (La fotografía corresponde al Mesón de San Juan de los Sauces en Encarnación de Díaz, Jalisco.)

   Así como lo vimos en lo relacionado a la maquinaria con que contaban las Haciendas de Salamanca para 1864, cuando comenzaba el Segundo Imperio, en ese mismo censo es que vemos cuales eran los sitios en donde había mesones, por cierto, en la época se acostumbraba anotarlos como Mezón, con zeta. La fotografía corresponde a otra de las casonas que sobreviven en el centro de Apaseo el Grande que no creo haya sido mesón pero nos da una idea de cómo eran esas construcciones. Los mesones que había tanto en Cerrogordo como en Temascatío, están ya desaparecidos.

   En la Hacienda de Cerrogordo el concepto de la propiedad, cuando se registró incluyó en uno solo toda el área y dice: "Casa y mezón con todas sus oficinas y mas un corralón para arrieros, sus macheros parte de piedra y cal y parte de piedra y lodo, sus arcos de cantera". Todo eso estaba valuado en $14,000 pesos. El propietario de la Hacienda era don Ramón Muñoz Guijarra, el total de la extensión de la Hacienda de Cerrogordo era de 95 caballerías de distintos tipos de tierras, es decir, era enorme. (La foto que vemos corresponde a uno de los mesones que había en el Camino Real, en el pueblo de San Francisco Soyaniquilpan, en el Estado de México.)

   En la Hacienda de Temascatío, propiedad en 1864 del Lic. Juan B. Morales, guanajuatense, magistrado, que se la había comprado a otro guanajuatense, Intendente que fue luego del asesinato de Juan Antonio Riaño, don Bernabé Bustamante. Así pues, para entonces en la Hacienda de Temascatío había "un mezón con seis cuartos, tiendas, cocina, comedor, caballerizas y un corral todo de adobe". Estaba valuado en $2,000 pesos. Había además, una casa "en estado de ruinas", valuada en $300 pesos. (Lo que vemos en la foto corresponde a una venta localizada en las proximidades de Polotiltán, Estado de México.)

   Para adentrarnos en el tema de los Mesones que había en el Camino Real o en el Camino de Arrieros, es bueno saber sobre la Conducta, que era una modalidad del transporte.

   Encontramos que, pocos años después, en pleno Porfiriato, en la villa de Salamanca había para el 29 de junio de 1882, un total de 20 establecimientos de hospedaje, se dividían en 11 posadas, 7 mesones, 1 casa de huéspedes y 1 corral para bestias. 9 de ellos estaban en la Calle Real, que era justo el paso del Camino Real; hoy se conoce como calles Hidalgo y Morelos. Entre los más grandes de ellos, partiendo del dato de que tenían a una persona encargada del establecimiento que no era el dueño, estaban: Mezón Del Progreso, de don Luis Domenzáin; Mezón de Guadalupe, de don Aurelio Ojeda; Mezón de San Francisco, de don Pedro Estévez; la Posada de San Juan, de don Florencio Lemus; el Mesón del Refugio de Francisco Arévalo; el Mesón de Hidalgo de don Domingo García; la Posada Santana, de don Antonio Santana; y la Posada de la Cruz de don Tiburcio Garcilita. El corral era propiedad de Justo Ramírez y se localizaba en la calle del Laberinto.

   Seguiremos hurgando más y más en todos y cada uno de los capítulos que conforman la Historia de Salamanca, esa que todos queremos saber y que pocos se han atrevido a investigar adecuadamente.

Este es el mapa ampliado que aparece arriba. Allí podemos identificar varias Haciendas de Salamanca, arriba al centro la de Dos Ríos, la de Marigómez, Mendoza, Temascatío, Arroyo Hondo, Cerrogordo, Ancón, Las Cruces, Dolores, Aguilar y Saravia.

Este es el Mesón San Antonio, que aun funciona. Se localiza frente al templo de San Agustín.

Fuentes:

1.- Enciclopedia de México.Tomo VII. México, 1977. p. 58

2.- AHMS. Censos y Padrones. Caja 84. leg. 8

3.- AHMS. Estadísitca. Caja 272. leg. 8

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