miércoles, 17 de febrero de 2010

Los personajes que participan en el relato del Señor del Hospital de Salamanca. 2ª parte.

Templo de Santiago y el que fuera el Colegio Imperial de la Santa Cruz.


Continuando con los personajes mencionados en el relato, siguiendo el orden de aparición encontramos los siguientes:


6.- Ignacio de Alarcón y Roquetilla, Acualmetzli.


De él ya hemos hablado antes aquí en este espacio, su presencia en el relato es fundamental ya que es él el primer personaje que lleva el centro de la historia en los primeros acontecimientos. Su presencia comienza al ubicarlo en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, lugar en donde roba al Cristo de los Agonizantes, un Cristo blanco, hecho con pasta de caña de maíz. Si consideramos la historia de México, cuando el Colegio de la Santa Cruz es levantado, en 1533; es con la intención de que los futuros sacerdotes que ayuden a la evangelización de los indios de la Nueva España sea hecha por gente nativa y no sacerdotes europeos, Wikipedia dice que: “El Colegio de Santa Cruz fue una institución franciscana de élite creada para que niños indígenas de entre diez y doce años pudieran internarse para ser educados. Se eligieron a los hijos más aptos de la nobleza indígena, de los señores y principales de los mayores pueblos o provincias de Nueva España —dos o tres por cada cabecera o pueblo principal, aproximadamente cien niños en total. Durante los primeros cuatro años de su funcionamiento, la escuela no aceptó a más estudiantes”.


Sabemos que uno de los primeros franciscanos instalados en el Colegio fue el francés fray Arnaldo de Bassacio encargado de la enseñanza de gramática latina dada en lengua española a los indígenas. A Bassacio lo vemos asociado con Acualmetzli según la única biografía que de él existe, la escrita por el periodista campechano Francisco Sosa (1848-1925), en ella dice: “En 1537, es decir, cuando Acualmetzli tenía diez y siete años, entró al Colegio de la Santa Cruz en Tlatelolco, siendo uno de sus fundadores, y allí aprendió el latín, teniendo por maestro al franciscano Arnoldo Balzac, francés. Este sacerdote llegó a estimar tanto al joven indio, que le trataba como hijo, le vestía y le alimentaba, y le hizo confirmar poniéndole en aquel acto el nombre de Roque sobre los que ya tenía”. (1)


Portada lateral del Templo franciscano de Santiago Tlatelolco


Es Acualmetzli forma parte de un selecto grupo de personas que atendieron al Colegio de la Santa Cruz en su primera generación; Carlos Ometochtzin, Antonio Valeriano, Domingo Francisco Chimalpahin Quauhtlehuanitzin, Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, uno más, aunque no está comprobado, que formó parte de tan selecto grupo fue Hernando de Alvarado Tezozómoc. De los antecedentes de Acualmetzli, el mismo Francisco de Sosa dice que “Nació en Coyoacán en 1520. Tenía un año cuando su padre murió combatiendo a los españoles. La madre, según el padre Oviedo, fue mutilada de las orejas, en castigo de una ofensa hecha a uno de los capitanes de Cortés, muriendo a consecuencia de aquella mutilación. Acualmetzli (mala-luna) quedó bajo la tutela de un español que lo llevó a bautizar y le dio el nombre de Ignacio Alarcón; le educó cristianamente, le enseñó con perfección la lengua castellana y el manejo de las armas”. (2)


Salta aquí la duda, si Hernando o Fernando de Alarcón, su padre adoptivo, que fue quién obtuvo autorización del virrey Antonio de Mendoza para hacer la exploración de la parte norte del territorio desconocido de la Nueva España: fue entonces su obra pía el darle nombre extremeño y título a Acualmetzli y darle ingreso al Colegio de la Santa Cruz. Es interesante saber que Alarcón fue el descubridor del río Colorado y el primer español en llegar a lo que actualmente conocemos como California en los Estados Unidos.


Este es el perfil de la Sierra Gorda de Querétaro visto desde las cercanías de Huichapan en el estado de Hidalgo.


Detalles, datos, relaciones sobre Acualmetzli hay pocas, Francisco de Sosa dice que hay (o había) un manuscrito o la antigua Universidad de México en donde se relataba la batalla en donde pereció. Más detalles de su vida no existen, la única persona que lo relaciona, Sosa, dice que “Realizó, pues, su proyecto de combatir contra los conquistadores, hasta que murió en un encuentro que tuvieron los chichimecas con las tropas del Virrey ya citado. (Refiriéndose a don Antonio de Mendoza). “(3). En el relato se da, obviamente, una versión épica: “El virrey don Antonio de Mendoza emprendió la expedición contra los indios de tierra adentro por el año de 1541 y Roquetilla combatió con los chichimecas contra los ejércitos del Virrey a quienes ocasionó muchas desazones, trabajos y penas durante los dos años que duró esta terrible lucha hasta que sucumbió Roquetilla el año de 1542, a los 22 años de edad terminando a su muerte la pelea. Murió cristianamente auxiliado por un misionero de la orden de nuestro venerable padre San Francisco invocando el Santo Nombre del Señor del los Agonizantes que le dio buena agonía”. (4)


A Acualmetzli lo debemos incluir en la lista de los más importantes patriotas mexicanos que lucharon en contra de la imposición española, su nombre debe quedar incluido junto al de Cuauhtémoc, Francisco Tenamaztle, y Nachi Cocom. Quizá algún día veamos levantado un monumento que recuerde a su persona y, sobre todo a su ideal de mantenerse siempre del lado de sus raíces indígenas.


En 1968 el servicio postal español sacó a la circulación la estampilla en donde podemos ver al virrey Antonio de Mendoza y Pacheco.


7.- Antonio de Mendoza


Este es el séptimo de los personajes que aparece en el relato, el que fuera primer Virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza y Pacheco. Nacido en Mondéjar o Alcalá la Real, España; entre 1490-1493. Fue también el segundo virrey del Perú, en donde falleció en 1552. De su vida sabemos que: “Fue Antonio de Mendoza el primer hombre que recibió el cargo de Virrey en un territorio americano, obteniendo el nombramiento de Virrey, gobernador, capitán general de la Nueva España y Presidente de la Real Audiencia de México, el 17 de abril de 1535. Durante su gobierno se continuaron los viajes de exploración, apoyó a Hernán Cortés en los viajes que dieron por resultado el descubrimiento de la península de Baja California, apoyó a Fray Marcos de Niza en 1539 en la empresa exploratoria en la búsqueda de las míticas ciudades de Cíbola y Quivira, así como a Francisco Vázquez de Coronado en 1540, en cuya expedición se exploraron los territorios que constituyen actualmente el suroeste de Estados Unidos y noroeste de México.


Apoyó el viaje por mar hacia el Pacífico norte del navegante y explorador Juan Rodríguez Cabrillo, que en 1542 reconoció las hoy costas de los estados de Baja California Sur, Baja California y California (EE.UU.), quien nombró un cabo en California con el nombre de Cabo Mendocino en honor del Virrey.


Una de las tantas magníficas esquinas con su respectiva hornacina levantada durante el virreinato de don Antonio de Mendoza en la Ciudad de México.


Fundó en 1535 la Casa de la Moneda en la Ciudad de México, en 1536 se empezaron a acuñar monedas de plata y cobre como las españolas, llamadas por su forma macuquinas, también se fundó el Colegio Imperial de Santa Cruz de Tlatelolco, destinado a la educación de los indios nobles, dictó ordenanzas para dar buen trato a los nativos, impulsó y ordenó la minería, inició el acondicionamiento del Puerto de Veracruz, estableció la imprenta que fue la primera de América, fundó la ciudad de Valladolid (hoy Morelia, Michoacán) y La Barca, e inició las gestiones para crear la primera universidad”. Texto tomado de Wikipedia.


Hay un punto en donde las vidas de Acualmetzli y el virrey de Mendoza se unen, y Francisco de Sosa, en el libro ya mencionado lo comenta de la siguiente manera: “Acerca de la muerte de Acualmetzli, dice el autor de un manuscrito que existía en el museo de la extinguida Universidad de México y en el que, en forma de diario, se refiere la expedición del Virrey don Antonio de Mendoza, lo siguiente:


"Dos años de continuos combates fueron necesarios para reducir a estos terribles chichimecas, que se extendían desde las serranías de los alrededores de Querétaro hasta Jalisco; pero el Virrey Mendoza pudo al fin vencer, aprovechando el otoño del año de 1524, para dar una lección a estos indios, que parecía eran los únicos que mantenían vivo el patriotismo en esta pare del Nuevo Mundo. En esta campaña era admirable el orden con que los chichimecas se batían, desconociendo a los indios, pues se presentaban en batallones de siete hombres de fondo, sus filas eran cerradas, sus movimientos regulares, y se hubiera dicho que algún desertor español les habían enseñado la táctica de Europa, si entre los cadáveres de los vencidos no se hubiera encontrado el de un indio muy conocido en México por amigos de los españoles, y llamado Roquetilla ó Ignacio Alarcón, pues era ya bautizado del demonio, con los montaraces chichimecas." (5)


Placa que recuerda la fundación de la Universidad de México, organizada durante el periodo del virrey Antonio de Mendoza en 1553.


Bibliografía:


1.- Biografía de mexicanos distinguidos. Francisco Sosa, Editorial Porrúa, México, 1884.


2.- Biografía de mexicanos distinguidos. Francisco Sosa, Editorial Porrúa, México, 1884.


3.- Biografía de mexicanos distinguidos. Francisco Sosa, Editorial Porrúa, México, 1884.


4.- Historia de la milagrosa imagen del Señor del Hospital de Salamanca. Introducción atribuida a José Rojas Garcidueñas. Imprenta del Bosque, México DF. 1967.


5.- Biografía de mexicanos distinguidos. Francisco Sosa, Editorial Porrúa, México, 1884.


Razón más que justificada para que a la Ciudad de México se le llamara “la Ciudad de los Palacios”.



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