Este artículo lo dedico a la memoria de don José Rojas Garcidueñas (1912-1981), erudito salmantino, maestro en la historia de las artes teatrales, especializado, precisamente, en el Silgo de Oro español. Sí él estuviera aun con nosotros, de seguro en cuanto le hubiera expuesto mi duda en torno al significado de la palabra, tan en uso actualmente: Bato; me lo hubiera dicho de inmediato, junto con toda la reseña del contenido histórico de tan peculiar nombre que dista, en mucho, de lo que hoy día la juventud, especialmente la del norte de México, identifica por Bato. Así pues, adentrémonos a la insospechada historia del origen y definición de la palabra Bato, de El Bato.
Don José Rojas Garcidueñas nació en Salamanca, Guanajuato, el 16 de noviembre de 1912, estamos próximos a celebrar su Centenario, ojala y no pase desapersivido para las autoridades de Salamanca y del Estado de Guanajuato, sé de sobra que muchos en la Academia Mexicana lo recordarán, así como en el Instituto de Investigaciones Estéticas, en donde dejó profunda huella. Yo no tuve el privilegio de conocerlo personalmente, pero si he tenido acceso a muchos de sus escritos y he sentido, en buena medida que me dejó una tarea, muy grande, por cierto, cuando escribió en su Salamanca, recuerdos de mi tierra guanajuatense, aquello de que "...ya vendrán otros que con recursos modernos continuarán investigando la historia de Salamanca..." esta frase no es textual, pero así la entendí... por cierto, me recreo cada vez que lo recuerdo refiriéndose a Salamanca, Guanajuato, como "la Salamanca Criolla". De las tantas riquezas que hemos venido anotando en este espacio electrónico, del arte, de las haciendas, de las tradiciones, de las costumbres, de las ideas, de todo eso que hay en México, debemos incluir una mas: la riqueza del lenguaje, de ese idioma que desde hace 500 años que fue introducido por estos rumbos, ha ido evolucionando al grado tal que, en ocasiones, nos perdemos en el origen de las palabras que lo conforman y sus significados, más aun en el español que en la actualidad, para bien y para mal, se ha vuelto de uso común y corriente, o diré… ¿muy corriente?
Desde hace algunos años, me atrevería a decir que unos diez, el uso y abuso de la palabra bato, tan arraigada en el noroeste de México desde hace mucho tiempo, se comenzó a difundir cada vez más hasta ser, en la actualidad de uso común y (insisto) muy corriente, la palabra bato. ¿Qué es un bato? Eso me lo he venido preguntando desde hace tiempo, sobre todo desde que cambié de domicilio a, precisamente, el noroeste de México.
Nunca dí con el significado, simplemente era una palabra aceptada y de uso corriente, designaba a una persona, del sexo masculino, regularmente de edad media, digamos que de los veintitantos hasta los cuarentaitantos. Pues cuando se tienen menos años, por estas latitudes se es un “morro”, cuando se tienen más se es un “don”, y cuando todos están juntos es “la plebe”.
Hace poco, leyendo algo en lo cual jamás imaginé llegaría a tener la primera referencia de la palabra Bato, me refiero a la Biblia, apareció allí, era una Biblia de esas lujosas, voluminosas, impresas en la España de los cuarenta del siglo XX, justo en el Apocalipsis, no recuerdo en cual versículo pero se hacía referencia a un bato, de allí me fui al diccionario anexo y aprendí que un bato era, en tiempos bíblicos una unidad de volumen. Algo que para nosotros hoy día sería el equivalente a
Averiguando más en las Biblias que se publican de modo electrónico encontré que en el segundo libro de Crónicas, (II Crónicas) capítulo segundo, que habla del pacto de Salomón con Hiram I de Tiro en el versículo 10 menciona a los batos como una medida de volumen:
2:10 Y he aquí, para los trabajadores tus siervos, cortadores de madera, he dado veinte mil coros de trigo en grano, veinte mil coros de cebada, veinte mil batos de vino, y veinte mil batos de aceite. (1)
Así pues, estamos sacando la primera conclusión, un bato, en la antigüedad, es decir, en el siglo X antes de Cristo, (hace 3mil años), era una unidad de volumen y específicamente corresponde a unos
“Bato I de Cirene (griego antiguo Βάττος Ἀριστοτέλης) fue el primer rey de Cirene desde 631 hasta finales de
Pensando que el uso de la palabra bato ha tomado carta de adopción en México, me fui al Diccionario de Mejicanismos del poeta, filólogo y lingüista Francisco Javier Santamaría y la definición que él nos da es la siguiente:
“Bato. m. En los nacimientos de Navidad, pastor que forzosamente figura con su mujer Gila a ambos lados del portal. (Varón que interviene en las pastorelas)”. (3)
Esto nos lleva a adentrarnos al teatro medieval y a su consecuencia, el denominado Siglo de Oro en las letras españolas, momento en que el teatro festivo se desarrolla, ese que a México llega a través de los evangelizadores franciscanos que idearon la manera de adoctrinar a los nativos en la nueva religión teniendo como escenario los atrios de los primeros templos en las representaciones de la Novena de Navidad denominada Pastorela.
“Existen dentro de la Pastorela unos personajes típicos a los que hoy día consideramos como parte esencial dentro de este drama. Así fue que, durante el siglo XVII, los demonios fueron incorporados como parte esencial de dentro de la Pastorela. También durante el mismo periodo, Bartolo y Bras se incorporarían definitivamente a la Pastorela. Estos dos nombres de pastores fueron muy usados en España por los autores del Siglo de Oro, que los tomaron prestados de los griegos, Bato, por ejemplo, era un cabrero en la poesía de Teócrito en 285 antes de Cristo”. (4)
La razón del uso de la palabra Bato para determinar a una persona la vamos entendiendo mejor, ahora vemos que a México llegó a través de los métodos de evangelización iniciados por los Franciscanos, principalmente en el centro del país y difundidos por los Jesuitas en esas avanzadas que hicieron a lo que hoy es Sinaloa, Sonora y la Baja California, pues estaba ya bien determinada la asociación de ideas entre Bato y el pastor de ovejas. Pero, estamos en busca de una definición de la palabra Bato y la estamos encontrando en una publicación de la Universidad de Navarra, en España.
“Los personajes entremesiles (los que forman parte del Entremés) pertenecen a un elenco muy tipificado que se reitera. Suelen compartir una baja condición social que implica, por la práctica del decoro, a actuaciones igualmente bajas y registros lingüísticos vulgares. En ese marco general se distinguen varias categorías de actantes, principalmente los burladores y los burlados.
El repertorio potosino es bastante completo y significativo. Se documentan en primer lugar los bobos típicos de la farsa antigua, atraídos como en los casos de los pastores Bato y Ergasto (en “El Pletio de los Pastores”), o Bato y Gila (en “Loa dedicada al Nacimiento”). El mismo nombre de Bato es característico del simple o mentecato. El Bato de la Loa, por ejemplo, posee las cualidades de muchos graciosos rústicos del Siglo de Oro: simpleza general, predominio de instintos primarios (la glotonería y gusto por el vino), cobardía que no impide sus bravatas; lenguaje escatológico y paremiológico (Paremiología), etc. Su objeto vital lo recogen en estos versos:
Comamos, bebamos,
Pongámonos gordos,
Y si alguien dijeren
Hagámonos sordos”. (5)
Impresionante es encontrar una profundidad de tal dimensión en una palabra de un uso tan común y tan corriente como ese de nombrar a una persona, regularmente un joven, con la palabra Bato.
Fuentes:
1.- La Biblia. Crónicas, Libro II. Capítulo 2, Versículo 10
2.- Wikipedia
3.- Santamaría, Francisco J. Diccionario de Mejicanismos. Editorial Porrúa. México, 1992.
4.- Lozano, Tomás. Cantemos al Alba: origins of songs, sounds and liturgical drama of Hispanic New Mexico. Edición Privada. Nuevo México, 2007.
5.- Arellano Ignacio y Rodríguez Garrido, José Antonio, editores. El teatro en la Hispanoamérica colonial, Biblioteca Indiana, Universidad de Navarra. Madrid, 2008.
Estimado Benjamín: como siempre, una felicitación por tu excelente trabajo; sin embargo, en este caso creo que saltaste una importante fuente de consulta, que es el Diccionario de la lengua española (Real Academia Española). Según ésta, "bato" significa "Hombre tonto, o rústico y de pocos alcances". Su uso es común en distintos lugares de habla hispana, precisamente con ese significado.
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