La historia de este sito se remonta a 1730, cuando los primeros jesuitas llegaron, entre ellos el padre Tamaral, mismo que fue sacrificado por los indios que habitaban la zona a los que se les trató de cambiar sus costumbres teniendo como consecuencia el sacrificio del jesuita. La misión no prosperó mucho. Se dice que no fue levantada en el lugar que la vemos ahora, sino un poco más cercana al estero.
Pero estando cerca del estero, en uno de los embates del tiempo de huracanes, la construcción no resistió, la decidieron colocar en un lugar más alejado, quizá es por eso que hay una comunidad distante unos cinco kilómetros que se llama San José Viejo.
Finalmente se colocó en donde la vemos ahora, que si bien ha sufrido ya varias restauraciones, sigue conservando su muy sencilla línea, austera y limpia, blanca, el color más adecuado para estas zonas de calor.
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