miércoles, 17 de septiembre de 2014

Rafael García de León, el Cura de Salamanca que participó en la Guerra de Independencia.

   Son tres los personajes que habitualmente se nombran en Salamanca, adicionales a la lista de los héroes de la Independencia Nacional, los tres nacieron en Salamanca, conocemos sus nombres y algo de sus vidas pues han sido historiadas por varios autores. Ellos son: Tomasa Esteves, Albino García y Andrés Delgado. Hay uno más que, si bien no nació en Salamanca, sí estaba aquí cuando el cura Hidalgo pasó el 25 de Septiembre rumbo a Guanajuato. Todo indica que, siendo un miembro del clero, además de interesado en el movimiento de insurrección, eran los motivos suficientes para que tuviera un encuentro con Hidalgo y le manifestara su interés por revolucionar, solo que, documentos que así lo indiquen no hay. Nos referimos al que llevara el nombre como caudillo de "Padre Garcilita", pero que en su vida regular se llamaba Rafael García de León.

  Se dice que Rafael García nació en Valladolid, llegó a Salamanca quizá en 1807, el dato aun no lo he investigado, pero, en base al documento que ahora ves, que corresponde a la primera página del libro de bautismos No 20 que comprende del 2 de febrero de 1808 al 5 de septiembre de 1813, del Archivo Parroquial de Salamanca, vemos asentada su firma. Aparece antes, su título "Br." eso quiere decir que era Bachiller, es decir, que cursó varias asignaturas en el sitio que ahora conocemos por Seminario, que era el equivalente a nuestras actuales Universidades, quizá lo hizo en el Colegio de San Nicolás, pero no lo puedo asegurar. Vemos que solamente aparece su firma en un sólo registro, eso nos indica la movilidad que el Padre Garcilita, como se le apodaba, era continua. Además, el cargo que tenía era el de Teniente de Cura. Eso quiere decir que había un Cura principal y que el padre Garcilita era su auxiliar, ya que "el Teniente de Cura era un Cura auxiliar que ayudaba a ejercer la cura de almas en una parroquia, era usualmente el que ejercía de económico al fallecer, enfermar o ausentarse el párroco sin más nombramiento" (_)

    En el mismo libro de bautismos vemos tres registros del año de 1810, no aparece la firma del Br. Rafael García de León, pero sí su nombre, con el mismo cargo que en 1808; en el primero y segundo de los registros está la fecha del 12 de agosto, el tercero el 13, y en los tres hay, al final, la fórmula que dice: "y lo firmé con el Sor. Cura encargado", esto quiere decir que el bautizo lo hizo uno de los sacerdotes auxiliares en ausencia del Cura, en este caso el Padre Garcilita.

   En las siguientes páginas, siempre en el año de 1810, encontramos algo que nos dice de la partida del Padre Garcilita, pues en los registros que ahora vemos aparece su nombre, sin su firma; y la fórmula cambia a: "y lo firmé con el Sor. Cura substituto", las fechas son el 23 y 24 de Septiembre, en la víspera de la llegada de Hidalgo a la villa de Salamanca. En ese periodo que comprenden los años de 1808 a 1810 vemos diferentes nombres de sacerdotes anotados en los libros de bautismo, allí aparecen: José Valencia, Teniente de Cura; José María Solache, Teniente de Cura; José María Peredo, Sacristán Mayor; Juan Bautista Resámano, que para 1809 era ayudante de Cura y en 1810 tiene ya el título de Juez Eclesiástico. Ignacio Muñoz, Teniente de Cura, fray Diego Flores, del convento Agustino. En 1811 vemos ya a Mariano Páramo como Teniente de Cura. 

   Son pocos los datos que tenemos del Padre Garcilita, de lo encontrado te puedo compartir lo siguiente, recordando algo que, si estuviste presente en la plática que dí sobre Tomasa Esteves, casi al final comenté que si Salamanca no fue incendiada, como ocurrió con algunas otras poblaciones de la región, esto fue debido a que nunca se declaró total y abiertamente partidaria de realistas o insurgentes, eso lo leerás ahora:

   "El capitán de milicias de León, Gutiérrez de la Concha, aseguraba que Salamanca era un pueblo cuyos vecinos "el que no es insurgente, es egoísta, y no tiene resolución para abrazar decididamente algún partido: si se les oye hablar, son unos infelices que dominados de sus fuerzas han tenido que ceder". Gutiérrez ya los había sometido varias veces y siempre lo recibían con repique de campanas. En una ocasión salieron a recibirlo creyendo que había sido derrotado, pero cuando vieron a las tropas todos huyeron: A este lugar lo único que quedaba por hacer era incendiarlo, aseguraba. Los habitantes del rancho de Santa Cruz también se movían entre los dos bandos. En una ocasión como en ese lugar se celebraba una boda, el realista Francisco Guizarnotegui envió una partida a inspeccionar si en la fiesta había rebeldes. Cuál sería su sorpresa al encontrar al jefe insurgente Mariano Ramírez, "administrador general de todas las haciendas de la provincia de Guanajuato y recaudador de pensiones". Él y sus dos ayudantes, Ignacio Centeno y José Olvera, fueron fusilados". (1)

   Con este panorama vemos cuál era la situación reinante en la región de Salamanca, para 1811, luego de la derrota de Calderón en los primeros días de enero, el movimiento insurgente se avivó más en el Bajío, la iniciaría Albino García, la continuaría Andrés Delgado y Rafael García de León, el Padre Garcilita, del que encontramos la única biografía que existe y que dice:

   "Se adhirió a la causa insurgene en los primeros momentos de la lucha. Era religioso y, probablemente, originario de Salamanca, ya que organizó allí, después de la muerte de Miguel Hidalgo, una partida insurgente junto con fray Santiago Rodríguez. Esta partida amenazaba a la cd. de Guanajuato. Se fue después del ataque de la cd. de Valladolid dirigido por Muñiz y en el que él tomo parte (21 de julio de 1811) a incorporarse al Ejército de Morelos y trasladado a Zacatula, escribió al cabildo metropolitano, después de recobrar la libertad, que allí se encontró con el P. Garcilita, de quien dice tenía la misión de ir a los E.U.A. y solicitar auxilio de 15 mil hombres. La desaprobación de Morelos por el proceder del P. Garcilita queda manifiesta en esta carta que escribió al presidente de la Suprema Junta, Ignacio López Rayón, con fecha 16 de junio de 1812: "Señor: El ayudante D. Manuel Borbosa, me ha dado parte, que el P. Garcilita le pidió su firma a título de mariscal para ser su apoderado, y que a ese fin trae un libro cogiendo firmas a las repúblicas de los pueblos, y con los que se puede explicar les dice que va a hacer alianza con los E.U.A., para libertar al reino. Yo no dudo que así sea, pues ha viajado por tierra caliente dando vuelta por la costa enseñando que todo lo que yo he hecho necesita reponerlo, digo, de reforma; y esto mismo tuvo atrevimiento de escribirme a mí, quejándose de que en la tesorería de Chilpancingo no le ministraron su sueldo como mariscal, tropa y demás bagaje para su torcida marcha, cuyo todo se le negó. Esta empresa de Garcilita es claramente es desatinada (y creo que fue la causa de que el enemigo hubiera entrado a estos pueblos) y entiendo que V.M. mandará recoger a este ministro a algún convento o curato hasta la conclusión de la guerra. Yo voy a despachar en seguimiento por la costa, pues siembra mucho veneno. Él y el cura Delgado de Urecho, que se halla en el Balsas, se han metido a reformadores del mundo..." (Ms. Varios Bib. M.N.M., 1812-1813, t.II, bis; Alamán: H.M., t.II pp. 235; 286, t.III, p.576; Hernández y Dávalos: D.H.G.I., 1810-1821, t.I, p.110.) (2)

  "La derrota de Calderón dividió a la insurrección en una serie de movimientos locales donde la mayor parte de los notables de las poblaciones se organizó en contra de los rebeldes. A partir de ese momento, los insrgentes que no se indultaron salieron de las poblaciones y se refugiaron en los cerros o en los pueblos insurgentes, y utilizaron el sistema de "guerra de guerrillas" luchando en grupos pequeños. En el Bajío se aprecia claramente la división social entre notables y plebe, aquellos, arrepentidos, se alinearon con los realistas mientras el pueblo bajo continuaba apoyando a los insurgentes. En las poblaciones "no había insurgentes" mientras permanecían las tropas realistas en el lugar, pero una vez que las abandonaban, inmediatamente las volvían a ocupar otras fuerzas. Esto sucedía con mucha frecuencia en Salamanca, donde el principal líder rebelde era el propio cura del lugar, Rafael García, alias "Padre Garcilitas".

   La pacificación de las poblaciones insurrectas fue lenta porqu las fuerzas militares no lograban sostener a los pueblos. Las provincias de Guanajuato, Valladolid y Guadalajara fueron las más convulsivas hasta 1812. En febrero de 1811, "Garcilita" y José Ignacio Martínez volvieron a sublevar a la plebe de Salamanca y saquearon la aduana y algunas casas de peninsulares, destruyeron las cárceles y archivos públicos y nombraron juez a Luis García. Cuando se conocieron los sucesos de Salamanca en Irapuato, la plebe los invitó; la gente distinguida huyó y se nombró alcalde a Mariano Azonobieta. Luego entraron las fuerzas insurgentes de Martínez,Menchaca,Fray Mariano Rodríguez; la plebe se amotinó nuevamente y dio muerte varios patriotas y nombraron nuevas autoridades "a gusto de la gente". Para reprimir a los sublevados se organizó una expedición con fuerzas de Guanajuato, León y Silao. El populacho se enfrentó a las tropas y fue derrotado; el día siguiente volvió acompañado de fuerzas insurgentes de la región y también fracasó en su intento. Marañón consideró que solo con tropas permanentes podría someter a los rebeldes. (2)

   Con esta lectura nos podemos dar cuenta de lo mucho que nos falta por investigar sobre este controversial personaje que fue Cura de la Villa de Salamanca,  por lo menos, de 1807 a 1811.



Fuentes:

1.- Ortiz Escamilla, Juan. Los pueblos y la independencia de México. Colección Nueva América. Universidad Internacional de Andalucía. Sevilla, 1997. pp.111-112

2.- Miquel i Vergés, José María. Diccionario de Insurgentes. Editorial Porrúa, 1969. pp.227

3.- Ortiz Escamilla. op. cit. pp.77-78

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