lunes, 1 de septiembre de 2014

El plan de Iturbide para derrocar a los Insurgentes del Bajío.

   1814 fue un año especialmente cruel para el Bajío, más aun para la zona central del Bajío, en donde se ubica Salamanca. Iturbide presenta un reporte al virrey de cuál era la situación en esa región y de cuál su propuesta para ir eliminando a los insurrectos, a esas "gavillas" como el las nombraba. Menciona de cómo sería la organización en dos líneas, una, la central, que iba de Apaseo, evidentemente que conectando con Querétaro, hasta llegar a León y de allí a Lagos; dice, también, de cuáles serían los puntos alternos hacia la parte sur de la Intendencia de Guanajuato, poniendo en duda la capacidad de Valle de Santiago. Menciona de como se organizarán 500 elementos en "las famosas haciendas del Bajío". En fin, son muchos los detalles que este plan nos ofrece, el cual es necesario leer con mucha atención. 

   "Presupuesto que el sistema firme y único para el restablecimiento de la paz, es la continua persecución de las gavillas y la organización de los pueblos, descenderé a tratar de los que pueden arreglarse próximamente en las Provincias de Valladolid y Guanajuato, continuando con las tropas que existen en ellas hoy, y estableceré divisiones volantes de operaciones o protección.
   Es problema, si tiene mayor conveniencia seguir progresivamente y sin interrupción la línea de organización, o armar tales y tales puntos, aunque se hallen circundados de otros rebeldes; y me persuado que no se puede dar una regla segura, y que es preciso, por tanto, acomodarse a las circunstancias; es decir, a la ubicación y recursos de cada lugar; ala opinión buena o mala, y arbitrios para hacerla fijar o variar.
   Existe una línea organizada en la Provincia de Guanajuato de E. a O.E.: Apaseo, Celaya, Salamanca, Irapuato, Silao, León, hasta ponerse en contacto con Lagos; todos son pueblos que se defienden por sí. Hay otra paralela al Sur que se separa o concurre más o menos en algunos puntos, y casi toda bien dispuesta para recibir el orden y con recursos para sostener las tropas. Pénjamo, Valle de Santiago, Salvatierra, son las jurisdicciones de dicha paralela; pero siendo la segunda la peor dispuesta de ellas, deberá dejarse para lo último del orden y haciéndole contribuir a la guarnición de sus laterales, al mismo tiempo que se le hace útil, sufra el castigo merecido por su contumaz rebeldía.
   Acámbaro, también Guanajuato, y Maravatío de Valladolid, son puntos de mucha atención: ellos expeditan la comunicación de dicha ciudad con la Capital; quitan el goce de las platas, plomo, cobre, azufre, y los grandes renglones de azúcares, trigos, etc. que produce la jurisdicción del segundo: embarazan la posesión de la tierra templada por esa parte, a los rebeldes y tienen capacidad de establecer y mantener por tanto, buen número de patriotas.
   A Valladolid, soy de sentir que se le limite la guarnición por ahora, dejándole muy poca tropa reglada... la precisa para mantener la ciudad, en unión de los urbanos; y para protegerlos, introducirle víveres, e impedir el engrosamiento de gavillas, le quedará además una división de continuo, y con mayor frecuencia desde Tacámbaro a Puruándiro, por Ario, Pátzcuaro, Zacapu y Zipimeo.
   A Maravatío y Acámbaro, deben destinarse 900 hombres, 100 que permanezcan de continuo en cada uno de estos lugares, y el resto que se pasee incesantemente por el Sur, y acuda al punto de la jurisdicción que lo exija.
   Salvatierra deberá cubrirse con 150 y Pénjamo con 400 hombres por ahora, y quedará otra división a lo menos de 500 que obrarán de concierto con la división del Teniente Coronel Dn. Luis Quintanar para batir, aniquilar, o ahuyentar a lo menos, las gavillas del Padre Torres, de los Seguras, Hermosillo, y otras más pequeñas que tienen fija su residencia en la jurisdicción de Pénjamo, S. Pedro Piedragorda y Rincón de León.
   Deberá quedar, también, en la Provincia de Guanajuato, otro destacamento de ciento o ciento y cincuenta hombres, con el único o primer objeto de escoltar los convoyes, es decir, suponiéndole a Valladolid 300 soldados y 100 a Guanajuato, montan el total de tropa reglada de 3.355, cuya designación haré luego, especificando sobre un poco más o menos, la fuerza de los cuerpos que existe en dichas Provincias, y los que por algunas razones de conveniencia podrán dedicarse a cada punto.
   Del sistema establecido resulta indirecta o directamente otra conveniencia de gran momento y estimación, y es, que las haciendas famosas del Bajío se defenderán, y pondrán antes de dos meses 500 patriotas de caballería que, pagados por los dueños, recibirán disciplina militar, y será a poco tiempo, otra tanta tropa de línea, útil y disponible, sin costo de la Hacienda pública. 
   Después de exterminadas o ahuyentadas las gavillas de alguna consideración, se adelantará la línea, siendo primera regla de este sistema, tener en la raya, o frontera, de los países insurgidos las tropas de línea, y en el centro, como de reserva y manteniendo el oren interior, las patrióticas y urbanas.
   De lo expuesto mana necesariamente otra consecuencia muy favorable, y es que asegurada la raya de la Provincia de Nueva Galicia con la de Guanajuato por San Pedro Piedra Gorda, le quedan las fuerzas que tiene entretenidas allí, expeditas para dedicarlas al arreglo de Juiquilpan, Los Reyes, etc., y se llevará por este medio al orden la Provincia de Valladolid, y así porque el sistema que se ha observado en aquel desafortunado suelo ha dejado pervertir y arraigar, digamoslo así, la opinión, como porque no hay lugares grandes que puedan sostenerse sin el apoyo de grandes divisiones (de que carecemos), porque no tienen otros de contacto ni comunicación.
   En lo interior de la línea defendida, adoptando este sistema, nos veremos libres, dentro de pocos días, de salteadores, porque arrojadas las gavillas gruesas del centro, las tropas patrióticas pueden recorrer su territorio respectivo, perseguirlos y exterminarlos sin peligro.
   Por las demostraciones y estados adjuntos de esta fecha, se manifiesta la fuerza actual disponible de las Provincias de que hablamos, y la distribución o colocación que de ellas debe hacerse, según mi juicio; para el que he tenido presentes cuatro puntos de muy esencial importancia: 1º, la reunión posible de cuerpos y piquetes para conservar, o más bien, para restituir la disciplina militar perdida. 2º, la incorporación de las tropas selectas con las menos acreditadas. 3º, la idoneidad respectiva de las fuerzas para cada punto, conforme a su importancia y con presencia también del número y clase de las gavillas con que deben luchar; y el 4º, finalmente, la transmigración de los cuerpos, de que resulta, que las tropas que han estado en Valladolid, por ejemplo, dos años, se trasladen a otro lugar, donde no tengan conexiones que puedan ser perjudiciales, y entren en la fatiga y acción que vigoriza al soldado, le hace crecer el entusiasmo y le da el esfuerzo que sin estas circunstancias, no es común en la campaña. -México, 16 de Febrero de 1814. -Agustín de Iturbide. -(Rúbrica.)


Fuente:

Publicaciones del Archivo General de la Nación. XI. Documentos para la Historia de la Guerra de Independencia, 1810-1821. Correspondencia y Diario Militar de Don Agustín de Iturbide, 1814. Tomo II. Talleres Gráficos de la Nación. México, 1926. pp.14-17

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